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martes, 18 de marzo de 2025

Europa voluntaria

Proliferan los llamados a la unidad de Europa, realidad política de valores y libertades, el espacio económico y social más avanzado del planeta, amenazada militarmente en su existencia desde Moscú y políticamente despreciada desde Washington, que nos dicen que ha asegurado nuestra seguridad durante ocho décadas y puede dejar de hacerlo, por lo que nos enfrentamos como europeos a un parteaguas que fuerza a decisiones drásticas. 

Aunque convendría que fuéramos analizando la situación por partes.

La unidad deseada parece ser la unión de los mercados militares. La fórmula inicial de construcción de Europa tras la Segunda Guerra Mundial, que fue la puesta en común de recursos económicos como primer paso y avance de unidad política, no está garantizado que tenga éxito en 2025 a partir de adquisiciones y producción de sistemas de armas. La Unión Europea no es el Mercado Común de 1957 ni el Tratado que puso en común el carbón y el acero en 1952, la naturaleza política e institucional cambió en 1992 con el Tratado de Maastricht y la conversión en Unión Europea, desde entonces mucho más que un mercado;  y en 2010 con los Tratados de la UE y de Funcionamiento de la UE, que son nuestra Constitución a nivel continental.

Algo, mucho, cambió también en percepciones ciudadanas y políticas con la respuesta a la Gran Recesión a partir de 2008 que obliga a replantearse la aplicación de fórmulas de aparente éxito en el pasado a la situación presente. 

Se nos traslada el mensaje de que Europa sufre una amenaza existencial, que no puede ser de otra naturaleza que militar de la Rusia de Putin dispuesta a atacar territorio europeo, lo que nos obligaría a activar la cláusula de defensa mutua recogida en el artículo 42, apartado 7, del Tratado de la Unión Europea; además del artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte,  que a día de hoy se mantiene, según afirman fuentes militares españolas, lo que viene a decir que EEUU actuaría en caso extremo, se mantendría el paraguas de seguridad en situaciones límite.

Una amenaza existencial como la que se certifica no requeriría un 2% del PIB, ni el tres ni el cinco, sino la totalidad de recursos humanos y económicos de los que dispongamos, pero no se nos está pidiendo un esfuerzo total en respuesta a una amenaza existencial.

En cuanto a capacidades militares, si el objetivo es poder hacer frente a un conflicto militar directo con una potencia nuclear pues requerirá un componente nuclear militar europeo que se podría desarrollar desde cero, o bien mancomunar las cabezas nucleares de las que dispone Francia y Reino Unido. Ahora bien, las armas británicas dependen para su lanzamiento de EEUU, por lo que habría que descartarlas en una deseable autonomía estratégica europea.

Necesitaríamos armas nucleares para un enfrentamiento atómico con Rusia que asegurara la destrucción mutua inmediata, escenario al menos creíble para una disuasión que, todo sea dicho, parece haber fracasado en el caso de Ucrania.

El objetivo que se nos presenta es convertir la Unión Europea en una potencia militar mundial, en igualdad de capacidades letales con Estados Unidos, Rusia o China. En este caso no parece aconsejable continuar albergando en suelo europeo a cien mil militares norteamericanos, bases militares extranjeras o armas nucleares ajenas en media docena de países (confirmadas en Bélgica, Alemania, Italia, Países Bajos y Turquía, de EEUU).

Extraña en un planteamiento de máximos que la Unión Europea invite y participen sus representantes en las cumbres que se están celebrando para diseñar la independencia estratégica y militar con responsables políticos del Reino Unido o la OTAN.

Aflora en cualquier caso de reacciones e intervenciones públicas una buena dosis de pánico, el desconcierto de quien se encuentra de repente solo gritando en una manifestación de la que no fue el convocante. Sólo se puede explicar como fruto del desconcierto decisiones como censurar medios de comunicación o anular elecciones y candidatos en Rumanía.

El ciudadano no ha recibido argumentos convincentes ni asistido a debate político alguno sobre la necesidad de un seguidismo acrítico y sin matices de EEUU desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, la anexión de Crimea en 2014, desde la implosión de la URSS en 1991, desde la caída del muro de Berlín en 1989, desde los acuerdos de Defensa entre Franco y Eisenhower de 1953, desde el final de la Guerra Mundial en 1945; ni se entiende el seguidismo sin matices ni la urgencia en sustituir al aliado norteamericano.

Europa es una comunidad cultural, no solo de raíces cristianas, y una realidad política que se ha ido construyendo por la voluntad de los Estados nación que lo forman. La imposición no ha sido la norma.

El respeto a la diversidad es una característica esencial de la Unión, el Estado social también, la democracia representativa. Bien es cierto que los valores o el orden internacional basado en reglas que figura como pretensión son una realidad fronteras adentro del territorio europeo y una hipótesis no confirmada con los hechos en nuestra política exterior, y para confirmarlo sólo habría que preguntar a afganos, sirios o palestinos y nuestros vecinos del Mágreb.

Sobre algunas políticas se han puesto de acuerdo los países de Europa en gestionarlas de forma unida, otras se acuerdan y algunas permanecen en los Estados como la Defensa, no por incapacidad, sino por decisión consciente de cada uno en que sigue siendo el mejor camino para defender los intereses nacionales, por separado. Esto es lo que se aparenta querer cambiar.

Cualquier escenario futuro que se vaya construyendo, y no hay que olvidar que se trata de un proceso dinámico, actualmente en marcha, parte de una enorme dependencia de EEUU, para ir progresivamente completando capacidades para compartir decisiones quizá en el marco de una nueva alianza militar que sea algo más que correa de transmisión del patrón norteamericano. Se requiere fortalecer capacidades, pero sobre todo establecer instrumentos de mando y control de esas capacidades que hoy están en el marco OTAN.

El esfuerzo económico que se exige hoy para incrementar el gasto en Defensa obliga a un salto político adelante de la UE aún más ambicioso, previo o simultáneo, al avance militar en marcha. Se plantea duplicar (admitido) e incluso triplicar el gasto en Defensa en una década. Únicamente un fortalecimiento político de la UE a esa escala permitirá el avance militar, dando respuesta a instrumentos de funcionamiento, pero también a desafíos como la vivienda, la inclusión de nacidos fuera y descendientes, derechos y valores aplicados también a nuestra vecindad, el multilateralismo hoy cuestionado, la educación y la cultura, la libertad de expresión o la protección social.

Europa debe unir la seguridad militar con la seguridad social. Y Europa crecerá voluntariamente, como lo ha hecho desde su nacimiento, aunque necesitará una participación ciudadana mayor que en los 68 años transcurridos hasta hoy.

Avancemos en la Europa social y política y la Defensa llegará después, los europeos querremos defender conjuntamente una potente realidad compartida.


Artículo publicado también en La Discrepancia.



domingo, 16 de febrero de 2025

Trump II sube el tono del nacionalismo populista

Donald Trump II se merece provocar todo tipo de reacciones menos una: la sorpresa, porque tenemos precedentes y conocemos a este personaje televisado desde los años ochenta del siglo XX; si acaso requiere en esta fase prestar atención al volumen del sonido. Hay mucho de comunicación en su arranque presidencial. Se trata de evitar el pánico, mala posición para interpretar señales y decidir actuaciones de respuesta.

Sus primeras decisiones amenazan el sistema, leemos, pero ¿qué sistema? Trump ha disparado en sus primeras semanas de mandato -es decir, retirada de fondos e incluso de su país- contra la Organización Mundial de la Salud y contra la cooperación al desarrollo y la agencia USAID; recordemos que ya en su primer mandato sacó a EEUU de la UNESCO y el propio Biden demócrata retiró hace escasos dos años los fondos a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos UNWRA.
Trump amenaza al Tribunal Penal Internacional, organismo que ha sido antes y después de su mandato objeto de todo tipo de ataques por sus actuaciones contra el genocidio en Gaza y las órdenes de arresto emitidas contra Netanyahu y el ministro de Defensa israelí por crímenes de guerra.
Ha disparado Trump retórica y legalmente contra sus vecinos Canadá y México, contra los aliados en Múnich, contra el comercio más o menos libre; contra la legalidad internacional en Palestina-Israel. Y nada de lo anterior es novedoso, ya se vio en su primer mandato 2016/2020 o durante la presidencia de Biden. El sistema anda perjudicado, pero no es de ahora.
Nada puede quitar responsabilidad a las explosivas declaraciones de Donald Trump y a sus primeras decisiones como presidente de EEUU en este segundo mandato iniciado en enero de 2025, continuidad de lo declarado en la oposición y de un primer mandato finalizado sin reconocer el resultado de las urnas y amparando el asalto al Parlamento, la diferencia hoy es el grado, más elevado. 
La historia nunca se repite. Entre las dos presidencias de Trump tratará ahora de no cometer los mismos errores que en la primera, y parte con estrategias escritas por think tank conservadores como el Project 2025 elaborado por la Heritage Foundation. Hay mucho que aprender del trabajo continuado de elaboración y difusión de estrategias políticas y argumentos por parte de organizaciones de inspiración y financiación conservadora, nacionalista y populista.
Otra novedad: el responsable político más poderoso del mundo aparece patrocinado por las mayores fortunas del planeta, 260 millones de dólares aportó Elon Musk-Tesla-Twitter a la campaña y hoy está en plantilla para reducir la Administración. ¿Depende Trump de sus patrocinadores? Si la respuesta es afirmativa habría que extenderla a otros responsables institucionales cercanos que han recibido financiación generosa de terceros.
"Ahora vosotros sois los medios", dijo Musk en noviembre tras las elecciones presidenciales, vosotros se refiere a los ciudadanos, y el intermediario que desaparece en sus deseos son los medios de comunicación. Ésta es una diferencia relevante entre 2017 y 2025, entonces los medios tradicionales e incluso las redes sociales se opusieron a los excesos de Trump, fiscalizaron sus mentiras, pidieron el voto para el contrincante, hoy reman a su favor o se ponen de perfil. Millonarios, medios y redes comparten hoy intereses con Trump.
Si acudimos a la retórica de la comunicación política estadounidense, no siempre exportable a las colonias -sí en la inspiración, no literalmente-, el presidente Joe Biden se despidió del cargo con un discurso a su nación en el que alertaba de que "está tomando forma en Estados Unidos una oligarquía de extrema riqueza, poder e influencia que realmente amenaza toda nuestra democracia, nuestros derechos básicos y nuestra libertad". Denunció también que existe un "complejo industrial tecnológico ultrarrico" que, según dijo, podría ganar un poder sin control sobre los estadounidenses.
Se quiso de este modo emparentar Biden en su despedida con el presidente Eisenhower, que en 1961 traslado por televisión el concepto del "complejo militar-industrial" conformado por las Fuerzas Armadas y los fabricantes de armamento y advirtió de su creciente injerencia en el manejo de las políticas públicas del país. "Debemos cuidarnos de la adquisición de influencia injustificada, solicitada o no, del complejo militar industrial", fueron sus palabras, recordadas hasta muy recientemente sólo por pacifistas e izquierda extraparlamentaria.
Tiene interés la referencia de Ike-Biden por movimientos probables de Trump en este campo, como se verá más adelante.
Sin dejar nunca la comunicación, se detectan tres tendencias claras en las primeras semanas de. presidente Trump. La primera es la estrategia del megáfono loco, anuncios disparatados que concentran la atención mediática y política mundial, marcan la agenda y se focaliza en su persona, menos importante es que la reacción sea positiva o crítica. Además este tipo de anuncios se renuevan y saltan de tema a gran velocidad.
Aquí habría que aclarar que los bombazos informativos no tienen necesariamente una estrategia política definida detrás, no parece existir un plan detallado para convertir Gaza en un resort de Florida sin caimanes. De existir un plan se parecerá al precedente de los Acuerdos de Abraham de 2020, gestionados por su yerno, con el ambicioso objetivo de solucionar el conflicto israelo-palestino sin contar con los palestinos, que sin duda favoreció relaciones económicas y de seguridad de EEUU e Israel con petromonarquías y Marruecos y nada solucionó relacionado con Palestina.
Apuntemos solo que esta estrategia del megáfono también fue utilizada por la OTAN-EEUU en el inicio del conflicto de Ucrania, con menos estridencias que las formas trumpianas.
Una segunda tendencia observada es que un discurso extremo por parte del responsable político de mayor poder del planeta pues normaliza el extremo. Ya forma parte de la normalidad debatir sobre la utilidad o no de las vacunas, la apología del franquismo y se podría concluir que la limpieza étnica de dos millones de palestinos es complicada -probablemente acabaría ese movimiento con la monarquía jordana y la última dictadura egipcia-, pero quizá no sea tan impensable la expulsión de 200.000 palestinos de su tierra.
En tercer lugar, siguiendo con el foco de la comunicación, Trump es un empresario de la construcción, un promotor inmobiliario, de casinos, hoteles y clubes de campo, sus declaraciones de máximos suponen el inicio de una negociación que ya comienza desequilibrada y acabará si se produce claramente a su favor. Aquí está el carácter transaccional de la persona y sus mensajes, el marco es una futura negociación que se pretende condicionar desde el arranque.
Trump conoce y practica los fundamentos del márketing, especialmente la pe de promoción, aunque el producto y el precio no los domina tanto.
Añadamos que entre las diversas modalidades Trump se apunta a la negociación suma cero, lo que él gana alguien lo tiene que perder, enfoque distinto a la globalización de las últimas décadas y la extensión de relaciones comerciales entre diferentes o vecinos como México-EEUU-Canadá y aquel tratado de libre comercio NAFTA, vigente durante tres décadas hasta Trump II.
Todo lo anterior se puede sintetizar en que asistimos a una versión extrema, desde la misma Casa Blanca, de la más extrema de las versiones conocidas del nacional populismo, y la etiqueta no lo pone ningún nostálgico de Eisenhower.
La definición ideológica de la nueva Presidencia de EEUU es de Steve Bannon, comunicólogo en jefe del primer Trump, condenado en su día por quedarse millones de dólares de muchos incautos destinados a construir aquel muro con México, indultado después y hoy bastante rehabilitado. 
"He estado trabajando en el nacionalismo populista durante 20 años", afirma Bannon en entrevista reciente (The New York Times / Agenda Pública), "durante los cuatro años (de Biden), hemos tenido intelectuales serios que por primera vez han pensado en alternativas políticas serias sobre estrategia militar, seguridad nacional, política exterior, economía, etc.", nos cuenta. "Se trataba de adoptar políticas, porque uno de los problemas que definitivamente teníamos es que existía una brecha entre la promesa nacionalista populista y la ejecución nacionalista populista". 
Palabra de Bannon, y apunta intenciones sobre reducción del gasto público: "Comencemos con el presupuesto de Defensa. Acabamos de acordar una ley de Autorización de Defensa Nacional por valor de 900.000 millones de dólares. Lo cual, como ex oficial naval en servicio y hombre cuya hija fue a West Point, y ella dio ocho años de su vida, es algo que conozco bien. El presupuesto de defensa es una obscenidad y debe recortarse". Es muy probable, de creerle, que el Pentágono esté en el objetivo del  millonario recortador Musk y de su hijo.
Acabemos. Trump II no es novedoso, su puesta en escena es exagerada y preocupante, y continuidad de un personaje público presente en los hogares norteamericanos durante cuatro décadas. Los medios de comunicación, porque así es el oficio, dan/damos coherencia a un discurso político a menudo deslavazado, ridículo o canutazos dispersos mientras firma decretos o pasa a veinte metros de periodistas. Es el consejero delegado de una empresa arropada ideológicamente por el nacionalismo populista. Nos altera con sus anuncios explosivos, y si en lugar del pánico la reacción es la indiferencia, también beneficiará a sus intereses.
Y dos apuntes finales. Uno que el presidente Trump tiene fobia a los gérmenes, nos confiesa Bannon, "dar la mano fue un gran problema" para él, lo que le debe convertir en un negociador implacable, teniendo en cuenta que un pacto comienza y termina con un apretón de manos.
Y una duda, sospechamos que el alcalde de tu pueblo tiene más poder que Trump sobre la vida diaria del ciudadano, con lo que habría que votar en elecciones municipales pensando en lo que ha hecho y propone, no pensando en Trump, como sucedió en gran parte de España en 2023. Sirva el ejemplo del alcalde para ilustrar también que tenemos más capacidad de influencia en lo cercano que en Washington.
Lo anterior se aplica siempre que no seas palestino, en su caso da igual quién gobierne en Estados Unidos y en la municipalidad.

Artículo publicado también en La discrepancia.


miércoles, 30 de septiembre de 2020

La UE afina la brújula estratégica de la Defensa



Artículo publicado también en Europa en Movimiento, 


Palabra de Ursula von der Leyen en su primer Debate sobre el estado de la Unión celebrado este mes de septiembre: "No usamos nuestro liderazgo para hacer propaganda interesada. No partimos de la idea de «Europa primero», sino de ser los primeros en responder seriamente cuando se nos necesita". Con alusión poco disimulada a Trump y su orden de prioridades, se refería en ese pasaje la presidenta de la Comisión a la solidaridad, aunque también se podría aplicar al resto de la política exterior, marcada por un multilateralismo estratégico aceptado por los 27. ¿Y la seguridad? Más presente en la realidad que en el discurso.

Bajo los efectos del covid la Europa de la defensa ha continuado avanzando fuera de foco, un último semestre en el que se han producido progresos al calor del protagonismo de los instrumentos militares en la lucha contra la pandemia; también en otros apartados más institucionales y en paralelo a los programas concretos enmarcados en la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO).

Varios ejemplos pueden ilustrar  el progresivo fortalecimiento de una política de seguridad exterior compartida, con poco protagonismo público y que además difícilmente puede competir en captar el interés ante la evidencia del desencuentro sobre el terreno entre países europeos, por ejemplo, en las mismas aguas del Mediterráneo.

Capítulo importante ha sido el Marco Financiero Plurianual 2021/27 aprobado en el Consejo Europeo de julio, con la llamada 'Rúbrica 5' de Seguridad y Defensa, que contempla la financiación de acciones relacionadas con la seguridad interior y la defensa, y la respuesta a crisis, con un volumen presupuestario de  13.185 millones de euros.

En concreto, la financiación con cargo a Defensa incluye -según el texto de las Conclusiones del Consejo- "una contribución financiera de 7.014 millones de euros para el Fondo Europeo de Defensa —que tiene por objeto promover la competitividad, la eficiencia y la capacidad de innovación de la base industrial y tecnológica europea de la defensa—, mediante ayudas para acciones colaborativas y de cooperación transfronteriza en toda la Unión, en todas las etapas del ciclo industrial de los productos y tecnologías de defensa".

Además de lo anterior, "se destinará una contribución financiera de 1.500 millones de euros al Mecanismo «Conectar Europa» para adecuar las redes transeuropeas de transporte a las necesidades de movilidad militares".

En otro capítulo, el próximo MFP contempla un "Fondo Europeo de Apoyo a la Paz como instrumento extrapresupuestario para financiar acciones en el ámbito de la seguridad y la defensa que podrá decidir el Consejo", con un límite financiero para el periodo 2021-2027 de 5.000 millones de euros, que se financiará mediante contribuciones de los Estados miembros.

Habría que valorar la presencia de la defensa en el presupuesto próximo de la UE no tanto por las expectativas como por la comparación con el anterior del periodo 2014/2020.

En fechas previas a la aprobación del MFP, los ministros de Defensa de Alemania, España, Francia e Italia firmaron a finales de mayo una carta conjunta destinada a sus homólogos de la UE y al Alto Representante para AAEE y Política de Seguridad en la que manifiestan su intención de intensificar significativamente los esfuerzos encaminados a lograr una Unión más integrada y efectiva. En la carta proponen profundizar en el proceso para fortalecer las capacidades de la Unión; así como diversas líneas de actuación para reforzar los valores europeos y proteger a los ciudadanos:

  • Mejorar la solidaridad y la resiliencia de la UE y de sus Estados a través de un sistema de gestión de crisis más ambicioso y amplio, y de una estrategia de comunicación que contribuya a contrarrestar las narrativas falsas.
  • Fortalecer PESCO como marco político de referencia para la cooperación europea en materia de defensa.
  • Reducir dependencias críticas mediante la mejora de las capacidades propias.
  • Progresar hacia una mayor comprensión común de las amenazas y desafíos a los que se enfrenta Europa, para lo cual se desarrollará lo que se ha venido en conocer como ‘Strategic Compass’, herramienta que mejorará nuestra habilidad para actuar rápida y decisivamente.

Tiene interés la referencia expresa al denominado Strategic Compass, la brújula estratégica que la presidencia alemana semestral del Consejo se ha tomado con la firmeza antes practicada en otros ámbitos, y que plantea definir los objetivos estratégicos de la UE.

"La brújula estratégica como nuevo documento de política de seguridad debe basarse en un amplio consenso político y una fuerte voluntad política para actuar", señala la presidencia alemana, para lo que "debemos identificar aquellas amenazas y desafíos en particular que se relacionan con todos los europeos y debemos especificar objetivos con los que todos los europeos están comprometidos".

Con una orientación práctica, se nos dice que "estas directrices estratégicas pueden utilizarse como base para determinar qué instrumentos y capacidades necesita la UE".

Para empezar, se desarrollará un análisis conjunto de amenazas, que deberá presentar Borrell a finales de año.

Con base en el análisis de amenazas, los estados miembros entrarán en un diálogo estratégico estructurado y compartirán sus pensamientos sobre los objetivos. Hay cuatro temas principales: gestión de crisis, resiliencia, capacidades y asociaciones.

El compromiso alemán en Defensa sin duda impulsará el de los 27: "deben tomarse más medidas para mejorar la cooperación en el ámbito de la seguridad y la defensa; el objetivo de la brújula estratégica es señalarnos la dirección correcta".

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martes, 17 de septiembre de 2019

Nuevo ciclo político: ahora toca qué Europa


Artículo publicado también en infoLibre.
Desde que las emociones llegaron como ingrediente principal a los mundos de la política, la comunicación y la comunicación política, no ganamos para sustos: todos nos quieren emocionar, desde la marca integradora de piezas de vehículos al gabinete de prensa de cualquier organización, incluidas las más duras como las policiales y militares, y emocionados vivimos, casi al borde del infarto, en un ay.
Reconozcamos que el caos tiene un atractivo mayor que el argumento racional, de ahí su adicción por parte del periodismo, y también que la proliferación de profecías catastrofistas y apocalipsis no acaban de concretarse en la inmensa mayoría de los casos, sin que se pidan responsabilidades a sus autores por el estrés generado.
Cabría decir que el derrotismo está sobrevalorado; y la inteligencia emocional, también.
Nunca se debería olvidar que detrás de las apelaciones más directas a la emoción hay personas y decisiones perfectamente racionales.
Mientras vivimos con el nudo en la garganta, la barbilla arrugada y la lágrima asomando, por ahí observan algunos responsables de nuestras emociones con mirada de hielo.
Como sucede también con la inteligencia artificial, detrás de comportamientos automatizados hay y habrá humanos y decisiones humanas.
Por tanto, desconfiemos algo de la emoción y del algoritmo, porque no circulan sin conductor.
Buscando el equilibrio en la dieta, algunos seguimos interesados ya desde Altamira hasta la fecha en estimular la parte más racional de la persona, sujetar al mono que llevamos dentro, que la emoción no sea el único ingrediente, aunque luego nos emocionemos con el resultado o el marco.
En esta línea un curso de este verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo analizó en Santander el relanzamiento de la Unión Europea en estos tiempos del brexit.
Su organizador en nombre del Movimiento Europeo que preside, Francisco Aldecoa, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, insiste en la idea de que la amenaza de brexit no será efectiva hasta que realmente se cumpla (las sociedades tienen mecanismos de autodefensa para evitar hacerse daño), y que hasta entonces ha sido un impulsor de la construcción política del continente: la amenaza británica está siendo un factor de cohesión entre Estados, instituciones y sobre todo ciudadanos. "El brexit se ha convertido en una oportunidad para las transformaciones de la UE pendientes tras años de bloqueo", opina.
Casi en broma reclama que sería justo erigir un monumento tanto al brexit como a Trump en frente de las instituciones comunitarias, junto a los padres fundadores, en reconocimiento a su papel impulsor de la integración europea.
Buena parte de los participantes en Santander recordaron los resultados de las elecciones europeas de este mayo de 2019, en las que la participación subió diez puntos: los antieuropeos que suman la extrema derecha y los populismos varios fracasaron en su intento y además están divididos entre sí, no forman bloque.
Superados muchos de los miedos, la amenaza existencial ha pasado en apenas tres años de la Unión Europea al Reino Unido; los problemas más graves, del proyecto común a algunos de sus Estados miembros.
Y en este punto -ya abandonando Santander- se hace necesario el matiz y la clarificación del proyecto, más allá de Europa sí o no, nos quedamos o nos vamos, blanco o o negro.
Según el último Eurobarómetro publicado en agosto, nada menos que el 87% de los españoles se sienten ciudadanos europeos, el tercer mayor porcentaje continental tras Luxemburgo y Alemania, y por encima de la media también alta del 73%.
Somos Europa, nos sentimos europeos... y se agradece cualquier esfuerzo por definir y explicar hacia dónde vamos.
Porque en esto de Europa aparecen con facilidad dos sesgos que sería conveniente al menos ser conscientes de su existencia.
Uno probablemente generacional incrementa con la edad el apoyo incondicional a Europa,  herencia de cuando España estaba fuera del club político y existía una aspiración mental y democrática hacia el norte. Los ataques al proyecto común de los últimos años han abonado también la simplificación del debate sobre Europa a un salirse-quedarse.
Cierta juventud que observa de forma muy crítica a la UE da por irrenunciable porque no han conocido otra cosa algunos avances como los Erasmus, la moneda única o cruzar fronteras a 120 kmh sin temblar ante el guardia mientras revuelve nuestra ropa interior.
Un segundo sesgo a evitar consiste en aplaudir de forma acrítica cualquier movimiento que se produzca en la construcción política de Europa, con independencia de su dirección.
Fotos del banco de imágenes de la Comisión Europea
EC - Audiovisual Service
Parece sensato pensar que los riesgos globales que afectan a la seguridad se afrontan mejor con instrumentos mancomunados en Defensa; ahora bien, ¿en cualquier sentido? ¿Todo lo aprobado en Defensa europea tiene el mismo peso, relevancia? ¿No sería conveniente un equilibrio entre estrategia de seguridad compartida, actuación conjunta sobre el terreno e intereses industriales? -algo vencido ahora el tema hacia el tercer elemento-.
Parece consensuado y claro el diagnóstico de que las instituciones comunitarias no protegieron los suficiente al ciudadano europeo durante la crisis, y de ahí salió la voluntad de proteger en dos sentidos, el militar y el social (aquí alguna reflexión sobre el asunto).
Siendo los dos ámbitos competencias estrictamente nacionales, ¿han avanzado a la misma velocidad la Europa de la Defensa y el Pilar Social europeo? ¿Puede uno avanzar sin el otro? ¿Existe alguna entidad política autónoma que carezca de estas dos competencias, sumada la fiscal? ¿Se prevé presupuesto para cada una de ellas en el próximo Marco Financiero Plurianual 2021-27? (pregunta retórica, en asuntos de desarrollo de capacidades militares ya está previsto).
¿Existe algún proyecto o posibilidad de restar control al Consejo -primeros ministros-, cuyo poder se ha disparado en la última década?
El interés y compromiso político con Europa no puede ser un cheque en blanco, porque el futuro dependerá de lo que se haga, decisiones políticas racionales, aunque a veces se utilice la emoción para llegar a la cabeza, como reconocen los responsables de la estrategia de Comunicación de la Comisión Europea.
Se agradece en todo este proceso el suministro de materiales. Tanto el MPDL como la Fundación Alternativas han aportado recientemente ingredientes para el análisis y el debate.
El Movimiento por la Paz presidido por Francisca Sauquillo acaba de presentar un monográfico sobre "La Europa que avanza".
La Fundación Alternativas bajo la dirección ejecutiva de Diego López Garrido anuncia para septiembre dos debates sobre propuestas en materia social para la próxima legislatura europea que ahora comienza; y publicó este mes de mayo un documento de análisis sobre el compromiso de los Estados miembros en materia de seguridad y defensa europea.
El funcionamiento de las instituciones europeas favorece una coalición de hecho en políticas de diferente signo, eso sí bajo la dirección en Comisión, Consejo y Parlamento de dirigentes conservadores -así ha ocurrido desde la última década de policrisis-, como se comprueba con la elección de Ursula von der Leyen, conservadora que ha incorporado a su programa de investidura contenidos sociales, verdes y hasta se compromete el año próximo a plantear una conferencia sobre el futuro de Europa e incluso una modificación de los tratados que harían posible esos contenidos sociales.
Sin embargo los acuerdos forzados o voluntarios nunca debieran ocultar el debate sobre la Europa en construcción, y el marco de ese debate ya es secundario, locales institucionales, civiles, públicos, privados, incluso una península de cuento en Santander de uso particular borbónico en origen y hoy de disfrute universitario, turístico y socializado.
Europa es un proyecto político supranacional y utilitario -competencias para alcanzar objetivos-, las apelaciones a los valores son admitidas como aderezo de competencias y avances concretos, y no todo movimiento es un avance.
Dejemos la emoción para el entorno y la pasión de cada uno en la defensa de los argumentos, porque resulta más necesario que nunca debatir sobre contenidos, y ese debate acercará las instituciones al ciudadano.
Política, profesional y personalmente Europa es el proyecto, pero no cualquier proyecto; hay que definirlo entre todos, al menos discutirlo.

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domingo, 23 de junio de 2019

Los vértigos de la defensa militar

Artículo publicado también en el Blog Al revés y al derecho e infoLibre.
Desde la Guerra Civil y el posterior Estado militarizado vigilante de la población local, principal preocupación de cualquier dictadura, la secuencia por la que España ha ido mejorando sus competencias militares -siendo generoso, conformando una política de defensa- pasa por Estados Unidos, la OTAN, decisiones propias y ahora se plantea en el marco de la Unión Europea.
Los convenios de defensa con EEUU a partir de 1953, la integración en la OTAN en 1982 (y en su estructura militar en 1999), la transición militar que no se completa hasta finales de los ochenta, las leyes que organizan la Defensa nacional de comienzos del siglo XXI, el Tratado de Lisboa de la UE de 2007 y los avances en materia de defensa europea de los últimos años son todas decisiones políticas, nivel estratégico, con consecuencias sobre la organización, su personal, los medios y las actuaciones finales con medios militares.
Fueron decisiones políticas ceder soberanía y bases militares a cambio de la reincorporación de la dictadura a la comunidad internacional, y una consecuencia de aquello fue la llegada de material militar norteamericano excedente de la Segunda Guerra Mundial.
La participación en la Alianza Atlántica, referéndum mediante, fue una decisión política de enorme relevancia para modernizar las Fuerzas Armadas y calmar reacciones ultras, objetivo alcanzado en el primer supuesto.
Es pura política que la Unión Europea se plantee hoy una autonomía estratégica en materia de defensa y del mismo carácter la decisión de formar parte o no por cada país miembro de las iniciativas comunitarias.
En este ámbito de la seguridad se habla mucho de operaciones militares, de intervenciones más o menos pacíficas, de operaciones especiales de las que nada se dice porque son especiales, y poco se debate sobre la efectividad de tales intervenciones, si cumplen o no sus objetivos.
En asuntos de defensa y seguridad se habla mucho de lo que dicen los responsable políticos, de declaraciones en cumbres y pre cumbres, se analizan los tuits de Donald Trump con la dedicación de un kremlinólogo hacia las fotografías de la jerarquía soviética, y no rascando mucho aparecen intereses industriales.
En asuntos de defensa y seguridad se habla mucho de presupuestos, de destinar el dos o el cuatro por ciento del PIB, de grandes y pequeños programas de armamento.
Y poco tiempo y esfuerzo se dedica a la estrategia de seguridad que debiera amparar declaraciones, presupuestos y actuaciones.
Lo anterior en cierta forma sobrevoló el reciente seminario celebrado a comienzos de junio en Toledo organizado por la Asociación de Periodistas Europeos de Miguel Ángel Aguilar y Diego Carcedo, bajo el título de "OTAN: el vértigo de la retirada americana".
En este tipo de seminarios se hace un esfuerzo colectivo e individual muy sano por captar la diferente percepción sobre seguridad de aliados como las repúblicas bálticas o Polonia, mientras que se ignora directamente, cuando no se desprecia, la percepción sobre seguridad de los españoles, manifestantes o no contra la invasión de Irak.
Otra peculiaridad es que en estos foros a un profesor universitario ruso lo convertimos inmediatamente en portavoz de Putin, mientras que una investigadora francesa se representa exclusivamente a sí misma y su capacidad de análisis.
Aparte de sensibilidades y generalizaciones, también se escucha mucho y bueno.
Por ejemplo, respuestas a la pregunta, parafraseando a Vargas Llosa, ¿en qué momento se jodieron las relaciones OTAN-Rusia?  Muchos lo sitúan en la anexión rusa de Crimea en 2014, otros lo remontan al bombardeo de Belgrado en 1999, alguno apunta a la extensión de la OTAN hasta las mismas fronteras de Rusia, y la lógica apunta hacia la instalación de un escudo antimisiles norteamericano cuyo componente naval descansa en la base española de Rota, el terrestre por Rumanía y Polonia.
Centra el debate de forma recurrente en la actualidad la disyuntiva de destinar esfuerzos humanos y presupuestarios de los países europeos con la UE o la OTAN. Quien dirigiera la Alianza y la política exterior y de seguridad de la Unión, Javier Solana, afirma tajante que la duda sobre la compatibilidad de ambas organizaciones procede más de la ideología que de la realidad; y se muestra partidario de gastar más en defensa, pero europeamente.
Se dice que la velocidad de los acontecimientos exige reaccionar sin la obligada en otro tiempo reflexión teórica previa. "La OTAN ha hecho teoría desde la práctica", defienden los más atlantistas; la OTAN impone doctrina actuando, opinan conocedores de la organización.
Tengo escuchado a Javier Solana en otros foros decir que las intervenciones militares -pensando en aquellas llamadas operaciones de paz que nadie llama hoy así- tienen la capacidad de detener el reloj del conflicto y dar tiempo a la política para encontrar una solución, la resolución del conflicto no es militar.
Por tanto, todo indica que miramos hoy el instrumento, los medios, el gasto y no su finalidad.
El centro de atención no debiera ser la presencia de un grupo táctico acorazado español en Letonia (con carros de combate Leopardo), la participación intensiva de la Armada en las operaciones navales de la OTAN -incluido el Mar Negro-, la presencia de una batería española de misiles Patriot en Turquía desde hace un lustro, la participación del Eurocuerpo en la República Centroafricana, de militares españoles en Malí, Sahel, Cabo Verde o Túnez.
Más que en su presencia el interés tendría que centrarse en porqué están allí, qué estrategia, legalidad y legitimidad ampara su presencia en esos escenarios, qué se pretende conseguir y cómo se va consiguiendo (cumplimiento de objetivos).
A España, a la Unión Europea y a la OTAN, a Estados Unidos, habrá que pedirles cuál es su estrategia de seguridad, el marco político que ampara sus decisiones en la materia y se entiende que sus adquisiciones de material militar para tener unas determinadas capacidades de actuación.
El llamado concepto estratégico de la OTAN data de 2010, momento anterior a las concentraciones del Maidán de Ucrania y la anexión de Crimea por Rusia, cuando finalizaba la operación ISAF en Afganistán y la Alianza se planteaba su futuro y su área de actuación, todo interrumpido por una simulación de guerra fría que no resiste comparación con el modelo original, entre otros muchos motivos porque no existe alternativa ideológica ni contraparte militar: el presupuesto de defensa sólo de EEUU triplica al de China y es diez veces el de Rusia.
La última estrategia de seguridad de la UE fue aprobada en 2016, su texto sigue pareciendo casi revolucionario ("La UE promoverá un orden mundial basado en normas, con el multilateralismo como principio esencial y las Naciones Unidas como núcleo"), y se mantiene la duda de si los 28 países miembro la firmarían hoy y la aplican en la práctica, en cualquier caso requerirá una actualización en el nuevo periodo que arranca con las recientes elecciones al Parlamento Europeo.
La estrategia española de seguridad es de finales de 2017, Gobierno Rajoy, y la última Directiva de Defensa Nacional en la que cada Gobierno deja escritos sus objetivos data nada menos que de 2012, hace tres elecciones generales.
Un ejercicio de interés sería contrastar en qué coinciden y difieren las estrategias de seguridad de EEUU, la OTAN, la UE y España; en el campo de los intereses comunes de seguridad, que debe ser mayoritario, sirve la situación actual; recordemos que en la OTAN las decisiones se toman por unanimidad; en las áreas y objetivos no compartidos -por ejemplo, acuerdo nuclear con Irán- pues se requiere determinar estrategia y medios propios.
¿Debe la UE quedarse con misiones en defensa que no quiera afrontar la OTAN?
¿Necesita la UE la disuasión nuclear, un arma inútil por no utilizable?
El mundo es más complejo que la división entre aliados y enemigos que nos llega desde Estados Unidos, existen muchos otros estados intermedios, frecuentes en el mundo de la empresa, como la competición y la cooperación, defendió Sylvie Matelly, directora del think tank francés IRIS.
Una parte minoritaria de los reunidos en Toledo se mostraba partidario de que Europa refuerce sus capacidades militares y de mantener una relación de colaboración con la OTAN sin jerarquías, la parte más uniformada y más oficial se muestra acríticamente atlantista.
En cualquier caso, reconociendo el espectáculo de contemplar un tanque de 60 toneladas a 70 kilómetros por hora campo a través, las actuaciones sobre el terreno y el gasto militar no conforman una estrategia de seguridad.
Haciendo un símil con otras disciplinas, el medio ambiente está dejando de ser una opción en materia de desarrollo económico, no es admisible crecimiento a costa del entorno. En asuntos de seguridad quizá pueda ocurrir algo similar con otros elementos como derechos humanos en destino y transparencia, que es debate político y público, en origen, resultado de la voluntad de fijar por escrito que estas cosas no dependan de las personas y las circunstancias, sino del sistema así organizado.
Porque estos asuntos de la seguridad se organizan a nivel estratégico, lo demás llega en cascada, o así tendría que ser si ese tipo de documentos fueran más que un ejercicio elaborado para amparar actuaciones que se van organizando según los acontecimientos.
La ausencia de una estrategia propia es siempre aprovechada por la inercia, por intereses industriales o por la estrategia de terceros que sí la tienen.

jueves, 31 de enero de 2019

Seguridad y derechos

Publicado este enero de 2019 el monográfico "Seguridad y derechos. Análisis de las amenazas, evaluación de las respuestas y valoración del impacto en los derechos fundamentales", en el que participo con un capítulo titulado "Derechos fundamentales no tripulados", identificando factores que están contribuyendo a la relajación del control ciudadano y político sobre las intervenciones militares.

Mi agradecimiento a los coordinadores del libro, José Luis González Cussac y Fernando Flores, profesores de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, también directores del proyecto de investigación Seguridad Global y Derechos Fundamentales del que formo parte.

En una entrada reciente de este blog publiqué el comienzo del capítulo que ahora aparece en papel y versión electrónica.

Aquí enlace a la Editorial Tirant.

Y el índice para animar a su compra y lectura.

PRESENTACIÓN
José L. González Cussac
Fernando Flores Giménez

PRIMERA PARTE - METODOLOGÍA

Capítulo I
SEGURIDAD GLOBAL Y DERECHOS FUNDAMENTALES. UNA PROPUESTA METODOLÓGICA
José L. González Cussac
Fernando Flores Giménez

Capítulo II
RESPONDER A LAS AMENAZAS DEL SIGLO XXI
Federico Aznar Fernández-Montesinos

SEGUNDA PARTE - POLÍTICA CRIMINAL DE LA SEGURIDAD

Capítulo III
LA NUEVA POLÍTICA CRIMINAL DEL ENEMIGO EN BRASIL
Paulo César Busato

Capítulo IV
LOS FLUJOS MIGRATORIOS. CONTRADICCIONES AL SISTEMA EUROPEO DE DERECHOS HUMANOS
Fabrizio Calderón Andrade

Capítulo V
ORIGEN Y CONSECUENCIAS POLÍTICO-CRIMINALES DE LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS
Nicolás Oxman

Capítulo VI
EL LAVADO DE ACTIVOS Y LA SEGURIDAD GLOBAL
Renato Vargas Lozano

Capítulo VII
DEL BLANQUEO COMO AMENAZA A LA AMENAZA DEL BLANQUEO
Caty Vidales Rodríguez

TERCERA PARTE - CONFLICTOS INTERNACIONALES

Capítulo VIII
MUJERES PAZ Y SEGURIDAD: HACIA UNA RED GLOBAL DE MUJERES MEDIADORAS
Alicia Cebada Romero

Capítulo IX
DERECHOS FUNDAMENTALES NO TRIPULADOS
Carlos Penedo Cobo
1. Introducción
1.1. La guerra, prohibida desde 1945
1.2. Nuevas amenazas: de Homeland a Occupied
2. Organizaciones internacionales en crisis
2.1. Consejo de Seguridad, ¿bloqueado?
2.2. La UE y la protección del ciudadano
2.3. La alianza atlántica con Trump
3. Hiperactividad militar exterior
4. Nuevos formatos de intervención militar
5. Automatización de las armas
6. Militarización de la realidad
7. Violencia a la baja
8. Derechos en abstracto

CUARTA PARTE - ESPIONAJE Y DESINFORMACIÓN

Capítulo X
TUTELA PENAL Y PROCESAL DE LOS SECRETOS DE EMPRESA FRENTE AL ESPIONAJE ECONÓMICO
José León Alapont

Capítulo XI
LAS NOTICIAS FALSAS Y LAS CAMPAÑAS DE DESINFORMACIÓN COMO NUEVAS AMENAZAS PARA LA SEGURIDAD
Cristina Pauner Chulvi

QUINTA PARTE - TERRORISMO

Capítulo XII
LIBERTAD VIGILADA PARA TERRORISTAS. DOS MODELOS DE APLICACIÓN DE LA DOBLE VÍA COMO INSTRUMENTO POLÍTICO-CRIMINAL PARA EL INCREMENTO DE LA REPRESIÓN PENAL
David-Eleuterio Balbuena Pérez

Capítulo XIII
¿NULLUM CRIMEN SINE LEGE? EL IMPACTO DE LA REGULACIÓN PUNITIVA DE LOS DELITOS DE TERRORISMO EN LA SEGURIDAD JURÍDICA DE LOS CIUDADANOS
Antonio Fernández Hernández

Capítulo XIV
¿ES POSIBLE INVOCAR EL DERECHO A PERMANECER EN SILENCIO EN EL ÁMBITO DE LOS DELITOS DE TERRORISMO?
Maydelí Gallardo Rosado

Capítulo XV
CONTRATERRORISMO A RAÍZ DE LA DIRECTIVA (UE) 2017/541 Y EUROPEIZACIÓN DEL DERECHO PENAL DEL ENEMIGO: ¿NECESIDAD DE REFORMAS EN LA LEGISLACIÓN PENAL ESPAÑOLA?
Elena M. Górriz Royo

Capítulo XVI
LA AFECCIÓN DE LAS MEDIDAS ANTITERRORISTAS AL DERECHO DE REUNIÓN
Rosario Serra Cristóbal

Capítulo XVII
LIBERTAD DE EXPRESIÓN E INCITACIÓN AL TERRORISMO: LOS MODELOS EUROPEO Y NORTEAMERICANO
Ana Valero Heredia

Capítulo XVIII
CIUDADANÍA Y DERECHOS HUMANOS EN LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO
Chiara Vitucci

martes, 11 de diciembre de 2018

Estadísticas conflictivas sobre seguridad y defensa

Artículo publicado también en infoLibre.
El mundo de la seguridad, defensa, Fuerzas Armadas, tiene una relación conflictiva con la realidad, se trata de personas que viven profesionalmente del conflicto, para enfrentarlo, evitarlo o provocarlo, y como es natural lo detectan por todos sitios porque es su objetivo. Por ejemplo, el campo de las predicciones suele estar trufado de previsiones catastrofistas precisamente porque muchos de los que se dedican a predecir el futuro son financiados o trabajan directamente en seguridad y perciben un porvenir inseguro, por deformación profesional y por la cuenta que les trae.
En cualquier caso, que el mundo de la seguridad tenga una relación conflictiva con la realidad es una paradoja que aparece cuando uno se pone a escribir sobre otro tema, relacionado pero distinto, que es su relación conflictiva con las estadísticas.
En algún momento indeterminado de este otoño de 2018, el Centro de Investigaciones Sociológicas -CIS- principal organismo demoscópico español, independientemente de quién ocupe su presidencia, ha publicado en su web el estudio identificado con el número 3.188 y el nombre "La Defensa nacional y las Fuerzas Armadas".
El momento ha podido ser en octubre, quizá noviembre, en cualquier caso sin publicidad, nota de prensa ni promoción alguna, de una encuesta que tuvo su trabajo de campo en septiembre de 2017. En éste y otros casos la conexión entre los trabajos académicos o científicos y la clandestinidad no suele ser habitual.
Aunque tiene su explicación: esta encuesta la elabora el CIS por encargo del Ministerio de Defensa cada dos años, ya van doce ediciones, es decir, que se viene realizando desde finales de los noventa con un mismo cuestionario, 2.500 entrevistas personales, en 255 municipios y 50 provincias del país. No existe otro estudio similar.
Resulta que hará unos años, tiempos de Pedro Morenés de ministro, coincidiendo con la crisis y la desconfianza del ciudadano hacia quienes les dejaron a la intemperie, al Ministerio de Defensa le empezaron a no gustar las respuestas de los españoles a sus preguntas y dejó de difundir su encuesta o a tardar años en acompañarla con sus propios comentarios.
El motivo del desencuentro afecta principalmente a los campos relacionados con la financiación de la defensa y el gasto militar; y también las cuestiones emparentadas con la identidad nacional concretada en símbolos como la bandera, el himno, la sangre derramada; también las respuestas referidas a los valores más apreciados por la ciudadanía en la profesión militar y la propia valoración de los ejércitos.
Se podría decir que en algunos aspectos no coincide la opinión pública con los referentes simbólicos de las Fuerzas Armadas, lo que está lejos de ser un problema, si bien aconsejaría a los responsables militares y a los civiles de quienes dependen los primeros a replantearse el contenido de su comunicación externa, la interna si funciona puede seguir repitiendo conceptos del siglo XIX.
El CIS está obligado a publicar sus encuestas como máximo un año después de elaborarlas y por eso conocemos esta última.
Tomemos entonces tres capítulos: uno simbólico, otro profesional y un tercero financiero. Cabe interpretar que el propio cuestionario en sí merecería una valoración, colocando a las Fuerzas Armadas como garantes de las esencias más allá de su función como instrumento de seguridad del Estado.
Entrando en los datos, apartado simbólico, el 77% de los encuestados se siente muy o bastante orgulloso de ser español, el 54% se emociona al ver la bandera española en un acto o ceremonia, y el 57% al escuchar el himno nacional. Una cuarta parte de los españoles siente una intensa emoción por estos asuntos y otra cuarta parte siente indiferencia, pero se puede concluir que los niveles de nacionalismo español son muy aceptables, sobre todo en contraste con la impresión general en circulación, aquella que dice que entre la indiferencia general España se va yendo por el desagüe, girando en círculos que por supuesto son hacia la derecha como sucede en el hemisferio norte, en el sur el desastre suele llegar girando hacia la izquierda (comentario no basado en el CIS, sino en la teoría de Coriolis, que habla de fluidos, no de ideologías, con una reputación algo homeopática).
En relación con las amenazas, la encuesta pregunta de forma abstracta, dejando aparte la familia (¿por qué la dejan aparte, con lo cerca que la tenemos?) si el encuestado considera que haya algo por lo que arriesgar o dar la vida, y 46% responde que no, el 45% que sí.
Ésta es una de las respuestas que no gustan, tampoco que entre quienes se jugarían la vida la mayoría no lo haría por la patria (47% no, 44% sí), aunque mayoritariamente sí la arriesgarían por salvar la vida a otra persona (93%), la paz (84%) o la libertad (82%).
En el caso de que España fuera atacada militarmente el encuestado no se presentaría voluntario. Esto es como preguntar por intención de voto sin elecciones convocadas, el encuestado no acaba de entrar en situación, si bien de la encuesta se puede deducir un fuerte sentimiento pacifista entre la población española, que considera la respuesta militar como un ámbito profesional que tiene esa misión, y que no se percibe una amenaza militar existencial que aterrorice al país.
Entre las principales amenazas que pueden afectar a la seguridad de España, Defensa y el CIS incluyen los flujos migratorios irregulares (significativo su presencia), aunque los españoles priorizan y colocan en puestos de cabeza el terrorismo, la inestabilidad económico y financiera, y los ciberataques.
En el apartado profesional, el valor más importante que los españoles opinan que debe tener un militar es... la preparación técnica, muy por encima de la honradez, la disciplina, lealtad, el espíritu de sacrificio, la capacidad de mandar u obedecer que trufan los discursos.
El 70% de los españoles creen que las Fuerzas Armadas están muy o bastante capacitadas profesionalmente (y mejorando), dos tercios tienen una opinión buena o muy buena de las Fuerzas Armadas (se ha recuperado desde el 55% en 2013), y que los ejércitos seguirán siendo necesarios para mantener la paz, la seguridad y la defensa.
En el capítulo de respuestas incómodas, la opinión generalizada no cree que el volumen de tropas sea insuficiente; y únicamente el 17% de los españoles piensa que el presupuesto destinado a la defensa nacional y las Fuerzas Armadas sea escaso, aunque algo ha subido desde el 13% de 2015.
Sobre el origen de las amenazas militares, la mayoría de los españoles pues no cree que ningún país esté pensando en atacarnos (46%), y entre los que sospechan que sí (41%) responden con vaguedades como países islámicos, que curiosamente distinguen de países árabes, aparecen como amenazantes para quienes se sienten amenazados la categoría países de Asia, también lógicamente países donde haya islamistas radicales; y entre países concretos, que son quienes suelen lanzar ataques militares, pues el encuestado menciona a Marruecos, Siria (?) y a poca distancia a Estados Unidos (estos países son mencionados por un centenar de personas de entre las 2.500 encuestadas).
Más de 60 preguntas podrían hacer la relación interminable. Finalicemos con que los españoles se reparten a partes iguales entre los que defienden la actual situación de las Fuerzas Armadas a las órdenes del Gobierno nacional y los que las integrarían en un ejército europeo o multinacional, circunstancia ésta internacionalista que ampara el acento presente y reciente que encuadra mucho de lo que se hace militarmente bajo el paraguas de una Defensa europea aún inexistente.
Si las encuestas buscan ser un fiel reflejo o aproximado a la realidad social, y no gustan las respuestas, el mundo militar y civil de defensa no tendría un problema con las estadísticas, sino con la sociedad o la comunidad política a la que deben defender.
Continúa abierta la disyuntiva de tratar de cambiar las percepciones sociales con información y debate, labor siempre complicada y de largo plazo, o adaptar los instrumentos que el Estado financia para la seguridad a los ciudadanos y circunstancias del país. Las dos opciones parecen compatibles. Lo claramente descartable es no informar y además que las Fuerzas Armadas/Defensa ignoren al ciudadano al que protegen.

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sábado, 24 de noviembre de 2018

Derechos no tripulados

La transformación tanto de la percepción misma de la seguridad como de los instrumentos que los Estados emplean para garantizarla, especialmente el militar, puede tener efectos directos e indirectos sobre la vulneración de los derechos fundamentales del ciudadano, en dirección contraria a los tímidos avances registrados a comienzos de siglo como reacción a la invasión de Irak.
La grave fractura política producida tanto en la comunidad internacional como en el interior de cada país a partir de aquella llamada guerra preventiva comenzada en 2003, cuyos efectos desestabilizadores continúan en la actualidad,  se intentó contrarrestar con una mayor legalidad y legitimidad de las intervenciones militares, tendencia hoy interrumpida.
Las causas del retroceso hay que buscarlas en las modificaciones sufridas durante la última década en cinco grandes ámbitos, que se traducen en un menor control social y político sobre las intervenciones militares.
En el marco de la geopolítica se observa la fragmentación de la gobernanza mundial, la crisis de las organizaciones internacionales sustituidas por alianzas entre amigos, la crisis del multilateralismo, la vuelta de la soberanía y el proteccionismo nacional, donde la presidencia de Donald Trump es un efecto y un agente.
En segundo lugar, ciñéndonos al ámbito español, las Fuerzas Armadas nunca han participado en mayor número de operaciones en el exterior y nunca ha tenido esa presencia menor repercusión social ni menor reflejo parlamentario, el espacio de la rendición de cuentas y de las explicaciones políticas y económicas.
Otros dos factores estrictamente militares han cambiado la forma de intervenir en escenarios ajenos al territorio nacional. Por una parte, la reducción del tamaño de los contingentes en el exterior, con uso intensivo de unidades de operaciones especiales e inteligencia, y en algunos casos con la tarea de formar a ejércitos locales. Un segundo condicionante militar es la tecnificación de la guerra, la utilización masiva del arma aérea y el recurso creciente a drones y sistemas no tripulados que alejan, en distancia y responsabilidad, atacante y objetivo.
Finalmente un quinto factor a tener en cuenta sería la militarización de fenómenos hasta no hace mucho ajenos al mundo uniformado, desde la seguridad interior a la inmigración, desde la información a las redes sociales. El traspaso del ámbito civil al militar suele ir ligado a situaciones de emergencia -reales o inducidas- y una restricción de derechos fruto de la excepcionalidad que justifica a su vez los instrumentos utilizados.
La opinión pública y sus parlamentos se pueden estar alejando de la actuación de los ejércitos, tanto en conflictos armados como en las antes llamadas operaciones de paz, y esa lejanía no ampara la vulneración de derechos fundamentales -desde el derecho a la vida al de información-, pero garantiza la inmunidad de sus responsables si se produce.
Los sistemas aéreos no tripulados, popularizados como drones, no están descontrolados, se pilotan desde tierra, mientras se avanza hacia la próxima fase en la que podrían tener capacidad de decisión autónoma sin participación humana más allá de la programación del sistema. Un peligro similar al de los derechos, asistimos a un escenario donde habitan por un lado personas y por otro los derechos que iban asociados a ellas y ahora parecen desligados en aras de una seguridad que separa lo que teóricamente debía garantizar, el libre ejercicio de los derechos por parte de los ciudadanos.

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Extracto de la ponencia presentada en el Seminario Internacional sobre Seguridad Global y Derechos Fundamentales, celebrado en la Universidad de Valencia -Facultad de Derecho- los días 19 y 20 de septiembre de 2018 (publicación en imprenta).
El autor forma parte del equipo de trabajo del proyecto de investigación Seguridad Global y Derechos Fundamentales.

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martes, 3 de julio de 2018

La Europa no construida

Artículo publicado también en la web del proyecto de
Dos días antes de que una mayoría parlamentaria censurara la competencia profesional de Mariano Rajoy para dirigir el país, con el consiguiente nombramiento de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno español, José Borrell participaba en un acto de la Fundación Alternativas, en la presentación de su análisis anual sobre el estado de salud del continente: "Informe sobre El estado de la Unión Europea 2018. Los Estados europeos ante las reformas de la Unión", dirigido por Diego López Garrido.
Resulta al menos curioso que quien expresara sus opiniones en el marco de un debate organizado por un think tank tuviera en horas la oportunidad de aplicarlas como ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, viaje exprés del poder deliberativo al ejecutivo, siempre con permiso del presidente del Gobierno y de la realidad, a la que llaman tozuda.
Entre las preguntas no formuladas a los intervinientes se encontraba cuán cerca o lejos estaba la Fundación Alternativas de convencer con su análisis y sus argumentos al co-patrocinador del propio informe, nada menos que el Ministerio de Asuntos Exteriores. Uno de sus directores generales allí presentes, mostrando simpatía por el documento, expresó su falta de ambición europea y exceso de euro-escepticismo, y señaló una infinidad de fracturas, entre países del norte y del sur, del este y del oeste, entre países del euro y sin la moneda; dentro de cada país entre generaciones, entre partidos del sistema y antisistema, entre electores y gobernantes... A pesar de lo anterior dijo no querer entrar en política.
El caso es que el hoy ministro Borrell expresó en los últimos momentos de su vida anterior su preocupación por Italia, que el gran problema de la UE hoy se llama Italia, uno de los grandes de la UE hoy gobernado desde el neofascismo. Días después la negativa italiana a acoger algunos refugiados o la voluntad de elaborar un censo de gitanos confirman los temores.
Destacó Borrell de Italia cierta catástrofe social, su desigual distribución de la renta, precariedad, estancamiento económico, la emergencia de partidos políticos que cuestionan el sistema pues los italianos no se sienten ni representados ni protegidos, afirmó, con lo que acabaron votando a un cómico (Beppe Grillo), eso sí, después de varios primeros ministros que fueron nombrados sin pasar por las urnas (tecnocracia y populismo, esta ya no es de Borrell, alternándose en el poder).
En la presentación del informe, el vicepresidente de la Fundación, Nicolás Sartorius, incidió en el absoluto déficit social de la UE: los populismos son el efecto de la crisis de Europa, no su causa, dijo; la UE y los gobiernos nacionales no han protegido a sus ciudadanos en la crisis, que luego han reaccionado electoralmente apoyando soluciones milagrosas barra desastrosas; hay que elegir entre lo social o más nacionalismos; es imprescindible introducir la agenda social en las políticas de la UE, salario mínimo, protección contra el desempleo, pensiones.
Para López Garrido, partidario de reformar hasta los Tratados, la Europa social es el agujero negro de la Unión, ámbito entonces donde avanzar junto con otros como la reforma del euro (seguridad frente a crisis financieras), la armonización fiscal (impuestos de multinacionales tecnológicas y lucha contra paraísos fiscales), avanzar en una política europea de asilo y en otros campos como seguridad y defensa. Sostiene el director del informe la necesidad de reaccionar a amenazas como el nacionalismo populista  y su apuesta identitaria excluyente (aquí incluye Bréxit y Cataluña), ante un hijo de lo anterior que es el proteccionismo (Trump), la amenaza de un renacido autoritarismo, la xenofobia y la agrupación de Estados por afinidades que debilitan el conjunto.
Es este 2018 un año decisivo para diseñar las reformas que Europa necesita y que se deben consolidar en forma de propuestas presupuestarias (2021-2027, ahora en negociación) y debate ante las próximas elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2019.
El documento de Alternativas concluye con una serie de recomendaciones en la línea de avanzar hacia una unión política de naturaleza federal, recomendaciones que firma el Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación del que formaba parte Josep Borrell. Se aboga por controlar el respeto a los principios democráticos de los países miembros de la misma forma que se controla el cumplimiento de los criterios económicos; se sugiere una defensa sin fisuras del pacto nuclear con Irán e incrementar la presencia en Oriente Próximo; se recomienda avanzar en un entendimiento a medio plazo con Rusia; en seguridad y defensa la Fundación apoya la declarada autonomía estratégica de la UE y un cuartel general capaz de planear misiones civiles y militares, ejecutivas y no ejecutivas; se insiste y mucho en que frente al avance de los nacionalismos la única alternativa es acentuar las políticas sociales de ámbito nacional y también europeo, aspectos concretos como la calidad en el empleo, derechos sociales y laborales, impulsar políticas activas de empleo, llenar de contenido real y efectivo el pilar social europeo presentado con trompetas tronantes en noviembre de 2017.
Sostiene la Fundación Alternativas en documento publicado en días inmediatamente anteriores a la formación del actual Gobierno de Pedro Sánchez que celebradas ya las elecciones en Francia y Alemania, con Reino Unido retirándose del club e Italia perdiendo influencia, "España debería aprovechar esta ventana de oportunidad para incorporarse al núcleo del liderazgo europeo".
Hace unos años se puso de cierta moda el urbanismo virtual: el Madrid no construido se llamó una exposición; y también la historia alternativa: qué hubiera pasado si Franco no hubiera provocado una guerra civil, si John F. Kennedy hubiera muerto de viejo en la cama, si el general Prim no hubiera sido asesinado, si Aznar no hubiera apoyado la invasión de Irak...
La realidad es una extraña mezcla de lo que se hizo y lo que no llegó a ser por falta de voluntad o porque no se pudo. Veamos cómo continúa la construcción política de Europa, y si no gusta su evolución siempre es posible organizar dentro de un lustro un curso de verano, con el título: "¿Murió el proyecto europeo por falta de política social?". En Jaca.

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martes, 24 de abril de 2018

Teatro en Siria

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Algo se nos ha representado en Siria la madrugada del sábado 14 de abril, con el ataque coordinado de Estados Unidos, Reino Unido y Francia en teórica respuesta al uso previo de armas químicas por parte de Báshar al Ásad que no ha sido certificado por organización independiente alguna.
Todo indica que el reciente lanzamiento y caída sobre Siria de 110 misiles ha sido una representación, sin justificación ni sentido militar, anunciado una semana antes, sin víctimas ni objetivos claros, sin pretensiones de cambiar el régimen ni la relación de fuerzas; juzguémoslo entonces en términos teatrales: público, escenario, actores, libreto, claque.
Públicos. Las personas a las que se ha dirigido este mensaje explosivo no son los sirios, que llevan siete años de guerra, medio millón de muertos y el ataque no varía en ningún sentido sus circunstancias, sino que parece ir destinado a las opiniones públicas de los países atacantes. Este ejercicio de fuerza militar controlada persigue fortalecer la imagen de estadista tanto de Donald Trump, acosado por jueces, actrices porno y hasta un exdirector del FBI; la británica May, en minoría parlamentaria y unas negociaciones del Bréxit muy poco favorables; como de un Macron con la calle revuelta y necesitado de acciones exteriores a la altura de sus discursos.
Libreto. Como en cualquier intervención militar, se ha lanzado también un mensaje relacionado con el comercio de armamento. Entre lo poco que se ha contado figura el uso por parte de EEUU de un avanzado misil más inteligente aún que sus compañeros de arsenal; también Francia diríamos que ha estrenado en combate figurado una fragata invisible; y sobre EEUU ya dejó escrito su presidente que utilizarían "buenos, nuevos e inteligentes" misiles. Un efecto secundario del ataque podría ser además la demanda creciente del sistema ruso de misiles S-400.
Para el público sensible a la economía, el ataque ha contribuido además a mantener el precio del petróleo a precios interesadamente altos.
Actores. Las circunstancias especialmente inaceptables del uso de armas químicas obliga a estos tres países a intervenir en un conflicto... en el que no han dejado de intervenir durante los últimos siete años, los tres bombardean regularmente Irak y Siria en la lucha contra el Estado Islámico, EEUU tiene 2.000 militares sobre el terreno, Francia está presente en la zona desde comienzos del siglo XIX y Reino Unido es la otra expotencia colonial y basta con recordar que tiene en propiedad una parte de la isla de Chipre en formato de base militar. Ningún conflicto en Oriente Próximo tiene exclusivamente actores domésticos, suelen participar junto al Gobierno propio y sus oposiciones los tres del teatro de abril y como novedad la reciente expansión de Rusia e Irán fruto del desastre provocado por la invasión de Irak más en los últimos tiempos el intervencionismo exterior de Arabia Saudí y Turquía.
Escenario. En esta geografía España participa con su mayor contingente militar en el exterior desde 2006 en la misión de Naciones Unidas en el sur del Líbano (700 militares); mantiene desde 2014 en Turquía una batería de misiles en una misión OTAN no está claro con qué objetivo; y va engordando un contingente militar en Irak que ya sobrepasa los 500 militares en una coalición internacional contra el Dáesh que se nos dice ha sido vencido ya en el país. La Armada además despliega medios navales con los destructores norteamericanos domiciliados en Rota y que participaron en el ataque con misiles.
Claque o clac (del francés claque, "bofetada")​ es el nombre que de modo convencional recibe el grupo de individuos pagados para aplaudir en los espectáculos, bien como cuerpo organizado contratado en las salas de teatro y ópera, o figuradamente los que aplauden o animan a alguien de forma incondicional.
España por tanto tiene una importante presencia incluso militar sobre el terreno, aunque no se considera a sí misma un actor. La respuesta oficial al ataque no destaca sobre el coro que lo ha apoyado sin crítica ni aportación alguna.
Los comunicados oficiales tras el ataque con misiles de EEUU, Francia y Reino Unido contra Siria mencionan que no existe solución militar al conflicto, sino política (también aquí, déficit de política); y destacan todos la legitimidad de la acción, no su legalidad inexistente, lo que iguala al trío con quienes viven al margen de la legalidad internacional.
Hay una víctima de calado además en todo este proceso, que es la Defensa europea de la que tanto se viene hablando en el último par de años y que se ve reducida en sus expectativas más ambiciosas a conseguir economías de escala en el desarrollo o adquisición de armamento. Tres días después del teatro sirio, Emmanuel Macron pronunció un discurso rabiosamente europeista en el Parlamento Europeo, que nadie ha puesto en relación con su actuación militar unilateral en Siria al margen de sus socios económicos y políticos.
La Unión Europea y las Naciones Unidas presiden en unos días la segunda Conferencia «Apoyar el futuro de Siria y su región», que se celebra en Bruselas los días 24 y 25 de abril.
Dicen los convocantes que "mientras la guerra de Siria entra en su octavo año, la situación humanitaria sigue empeorando. Más de trece millones de sirios están ahora necesitados de ayuda humanitaria y hay más de cinco millones de refugiados sirios desplazados fuera del país".
En este contexto, la Conferencia se propone movilizar ayuda humanitaria para los sirios que se encuentran en el interior del país y en los países vecinos. "En la Conferencia también se intentará recabar apoyo político para el proceso de paz conducido por las Naciones Unidas".
La Conferencia reunirá a participantes de más de ochenta y cinco países y organizaciones, a nivel ministerial.
"La UE mantiene su empeño en encontrar una solución política duradera al conflicto de Siria dentro del marco vigente acordado por las Naciones Unidas. Como se declara en las Conclusiones del Consejo adoptadas el 3 de abril de 2017, la UE está convencida de que no existe una solución militar para el conflicto y apoya firmemente la labor del enviado especial de las Naciones Unidas y las conversaciones mantenidas entre las partes sirias en Ginebra". Pues eso.
La representación tiene dos acepciones en el diccionario: una es teatro, imagen o idea que sustituye a la realidad; tiene también otra política, la delegación de poder que reciben los cargos electos tras el voto de los ciudadanos. El ejercicio del poder tiene claramente una parte de representación teatral, pero no puede ser la única ni la principal. Las simulaciones con medios militares, aparte del peligro evidente de provocar víctimas humanas, son además tremendamente costosas para el presupuesto y para el prestigio que necesitan cuando son realmente necesarias.
Última hora: imitando el comportamiento de Cristina Cifuentes con el máster regalado que niega que le regalaran, el Gobierno sirio ha devuelto la Legión de Honor que Francia concedió al presidente Báshar al Ásad cinco minutos antes de que se lo quitaran, como ya hizo el Gobierno francés con el ciclista dopado estadounidense Lance Armstrong. La simulación también en la concesión de títulos acaba chirriando ya se produzca en Vicálvaro, París o Damasco.

Sugerencias