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lunes, 14 de julio de 2014

Defensa quiere a la OTAN en el Sahel

  • 400 militares españoles en centroáfrica apoyan intervenciones francesas y de la UE
  • Morenés defiende la estabilidad africana como condición para mejorar relaciones comerciales e inversiones

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
La crisis de Ucrania ha fijado el foco de la OTAN en el Este y España pretende que no pierda de vista el Sur, implicar a la Alianza hasta el centro de África. Sin resultados hasta ahora, el ministro de Defensa trata de que la OTAN aterrice en el Sahel –frontera sur del Sáhara- y cinturón africano adyacente, área que el Gobierno ha certificado como origen de todos los males para nuestra seguridad y donde ya trabajan 400 militares españoles, en parte en labores de apoyo a intervenciones de Francia, en parte encuadrados en misiones de la Unión Europea.
Primera toma del T-10 'Hércules' español en Libreville
(Gabón) en marzo de 2014 (Fuente: EMAD).
En apenas dos semanas, en Bruselas, en el Senado, ante el comandante supremo aliado en Europa –SACEUR- de visita en Madrid y en el Congreso, el ministro de Defensa ha insistido en su propuesta a la Alianza Atlántica de que Ucrania no oculte África, y lo reiterará en la próxima cumbre en Cardiff (Gales, Reino Unido) en septiembre.
El Gobierno español ha reaccionado con diligencia a la hora de ofrecer medios militares a la Alianza por la crisis de Ucrania-Crimea-Rusia: ha adelantado a la segunda mitad de este año el despliegue de cuatro cazas españoles Eurofighter para la vigilancia aérea de los países bálticos más una fragata que patrullaría sus aguas, compromiso inicialmente previsto para 2016; acaba de certificar y ofrecer las capacidades del cuartel general terrestre de Bétera por si fuera necesario, más la oferta también de un batallón mecanizado.
Compromiso en Europa oriental a cambio de algo. Porque lo que realmente quiere Pedro Morenés es que la OTAN se implique en el centro de África, donde se está trasladando el peso de la presencia militar exterior tras el repliegue ya casi total de Afganistán.
A principios de julio, en el encuentro con SACEUR en Madrid, Morenés recordó que, además de prestar atención a crisis como la de Ucrania, la OTAN también debe estar atenta a los focos de conflicto que se desarrollan en África. El general Breedlove le  respondió con una educada cambiada: recordó que la OTAN ya está presente en África con la operación marítima “Ocean Shield” de lucha contra la piratería en el océano Índico y reafirmó su compromiso con ella, y dejó claro que no ve por el momento "ningún papel para una operación terrestre" aliada en ese continente.
A finales de junio, el ministro compareció en el Senado para informar de una reciente cumbre de la OTAN en Bruselas, y allí dijo que “no es justamente en el Este donde se concretan y conjuran los mayores peligros para la seguridad de todos los ciudadanos de la Alianza. El Sahel, el sur del Mediterráneo, el golfo de Guinea o los omnipresentes, en cuanto a crisis nos referimos, de Oriente Próximo y Oriente Medio continúan siendo los reservorios de referencia de la violencia e inestabilidad internacional, y así deben ser entendidos y atendidos (…). Más Este en ningún caso puede significar menos Sur (…)”. Más claro: “España considera necesario desarrollar una estrategia integral de la OTAN para toda esta zona”.
Define el Diccionario de la Real Academia el término “reservorio” utilizado por Morenés como “población de seres vivos que aloja de forma crónica el germen de una enfermedad, la cual puede propagarse como epidemia”.
Como última referencia, el ministro compareció el pasado miércoles en el Congreso para informar de la creciente presencia militar de España en centroáfrica, donde dibujó un panorama desolador de la zona para la que pide el compromiso de la OTAN.
Razones estratégicas: “España es el único país europeo con una parte de su territorio ubicada en el continente africano, siendo su seguridad un interés vital. Esta posición geográfica de España le otorga un papel imprescindible en el mantenimiento de la seguridad en la zona”, señaló. “Tampoco se nos oculta que tenemos muchos intereses económicos en África”. Morenés mencionaba la dependencia energética, más del 60% de nuestras importaciones de gas proceden del continente africano (51% de Argelia, 10% de Nigeria), más la compra de petróleo del Golfo de Guinea. Y también otros intereses, “mantenemos copiosas inversiones en infraestructuras de ciertos países, así como intereses agrícolas, industriales o pesqueros de gran entidad”.
Militares de la misión de la UE en la República Centroafricana
(Fuente: Ministerio de Defensa de España).
Problemas de la región: aquí el ministro cargó las tintas, habló de una descolonización deficiente y apresurada, del Sahel como zona de fractura entre las dos principales religiones monoteístas y el animismo africano, de “comportamientos corruptos en los que el abuso de poder y la ilegalidad son norma”, de pobreza extrema, de alto crecimiento demográfico…
Principales riesgos y amenazas: conflictos armados, tráfico de personas, drogas (heroína y cocaína centroamericana), armas, piratería, habló Morenés de una nueva “joint venture” del terrorismo yihadista en Malí, Níger y Libia; habló de inmigración ilegal y lo enlazó directamente con que en España reside más de un millón de africanos (en éste y otros casos incluye a los marroquíes) y 40.000 esperando en Marruecos la oportunidad de cruzar la frontera.

Participación española en operaciones en la zona
Para responder a semejante panorama, España ha puesto sobre el terreno 400 militares, 100 de los cuales -más dos aviones de transporte- realizan trabajos de apoyo desde Dakar (Senegal) y desde Libreville (Gabón) a operaciones francesas en Malí y la República Centroafricana. En ambos países España participa también en misiones de la Unión Europea con dos centenares de militares, la mayor parte en trabajos de adiestramiento, también con unidades de operaciones especiales. Otro centenar está desplegado en Somalia, sin contar el personal embarcado en el cuerno de África.
El portavoz del Grupo Socialista, Diego López Garrido, preguntó al ministro cuál es el proceso político en estos países a medio plazo que la presencia militar española quiere apoyar, pregunta que quedó sin respuesta. Fue más explicito el ministro al comentar que la intervención española en esos países aporta estabilidad, seguridad necesaria también para la expansión industrial y comercial de España en la zona.
Morenés reconoce con naturalidad la condición subalterna de España respecto a Francia en el centro de África, “colaboramos estrechamente con Francia, que ha asumido el liderazgo occidental respecto de África occidental y central”, por ello constituye “el aliado de referencia para la actuación bilateral”.
Se lamentaba Pedro Morenés el pasado miércoles en la Comisión de Defensa del Congreso que “desgraciadamente, ni el liderazgo francés ni nuestro énfasis en la región han conseguido convencer del todo a algunos de nuestros socios y aliados, tanto de la UE como en la OTAN, de que el sur del Mediterráneo, el Sahel y el Golfo de Guinea, por este orden, forman parte plenamente de nuestro entorno de seguridad inmediata y, como tal, deben ser priorizados y tratados”. Reconocimiento de fracaso.
Próximo intento, en septiembre, en Gales. Entretanto seguimos en África, apoyando a Francia y por nuestra cuenta. ¿Marco político en esos escenarios a medio plazo, situación final o de salida? Desconocido.


domingo, 6 de abril de 2014

Ciberdefensa - Guerras sin fronteras

  • El ciberespacio rompe los límites de las crisis internacionales
  • Defensa se abre a la Universidad, la empresa privada y al sector público civil para responder a las ciberamenazas

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Cualquier conflicto grave tiene hoy un componente de ciberdefensa, las Fuerzas Armadas lo conocen y están tratando de forma acelerada de coger el paso. Para ello han tendido redes hacia el mundo civil, la Universidad, la empresa. Defensa sale de su burbuja porque el conocimiento está disperso y tiene mucho que aprender del ámbito civil. El ciberespacio se ha convertido en la cuarta dimensión de la guerra y, lo más importante, y a diferencia de las otras tres –tierra, mar y aire/espacio-, la ciberdefensa será escenario seguro del próximo enfrentamiento.
En la primera semana de abril, el Mando Conjunto de Ciberdefensa, el organismo de creación más reciente dentro de las Fuerzas Armadas, ha convocado en Madrid durante cuatro días a todos los agentes implicados en la ciberseguridad: por allí han pasado los tres ejércitos, el CNI (Centro Criptológico Nacional), el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comuniación (Ministerio de Industria), el Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (Interior), la Guardia Civil, universidades, empresas públicas y privadas.
El responsable del nuevo Mando, el general Carlos Gómez, avisa de que “cualquier sistema de información es susceptible de ser ciberatacado”.
Existen ejemplos en Serbia 1999, Irak 2003, Estonia 2007, Afganistán durante una década, Georgia 2008, Israel con sus vecinos y con Irán, Ucrania 2014 más, en cualquier momento y lugar, ciberespionaje. Todo conflicto ya es global, por el alcance de los medios de comunicación y redes sociales, y por los instrumentos de ataque y defensa, cada vez más dependientes del ciberespacio.
Ministro de Defensa, Pedro Morenés (centro),
durante la inauguración de las Jornadas.
La importancia para las Fuerzas Armadas procede de que “dependen de las tecnologías de la información y la comunicación –TIC- para comunicarse, ejercer el mando y control de las operaciones, obtener y distribuir información e inteligencia, realizar labores de vigilancia, reconocimiento o adquisición de objetivos o coordinar los fuegos, con lo que las TIC actúan como multiplicador de la fuerza y optimizan la concepción, planificación y ejecución de las operaciones, pudiendo condicionar el desarrollo y resultado de una contienda”, resume el think tank Thiber, especializado en estos temas.
España se sitúa en un tercer nivel internacional en cuestiones de ciberdefensa, con aquellos países que se hallan en proceso de definición de sus sistemas nacionales de ciberseguridad. El general Gómez, en símil futbolístico, dice que jugamos en la UEFA, no en la Champions. El ministro de Defensa declaró en la inauguración de estas jornadas que “estamos bastante en mantillas” en protección frente a ciberamenazas, que este ciberespacio “puede ser objeto de una de las agresiones más brutales que puede recibir una sociedad” y que un ataque de envergadura que provocara la caída de importantes redes o infraestructuras críticas “no nos devolvería a los años 80, sino a principios del siglo pasado”.
Siguiendo el análisis de Thiber, en una segunda posición internacional se sitúan aquellos países que se encuentran en un proceso formal de construcción de sus sistemas nacionales de ciberseguridad y ciberdefensa. Este grupo estaría formado por países como Australia, Francia e Irán. A la cabeza se sitúan los que disponen de un sistema operativo, formalmente definido y en continúo proceso de evaluación, revisión y mejora, como EE.UU., Rusia, China e Israel.
La ciberdefensa centra por tanto el interés actual del Ministerio de Defensa, que en tan solo un año ha creado y echado a andar el nuevo Mando militar conjunto con una celeridad desconocida, y parece ser además uno de los escasos ámbitos donde está en estos momentos en disposición de invertir.
Pedro Morenés lanzó en el marco de estas jornadas un mensaje al sector empresarial en un campo donde “la tecnología es lo que marca la diferencia”, y ofreció a la empresa tecnológica el apoyo público –se entiende que económico- para desarrollar nuevas capacidades industriales, “nuestros propios mecanismos de ciberseguridad”.
Además de un nuevo mando conjunto y apoyo empresarial, el avance de la ciberdefensa depende también de actuaciones en cada uno de los ejércitos. Los representantes de Tierra, Aire y la Armada que intervinieron en el seminario situaron su trabajo como una evolución del que vienen desarrollando desde hace años en protección de sistemas de información, y reclamaron formación especializada, procedimientos y algún tipo de medida sobre la propia organización de la carrera militar, con continuos cambios de destino incompatibles con  la alta especialización profesional y técnica que requiere la ciberdefensa. Relacionado con lo anterior se situaría, no explicitado por ningún ponente militar, el mayor peso que aún hoy tiene para ascender en la carrera el mando de una unidad sobre cualquier otro destino.
La ciberdefensa, por tanto, provoca un reto tecnológico e industrial, otro de organización del propio Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas, y un tercer desafío de carácter legal.
El coronel Roberto Villanueva señaló a los asistentes a las jornadas que la ciberdefensa ya se ha incorporado al planeamiento de las operaciones como una capacidad militar más. Tras su intervención se deduce que las crisis actuales y a futuro no se circunscriben a un escenario concreto y localizado, sino que vía redes de información y telecomunicaciones se pueden extender a cualquier lugar del mundo. El coronel explicó que los indicadores y alertas se pueden materializar a miles de kilómetros de una crisis, y también la respuesta operativa, lo que tiene “implicaciones legales” aún no definidas en el ciberespacio.
En la orden ministerial de febrero de 2013 por la que se crea el Mando Conjunto de Ciberdefensa de las Fuerzas Armadas se concretan sus cometidos, y entre ellos destaca especialmente el encargo de “ejercer la respuesta oportuna, legítima y proporcionada en el ciberespacio ante amenazas o agresiones que puedan afectar a la Defensa Nacional”.
Este Mando tiene por tanto la facultad legal, prácticamente en exclusividad, de ataque en el ciberespacio. El ámbito natural de actuación de las Fuerzas Armadas se localiza hoy en el exterior, en el marco de operaciones amparadas por organizaciones internacionales como Naciones Unidas, la OTAN o la Unión Europea, que establecen el mandato, limitan el uso de la fuerza y fijan las reglas de enfrentamiento en cada operación.
Se puede dar la circunstancia entonces de que la participación militar española en una operación internacional en el centro de África plantee actuaciones en el marco de la ciberdefensa sobre ese territorio pero también sobre servidores informáticos de Estados Unidos, redes de comunicación chinas o un cable de fibra óptica en el Mar Rojo, escenarios distantes del despliegue físico de las tropas y por tanto al margen de la legalidad que regula su actuación.
General Carlos Gómez López de Medina, comandante
jefe del Mando Conjunto de Ciberdefensa.
El Estado nación es la base de las relaciones internacionales. La tecnología ha pulverizado el escenario. En los últimos conflictos se utilizan sistemas aéreos controlados en remoto que no entienden de soberanías, en Crimea aparecen militares sin ejército ni insignias, el ciberespacio tiene difícil sino imposible regulación.
Parecen necesarias nuevas bases legales bien sólidas para tapar las goteras y regular la intervención militar en los conflictos de estos tiempos que los sociólogos califican como líquidos. De no hacerlo, la legitimidad de las operaciones militares internacionales, donde se había avanzado en la última década tras la grave crisis que provocó la invasión de Irak, puede volver a ponerse en cuestión.

Sugerencias

viernes, 21 de marzo de 2014

Rajoy pone en marcha un 'Plan África' militar

  • Defensa traslada el despliegue español al centro de África
  • El Congreso autoriza al Gobierno a enviar 85 militares a la República Centroafricana

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Letrero en las cercanías del aeropuerto de la capital
centroafricana (Foto: AFP).
En poco más de un año el peso de la participación militar española en operaciones en el exterior se ha trasladado de Oriente Próximo (Líbano) y Medio (Afganistán) al centro de África. Más de 600 soldados españoles (un millar contando con todo el personal embarcado) se despliegan hoy desde el Atlántico al Mar Rojo, desde Gabón a Somalia. África recupera protagonismo para la política exterior española, una atención de carácter casi exclusivamente militar hasta el momento. Desde el punto de vista operativo, las últimas misiones africanas marcan tendencia.
El pleno del Congreso de los diputados ha aprobado este jueves (con comparecencia del ministro y minidebate el miércoles) el despliegue de 85 militares en el marco de la operación de la Unión Europea en la República Centroafricana. Junto con la operación en Malí que ahora cumple un año, éste se trata del último movimiento de un cambio de foco de la política exterior y de defensa del Gobierno Rajoy, con diversas intervenciones que van conformando una especie de Plan África militar que ya cuenta con presencia uniformada española de diversa naturaleza en Senegal, Mauritania, Malí, Gabón, República Centroafricana, Uganda, Yibuti, aguas y capital de Somalia.
La Revista Española de Defensa, órgano oficial y la mejor de la veintena de publicaciones periódicas que edita el Ministerio, dedicaba precisamente su último número casi monográficamente a África, con un entusiasmo hasta ahora sólo mostrado hacia el mundo árabe-islámico y el terrorismo yihadista.
En su comparecencia en el Congreso, el ministro de Defensa ha alertado sobre “la amenaza de creación de un segundo gran cinturón de inestabilidad africana”, que pudiera incluir Sudán del Sur, la República Centroafricana y también Nigeria. El primer cinturón al que también se refiere Morenés es el Sahel, la frontera sur del Sáhara, “donde sí tenemos un peligro inminente”, área de especial interés por su potencial poder desestabilizador de nuestros vecinos del norte de África, el Mágreb, y donde ya estamos en Malí desde comienzos de 2013.
Hotel Ledger Plaza en Bangui.
El ministro Morenés insiste en su discurso que España interviene en África sin un interés material ni específico, a diferencia de otros países como Francia, aunque subyace en sus palabras un interés bien interesado que tiene su origen en temas como el suministro energético, la amenaza del terrorismo o las redes de inmigración. Como ejemplo, de Nigeria procede el 15% del petróleo y el 10% del gas que importa España.
“No podemos permanecer ciegos a un desastre humanitario de tal magnitud, ni podemos permitir que la crisis humanitaria y inestabilidad se extienda a nivel regional”, dice el ministro.
Concretando algo más, Morenés menciona cuatro objetivos: “la protección de la población, la restauración del orden público, el restablecimiento del poder del Estado, la facilitación de la ayuda humanitaria y el apoyo a la reforma del sector de la seguridad”.

República Centroafricana

La República Centroafricana ocupaba antes de la última crisis el puesto 180 sobre 188 países en el índice de desarrollo humano de Naciones Unidas. Aunque los últimos conflictos proceden de un golpe de Estado hace justamente un año, la situación de inestabilidad se remonta a una década y desde diciembre ha saltado por los aires. “Es imprescindible que comencemos por imponer la paz”, dice Morenés, como primer paso de un trabajo ingente que debe empezar por garantizar la seguridad.
Con una superficie mayor que España, la mitad de sus cinco millones de habitantes necesita ayuda humanitaria, el conflicto civil ha generado 600.000 desplazados internos y cerca de 300.000 refugiados en países vecinos. Se puede decir que el Estado no existe.
Lo que ha hecho el Congreso este jueves es ratificar la decisión del Consejo de Ministros del pasado 7 de marzo, que aprobó el despliegue y la participación de una Fuerza de Operaciones Especiales de 50 efectivos, una sección de la Guardia Civil hasta un máximo de 25 agentes (“bajo el mando del JEMAD”, quiso dejar claro Morenés) y diversos oficiales para los Cuarteles Generales de la operación militar de la Unión Europea en la República Centroafricana. En principio la UE monta esta operación por un plazo de seis meses y con un número total de 900 militares, a la espera de una próxima operación de Naciones Unidas.
Infografía en la revista del Ministerio de Defensa.
El país no tiene ejército, sus 8.500 integrantes lo han abandonado, y únicamente permanece un tercio de las fuerzas policiales, por lo que la seguridad del país la mantiene hoy las tropas francesas (2.000), que iniciaron el pasado 6 de diciembre la operación Sangaris; y la misión de la Unión Africana MISCA (alrededor de 6.000 uniformados), en proceso de transformarse en una operación de paz de NN.UU., que a duras penas consiguen mantener cierto control sobre la capital. El resto del país está fuera de control.
El despliegue español ahora autorizado no es el primero para la República Centroafricana. Desde hace tres meses opera un avión de transporte Hércules C-130 (con los 50 militares necesarios) dedicado a apoyar la operación francesa. A partir de finales de marzo este avión operará desde bases francesas en el vecino Gabón.
En el breve debate celebrado el miércoles en el Congreso todos los grupos parlamentarios mostraron su apoyo a la misión, excepto la Izquierda Plural, que criticó este tipo de operaciones por su fracaso hasta el momento para estabilizar o democratizar los países donde actúan y por encubrir la avaricia occidental por controlar los recursos naturales. El diputado Centella recordó que en el presupuesto del Ministerio de Asuntos Exteriores para 2014 no aparece ni un euro destinado a la República Centroafricana, “la ayuda humanitaria se reduce y se aumenta la participación militar”, criticó.
El portavoz del PP, Vicente Ferrer, trató de responder preguntándose por el “fabuloso El Dorado que vamos a saquear en Líbano, Afganistán, Malí o Yibuti, lo único que hay en esos países son grandes cantidades de arena, alimañas ponzoñosas y balas”, afirmó.
El portavoz del Grupo Socialista, Luis Tudanca, mostró un apoyo crítico a la operación y recordó que “la solución al conflicto no está ni estará únicamente en estas misiones”, sino en una “estrategia de apoyo sostenida, de cooperación, de prevención de conflictos”, y en este contexto señaló que España ha reducido en tres años a la mitad la ayuda al desarrollo y en un 75% la ayuda humanitaria.

Malí, un año

Soldado francés en la República Centroafricana
el pasado mes de enero (Foto: AFP).
España participa desde hace poco más de un año con un contingente de 110 militares en la operación de la Unión Europea en Malí, que ha finalizado la formación de cuatro batallones malienses. Por las instalaciones de EUTM habrán pasado un total de 2.900 militares malienses, siendo todos ellos desplegados en el norte del país.
La misión está basada en dos pilares, por un lado el entrenamiento de los batallones malienses, que se lleva a cabo en el campo de Koulikoro, a unos 60 kilómetros al noreste de Bamako, la capital maliense, y por otro, el pilar de asesoramiento para la reforma global de sus Fuerzas Armadas, que se lleva a cabo mayoritariamente en la capital.
La participación española comenzó también poniendo a disposición francesa –operación Serval- un avión de transporte C-295 que opera desde Dakar (Senegal), con un contingente de medio centenar de militares. Desde el inicio del despliegue en enero de 2013, se han desarrollado 166 misiones, con un total de 407 vuelos, transportando más de 3.000 pasajeros y 625.000 kilos de carga.
Cruzando el continente, España mantiene un protagonismo indiscutible y creciente en aguas de Somalia. Además de la participación en la operación Atalanta contra la piratería con un Buque de Acción Marítima y otros medios aéreos que suman más de 200 efectivos, una fragata F-100 de la Armada se encuentra actualmente al mando en la operación Ocean Shield de la OTAN en el cuerno de África (otros 250 militares de tripulación).
En este contexto cabría mencionar también que la UE aprobó este 17 de marzo una estrategia para el Golfo de Guinea, con el objetivo de luchar contra la inseguridad marítima y el crimen organizado, posible avance de alguna actuación militar sobre el terreno, o sobre el agua.

Nuevo modelo de intervención militar

Las dos operaciones actualmente en marcha en Malí y la República Centroafricana han seguido el mismo esquema: Francia interviene, España apoya rápidamente con medios de transporte con o sin aval parlamentario, el Congreso legitima a posteriori, luego la Unión Europea o Naciones Unidas bendicen la intervención militar, España amplía su participación y la comunidad internacional trata de movilizar fuerzas africanas.
Se observa con estas operaciones una tendencia a la formación de alianzas bilaterales en Defensa (en estos casos, España persigue claramente la alianza francesa), actuaciones de pequeña envergadura (en torno a un centenar de efectivos), con horizonte temporal limitado, que combina elementos aéreos (incluso sin piloto) y fuerzas especiales, con querencia hacia la formación de fuerzas locales y la combinación de elementos militares y civiles, aunque lo militar se acaba imponiendo su mayor coste-presupuesto y número de profesionales.
Como reacción a la grave crisis migratoria de llegada de cayucos a Canarias, el Gobierno de Zapatero puso en marcha un conjunto de actuaciones a mediados de la década pasada en el continente africano –Plan África 2006-2009 y 2009-2012-, principalmente en los países de la costa occidental, que combinaba actuaciones en cooperación y seguridad. Por la vía de los hechos Rajoy parece estar conformando otro Plan África, éste exclusivamente militar, aparentemente más contundente y efectivo. A corto plazo.

Sugerencias

miércoles, 5 de marzo de 2014

Defensa apuesta por los drones, una prioridad sin presupuesto

La falta de regulación del espacio aéreo y de inversión pública lastran el salto de los aviones sin piloto al campo civil

Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.

El sector industrial, de seguridad e institucional afectado por los vehículos no tripulados se reúne esta semana en Madrid en el III Congreso UNVEX’14, marco elegido por el Ministerio de Defensa para presentar las primeras líneas de su estrategia en relación con los drones: a falta de presupuesto, Defensa apuesta por mejorar y expandir las capacidades propias en materia de certificación, ensayos y formación. La industria se ha lanzado a desarrollar productos tanto para el campo militar como el civil, y pide al sector público la regulación normativa del espacio aéreo.
El Ministerio de Defensa se encuentra elaborando un plan director de sistemas aéreos sin piloto, que espera presentar a mitad de año y pretende establecer las directrices al menos desde este departamento –hay otros afectados- para la industria y los usuarios.
El secretario de Estado de Defensa, Pedro Argüelles, inauguraba este martes UNVEX y destacaba que los sistemas no tripulados, “sin duda, son el futuro”, recordando “la evolución muy notable del sector en los últimos años” y “cómo se van segregando tecnologías y aplicaciones muy concretas orientadas al uso civil y al mundo militar”.
Futuro y también presente: “la utilización de sistemas no tripulados en las misiones internacionales ha sido determinante”, señala Argüelles, “la capacidad de tener ojos avanzados da una seguridad en las operaciones increíble”. El secretario de Estado se refiere principalmente a Afganistán, donde las Fuerzas Armadas han estrenado esta capacidad tecnológica que hoy se considera ya irrenunciable. “Hoy no podríamos contemplar una operación como Afganistán si no fuera con la utilización de los UAV”.
Hasta aquí el interés. Sobre los próximos avances, el Ministerio de Defensa apunta a un plan director que está elaborando la Dirección General de Armamento y, sobre todo, al INTA, organismo público de investigación especializado en la investigación y desarrollo tecnológico aeroespacial, que lleva dos décadas experimentando con prototipos pero al que se confía una función importante en cuanto a certificación de aparatos e instalaciones de ensayo para industria y Gobiernos de toda Europa.
“Ahora el INTA está destinado a convertirse en el gran actor del proceso de certificación, prueba y uso de todos los sistemas que vayan saliendo al mercado”, señala Argüelles, quien opina que “pocos países podrán ofrecer instalaciones como las que el INTA va a poner en marcha”, en referencia al desarrollo de infraestructuras específicas para la experimentación de vehículos no tripulados en El Arenosillo (Huelva) y en el aeródromo de Rozas (Lugo). “Pocos países podrán ofrecer una capacidad de regulación y de investigación como las de España”, afirma optimista el secretario de Estado.
Sobre el plan director, Defensa busca recursos en otros ministerios y vías de financiación externas. A corto plazo el plan contempla el desarrollo normativo, la colaboración público-privada, el impulso a la formación de operadores y la explotación de instalaciones.
Hasta aquí el interés, las áreas de avance y quedan las limitaciones, relacionadas con el encefalograma plano que presentan las inversiones de Defensa durante los últimos ejercicios, sin perspectivas de reanimación a corto plazo para nuevos proyectos, no contando el pago religioso de los compromisos pasados con los grandes programas de armamento. Lo más afectado en este campo es la adquisición, mediante desarrollo probable con otros socios de la UE, de un UAV estratégico, de tamaño considerable y, en algunos casos y ejércitos, armado.
Argüelles: “España ha tenido una experiencia muy positiva en el uso de UAV tácticos en Afganistán, tenemos ahora la necesidad de alcanzar el nivel estratégico, es lo que falta en el Ejército del Aire español y es donde tenemos puesto nuestro punto de mira; naturalmente eso es ya una inversión de mayor envergadura pero está en el orden de prioridades del Ministerio de Defensa en los lugares mas altos”.
Más claro: “Evidentemente en el presupuesto del Ministerio de Defensa actual no cabe la adquisición de una capacidad de este tamaño, eso no impide que sigamos planeando y desarrollando nuestro conocimiento del sector y del uso de estos sistemas. Es una prioridad y tan pronto como el Gobierno reinicie un nuevo ciclo de inversión el UAV estratégico estará en primera línea de salida”.
El secretario de Estado reconoció ante la prensa que el Ministerio mantiene algún tipo de compromiso –sin mencionar fechas o aportación- con el sistema de vigilancia de la tierra AGS, un ambicioso proyecto de la OTAN que prevé en el horizonte de 2017 contar con cinco aparatos Global Hawk, al que ya se han sumado 14 países y donde España podría ser socio secundario comprando horas de vuelo. Ésta podría ser una solución intermedia hasta la participación española en un proyecto europeo que requerirá una aportación financiera elevada.
En UNVEX 2014, Estrella Digital ha escuchado intervenciones, ha visitado stands de empresas y ha descubierto, entre otras cosas, lo siguiente.
Nombre y tamaños. La terminología más utilizada hasta el momento ha sido la de UAV (Unmanned Aerial Vehicle, vehículo aéreo no tripulado) o drone (abejorro en inglés), que hacen referencia al aparato. La tendencia ahora es hablar de UAS (Unmanned Aerial System) y RPAS, sistemas aéreos pilotados en remoto, sistemas porque la plataforma que vuela puede no ser ni lo más costoso ni más complejo tecnológicamente que los equipos en tierra que gestionan la información. Sobre los tamaños, se comparte con la OTAN la clasificación de los UAV en tres tipos, según su máxima altitud, peso y autonomía: los más pequeños, de uso táctico en operaciones, los de menor tamaño se lanzan por impulso manual, pueden llegar hasta 150 kilos de peso y realizan misiones de hasta 50 kilómetros (Clase 1); los de tamaño medio, con capacidad de aterrizar, hasta 600 kilos y alcance de 200 kilómetros (Clase 2); y aviones ya considerables (Clase 3), por ejemplo con los que EE.UU. realiza ejecuciones extrajudiciales en Afganistán, Pakistán, Yemen y Somalia, al menos.
Tecnología dual. Todo lo que vuela sin piloto, o se maneja a distancia, puede tener usos militares y civiles. La tendencia al uso en defensa de tecnologías de origen civil, a usos civiles de desarrollos militares, a la integración de componentes con los dos orígenes para multitud de usos, es imparable. Los destinos civiles de los drones son tan amplios como la imaginación: incendios forestales, vigilancia de infraestructuras, cosechas, tráfico, control de fronteras, localización de bancos de atún...
Urgencias operativas. La necesidad a menudo es lo único que consigue saltarse las penurias financieras. El desarrollo de la operación de la OTAN en Afganistán, en la que España ha participado durante más de una década, creó la necesidad y se respondió con la compra a partir de 2008 de dos sistemas de UAV de pequeño tamaño (Raven y Searcher). La utilización de estos sistemas en Afganistán y ahora en Malí ha supuesto una experiencia operativa acumulada de gran valor para las Fuerzas Armadas. Los contingentes españoles en Afganistán gestionaron también otros UAV de propiedad norteamericana.
INTA. Junto con su papel como certificador y la explotación de sus instalaciones para ensayos por terceros, el Instituto está viviendo un proceso de reconversión que pasa por un incremento de su presupuesto (del 20% en el último año) y de concentración bajo su tutela de toda la infraestructura tecnológica de Defensa, con la integración del Instituto Tecnológico de la Marañosa y el Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo, ambos en la Comunidad de Madrid.
Espacio aéreo. Hasta ahora los UAV sólo pueden volar en espacio aéreo segregado, con restricción de uso militar. No por casualidad el gran desarrollo de los UAV se ha producido aprovechando la existencia de espacios aéreos de nadie, sin normativa aplicable, muy especialmente en Afganistán. Ese aire de nadie que ha favorecido el desarrollo de los drones puede ser desde el punto de vista militar uno de sus principales obstáculos aún no resuelto: los drones no entienden de resoluciones de Naciones Unidas, derecho internacional humanitario, soberanía nacional ni está clara la responsabilidad penal de las operaciones realizadas con ellos.
La regulación normativa del espacio aéreo es una reivindicación generalizada de la industria, requisito imprescindible para que los UAV puedan volar en usos civiles.
Formación. El Ejército del Aire ha establecido la escuela para adiestrar a los pilotos y operadores de sistemas no tripulados en la Base Aérea de Matacán (Salamanca), que ofrece desde 2012 la titulación aeronáutica de operador de UAV.
Alfa Bravo. La comercializadora en España del Raven, de la norteamericana Aerovironment, el UAV más asequible, utilizado y numeroso a disposición de las Fuerzas Armadas, se publicita con la frase “Más de 20.000 horas de vuelo en zona de operaciones protegiendo a las Fuerzas Armadas españolas”, en referencia al uso de este aparato por el contingente español en Afganistán. La empresa informa de que las Fuerzas Armadas españolas cuentan ya con 60 de estos aparatos, principalmente el Ejército de Tierra y desde hace un par de meses el Ejército del Aire (unidad paracaidista).
Indra. La empresa tecnológica española cuenta con prototipos avanzados de aparatos no tripulados de ala rotatoria, helicópteros, aunque presenta también otros productos de ala fija. En su stand brillaba con luz propia el modelo Pelícano, cuatro metros de largo y 200 kilos de peso, desarrollado con apoyo financiero del Ministerio de Industria, ofrecido a la Armada como vehículo embarcable de despegue y aterrizaje vertical. En UNVEX se presenta también como novedad el modelo Cóndor, algo más pequeño y muy versátil para usos civiles.
Thales. La multinacional francesa (accionista de la española Amper) cuenta con la experiencia operativa de un UAV táctico de gran tamaño en servicio en Afganistán para Francia y Reino Unido (programa Watchkeeper). Como gran empresa tiene un amplio catálogo de aparatos para usos civiles y militares. Una de las estrellas de la feria es un sistema multipantalla, desarrollo franco-español, para el seguimiento y control de hasta tres UAV simultáneamente que identifica y responde a los movimientos oculares del operador.
Airbus. La multinacional europea, EADS hasta comienzos de año, presenta el modelo Atlante, desarrollado con apoyo financiero del CDTI con especificaciones del Ejército de Tierra, con la peculiaridad de que su fabricante quiere conseguir certificaciones y permisos para utilizar aeropuertos civiles. Pesa más de 500 kilos y su radio de acción supera los 200 kilómetros. El Atlante ha volado en la Escuela de Matacán, donde también se dispone de un simulador para el adiestramiento de opera
dores de UAV desarrollado por Airbus.
UNVEX 2014 es la tercera edición del Congreso de Vehículos No Tripulados, se desarrolla entre martes y jueves en el Hotel Auditorium de Madrid y se cierra en Segovia el viernes con una demostración en el aeródromo de Marugán de estos UAV que nunca es fácil verlos volar. La novedad en próximas ediciones podría ser el desarrollo avanzado de vehículos no tripulados terrestres y marítimos, todavía a distancia de los parientes aéreos, aunque llegado ese caso habrá que eliminar la letra a de todas las siglas.

Sugerencias




martes, 28 de enero de 2014

Defensa duplica el nivel de ambición militar de España

El Ministerio diseña una fuerza conjunta con 15.000 militares realmente operativos

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
En época de crisis, el Ministerio de Defensa no quiere hacer más con menos, quiere hacer el doble. Con presupuestos públicos y personal a la baja, y ante un escenario estratégico desconocido –porque es secreto-, el mando operativo de las Fuerzas Armadas ha diseñado una fuerza de acción conjunta con 15.000 militares, el doble de la hipotética capacidad militar actual para desplegar la fuerza en operaciones reales. En el fondo se plantea convertir los ejércitos en una organización más eficiente y centralizada, lo que despierta no pocas resistencias.
El jefe de Estado Mayor de la Defensa, mando operativo de las Fuerzas Armadas, JEMAD en acrónimo y de nombre Fernando García Sánchez, ha hecho público el nuevo diseño de la organización militar de nuestro país que tiene como eje una fuerza de acción conjunta compuesta en su núcleo por 15.000 militares realmente operativos y desplegables por el Gobierno a un escenario determinado en caso de necesidad, 10.000 de ellos para operaciones combinadas con países aliados o en el marco de organizaciones internacionales, y otros 5.000 en principio destinados a responder a operaciones en las que España debiera actuar militarmente en solitario. La cifra más que duplica el número de 7.000 militares que nuestro país tiene comprometidos con la OTAN como potencialmente desplegables.
El JEMAD explicando a la prensa la fuerza conjunta (Foto: PND).
“Hemos duplicado nuestro nivel de ambición”, ha sintetizado el JEMAD ante la prensa, explicando unos planes aprobados por el ministro de Defensa el pasado mes de junio, que en estos momentos estarían en la fase de capacidad operativa inicial y serían totalmente utilizables hacia el próximo verano. El planteamiento se enmarca en el esfuerzo continuado de transformación de las Fuerzas Armadas y responde a un objetivo de fuerza fundamentalmente expedicionaria y capaz de responder a los planes de actuación real sobre el terreno.
El almirante García Sánchez reitera la palabra “núcleo” al referirse a esos 15.000 integrantes de la fuerza militar, porque no significa que proponga unas Fuerzas Armadas con ese número. Para tener esa capacidad realmente disponible son necesarios adiestramiento y rotaciones de unos 67.000 militares que forman sobre el papel esa fuerza conjunta. El número es consecuencia de sumar a los 15.000 del núcleo y desplegables en planes de contingencia –operaciones concretas no habituales- otros 12.000 que se dedican a planes permanentes -seguridad marítima, vigilancia aérea, ciberdefensa, mandos conjuntos o colaboración con otros organismos del Estado, como la Unidad Militar de Emergencias-, en total hasta aquí 27.000 que requieren otros 40.000 para ir rotando en las misiones, en total 67.000.
Además de los anteriores, el diseño de las Fuerzas Armadas contempla otros 53.000 militares pertenecientes a unidades de apoyo a la fuerza y a los Cuarteles Generales de los tres ejércitos, lo que suma un total de 120.000 uniformados; más otros 20.000 civiles trabajando para el Ministerio de Defensa. En este segundo apartado es donde el JEMAD únicamente ve posibilidades de un mayor ajuste de personal, avanzando en lo conjunto y compartido o a través de nuevas tecnologías que permitan hacer lo mismo o más con menos personal.
La fuerza conjunta condiciona el diseño completo de las Fuerzas Armadas y limita la autonomía de cada unos de los tres ejércitos, pues toda su actividad debe con este planteamiento ir ligada a poner a disposición del JEMAD los efectivos así diseñados para actuar.
EL almirante no es ajeno a las resistencias que el modelo de fuerza plantea, y por ello presenta un escenario con tres variables: el concepto de empleo de las Fuerzas Armadas –el ámbito donde realmente es competente-, la estructura de la organización y una financiación adecuada.
En el apartado de cuestiones no aclaradas encontramos la realidad presupuestaria, la realidad estratégica y la capacidad política y organizativa de ministro y JEMAD para hacer realidad el planeamiento.
Escudo del Mando de Operaciones del EMAD.
En cuanto a la realidad presupuestaria, los fondos realmente disponibles para la Defensa –según criterios reconocidos internacionalmente- rondan los 9.000 millones de euros, una cifra a la baja aunque superior a los 6.000 millones que figuran en los presupuestos generales del Estado, ya que a lo largo del ejercicio se completan con financiación externa al Ministerio para sufragar los gastos de operaciones militares en el exterior y ya es norma también la aprobación a mitad de año de un crédito extraordinario para hacer frente a las facturas de una serie de grandes programas de armamento.
En relación con el escenario estratégico donde operarían nuestras Fuerzas Armadas, tienen un punto impredecible porque dependen de las circunstancias, que han llevado por ejemplo a nuestro país a intervenir en Afganistán durante una década para sorpresa generalizada, incluso interna. Y junto a lo anterior se une que el análisis de amenazas ligadas a un territorio concreto tiene carácter secreto.
La realidad de la actuación española en operaciones en el exterior es que España ha reducido a la mitad en 2013 los militares desplegados principalmente en Afganistán –repliegue de un 75%-, Líbano, Somalia y Malí que no alcanzan en la actualidad los 1.500; y que las operaciones exteriores que hoy se planean son más concretas y con menos personal que en el pasado reciente.
En cuanto a la organización, la realización efectiva de los planes avanzados por el JEMAD requieren un impulso político por demostrar, tanto hacia el exterior –captar recursos financieros- como hacia el interior, rompiendo inercias que aún perviven en los Ejércitos de Tierra, Aire y la Armada para actuar de forma autónoma.

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