miércoles, 15 de febrero de 2023

Homenaje a Montávez, a media distancia

Este 14 de febrero de 2023 Pedro Martínez Montávez ha cambiado de dimensión, de la terrena a otra desconocida, y la cabeza y la tecla me piden escribir una columna en su honor, que es un homenaje al arabista que me dio clase y dirigió el Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid, probablemente sea también un homenaje a mi juventud de estudiante de Filología Árabe, así como Joan Baptista Humet escribió una canción a su adolescencia.

Se trata de un homenaje a media distancia, porque desde este momento me auto designo portavoz de tantos estudiantes y licenciados que se acaban dedicando profesionalmente a algo distinto a lo que estudiaron, el mundo está lleno de filólogos, geógrafos, historiadores, biólogos, licenciados en la cosa y luego la trayectoria profesional les lleva a otras tareas, en mi caso al periodismo y la comunicación.

No he querido tirar de los apuntes de la carrera que duermen en algún lugar del trastero ni de san Google sino escribir unas palabras estrujando la memoria e impresiones en algún lugar enquistadas, palabras que probablemente nunca me hubiera atrevido a decirle en persona, no había confianza suficiente y no seguí por la universidad ni en foros especializados.

Identifico al profesor Montávez como un referente del arabismo español que giró el foco tradicional de los estudios árabes en España desde la Edad Media -buscando muchos de ellos las huellas cristianas de Al Ándalus, algunos siguen en la tarea- a la época contemporánea. Tuvo el interés y el acierto de analizar la huella andalusí, pero en la obra literaria árabe del siglo XX.

Relaciono al profesor Montávez con el poeta sirio Nizar Qabbani, a quien tradujo; con su Historia de la literatura árabe moderna, manual obligado, y con nombres sonoros como Abdul Wahhab al Bayati, Badr Shákir al Sayyab, Fadwa e Ibrahim Tuqán, Tawfiq al Hakim, Gassán Kanafani..., personalidades de la literatura y la cultura árabe cuya música aún resuena en mi cabeza, y Taha Husein, hablaba mucho de Taha Husein.

Recuerdo asistir muchas tardes a conferencias en la Asociación de Amistad Hispano-Árabe, calle Príncipe de Vergara de Madrid, como el que acude a una sesión de una logia masónica entrando por un árbol hueco. En ese foro y en otros que frecuentó o impulsó había una voluntad divulgadora más allá de los círculos académicos especializados; también en parte de su inmensa producción editorial, recuerdo de aquella época libros de encuadernación modesta y mucho contenido, en Cantarabia, en aquellas publicaciones del Instituto Hispano Árabe de Cultura, organismo antecessor del posterior Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe y de la actual Casa Árabe; en los Cuadernos de Historia 16; en aquellos libros que publicaba el efímero periódico El Sol.

Montávez era arabista de Oriente (el Próximo), los hay del siglo IX y los hay de Marruecos, su carrera estuvo marcada por unos primeros años en Egipto y allí vivió el panarabismo de Gamal Abden Náser, cierta euforia de los años 50 y 60. Contaba de alguna etapa como traductor para Exteriores su sorpresa al escuchar pronunciar el sonido che en Irak, y luego lo comprobé personalmente como lector de español en alguna estancia entre guerras.

Recuerdo aquella clase de la Autónoma en la que fumábamos como cosacos, las fiestas de la Primavera y una pizarra enorme, las negras de tiza y borrador, llena hasta los bordes de plurales fractos, una forma enrevesada que tiene la lengua árabe de salirse de la regularidad y hacer plurales extraños, que luego descubrimos que también seguían alguna lógica irregular.

Y fractos también estábamos quienes estudiábamos allí Filología Árabe, poco más de dos decenas en clase, a menudo se olvida que los estudiantes aprenden alguna cosa y también aprenden a ser persona, con los rodeos que marca la edad, mientras que ahora les pedimos a los niños de Primaria que decidan ya de una vez su vocación. 

Pedro Martínez Montávez demostró con su trayectoria que se puede nacer en Jaén y ser un sabio, y lo demostraba sin estridencias escondido detrás de su bigote y de una voz profunda con la que expresaba un discurso bastante retórico al que gustaba trufar de arabismos, como acicate.

Abrió muchos caminos innovadores y varios de ellos condujeron a Latinoamérica, en busca de la literatura y la vida de los árabes emigrados por miles a finales del siglo XIX y principios del XX (máhyar), muchos de ellos libaneses, que como turcos aparecen en las novelas de García Márquez.

Esta columna es una reivindicación de mi deformación universitaria y la trayectoria posterior ni vinculada directamente ni desvinculada del mundo árabe, por ahí en medio, un intermediario en mi caso entre los arabistas de profesión y el desconocimiento generalizado sobre temas árabes; esto es una defensa de los intermediarios, como los periodistas o los políticos, hoy desprestigiados por los brillos de la tecnología y las sombras del populismo, y más necesarios que nunca.

Montávez fue rector de la Universidad Autónoma y contaban las crónicas que facilitó en esa época unas jornadas en las que participó el mismísimo Muammar el Gaddafi con su Libro Verde, que sirvió de inspiración a la extrema izquierda y a la extrema derecha de aquellos años. La biografía y trayectoria del profesor sí revela un compromiso político informado con Palestina, difundiendo su literatura y su historia; contra la invasión de Irak o acompañando las primaveras árabes en una etapa más reciente, análisis siempre complejos, repletos de meandros.

Con Pedro Martínez Montávez identifico mi primera etapa universitaria, y una circunstancia que me sorprendió entonces y no he olvidado en décadas era que él tenía la sana costumbre de escuchar, descubrí con él que hay que ser muy sabio y muy inteligente para atender con atención el discurso no elaborado de un joven descentrado en busca de algo difuso.

Primera versión de este artículo publicado en 'Atalayar', 15.2.2023.

Sugerencias
Globo espía chino localizado
en la vertical de la UAM a
mediados de los ochenta.


Hommage à Montávez, au second plan

Ce 14 février 2023, Pedro Martínez Montávez a changé de dimension, passant de la dimension terrestre à une dimension inconnue, et ma tête et ma clé me demandent d'écrire une chronique en son honneur, qui est un hommage à l'arabisant qui m'a enseigné et a dirigé le département d'études arabes et islamiques de l'Université Autonome de Madrid dans les années 80, probablement aussi un hommage à ma jeunesse d'étudiant en Philologie Arabe, tout comme Joan Baptista Humet a écrit une chanson sur son adolescence. 

Il s'agit d'un hommage à mi-distance, car à partir de ce moment, je me désigne comme le porte-parole de tant d'étudiants et de diplômés qui finissent par travailler professionnellement dans un domaine autre que celui qu'ils ont étudié; le monde est plein de géographes, d'historiens, de biologistes, diplômés dans la matière puis leur carrière professionnelle les conduit à d'autres tâches, dans mon cas au journalisme et à la communication. 

Je ne voulais pas sortir les notes de mon diplôme qui dorment quelque part dans le débarras ou de Google, mais écrire quelques mots de ma mémoire ou quelques impressions incrustées, des mots que je n'aurais probablement jamais osé lui dire en personne, il n'y avait pas assez de confiance et je ne le suivais pas dans l'université ou dans les forums spécialisés. 

J'identifie le professeur Montávez comme une référence en matière d'arabisme espagnol, qui a fait passer le centre d'intérêt traditionnel des études arabes en Espagne du Moyen Âge, dont beaucoup cherchaient les traces chrétiennes d'Al-Andalus, à la période contemporaine. Il a eu l'intérêt et la sagesse de rechercher les traces d'Al-Andalus, mais dans l'œuvre littéraire arabe du XXe siècle. 

J'associe le professeur Montávez au poète syrien Nizar Qabbani, qu'il a traduit ; avec son "Histoire de la littérature arabe moderne", le manuel de beaucoup de gens, et avec des noms aussi sonores qu'Abdul Wahhab al-Bayati, Badr Shákir al-Sayyab, Fadwa et Ibrahim Tuqán, Tawfiq al-Hakim, Gassán Kanafani, des personnalités de la littérature et de la culture arabes dont je pouvais dire peu de choses et dont la musique résonne encore dans ma tête, et Taha Husein, il a beaucoup parlé de Taha Husein. 

Je me souviens avoir assisté à de nombreuses soirées de conférences à l'Asociación de Amistad Hispano-Árabe, Calle Príncipe de Vergara à Madrid, comme quelqu'un qui assisterait à une session d'une loge maçonnique entrant par un arbre creux. Dans ce forum et dans d'autres qu'il fréquentait ou promouvait, il y avait un désir de diffusion au-delà des cercles académiques spécialisés; également dans une partie de son immense production éditoriale, je me souviens de livres de cette époque à la reliure modeste et au contenu très riche, en langue cantarabe, dans les publications de l'Instituto Hispano Árabe de Cultura, le prédécesseur de l'Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe et de l'actuelle Casa Árabe. 

Montávez était un arabisant de l'Est, il y a ceux du IXe siècle et ceux du Maroc; il a dû aller en Égypte après ses études et y a connu le panarabisme de Gamal Abden Náser, une certaine euphorie des années 1950 et 1960; d'une certaine période comme traducteur pour le Foreign Office, je me souviens qu'il racontait sa surprise en entendant le son che prononcé en Irak, et plus tard je l'ai personnellement vérifié comme lecteur d'espagnol lors d'un séjour entre les deux guerres. 

Je me souviens de ce cours à l'Université autonome où nous fumions comme des fous, des festivités de printemps et d'un immense tableau noir, celui des craies et des gommes, plein de pluriels fractals, une manière alambiquée dont la langue arabe s'écarte de la régularité et fabrique des pluriels étranges, dont nous avons découvert plus tard qu'ils suivaient aussi une certaine logique irrégulière. 

Et nous étions aussi des fractos, ceux d'entre nous qui étudiaient la Philologie Arabe là-bas, un peu plus de deux douzaines en classe, on oublie souvent que les étudiants apprennent quelque chose et apprennent aussi à être une personne, avec les détours qui viennent avec l'âge, alors que maintenant on demande aux enfants de l'école primaire de décider de leur vocation une fois pour toutes.  

Pedro Martínez Montávez a démontré avec sa carrière qu'il est possible de naître à Jaén et d'être un sage, et il l'a démontré sans stridence cachée derrière sa moustache et une voix grave avec laquelle il exprimait un discours plutôt rhétorique qu'il aimait utiliser les mots arabes comme un aiguillon. 

Il a ouvert de nombreuses voies innovantes et plusieurs d'entre elles ont conduit en Amérique latine, à la recherche de la littérature et de la vie des Arabes qui ont émigré par milliers à la fin du XIXe et au début du XXe siècle (máhyar), dont beaucoup de Libanais, alors sous l'empire turc et qui apparaissent comme des Turcs dans les romans de García Márquez. 

Cette chronique est une justification de ma formation universitaire et de ma trajectoire ultérieure, ni directement liée ni détachée du monde arabe, quelque part entre les deux, un intermédiaire dans mon cas entre les arabisants de profession et le manque général de connaissances sur les questions arabes, une défense des intermédiaires, comme les journalistes ou les politiciens, aujourd'hui discrédités par les lumières de la technologie et les ombres du populisme, et plus nécessaires que jamais. 

Montávez était recteur de l'Université Autonome et les chroniques racontent qu'à cette époque, il a facilité une conférence à laquelle Muammar Kadhafi lui-même a participé avec son "Livre vert", qui a servi d'inspiration à l'extrême gauche et à l'extrême droite de ces années-là. La biographie et la carrière du professeur révèlent un engagement politique éclairé en faveur de la Palestine, en diffusant sa littérature et son histoire ; l'invasion de l'Irak et les printemps arabes marquent une étape plus récente. 

J'identifie avec Pedro Martínez Montávez mes journées universitaires, et une circonstance qui m'a surpris à l'époque et que je n'ai pas oubliée depuis des décennies, c'est qu'il avait la saine habitude d'écouter, j'ai découvert avec lui qu'il faut être très sage et très intelligent pour écouter attentivement le discours non élaboré d'un jeune homme décentré à la recherche de quelque chose de diffus. 

Texte original en espagnol. Traduction gracieuseté du magazine Atalayar, 

un pont journalistique d'Espagne entre rivages et cultures, où il a également été publié.

Tribute to Montávez, in the middle distance

This February 14th, 2023, Pedro Martínez Montávez has changed dimension, from the earthly to an unknown one, and my head and my key ask me to write a column in his honour, which is a tribute to the Arabist who taught me and directed the Department of Arab and Islamic Studies at the Autonomous University of Madrid in the eighties, probably also a tribute to my youth as a student of Arabic Philology, just as Joan Baptista Humet wrote a song about his adolescence. 

It is a mid-distance homage, because from this moment on I designate myself as the spokesperson for so many students and graduates who end up working professionally in something other than what they studied; the world is full of geographers, historians, biologists, graduates in the subject and then their professional careers lead them to other tasks, in my case to journalism and communication. 

I didn't want to pull out the notes from my degree that are sleeping somewhere in the lumber room or from Saint Google, but to write a few words from my memory or impressions somewhere stuck, words that I would probably never have dared to say to him in person, there wasn't enough trust and I didn't follow him around the university or in specialised forums. 

I identify Professor Montávez as a reference in Spanish Arabism who turned the traditional focus of Arab studies in Spain from the Middle Ages, many of them looking for the Christian traces of Al-Andalus, to the contemporary period. He had the interest and the wisdom to look for the traces of Al-Andalus, but in the Arabic literary work of the twentieth century. 

I associate Professor Montávez with the Syrian poet Nizar Qabbani, whom he translated; with his "History of Modern Arabic Literature", the handbook of many, and with such sonorous names as Abdul Wahhab al-Bayati, Badr Shákir al-Sayyab, Fadwa and Ibrahim Tuqán, Tawfiq al-Hakim, Gassán Kanafani, personalities of Arab literature and culture of whom I could say little and whose music still echoes in my head, and Taha Husein, he spoke a lot about Taha Husein. 

I remember attending many evenings of lectures at the Asociación de Amistad Hispano-Árabe, Calle Príncipe de Vergara in Madrid, like someone attending a session of a Masonic lodge entering through a hollow tree. In that forum and in others he frequented or promoted, there was a desire to disseminate beyond specialised academic circles; also in part of his immense publishing output, I remember from that period books with modest binding and a lot of content, in Cantarabia, in those publications of the Instituto Hispano Árabe de Cultura, the predecessor of the later Instituto de Cooperación con el Mundo Árabe and today's Casa Árabe. 

Montávez was an Arabist from the East, there are those from the ninth century and those from Morocco; he must have gone to Egypt after graduating and there he experienced the pan-Arabism of Gamal Abden Náser, a certain euphoria of the 1950s and 1960s; from a certain period as a translator for the Foreign Office, I remember him telling of his surprise on hearing the sound che pronounced in Iraq, and later I personally verified it as a reader of Spanish during a stay between the wars. 

I remember that class at the Autonomous University in which we smoked like crazy, the spring festivities and a huge blackboard, with chalk and eraser, full of fractal plurals, a convoluted way in which the Arabic language departs from regularity and makes strange plurals, which we later discovered also followed some kind of irregular logic. 

And we were also fractos, those of us who were studying Arabic Philology there, a little more than two dozen in class, it is often forgotten that students learn something and also learn to be a person, with the detours that come with age, while now we are asking primary school children to decide their vocation once and for all.  

Pedro Martínez Montávez demonstrated with his career that it is possible to be born in Jaén and be a wise man, and he showed it without stridency hidden behind his moustache and a deep voice with which he expressed a rather rhetorical discourse that he liked to use Arabic words as a spur. 

He opened many innovative paths and several of them led to Latin America, in search of the literature and life of the Arabs who emigrated by the thousands at the end of the 19th and beginning of the 20th century (máhyar), many of them Lebanese, then under the Turkish Empire and who appear as Turks in García Márquez's novels. 

This column is a vindication of my university education and subsequent trajectory, neither directly linked to nor detached from the Arab world, somewhere in between, an intermediary in my case between Arabists by profession and the general lack of knowledge on Arab issues, a defence of intermediaries, such as journalists or politicians, today discredited by the lights of technology and the shadows of populism, and more necessary than ever. 

Montávez was rector of the Autonomous University and the chronicles say that at that time he facilitated a conference in which Muammar Gaddafi himself took part with his "Green Book", which served as an inspiration to the extreme left and the extreme right of those years. The professor's biography and career does reveal an informed political commitment to Palestine, disseminating its literature and history; the invasion of Iraq and the Arab Springs mark a more recent stage. 

With Pedro Martínez Montávez I identify my university days, and a circumstance that surprised me then and which I have not forgotten for decades was that he used to listen, I discovered with him that you have to be very wise and very intelligent to listen carefully to the unelaborated discourse of a young man off-centre in search of something diffuse. 

Original text in Spanish. Translation is courtesy of Atalayar magazine, a journalistic bridge between shores and cultures where this article was also published.

viernes, 3 de febrero de 2023

Comunicar de manera efectiva una realidad compleja


Las instituciones europeas suman la mayor maquinaria de comunicación pública del planeta, y aún así no resulta extraño escuchar la insatisfacción interna, y externa entre especialistas, sobre la falta de conocimiento ciudadano de su trabajo y actuaciones.
Las explicaciones pueden ser diversas: las siete instituciones comunitarias principales y las decenas de organismos no tienen como tarea comunicar Europa, sino su área de actuación específica; la agenda pública, periodística y política, sigue marcada fundamentalmente por un enfoque nacional, y así se interpreta lo que se produce en Bruselas; nadie comunica Europa en su totalidad, y si se produjera cabría preguntarse qué Europa existe como común denominador o qué proyecto europeo se persigue, la consigna de 'más Europa' se queda hoy corta como acicate u objetivo totalizador.
Como sucede con cada país, la relación de España y de los españoles con Europa es particular, se convirtió durante buena parte del siglo XX en anhelo político frente a la dictadura, un paraíso idealizado de desarrollo económico y libertades públicas, un más allá con una acumulación de expectativas difícil siempre de cubrir.
Con la integración de España en la entonces CEE tres décadas después de su nacimiento el enfoque cambió, ya como país miembro, se comenzaron a recibir fondos europeos de cohesión y estructurales -a cambio de ampliar el mercado y la liberalización económica- que han sido claves para la modernización del país.
En 2023 el objetivo ya no es -sólo- ser miembro o recibir ayuda al desarrollo, sino participar en las decisiones e impulsar políticas y consensos, como ha ocurrido con los fondos Next Generation o en materia de energía. Por primera vez en décadas, compartimos desafíos y perseguimos soluciones también compartidas.
La Unión Europea es una gran maquinaria de comunicación, pero tan importante es su condición de formidable fuente de información, en ocasiones especializada, siempre de interés, para 450 millones de personas ciudadanas de los países miembro y también para el resto de la comunidad internacional.
La Oficina en España del Parlamento Europeo difundía a comienzos de 2023 un estudio en el que señalaba que el 57% de las leyes aprobadas por el Parlamento español en 2022 derivaban de directrices y decisiones europeas, de 73 leyes aprobadas un total de 42 están vinculadas con la UE, 21 responden al mandato de aplicación de reglamentos comunitarios o a la transposición al ordenamiento jurídico interno de España de directivas aprobadas por el Parlamento Europeo y el Consejo; el resto de normativas aprobadas respeta también la línea de actuación marcada desde las instituciones de la UE.
La Unión Europea, el nivel de decisión comunitario, marca como nunca la actividad política y la realidad ciudadana de los Estados miembro, y con una progresión creciente: el 57% vinculado con Europa de las leyes aprobadas por el Parlamento español en 2022 fue el 51% en 2021, representó el 50% en 2020 y el 42% en 2019.
El peso de la normativa consecuencia de Europa es tan relevante que su seguimiento resulta imprescindible para el ámbito político o empresarial, pero también para el ciudadano. Podríamos decir que casi todo pasa por Bruselas, y para el común eso significa que la UE es fuente informativa de incalculable valor si se quiere conocer y comprender la actualidad.
En este marco multifacético de complejidad institucional -aunque accesible-, de diversidad de objetivos de comunicación, de densidad informativa, se mueve el Movimiento Europeo, plataforma principal en España a favor de la construcción política de Europa, punto de encuentro de la sociedad civil, profesional, institucional y académica -decimos-, ya con casi 75 años de trayectoria, parte de una amplia red europeísta con presencia en 34 países y 15 Comunidades Autónomas.
Resulta aclaratorio destacar que el Movimiento Europeo acapara también una serie de factores particulares no fáciles de comunicar: cuenta con miembros a título individual, pero también es asociación de asociaciones; en las actividades del Movimiento se encuentra el análisis académico de especialistas en Relaciones Internacionales y Unión Europea; pero también destaca el activismo político promoviendo un avance del proyecto europeo más o menos federal, más o menos social según preferencias; componente académico, componente activista, muchas veces protagonizado por jóvenes, componente también institucional, como colaborador necesario de la UE en la difusión de políticas o como agente de la sociedad civil en iniciativas de la importancia de la Conferencia sobre el Futuro de Europa recién celebrada en 2021/22.
Esta más revista que newsletter 'Europa en movimiento' es órgano de comunicación del Movimiento Europeo en España desde 2014 y cumple 50 números, 34 de ellos desde que en septiembre de 2019 quien esto escribe se incorporó como editor de la publicación, de periodicidad desde entonces mensual y rigurosamente periódica incluso en pandemia, en una trayectoria que coincide con la última legislatura comunitaria.
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Artículo publicado en 'Europea en movimiento', revista del Movimiento Europeo en España.