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lunes, 24 de mayo de 2021

España-Marruecos, ¿choque de ignorancias?

Imagen difundida por la Guardia Civil.

Escuché a un embajador de Marruecos en España salir con éxito de una pregunta incómoda sobre derechos humanos señalando que los avances en las libertades individuales y colectivas, como la igualdad o la participación política, es un proceso histórico para todos los humanos, que según las circunstancias y el momento avanzan más en unas geografías que en otras. El embajador fue luego destinado a un puesto relacionado con la descentralización política de su país, labor sobre la que desconozco los resultados.

Digamos cortésmente que la iniciativa sobre conquistas sociales y políticas no se pilota hoy desde aquella orilla. Una afirmación la anterior compatible con el reconocimiento a que nuestro vecino del sur ha puesto en marcha avances políticos claros en los últimos años: un nuevo Código de Familia en 2004 que amplía los derechos de la mujer;  la Instancia Equidad y Reconciliación, una Comisión Marroquí de la Verdad creada ese mismo año con el objetivo de arrojar luz y testimonios sobre las graves violaciones de derechos humanos ocurridas entre 1956 y 1999 -léase, represión de Hasán II, padre del rey reinante-, determinar las responsabilidades institucionales, indemnizar y rehabilitar a las víctimas, y elaborar propuestas de reformas; o la nueva Constitución de 2011, que entre otros contenidos contempla el voto de españoles/extranjeros residentes, que se vería acompañado del voto marroquí en España, posibilidad no desarrollada.

Aparece hoy muy limitado el impulso aperturista inicial de Mohamed VI tras su acceso al trono en 1999, como de otros gobernantes árabes que heredaron el poder en el cambio de siglo -Abdalá II en Jordania también en 1999 o Báshar al Ásad en 2000-, que despertaron mejores expectativas que resultados, a pesar de haber sobrevivido a las revoluciones-primaveras árabes, que no tiene poco mérito, aunque puede no ser suficiente para que sus hijos hereden el puesto.

Decimos que Estados Unidos no es Trump, no sólo, que Reino Unido no es Johnson (ni May ni Cameron), de donde se deduce que Marruecos no es Mohamed VI ni España Pedro Sánchez (o Rajoy), que estos países y sociedades son bastante más que sus dirigentes, incluidos los económicos y mediáticos, pero está claro que toman decisiones que pueden ser relevantes sobre la vida y hacienda, sobre el destino de los recursos públicos y sobre la seguridad. Por poner un ejemplo, el progreso social y político puede verse favorecido o torpedeado.

Mayo de 2021, el Gobierno marroquí (incluye la Corona) provoca una crisis política y diplomática con España -con una importante derivada humanitaria- sin precedentes desde Perejil 2002, abriendo la frontera con Ceuta que atraviesan miles de personas sin control. El momento claramente es consecuencia del reconocimiento en diciembre por el presidente de EEUU de la soberanía marroquí del Sáhara occidental, en compensación por el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel, leído por el poder político en Marruecos como una oportunidad para presionar a la UE, a España, a la ONU, para que muevan ficha a favor de su punto de vista de anexión incondicional y carpetazo al acuerdo de paz de 1991, un plan de arreglo que fue aprobado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que establecía un período de transición para preparar la celebración de un referéndum en el que el pueblo del Sáhara Occidental eligiera entre la independencia y la integración con Marruecos. 

Existían sospechas, pero se ha confirmado ahora por sus protagonistas, de que el Gobierno de Marruecos utiliza el flujo migratorio como instrumento de presión diplomática, lo que parece poco responsable para sus intereses, para las personas afectadas y sirve ya de hecho acreditado que estará presente en todo tipo de negociación futura y costará difuminar.

La crisis tiene una clara relación con la seguridad, la soberanía y el pulso diplomático, y de su gravedad da idea el viaje inmediato a Ceuta y Melilla del presidente del Gobierno español, gesto que no se producía con o sin crisis desde Zapatero.

De máximo interés para especialistas en seguridad (que son pocos) y profesionales (muchos) es si estos acontecimientos se enmarcan en la zona gris, en estrategias y amenazas híbridas, si nos encontramos en el nivel de configuración del entorno, interferencia o desestabilización. En cualquier caso, cuando la seguridad pierde contacto con el ciudadano, como ha ocurrido en esta ocasión, estas decisiones están más relacionadas con la seguridad laboral de quienes se dedican a ella y de los responsables que manejan esos recursos.

No parece fundado el análisis, con defensores en ambas orillas del Estrecho, que sitúa el control de la inmigración, el terrorismo yihadista o el desarrollo económico de España-Europa en manos de Marruecos: recordemos los atentados en Casablanca de mayo de 2003, anteriores al 11-M; que cuanto más dura sea la política migratoria de España mayor será el problema para Marruecos, país de paso pero también de destino de poderosos flujos migratorios desde el sur; atendamos a que el desarrollo económico marroquí está bastante ligado a la relación con su primer socio económico, que es la UE, o comercial, que es España.

Imagen de Ceuta publicada en la prensa marroquí.

Provocado el conflicto surge la pelea por el relato, en el que situar imágenes como la del guardia civil submarinista salvando bebés de morir ahogados o la voluntaria de Cruz Roja abrazando a un inmigrante aterrado; o militares españoles dando porrazos a inmigrantes, según ilustra la prensa de uno u otro país, con un ganador claro.

En este mismo capítulo de la comunicación, el director de la agencia oficial de noticias de Marruecos -MAP-, vestido con traje de camuflaje, escribe algunas proclamas faltonas de consumo interno y explosivo nacionalismo, y otras frases con mayor interés sobre lo que parece haber descubierto en "la nueva realidad geopolítica": "Ha llegado el momento de aclararse, especialmente después del reconocimiento por parte de los Estados Unidos de la plena soberanía de Marruecos sobre su Sahara. Qué vas a hacer?", aconsejando que España se alinee con EEUU (¿Trump, Biden?) y dar una oportunidad a la paz, inspirado por John Lennon.

"Estados miembros con un goteo de euros sin conciencia de un destino compartido. Y desvaríos infantiles en dirección a terceros países. Tu hechizo está roto", dice de la UE; "esta Europa desorientada, se debilita, que se alimenta a la fuerza de sus euros y se pierde en el siglo sin valores compartidos y sin un modelo gratificante ya no nos conviene, por qué entonces insistir en vivir juntos".

Además de cargar MAP contra las agencias EFE y AFP -entre bomberos no conviene pisarse la manguera-, el director de la marroquí opina que "Europa se está muriendo. Ni cohesión económica ni financiera. Sin capacidad para proteger realmente sus fronteras, ni en Oriente ni en Occidente. Ningún ejército capaz de asumir un desafío o imponer valores". 

¿Imponer valores? Qué difícil debe ser dirigir un medio de comunicación público, visto el despiste generalizado en éstas y otras geografías.

Parece desconocer la comunicación oficial que no hay marroquí sin acceso a medios extranjeros ni español sin referencias marroquíes, con lo que estos esforzados cantores le dejan a uno algo asombrado. ¿Desconocen el millón de marroquíes en España su país de acogida o residencia? ¿Se creen estas cosas los marroquíes que vacacionan en la costa del Sol? ¿Hay algún marroquí con un móvil en la mano que no acceda a fuentes de información no oficiales?

Una de las lecciones de la última crisis Marruecos-España, sobre la que los medios no han conseguido imponer un nombre, aún no está bautizada con éxito (eso sería otra batallita que librar), es que los regímenes autoritarios y/o no democráticos en cualquier orilla del Mediterráneo, occidental u oriental, no son fiables, porque no son previsibles, y de forma imprevista actúan Turquía, Egipto, Israel o Marruecos; de donde se deduce que la pedagogía y el respeto a los derechos humanos debería formar parte de cualquier negociación de la UE con terceros, no por altruismo, sino porque interesa.

La crisis de Ceuta de mayo de 2021 está teniendo un claro coste reputacional para los responsables políticos marroquíes, de lo quizá aún no sean conscientes, y un deterioro claro de las relaciones con España y la Unión Europea (recordemos, por ejemplo, que es la UE quien negocia la pesca con Marruecos, no los países individualmente).

Hace medio siglo convivían en las dos orillas del Estrecho un príncipe de los creyentes y un general superlativo por la gracia de Dios, y no se llevaban mal, a pesar de que incluso intercambiaron disparos y algún muerto (800 en Ifni), o que el de aquí hizo carrera con la ocupación colonial de los súbditos del de allí.

La condición de súbditos es la clave, o ciudadanos, apostaría a que a ambos lados del Estrecho son mayoría los ciudadanos frente a los súbditos; la diferencia es que los ciudadanos opinan y exigen responsabilidades a sus responsables políticos.

Imagen difundida por la Cruz Roja española.
"La nueva realidad geopolítica" de la que escribe el director de MAP se remite a los acuerdos de normalización o de Abraham de algunos países árabes, más Bután, con Israel, disueltos como un azucarillo tras la última masacre de palestinos en Gaza de este mes de mayo. "¡Un gran avance para la paz en Oriente Medio!", escribió Trump a través de su cuenta de Twitter.

El diciembre de 2020, ya perdidas las elecciones, la Administración Trump difunde un comunicado conjunto firmado por el primer ministro marroquí, Saad Din el Otmani; Jared Kushner, yerno de Trump; y por parte israelí Meir Ben-Shabbat, asesor responsable del Consejo de Seguridad Nacional, más un director de Exteriores que pasaba por allí.

Refiere la declaración una conversación telefónica entre Trump y Mohamed VI, y afirma que "el establecimiento de plenas, pacíficas y amistosas relaciones diplomáticas (entre Marruecos e Israel) se produce por el interés compartido entre ambos países y promoverá la causa de la paz en la región, impulsando la seguridad y desbloqueando nuevas oportunidades para toda la zona". Los acontecimientos recientes en Palestina no han confirmado los deseos expresados en la declaración tripartita.

Imaginando un hipotético ejercicio de prospectiva ‘Marruecos 2050’, ¿seguirá la frontera con Argelia cerrada como está desde 1994?; ¿habrán vuelto los embajadores de Marruecos en Alemania y España a su lugar de trabajo?; ¿se mantendrán los dos millones de turistas españoles que visitaron Marruecos en 2019? (20% del total); ¿continuará la Operación Paso del Estrecho  con cerca de cuatro millones de personas? ¿Cómo habrán evolucionado los 2.000 millones de euros que envían en remesas los marroquíes residentes en España a su país de origen?

Frente a 2002 (Perejil), 1975 (Marcha Verde),  1958 (guerra de Ifni), 1956 (independencia de Marruecos), 1912 (Protectorado) ó 1860 (toma española de Tetuán), ha cambiado el escenario, los actores, la comunicación, los intercambios, los ciudadanos y la información que reciben, elementos que esperemos contribuyan a disolver el nudo de desconfianza en menos de diez años.

Las autoridades marroquíes han realizado un diagnóstico erróneo de la oportunidad que parecía abrirse con la diplomacia tuitera de Trump, independientemente de lo que haga ahora Biden, probablemente nada, más allá de contemplar incómodo cómo chocan dos aliados cercanos. Para EEUU, Marruecos y España ni son un problema ni son indispensables, por lo que su reacción será siempre modesta.

El Gobierno marroquí ha realizado también una mala calibración del momento político de la Unión Europea, enfrentándose a Alemania y España y provocando una reacción del club que no tuvo en la crisis de Perejil; mal diagnóstico de una UE ultra sensibilizada hoy contra chantajes sobre migrantes, y que vive un refuerzo federal y un avance de políticas comunes -no sólo financieras- como reacción a la crisis del covid, avances con repercusión sobre su política exterior y de seguridad.

Las relaciones entre España y Marruecos, afortunadamente,  son más profundas y fuertes que la habilidad de sus dirigentes para leer el momento político. Historia común, cultural, medieval, colonial, de la que no somos responsables los vivientes, sí de la actual. La exposición en el Museo Reina Sofía sobre arte contemporáneo marroquí es un ejemplo a imitar.

Cultura e información, probablemente también la relación empresarial, son ingredientes para fortalecer una relación que la tozuda geografía hace obligada. Cuanto más complejas y densas sean las relaciones entre los dos países, incluida la sociedad civil, menos podrán ser manipuladas sus opiniones públicas y sus sociedades por intereses coyunturales; incluso podríamos decir que cada vez dependerán menos de decisiones personales.

La expresión "choque de ignorancias" del título fue la alternativa del intelectual palestino Edward Saíd a aquel "choque de civilizaciones" de rampante éxito a finales del XX.

La respuesta a la pregunta del título es claramente negativa, no puede haber ignorancia entre Marruecos y España, no la hay entre los que toman decisiones, choque de extremistas sí puede existir, no de ignorantes. Aunque sí se puede estar produciendo otro tipo de carencia, el desconocimiento o incapacidad de leer el momento: la cooperación y la interdependencia destacan como lecciones obligadas del covid, no por altruismo, sino por interés interesado. Otra actitud responde simplemente a quien piensa que puede conseguir más en solitario que en asociación, legítimo, pero ¿acertado?


Artículo publicado también en infoLibre -Blog Al revés y al derecho- y en Rebelión.

Sugerencias


viernes, 8 de mayo de 2020

Ramadan et covid-19

 

Il y a des obsessions qui sont gratifiantes à pratiquer une fois par an, certains le font en écrivant une colonne anti-corrida, dans mon cas en parlant -contre le courant- des musulmans au Ramadan. 
Mosquée-cathédrale de Cordoue, Espagne (Photo: PND, 2018).
Il s'avère qu'il y a environ deux millions de citoyens de religion musulmane en Espagne qui célèbrent le Ramadan à partir du 24 avril, le mois lunaire du calendrier islamique avec le nom duquel nous identifions le jeûne, qui est en fait le précepte religieux et l'un des cinq piliers de l'Islam. 
Le Ramadan est probablement la plus grande période festive pour un musulman ; il commémore la révélation du Coran à Mahomet et le résultat pratique consiste en une somme de spiritualité, de relations sociales liées à la nourriture et aux horaires modifiés, ingrédients présents dans toutes les grandes fêtes de toute culture, cette année marquée par la maladie qu'ils ont appelée COVID-19, causée par un coronavirus, et l'enfermement à la maison qui en a résulté.
Du point de vue de la communauté, ce Ramadan a commencé par la mort, suite à la pandémie, de Riay Tatari, président de la Commission islamique d'Espagne depuis plusieurs décennies, un Espagnol d'origine syrienne qui est arrivé dans ce pays dans les années 70 pour étudier la médecine et qui est resté ici, représentant et parlant aux musulmans pendant des années avec l'administration et l'imam de la mosquée du quartier madrilène de Tétouan. Les adieux sincères publiés, même par des représentants d'autres confessions, et le souvenir de l'auteur d'une ancienne interview, confirment le caractère unique de la personne et l'appréciation qu'elle a suscitée. 
Comme il n'est pas trop connu, car il fournit des informations pour mentionner qu'en Espagne pour la première fois ce chiffre frappant de deux millions de musulmans a été dépassé, mais dans cette colonne je pense que je n'ai pas besoin de titres spectaculaires et en plus le calcul est une estimation, dans notre pays la confession religieuse n'apparaît pas parmi les données du recensement (la source est le rapport annuel sous le nom « Etude démographique de la population musulmane », élaboré par l'Union des communautés islamiques d'Espagne -UCIDE-).
Il peut être surprenant que la première nationalité parmi les musulmans d'Espagne soit l'espagnol, suivi de près par les marocains (chacun comptant plus de 800 000 fidèles) ; à une grande distance, avec un peu moins de 100 000, les citoyens ayant la nationalité du Pakistan, du Sénégal et de l'Algérie. Le fait qu'il y ait beaucoup d'immigrants nationalisés parmi le collectif est une autre des réalités très réelles et très ignorées de notre pays, parce qu'ils sont aussi espagnols que les autres, par exemple, lorsqu'il s'agit de voter. 
Les municipalités qui comptent le plus grand nombre de concitoyens musulmans sont Barcelone, Ceuta, Madrid et Melilla, suivies par El Ejido (Almeria) et Murcie. Dans le monde, il est également peu commun de savoir que les pays comptant le plus grand nombre de musulmans sont l'Indonésie, le Pakistan, l'Inde, le Bangladesh, le Nigeria, l'Iran, la Turquie et l'Égypte, premier pays arabe sur la liste. Il est difficile de parler de 1,8 milliard de personnes comme d'un tout homogène, encore plus difficile d'extrapoler la version saoudienne de l'Islam ou toute autre à l'ensemble. Et jusqu'à présent, les informations.
Coronavirus 
Le multiculturalisme et la diversité religieuse en Espagne sont une réalité peu visible, ou peu visible. Ici, l'affichage public de festivités non catholiques n'a pas triomphé, comme c'est le cas en France ou du moins dans le cinéma français, ce qui reste une déclaration d'intention ; nos premiers ministres ne pensent pas non plus que rompre le jeûne de la harira le soir d'un des jours du Ramadan leur apporte quoi que ce soit, comme ils le font habituellement pour le Canada à tout moment et aux États-Unis en période démocratique. 
Cette année, afin d'illustrer la foi de manière spectaculaire, l'image de la Mecque ou du Vatican sans les fidèles donne à ces grands centres religieux l'apparence d'un centre commercial vide, dont on pourrait déduire que la divinité est une création humaine ou du moins dépend du public.
Le COVID-19 a apporté de grandes nouvelles. L'un des plus surprenants a été que dans cette grande crise sanitaire mondiale, la religion a disparu, non pas dans sa facette spirituelle et personnelle pour ceux qui ont la foi, mais dans sa part non négligeable de représentation culturelle et sociale ; voire caritative. Et même l'aspect social de la Semaine Sainte catholique, le pèlerinage du Rocío, de la Fête-Dieu et du Ramadan, a été surmonté d'un geste lunatique, mais sans grand tumulte religieux, en net contraste avec la multitude de personnes qui traînent leurs célébrations publiques. Nous avons découvert avec la quarantaine imposée par le COVID-19 qu'il est possible de vivre sans prendre la voiture tous les jours, sans faire huit achats hebdomadaires, sans les spectacles sportifs et sans les manifestations publiques de religion, tout cela ayant des éléments de modernité.
Les chroniques racontent que le tremblement de terre de Lisbonne de 1755, en plus de marquer la naissance de la sismologie, a provoqué une formidable réaction pour démontrer rationnellement l'existence du Dieu chrétien, assommant le personnel par une telle manifestation de colère divine. Elle a également eu une réponse éclairée et philosophique. Nous n'avons encore rien vu de tout cela comme une conséquence du coronavirus. 
Le Ramadan est un moment très approprié pour parler de la diversité culturelle, de l'immigration, de l'intégration, en échappant à son lien médiatique habituel avec la violence, et c'est peut-être pour cette raison que nous ne retrouvons pas souvent ce festival et ses adeptes dans les médias. Musulman et pacifique sont deux mots qui ne semblent pas bien se marier du point de vue de l'infotainment, même si nous savons depuis au moins cinq ans que le plus grand problème de violence politique en Europe et en Amérique du Nord vient de l'extrême droite violente, et non des adeptes radicalisés d'Allah. Reconnaissons les efforts déployés pour mettre en avant le Ramadan dans le "Informe Semanal" (RTVE), pour y avoir consacré un reportage (de Rabat) ; quelques demi-pages ont été ajoutées dans certains journaux, mais pas beaucoup.
Dans le tiroir des événements inclassables de cette rubrique, sous-section du crétinisme, il faut noter que le ministère des Affaires étrangères a eu le geste de publier sur Twitter « Joyeux #Ramadan à tous nos amis musulmans ! En ce début d'année atypique, nous saluons les milliers de citoyens qui célèbrent dès aujourd'hui, en #Espagne et dans le monde, cette période centrale de leur foi » ; un tweet auquel pas mal d'internautes ont répondu avec des photos de sandwiches au jambon. 
Un autre sujet qui n'est mentionné ici et qui suggère le Ramadan est que parmi les groupes qui ont été applaudis de colère ces dernières semaines (une coutume qui a été réduite), nous avons peu de souvenirs du fait que dans de nombreuses régions d'Espagne, les travailleurs de l'agriculture sont principalement des étrangers, et il y aura aussi beaucoup de musulmans. Les considérons-nous comme des héros ? Il ne semble pas que ce soit le cas.
L'équivalent de l'eau de Javel et des gels hydroalcooliques contre l'ignorance, le racisme et la mémoire reste l'information et la culture. En continuant les initiatives de l'étranger, qu'ils appellent diplomatie publique, contre toute attente, pour ainsi dire, la Casa Árabe célèbre les Nuits du Ramadan avec un programme spécial en ligne ; depuis la Casa África, ils continuent à offrir des contenus et à suivre à la minute près l'évolution du coronavirus sur le continent (malgré l'alarmisme, chez nos voisins du sud et dans le monde arabe, la pandémie ne se propage pas comme on pourrait le penser, la science nous l'expliquera à moyen terme) ; et depuis la Casa Mediterráneo, ils s'efforcent également d'encourager l'assignation à résidence. 
« Norvège 8e siècle. Un vaisseau spatial s'écrase près d'un village viking », lit-on dans le synopsis d'un film diffusé en ces temps de coronavirus. Y a-t-il quelqu'un qui puisse donner plus en onze mots ?

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Texte original en espagnol. Traduction gracieuseté du magazine Atalayar, pont journalistique d'Espagne entre rivages et cultures, où il a également été publié.

martes, 27 de febrero de 2018

Cuando el asesino es de los nuestros

Artículo de opinión publicado también en infoLibre.
Fusil de asalto AR-15, un éxito de ventas en
EEUU, utilizado en la masacre de Florida.
Aquí, Madrid, invierno de 2018, caminando hacia marzo, que diría el poeta.
Tres sucesos recientes y violentos.
Uno. Italia celebra elecciones legislativas el 4 de marzo. La larga campaña electoral se ha visto sacudida por lo acontecido en una pequeña capital de provincia del centro del país, Macerata, 40.000 habitantes, como Soria: un varón de 28 años descargó su pistola disparando desde su coche contra inmigrantes africanos de la localidad e hirió a seis, de cuya suerte los medios no han vuelto a informar. El atacante había sido candidato de la Liga Norte en las últimas generales y, antes de ser detenido, hizo el saludo fascista y gritó "viva Italia".
Tenemos en este asunto terror, victimas casi indiscriminadas y vinculación con una organización política extremista.
Lo sorprendente del caso es que las crónicas periodísticas contaban que la ciudad y sus responsables estuvieron sumidos en el pánico por si podía tratarse de un ataque terrorista, circunstancia que los cronistas y los sumidos en el pánico parece que descartaron cuando se identificó al agresor como italiano y a las víctimas como inmigrantes.
Imaginemos en este punto la hipotética reacción ante un tunecino vinculado a un partido extremista islámico disparando indiscriminadamente a italianos.
Dos. Un español ha muerto en un bombardeo de la aviación turca sobre un enclave sirio con claro valor estratégico, como todos los enclaves. Desde la Segunda Guerra Mundial las víctimas de las guerras, combatientes y sobre todo civiles, mueren mayoritariamente por bombarderos aéreos, poco de trincheras y bayonetas. El compatriota, gallego de 25 años, llevaba un año integrado y combatiendo en alguna de las milicias kurdas, al parecer tenía buena puntería; sus allegados dicen que era una bellísima persona.
Todos los conflictos armados atraen una suerte de turistas de la violencia; cuando la participación es remunerada recibían hasta hace no demasiado tiempo el nombre de mercenarios, como Joselito, el pequeño ruiseñor que cuando salió de la jaula acabó volando hasta Angola, contratado por alguna de las partes.
Se calcula que entre 400 y 5.000 europeos se han sumado a las milicias kurdas para luchar en principio contra el Estado Islámico, cuando se tercie contra el régimen sirio y ahora contra fuerzas turcas; de ellos, entre 25 y 200 españoles (la disparidad de cifras indica que no se tiene ni idea de cuántos son), que aparecen intermitentemente en los medios presentados como algo parecido a cooperantes valientes que no pudieron quedarse quietos ante las atrocidades que veían en televisión.
Cartel propagandístico de las milicias kurdas.
Confiemos en que los organismos dedicados a la seguridad, así como siguen la pista a los enrolados en el Estado Islámico, hagan lo propio con estos españoles que participan activamente en conflictos armados, da igual si inspirados por motivos religiosos o económicos, por lo que hacen en destino y porque pueden volver a casa con la costumbre adquirida de resolver los problemas con disparos.
Tres. Matanza en un instituto de Florida, en la localidad de Parkland, 30.000 habitantes (menos que Teruel), 17 estudiantes muertos. El guarda de seguridad del centro no hizo frente al agresor -de 19 años, armado con botes de humo y un fusil de asalto-, algo perfectamente comprensible con el salario que le imaginamos. Hace ya tiempo que los héroes son involuntarios. El presidente Trump sugiere armar a los directores de instituto. Tenemos aquí terror, matanzas indiscriminadas asociadas en muchos casos a una ideología de extrema derecha. Lo único positivo del suceso es que la reacción política a la masacre ha venido de los propios estudiantes de secundaria, dando una lección a sus mayores.
El asesino de Florida estaba vinculado a grupos supremacistas y fue investigado por el FBI, sin resultados.
¿Se encuadran estos tres casos como terrorismo? Pues depende, siendo rigurosos no, al terror y una organización detrás o cercana es necesario añadir un objetivo político; aunque si aplicáramos los criterios que utilizamos normalmente si el agresor es musulmán o el apellido suena árabe, sin duda lo consideraríamos terrorismo.
De donde se concluye que la clasificación de la violencia y muchas respuestas dependen de la nacionalidad del que aprieta el gatillo; y que algo que une a los tres casos es la atención que merecerían los procesos de radicalización violenta (hay mucho radical no violento), cuando el personaje está pegando tiros lo único que se puede hacer ya es detenerlo, las soluciones están en el origen y en el proceso que le ha llevado hasta el punto final.
El Gobierno español presentó en enero de 2015 un Plan de Prevención de la Radicalización Violenta, con resultados desconocidos. Tenía mucho de actuación a nivel local, de educación y de servicios sociales, pero Interior pilota y vende estos asuntos y hace lo que hacen los ministerios del Interior en todo el mundo, que no son políticas sociales. Francia, a través también de su ministerio del Interior, acaba de presentar el tercer plan sobre el asunto en cuatro años.

Sugerencias


martes, 19 de diciembre de 2017

Españoles por elección

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Foto de El País, 18-9-2017, que ilustra reportaje
sobre españoles de origen extranjero.
En tiempos de competencia por el tamaño de la bandera, de sacralizar la nación, la identidad y el sentimiento, nos podemos plantear algunas preguntas.
¿Qué es ser español en 2017? ¿Cómo recuperar nuestro mejor pasado? ¿Qué deberíamos hacer porque lo que vemos no nos gusta? ¿Cómo imitar a otras nacionalidades con mayor renta por cabeza y un mástil con bandera en el jardín?
Pues nada de esto se encontrará en esta columna, ofrezco sociología, estadística, si no conocemos el escenario los comentarios serán siempre construcciones en el aire.
Pongamos frente a frente nuestros prejuicios y emociones contra el Instituto Nacional de Estadística.
El INE nos cuenta en una de sus últimas notas que 151.000 residentes extranjeros en España adquirieron la nacionalidad española en 2016.
La adquisición no ha sido pagando, sino por tiempo de residencia, que la normativa establece en diez años de forma legal, continuada e inmediatamente anterior a la petición, como criterio general, que se reduce a dos años en el caso de los nacionales de países iberoamericanos (incluye Brasil), Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial, Portugal o personas de origen sefardí.
La nacionalidad de origen más frecuente entre las personas que consiguieron la nacionalidad española en 2016 fue la de Marruecos (37.000), seguida de una decena de países sudamericanos como Bolivia, Ecuador y Colombia (15.000 cada uno) y luego con cifras menores República Dominicana, Perú, Cuba, Argentina, Brasil y Paraguay.
Resulta curioso que 26.500 de la cifra total nacieron en España, en su inmensa mayoría niños menores de diez años.
Como apunte breve, nacer en España de padres extranjeros no otorga la nacionalidad en automático, hay que esperar al menos un año para hacer los papeles (en otros países allí donde apareces al mundo te dan el pasaporte).
Como es lógico, con el DNI en la mano, todos los anteriores desaparecen de las estadísticas de extranjeros, que a fecha de hoy son 4,5 millones, el 10% de la población, peso a la baja, aunque subirá en breve. Marruecos, Rumanía, Reino Unido, China e Italia encabezan las mayores comunidades extranjeras en España, donde se observa que los países iberoamericanos han desparecido de los primeros puestos.
Volviendo a los nacionalizados, ¿qué conclusiones podemos sacar?
Pues que estos compatriotas decidieron en su día venir a España probablemente buscando trabajo, han residido uno o dos lustros entre nosotros y han solicitado la nacionalidad voluntariamente, podrían haberse quedado con la de origen porque tienen su situación regularizada, en caso contrario no aparecerían en los censos. Es decir, que suman permanencia prolongada en el país y, más importante, la voluntad de ser españoles.
Podríamos afirmar que son españoles por elección, no por nacimiento.
Otra deducción de las cifras es que el apellido e incluso la religión ya no son en España indicadores automáticos de nacionalidad.
El asunto es oportuno por ejemplo para relativizar los análisis por nombres o por religión derivada del apellido que se han publicado a partir de las listas electorales para las autonómicas en Cataluña del 21-D.
La religión no es un país (gracias, lectora), y la presencia de candidatos de origen extranjero es cada vez más frecuente, en ningún caso representan aún su peso equivalente en la sociedad española, lo extraño ha sido su ausencia salvo casos aislados hasta muy recientemente.
Por tanto, la diversidad de la sociedad española es sociológica y estadística, además de cultural, ideológica, religiosa y deportiva.
Los 150.000 nuevos españoles de 2016 se suman a otros 114.000 en 2015, a 205.000 en 2014, a 225.000 en 2013, y aquí el INE corta la información por motivos desconocidos e incomprensibles.
Acudiendo a otras fuentes (Eurostat, que seguro que bebe del INE), la relación continúa con 94.000 extranjeros nacionalizados en 2012, a 114.000 en 2011, a 123.000 en 2010, fueron 79.000 en 2009, 84.000 en 2008, sumaron 71.000 en 2007 y 62.000 en 2006.
Con lo anterior podemos decir que millón y cuarto de personas han escogido en la última década ser españoles, voluntariamente, tenían otra nacionalidad, están dispersos por toda la geografía nacional y son indetectables con la prueba del carbono 14.
Estudios recientes sobre la segunda generación de inmigrantes..., error, la inmigración no se hereda, mejor decir que los hijos de inmigrantes presentan una integración generalizada en la sociedad, que se refleja en las bajas experiencias de discriminación y en los altos niveles de auto-identificación con el país que no diferencian a los hijos de inmigrantes nacidos en España de los hijos de españoles.
Con dos apreciaciones: menor nivel medio de renta; y, a pesar de un uniforme abandono de creencias religiosas, más dificultades para las personas de confesión o familia musulmana, que en casos de discriminación por estos motivos -siempre minoritaria- recibe dos nombres, aporofobia -rechazo al pobre, universal, nadie rechaza a un multimillonario cualquiera sea su origen- e islamofobia.
Millón y cuarto de personas, sólo en la última década, son españoles porque así lo han querido, no por el azar del lugar nacimiento, tan españoles como el nacido aquí que ata al perro con la bandera de España en la correa.
¿Pondrán estos nuevos compatriotas banderas en el balcón? No les hace falta.

Sugerencias


martes, 28 de noviembre de 2017

Welcome migrants?

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Un periódico alemán en papel -'Der Tagesspiegel'- ha publicado recientemente en decenas de páginas el nombre y apellidos, origen y circunstancias de la muerte de miles de ahogados en el Mediterráneo, concretamente 33.293 personas que han  fallecido intentando alcanzar Europa desde 1993.
La fuente es una red holandesa contra el racismo y la intolerancia -UNITED-, con la que cooperan medio millar de asociaciones por todo el continente, que recopila muertes documentadas.
Buena idea: poner cara a los problemas, personalizar la información.
Cuando se publica que una estampida de marroquíes causa equis muertos cuando acudían a recibir comida en Esauira se utiliza un término habitualmente empleado con animales y colectivos uniformes; nunca escribiríamos que una estampida de madrileños en el Madrid Arena causó la muerte de cinco chicas. Hay que poner cara a la noticia y evitar el racismo verbal.
Sea por refugiados políticos, inmigrantes económicos o ambas situaciones combinadas de miles de personas tratando de cruzar las fronteras de Europa el fenómeno ha estado de actualidad y se va a continuar acrecentado, aunque con algunos cambios.
En este 2017 se ha duplicado la llegada irregular de extranjeros a España por mar, en una cifra que se acerca a las 20.000 y es la mayor desde la crisis de los cayucos a Canarias de hace una década. Los últimos proceden de países del sur del Sáhara en la mitad de los casos y destaca la presencia creciente de marroquíes y argelinos; y también es en parte novedosa la zona de llegada a las costas españolas, Granada, Almería, Murcia y Alicante a través del mar de Alborán.
La OIM, Organismo de las Naciones Unidas para la Migración, informa de que 160.000 migrantes y refugiados han sido localizados alcanzando Europa por vía marítima este año (hasta el 19 de noviembre), con casi el 75 por ciento llegados a Italia (115.000) y el resto dividido entre Grecia (25.000) y España.
La cifra total representa la mitad de las llegadas a Europa por mar en 2016, bajan los números pero se observan indicios de un cambio de las rutas de entrada hacia nuestro país.
Existen otros dos elementos que pudieran influir en un cambio en las tendencias conocidas hasta ahora. Por una parte, la recuperación económica, si bien matizada por la precariedad laboral, es y ha sido siempre el primer efecto llamada para cruzar el Mediterráneo.
Otra circunstancia reciente es el fin probable a corto plazo del territorio controlado por el Dáesh en Siria e Irak, lo que debería reducir sensiblemente el impulso de los habitantes de la zona a escapar e incluso regresar en algún caso, siempre que no ocurra un nuevo incendio ahora en Líbano como algunos parecen estar alentando con voluntad pirómana.
En cualquier caso, la nacionalidad de los refugiados supera con generosidad a los procedentes de Oriente Próximo, quienes no suelen elegir España para entrar en Europa.
En los últimos años, coincidiendo con una grave crisis económica, se ha tratado a los refugiados políticos como a inmigrantes económicos; ahora se corre el riesgo de tratar a los inmigrantes como refugiados, mal en cualquier caso y sin un criterio comunitario compartido.
Ambos países bajo gobiernos conservadores, Alemania ha recibido a cientos de miles de refugiados y España a poco más de 2.000.
Desde el acuerdo entre la UE y Turquía de marzo de 2016 se ha conseguido reducir la presión migratoria en el Mediterráneo oriental, no relacionada con el incremento actual en el Mediterráneo occidental que más nos afecta.
La respuesta a estas crisis migratorias como UE ha sido escasa y centrada en la puesta en marcha de mecanismos de seguridad, con medios militares en el Mediterráneo (operación EUNAVFOR MED Sophia), seguridad que casi nunca suele funcionar por sí sola para resolver problemas, sí para ganar tiempo para la política, para la acción política, cuando se produce.
Allá por 2006 con 30.000 personas llegando a las costas canarias el Gobierno fue conformando una serie de actuaciones que se acabaron llamando Plan África, que incluía la presencia de la Guardia Civil en Mauritania y Senegal apoyando a las fuerzas de seguridad locales -allí continúan- acompañado de iniciativas de desarrollo, Plan que se truncó con la crisis más allá de la presencia policial de la que poco se informa.
Todo parece indicar que asistimos a un nuevo repunte en la llegada de refugiados e inmigrantes a España, sin olvidar nunca que las cifras son muy inferiores aún a otras partes del Mediterráneo.
Los medios de primera asistencia no parecen preparados, y el avanzado mecanismo tecnológico que vigila las costas de la península podrá certificar la llegada, no evitarla.
Nadie podrá decir que la situación nos ha cogido por sorpresa.
Por experiencia propia y cercana, por recursos, por indicios, la imprevisión en temas de inmigración hoy no sería admisible.

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martes, 1 de agosto de 2017

Nepote Trump, infalible

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Ilustración de Angus Greig en The New York Times, 21-7-2017.
Flavio Julio Nepote Augusto (Dalmacia, 430-Salona, 480, hoy Croacia) fue emperador del Imperio romano de Occidente en la época en que su caída era ya inminente.
Juro haber leído que la Wikipedia tiene menos errores que la Enciclopedia Británica y yo me fío, aunque carezca del glamur de la imprenta y del polvo acumulado por falta de uso.
Reconozcamos a Nepote, que significa sobrino en latín, porque su tío era el emperador de Oriente, quien entonces mandaba y le puso en el puesto, el haber inspirado al menos el término nepotismo, la práctica de colocar a la familia en puestos públicos.
Sirva el inicio para indicar que el nepotismo es una de las características más principales de Donald Trump en su primer semestre como presidente de Estados Unidos.
En comparación, la práctica de los eurodiputados franceses de contratar a la familia como asesores; el papel florero de los consortes por estas tierras; la Real Federación Española de Fútbol, son aficionados todos.
Un segundo efecto de la presidencia de Trump es que ha fulminado la confianza de algunos en sus vísperas de que el sistema institucional norteamericano iba a limar los aspectos más extremos del personaje. El presidente de EEUU es el cargo político más poderoso del planeta sea quien sea quien ocupe la silla.
La penúltima decisión de Trump parece haber sido pedir informes jurídicos sobre su capacidad de indultar a todo bicho viviente, incluido él mismo, lo que tiene una lógica aplastante, como lo prueba que en España el jefe del Estado es inviolable ("La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad", artículo 56.3 CE) y el Papa infalible, aunque aquí habría que aclarar que este dogma data de 1870, un año antes el Papa era falible; lo que muestra en positivo que estas cosas se pueden decretar de la noche a la mañana.
Otra conclusión también casi automática es que viendo la densidad y cantidad de relaciones de Trump y su equipo con Rusia, cabe interpretar que 40 años de guerra fría no han calado tanto como creíamos en el subconsciente norteamericano, aunque continúe el teatrillo, donde participamos en algún escenario como secundarios.
Tenemos hasta aquí nepotismo, infalibilidad de Trump y ficción rusa.
Para continuar haciendo balance acudamos al propio Gobierno de EEUU, "Seis meses de América Primero", que destaca del semestre haber implantado los niveles éticos más altos para asegurar que su Administración trabaja para la gente de EEUU (se cita que ha donado su nómina, no cobra); la creación de empleo; mucha energía, con la retirada de EEUU del Acuerdo del Clima de París (calculan que les iba a costar tres billones de dólares y 6,5 millones de empleos en la industria), la construcción de gasoductos y oleoductos y el apoyo al carbón; con alguna imprescindible referencia a los veteranos de guerra.
En política exterior, la Casa Blanca destaca "su histórico discurso en Polonia" (?), la creación de un centro contra el extremismo ideológico en Arabia Saudí, carga las tintas contra Irán, da portazo a Cuba y presume de la reconquista de Mósul.
Cartel de un musical de 
Broadway sobre Trump.
Ni una referencia a la OTAN ni a la UE, que se equivocaría si creyera que la Defensa o el repliegue anglosajón le va a solucionar los problemas o abrir salida distinta a reconocer el distanciamiento ciudadano por falta de un pilar social.
Y mucha inmigración, destaca el balance de la Casa Blanca, con la contratación de 10.000 empleados públicos para patrullar fronteras y reforzar aduanas.
Si hubiera que escoger una única medida aprobada por el presidente Trump me quedaría con la creación de la oficina dedicada a las victimas de delitos cometidos por inmigrantes ilegales (Victims of Immigration Crime Engagement Office); "les oímos, les vemos, y ustedes nunca jamás serán ignorados de nuevo", dijo Trump en su inauguración. Por supuesto la oficina no requiere un dólar adicional al presupuesto del Ministerio del Interior; han puesto un teléfono y un formulario electrónico para denunciar supuestos delitos.
Difícilmente superable esta medida, y una prueba de que la comunicación política es una ciencia viva que puede romper su propio techo de cristal traslúcido en cualquier momento.
Dos referencias más a comunicación. Una que se utiliza la presidencia, las ruedas de prensa oficiales -sólo una del propio Trump desde enero- y la propia web de la Casa Blanca como si fuera el departamento de prensa de un partido de extrema derecha extraparlamentaria: "Durante siete años, Obamacare (servicio de atención sanitaria con 20 millones de usuarios, N. del T.) ha causado estragos en la vida de los estadounidenses inocentes y trabajadores. La pregunta para cada senador, republicano o demócrata, es si se unirán a los arquitectos de Obamacare o a sus víctimas olvidadas. El pueblo estadounidense ha esperado lo suficiente, y ahora es el momento de la acción. Debemos derogar y reemplazar el Obamacare" (nota de la Casa Blanca, 25-7-2017).
Coincidiendo con el aniversario del semestre se ha producido la dimisión del portavoz del Gobierno Trump, indicio evidente de crisis política profunda. Cuando un cargo político cambia tan pronto a su responsable de comunicación la causa es más preocupante que la persona cesada. El sustituto apoyó a otro candidato republicano, alabó a Hillary Clinton y ha borrado todo su historial en redes (y ha sido finalmente cesado a los diez días).
La vacuna contra el virus Trump no tiene aún avances significativos. El mayor enemigo que puede acabar con la presidencia de Trump es él mismo, como le ocurre al capitalismo salvaje, no tienen aún alternativa, sumando además que en el sistema político norteamericano la oposición está descabezada hasta que se acerca una cita electoral.
Nepote es considerado el último emperador romano de Occidente. Gobernó en un pequeño territorio que incluía la península itálica, algo de la actual Francia y los balcanes. Tuvo que pelear con unos milicianos belicosos de la época que hoy conocemos como Vándalos y Visigodos.
A Julio Nepote le asesinaron sus propias tropas; duró en el puesto cinco años.

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martes, 27 de junio de 2017

Refugiados al raso legal

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Refugiados españoles cruzando la frontera con Francia
en la Guerra Civil (BuzzFedd / Getty Images).
Cuando caen bombas se recomienda buscar refugio subterráneo, para lo que históricamente ha sido muy útil el Metro y sótanos de todo tipo; y entre bombardeos, si tu vida peligra, conviene desplazarse de ubicación.
Se ha celebrado el 20 de junio el Día Mundial del Refugiado, buena idea esto de dedicar una jornada a una causa, con la única pega que se sobrecarga ese día de contenidos, hasta el año siguiente.
Aquí ya fuera de fecha un acercamiento a los refugiados, fenómeno frecuente en la historia de la Humanidad.
Dejo aparte métodos efectistas de llamar la atención porque no está demostrada su utilidad en materia de comunicación (ahogados, moscas y niños desnutridos, el refugiado medio se parece más a nosotros que la imagen tópica del Domund). Los cálculos por minuto o por segundo impresionan pero ni informan ni se retienen.
En cualquier caso, tanto el interés como la memoria son limitados, por lo que propongo una reducción del tema a algunos elementos fundamentales, en algunos casos reducción al absurdo.
Inmigrantes / Desplazados / Refugiados
La inmigración se mueve tradicionalmente por motivos económicos, que la crisis ha rebajado y que la recuperación económica es previsible que reactive.
Otra cosa distinta, aunque aparezca mezclada con mejor o peor voluntad, son los desplazados forzados por cuestiones políticas y conflictos, que solemos denominar refugiados, aunque no lo estén.
ACNUR, agencia de Naciones Unidas, calcula en 65 millones los desplazados en todo el mundo -el doble que en 1997-, la mayor parte internos, dentro de su país (40 millones). Por economía de esfuerzos retengamos los que han cruzado fronteras: 17 millones, a éstos se refiere el resto de la columna, más otros 5,3 millones de refugiados palestinos en países cercanos, pero éste es otro problema enquistado desde hace medio siglo, al menos.
La mitad de los refugiados son menores de edad, es decir, se huye de la violencia para que tus hijos tengan un futuro.
La mitad de los refugiados viven en alojamientos individuales, no en los grandes campos de acogida que tanto atraen a los medios fotográficos, las catástrofes humanitarias son muy fotogénicas.
De dónde vienen y adónde van
Barco con refugiados españoles llegando a Southampton
en la Guerra Civil (BuzzFedd / Getty Images).
La mayor crisis de refugiados por número la provoca Siria, 5,5 millones de nacionales huidos sobre todo a Turquía, Líbano y Jordania.
La cercanía es proporcional al interés. Hay otras grandes crisis de refugiados que nos quedan más lejos.
Afganistán sigue siendo un problema de seguridad y de desplazamiento de nacionales (2,5 millones) sobre todo hacia Pakistán e Irán, lo que demuestra el fracaso de lo que allí se ha intentado desde comienzos de siglo, incluida la operación ISAF de la OTAN en la que España participó con presencia militar y en menor medida civil.
Sudán del Sur es el tercer gran foco de emisión de refugiados (1,4 millones), que se desplazan hacia Uganda y Etiopía.
Por su parte Somalia emite refugiados hacia Kenia, aunque bien es cierto que el problema de la piratería ha desaparecido, a pesar de que continúa una variada presencia militar en las aguas del cuerno de África, con objetivos por tanto diferentes a la suerte de los somalíes y de los piratas.
Conclusión: los países más afectados por la llegada de refugiados son sus vecinos, por lo que conviene que le vaya bien a los estados con los que compartimos frontera (incluida marítima).
España
Nuestro país no tiene tradición de asilo... ni voluntad política, los extranjeros acogidos con bastante éxito en los últimos años han sido inmigrantes económicos.
Resulta que la Unión Europea se comprometió en 2015 a reubicar refugiados y nos tocaron 15.000, de los que apenas ha llegado el 10%.
Según cifras de ACNUR en España hay 12.000 refugiados reconocidos y 20.000 solicitantes de asilo (casos pendientes).
Hay que reconocer su esfuerzo a un par de socios europeos. 181.000 personas llegaron en 2016 a Italia a través del Mediterráneo, mientras que la presión en Grecia ha bajado tras el acuerdo de la UE con Turquía, que retiene a los desplazados en ese país y les impide de hecho solicitar asilo en la UE. Alemania ha recibido sólo en 2016 más de 700.000 solicitudes de asilo, Italia más de 100.000.
Refugiados españoles en Francia (BuzzFedd / Getty Images).
Seguridad
La falta de seguridad en origen es la que provoca el desplazamiento de personas, mientras que en tránsito y destino es un problema principalmente humanitario.
La visión euro-española es la contraria, un problema de seguridad en nuestro suelo y humanitario en origen.
La principal respuesta al asunto es con inadecuados medios militares: la Unión Europea tiene en marcha una operación militar en el Mediterráneo -que España comandará en breve- con grandes buques de guerra que persiguen teóricamente las grandes mafias que se aprovechan del contrabando de personas, sin resultados en este aspecto conocidos, la realidad es que se dedican a rescatar náufragos a la deriva.
Los medios militares son muy caros. En Afganistán la proporción entre gasto en despliegue militar y ayuda civil fue de diez a uno.
En Oriente Próximo y Medio, las intervenciones militares occidentales y orientales, con alguna contribución local, han provocado en los últimos tres lustros la desestabilización de países, la proliferación del terrorismo internacional y las grandes crisis humanitarias que vivimos.
Refugiantes
El refugio es un objetivo que no han encontrado millones de personas desplazadas, por lo que habría que hablar de refugiantes, más que de refugiados. La mayor parte de los desplazados no ha podido siquiera presentar los papeles para solicitar asilo.
Conceder refugio no es un acto de buenismo, es una obligación legal. Queda recogido como derecho humano fundamental en el artículo 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y desarrollado en la Convención de Ginebra de 1951 y su Protocolo de Nueva York de 1967. El Estado español lo reconoce en su Constitución y lo regula a través de su Ley de Asilo, y está incluido en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea de 2007.
Refugiados españoles en Francia
(BuzzFedd / Getty Images).
No todo es negativo: buena parte de los refugiados y desplazados tienden a volver a su casa cuando se tranquiliza (medio millón en 2016); la situación en Colombia, gran escenario de desplazados internos, solo puede ir a mejor con el proceso de paz en marcha; y Europa tendrá que reaccionar con más contundencia ante la presión pública creciente y en línea con el mayor compromiso internacional que pretende y escribe en sus documentos.


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martes, 13 de junio de 2017

Ramadán karim

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Jugadores del Real Madrid -Isco (a quien parece que le han difuminado 
unos tatuajes), Casemiro, Vázquez y Ronaldo- felicitando el Ramadán 2017
 todos los musulmanes de Arabia Saudí (anuncio para la STC, Saudi
 Telecom Companypatrocinador del equipo, aquí en Youtube).
Sucede que cerca de dos millones de personas andan en España contentas celebrando el Ramadán, que como viene siendo habitual en las festividades de todas las religiones combina en diferentes dosis contenido espiritual, la alegría de los menores de edad, actividad nocturna y el calorcillo que da el sentido de pertenencia a una comunidad.
Como recordatorio, Ramadán da nombre a un mes del calendario lunar islámico (este año aquí entre el 27 de mayo y el 24 de junio), conmemora el inicio de la revelación del Corán al profeta Mahoma y prescribe abstenerse de comer -y de otros asuntos- hasta la caída de la tarde, permitido desde ese momento hasta que se distinga un hilo negro de un hilo blanco, dice poéticamente el texto sagrado, es decir, hasta que amanece.
Buen momento para refrescar datos. Como el color de piel y la confesión religiosa no forman parte en esta península de la información del censo, no así en otras democracias avanzadas, acudamos a la Unión de Comunidades Islámicas de España.
Según el último informe de la UCIDE la población musulmana en España es exactamente de 1.919.141 personas, y desde hace un par de años la nacionalidad mayoritaria entre los fieles de esta confesión es... la española (804.000), seguida de la marroquí (753.000), Pakistán (78.000), Senegal (62.000) y Argelia (61.000).
La mayor parte de los musulmanes españoles proceden de inmigrantes nacionalizados y sus descendientes, más los compatriotas de esta religión de Ceuta y Melilla, más una minoría que ha abrazado esta confesión desde otros orígenes.
El Ramadán se presta a felicitar a los musulmanes. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha difundido hace unos días un mensaje en el que reconocía "la enorme contribución de los musulmanes canadienses  a nuestro país y su papel en hacer Canadá el lugar fuerte, abierto e inclusivo que hoy es".
El expresidente Obama también tuvo la tradición de invitar cada mes de Ramadán a representantes de la comunidad musulmana a la Casa Blanca. El actual inquilino no parece dispuesto a continuar con la práctica de sus tres antecesores.
Sin llegar a tales extremos, encontramos que el ministro de Justicia, Rafael Catalá, ha felicitado educadamente a los musulmanes en este mes, lógico ya que su departamento es quien tiene las relaciones institucionales con esa y cualquier confesión religiosa.
El recientemente elegido secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, también ha felicitado en Twitter a los musulmanes, para espanto de la caverna, que ha mezclado el asunto con las justificadas críticas lanzadas esta Semana Santa al ministerio de Defensa por izar la bandera nacional a media asta entre el jueves y el sábado de esa semana por la muerte de Jesucristo. Churras con merinas.
El interés de esta columna viene ahora, porque en Madrid y Córdoba -al menos- se han organizado durante estos días una serie de iniciativas culturales dirigidas a todo el mundo.
Afortunademente, como alguno pudiera temer, entre las actividades no se encuentra atar a la gente a una silla y obligarles a memorizar azoras del Corán.
El Ayuntamiento de Madrid, bajo el nombre de "Noches de Ramadán", ha elaborado un programa "en el que cabe el cine, la música, la poesía, la literatura, los homenajes, la danza y los debates, como formas de encuentro y acercamiento entre culturas".
Me atrevo a recomendar el día 23 en Lavapiés un concierto de la cantante argelina Souad Massi.
Por su parte, Casa Árabe ha organizado en Córdoba un festival cultural que incluye cine, conferencias, música, presentación de libros, visitas y hasta un concierto de jazz.
Resumiendo, el Ramadán es una ocasión estupenda para acercarse a los cercanos que no son exactamente como nosotros.
Coda final con dos consideraciones.
Una es la impresión de que el 10% de la población en España de origen inmigrante -insisto, cada vez más españoles, con los mismos derechos y obligaciones- parece que se divierten por su cuenta, se coincide en lugares de trabajo y se vive en paralelo especialmente el ocio.
La segunda es que existe un peligro de reducir a los inmigrantes a su confesión religiosa, la interlocución del Estado es con asociaciones de fieles, en las que ignoro si los ateos de cualquier origen y nacionalidad se sienten representados.
En cualquier caso, estos días nos ofrecen un motivo oportuno para acercarse y compartir actividades con los ciudadanos en España de confesión musulmana, especialmente magrebíes y pakistaníes.
Que Feliz Ramadán.

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martes, 28 de febrero de 2017

El rayo (terrorista) que no cesa

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Confirmado. Comprobado el dato. Lo había oído referido a EEUU y sucede lo mismo en España: es más probable morir fulminado por un rayo que víctima de un atentado terrorista.
Digamos, de media en la última década, que en Estados Unidos son asesinados al año una decena de personas por el terrorismo yihadista, la mayor parte a manos de ciudadanos norteamericanos, no extranjeros a los que Trump pretende cerrar las fronteras cerrándosela a 220 millones de personas de siete países de mayoría musulmana.
Pues bien, el volumen de fallecidos es el triple, una treintena, carbonizados por un rayo. Cada país tiene sus peculiaridades y en EEUU la probabilidad de morir por una máquina de cortar el césped es el doble que por un rayo.
Siguiendo con la otra orilla del Atlántico, allí es 70 veces más probable morir por una mala caída de la cama que por un atentado terrorista. Si saltamos a los asesinados por arma de fuego, esta causa suma alrededor de 10.000 muertos al año.
En España hay que acudir al Instituto Nacional de Estadística, que contabiliza un sólo muerto al año según sus últimos datos por un rayo.
Siguiendo con causas no naturales de muerte, causas externas, sin contar enfermedades, la estadística incluye los suicidios (3.602 en 2016) y esto como resulta muy discutible lo obvio. En España muere una decena de personas cada año por picaduras de avispas o abejas, cifra similar por caídas desde un andamio, y es diez veces más probable morir de una caída desde un árbol.
Es aún más peligroso y más probable morir en España despeñado desde una escalera, y el fenómeno tiene interés porque suma ya 250 muertes al año y se ha duplicado en un lustro.
Unas 300 personas son asesinadas anualmente en España (292 en 2016, segundo país de la UE por la cola), la mitad que hace una década, de ellas 44 por violencia machista, que también ha bajado aunque este 2017 ha comenzado con una escalada preocupante.
Y la cifra de muertos en accidente de carretera en España alcanzaron las 1.160 en 2016.
Por supuesto que es tramposa esta mezcla de muertes no naturales con las víctimas del terrorismo.
Aunque en mi defensa, señor juez, he de decir que el terrorismo abre informativos y llena a diario páginas de periódico y los cientos de muertes por otras causas pasan desapercibidos.
¿Quiere esto decir que el terrorismo no es un problema que merezca la máxima prioridad policial y política? En absoluto.
La reducción con Rajoy como presidente de un 10% en las plantillas de las fuerzas de seguridad y los ejércitos no anula la afirmación del párrafo anterior.
Contra el argumento del rayo se puede destacar que el latigazo eléctrico no tiene objetivos políticos ni responde a organización radical violenta, no es voluntario ni participa humano en la descarga.
La reducción al absurdo eléctrico sí que puede servir para relativizar ciertas exageraciones argumentales y permanecer alerta sobre recortes y abusos de derechos como consecuencia de la lucha contra el terrorismo.
España cuenta con el dudoso récord de haber tenido durante medio siglo una organización terrorista propia (hasta su fin en octubre de 2011), de haber sufrido en 2004 el peor atentado yihadista del continente; y registramos también que desde 2009 no ha habido en el país ningún asesinado por terrorismo.
Lo que parece poco discutible es que el terrorismo se utiliza como macrojustificación de la necesidad de toda inversión en defensa y seguridad.
Y aquí entra el discurso reiterado desde EEUU, y aliados a su discurso, sobre la imperiosa necesidad de que Europa alcance de inmediato el 2% del PIB de gasto en Defensa, objetivo hoy únicamente cumplido por Reino Unido, la Grecia de las finanzas quebradas y alguna república pequeña del norte continental sin fuerza aérea. En España digamos con ánimo conservador que destinamos un 1,3% del PIB a Defensa, con lo que se nos pide un esfuerzo adicional de 7.000 millones de euros más al año.
Ahora bien, ¿en qué? ¿Personal? ¿Armamento? Si se trata de equipamiento militar, ¿armas convencionales o ciberdefensa? ¿Podríamos considerar el espacio una necesidad? Si la respuesta es afirmativa, España debería haber lanzado hace tres años el satélite Paz (que ha costado 165 millones de euros), que sigue en un hangar como consecuencia del conflicto europeo con Rusia, que es quien estaba previsto que lo pusiera en órbita.
Cabría preguntarse si en el imprescindible incremento de la inversión nacional pública en nuestra seguridad se incluye los fondos en cooperación al desarrollo, en prevención del radicalismo en suelo patrio y en el exterior; otras democracias avanzadas así lo piensan.
La pregunta no aclarada es qué justifica ese 2% del PIB en Defensa, qué amenazas, objetivos, qué adquisiciones, qué necesidades materiales suman un importe económico que representaría el 2% del PIB.
Esperemos que la próxima Estrategia de Seguridad Nacional aclare algo, al igual que la no nacida Directiva de Defensa Nacional que todo Gobierno debe elaborar a comienzo de legislatura.
Miguel Hernández, víctima de mal de amores, decía sentirse como "un girasol sumiso y amarillo
al dictamen solar que tu ojo envía: un terrón para siempre insatisfecho, un pez embotellado y un martillo harto de golpear en la herrería".
Así se nos castiga, así nos sentimos, con determinados discursos.


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