jueves, 15 de agosto de 2024

Humanismo sin apellidos


Resulta sorprendente la alusión del recién nombrado presidente de Cataluña Salvador Illa al humanismo cristiano en la toma de posesión de su Gobierno como uno de los principios ideológicos que decidió destacar expresamente junto con el socialismo democrático.

Es conocida y numerosa la llegada al compromiso social de parte de la izquierda a partir de círculos o creencias religiosas católicas, si bien aquello ocurrió bajo la dictadura de Franco y generacionalmente el president se ha debido formar políticamente ya en democracia.

Quizá Illa quiso hacer una referencia personal, quizá quiso hacer alusión a la parte menos PSC de su Gobierno, un guiño a la democracia cristiana que creíamos desaparecida, víctima del populismo, y alguna vez pudo inspirar CiU.

En cualquier caso las conexiones entre religión y nacionalismo son evidentes en cualquier geografía , responden a parecido pensamiento mágico. En Cataluña, cabría recordar a Marta Ferrusola, política nacionalista catalana y matriarca del clan Pujol, advirtiendo hace décadas de la probable conversión de las muy catalanas iglesias románicas en mezquitas no catalanas; también le molestaba la abundancia de ferias de abril en su territorio.

La evidencia muestra la diversidad indiscutible de la sociedad catalana que tiene hoy a Illa de presidente. Un tercio de la población catalana ha nacido fuera de Cataluña y más de un 20% en el extranjero; parte de ellos de confesión islámica, circunstancia esta última que sería el último problema.

Nada se parece más a una persona religiosa que otra persona religiosa, sean católicos, musulmanes o adventistas del Séptimo Día.

Quizá sean los ateos y personal que vive ajeno a la existencia de dioses los que puedan sentirse excluidos de tamaña declaración de principios políticos, y así se define al menos un 40% de la ciudadanía, condición perfectamente compatible con el apego a festejos y celebraciones de origen religioso que han marcado durante siglos el calendario social y en parte lo siguen haciendo.

Cabría preguntarse si es relevante políticamente en 2024  la confesión religiosa de un ministro de Sanidad, de un alcalde, de un concejal de Hacienda o del presidente de una Comunidad Autonóma. Los caminos por los que uno alcanza conciencia política y compromiso social tienen interés biográfico, quizá sociológico, pero es al menos dudosa su relevancia para calibrar el ejercicio de un cargo de responsabilidad ejecutiva.

Para ser alcalde de Londres o primer ministro británico la confesión religiosa no es un elemento decisivo; ni para ser alcaldesa de París, el lugar de nacimiento.

Habría que destacar que el humanismo cristiano es algo concreto, una filosofía política digna de análisis mas allá de que sea utilizada, por ejemplo, por colegios privados para camuflar su confesionalismo católico.

El humanismo sin apellidos -o con muchos- está muy ligado a la dignidad humana universal y a los derechos individuales, frente al teocentrismo medieval, se podría relacionar hoy con las políticas que amparan una justicia distributiva, el reparto menos desigual de los recursos.

El humanismo cristiano vendría y vino a compatibilizar un humanismo de tendencia laica y social con el contenido solidario del catolicismo y enganchar con una época en la segunda mitad del siglo XX que exigía lo primero con gentes formadas en lo segundo, vino a integrar condiciones materiales en las espirituales católicas.

Entendemos que Illa ha pensado que su adscripción religiosa sería bien recibida por una identidad política catalana ligada simbólicamente al catolicismo. Lo relevante es que Salvador Illa ha decidido destacar el componente religioso en una muy breve intervención a los pocos días de tomar posesión como máxima autoridad política de Cataluña.

La sociedad catalana y española requieren hoy de un sistema político inclusivo de la diversidad de los ciudadanos, más allá de la integración del que no coincida con la tradición o la identidad mayoritaria, que como nos hicieron descubrir Eric Hobsbawm y Julio Caro Baroja, son una construcción política, fechables en el tiempo y el espacio; con Álvarez Junco aprendimos además que la identidad es múltiple y cambiante a lo largo del tiempo.

El gran reto político actual es cómo dar respuesta a la diversidad, la derecha ha apostado por ondear la bandera de una identidad uniforme e inventada, la realidad ciudadana por el contrario es diversa y no solo en origen biológico y geográfico o de creencias religiosas.


miércoles, 19 de junio de 2024

Desinformación: también nacional y económica

Las elecciones al Parlamento Europeo celebradas en España el 9 de junio y estudios recientes han puesto sobre la mesa dos facetas de la desinformación habitualmente desatendidas: el componente fundamentalmente nacional del fenómeno, y la variable económica que explica su desarrollo y que podría utilizarse para desactivarla. El foco habitual es securitario y de procedencia extranjera, por tanto lo podemos enriquecer con acercamientos complementarios.

Advertidos sobre la amenaza rusa en los comicios, se ha acabado colando en el Parlamento Europeo como contribución hispana una agrupación de electores autodenominada "Se acabó la fiesta", con tres eurodiputados. De esto no habíamos sido alertados. Su cabeza, Luis Pérez Fernández, alias "Alvise”.

La trayectoria del impulsor del hasta el momento exitoso producto político ha estado vinculado a Ciudadanos (en la Comunidad Valenciana; seguidores de aquel extremo centro ya extinto le acompañan y le votan) aunque fundamentalmente es fruto del ecosistema de plataformas digitales donde florece la fabricación de bulos.

Habitualmente el recorrido de este tipo de contenidos falseados pasa por ser utilizados por organizaciones, medios de comunicación tradicionales y fuerzas políticas frecuentemente de derecha extrema y extrema derecha, pero en el caso que nos ocupa el fabricante ha decidido presentarse directamente a las elecciones, saltarse intermediarios entre productor y consumidor.

No es extraño ni en España ni en otros países la irrupción de perfiles estrambóticos aparentemente ajenos al mundo político, y las elecciones al Parlamento Europeo se prestan a este tipo de experimentos (50% de abstención y buena parte de los que depositaron su voto lo hicieron desde el estómago ulcerado); cabe recordar a personajes como Ruiz Mateos (con la totalidad de su numerosa familia aún imputada), aquel Jesús Gil, el mismo Trump, amparados estos ejemplos en una supuesta competencia empresarial previa que se acababa siempre demostrando ficticia, y su ejercicio político entre peligroso y preocupante.

La novedad en el caso actual es su procedencia desde el ecosistema digital contaminado y la producción de falsos contenidos informativos que denominamos desinformación. No muy alejada se encuentra la trayectoria del actual presidente argentino Javier Gerardo Milei, en su caso procedente de la degradación televisada a donde llegó desde la economía y antes su docencia.

El discurso político de Alvise -no presentó programa electoral el 9J- contiene muchas amenazadas de cárcel, racismo, mensajes antimonárquicos -en este punto se admiten pocas bromas-, desprestigio de las instituciones, ataques a la prensa y un patriotismo cervecero.

Ya lo tendremos cinco años en el Parlamento Europeo y amenaza con presentarse a las próximas elecciones generales. Entretanto auguramos una difícil convivencia con las organizaciones políticas más cercanas y con las instituciones de las que ya forma parte.

Una segunda faceta de la desinformación escasamente tratada es su dimensión económica. Digamos que la materia prima del ecosistema digital es hacer negocio con el tráfico de contenidos, poco importa su naturaleza, y la densidad del tráfico es rentabilizable por publicidad.

Toda campaña de desinformación tiene un interés, político en muchos casos, económico a menudo y combinado casi siempre.

En este sentido de poner el foco en los ingresos, un reciente estudio publicado en la revista Nature apuntaba a la publicidad como sustento de webs y personas especializadas en manipular contenidos digitales, y detrás de la publicidad hay plataformas digitales que controlan la distribución de contenidos; y empresas o instituciones que pagan por promocionarse, habría que matizar que la financiación publicitaria de estos contenidos puede ser consciente y voluntaria y también existe la posibilidad de que las empresas no controlen el soporte final de su publicidad al gestionarse la ubicación por intermediarios automatizados (artículo referido: Ahmad, W., Sen, A., Eesley, C. et al., Companies inadvertently fund online misinformation despite consumer backlash. En Nature 630, 123–131 (2024). https://doi.org/10.1038/s41586-024-07404-1).

Según el análisis publicado en Nature, "mejorar la transparencia para los anunciantes sobre dónde aparecen sus anuncios podría por sí solo reducir la publicidad en sitios web de desinformación, especialmente entre empresas que antes desconocían que sus anuncios aparecían en dichos medios y, por lo tanto, inadvertidamente financiaban la información errónea".

Añaden que "nuestros resultados sugieren que tanto la simple divulgación de información como las clasificaciones comparativas pueden reducir la demanda de los consumidores de las empresas que anuncian en sitios web de información errónea".

Existen ya organizaciones que denuncian y alertan a las empresas del soporte digital donde finalmente aparece su publicidad, y en no pocos casos la acaban retirando ante el riesgo de publicidad negativa, crisis reputacional o rechazo de los consumidores (campañas de boicot).

Resulta de interés atender con este enfoque al origen de la desinformación, su financiación y los intermediarios, cuando normalmente se centra la atención en el ciudadano consumidor final (a él se dirigen las iniciativas de alfabetización mediática) o en desmentir la falsedad de los contenidos falsificados ya en circulación (fact checkers, verificadores).

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha anunciado la próxima presentación de un paquete de medidas de regeneración democrática que contemplará previsiblemente algún tipo de iniciativa relacionada con la desinformación. El marco ha sido y será la Unión Europea y su estrategia puesta en marcha desde 2018, con mucha insistencia sobre la desinformación de origen ruso y su aparente y no demostrada capacidad de alterar mentes y votos. 

Sin embargo, lo más interesante puesto en marcha en el último lustro desde Bruselas y Estrasburgo se centra en la transmisión de los contenidos, la responsabilidad de las grandes plataformas digitales y la transparencia sobre publicidad y financiación, línea seguida por reciente normativa sobre servicios digitales y sobre medios de comunicación, más que en la naturaleza de los contenidos, de difícil control, sobre todo por principios democráticos.

Como existen precedentes, esperamos en cualquier caso mucho ruido sobre las iniciativas que finalmente se presenten: los impulsores y beneficiarios mediáticos y políticos de la desinformación ya se han puesto en guardia y preparan respuesta.


domingo, 12 de mayo de 2024

Logística y seguridad

De jovencillo pensaba que todo aquel que enseñaba algo al conductor del autobús y entraba sin pagar era policía secreta; y que todas las motos con un arcón detrás eran de mensajeros. Mi infancia es el recuerdo de una ciudad repleta de policías de paisano y mensajeros, casi todos falsos.

El abono mensual de transporte llegó después de aquella época, entonces se utilizaba más bonos de diez viajes de cartón tanto en autobús como en el Metro, donde los billetes reciclados admitían además otros viajes, siempre de corta y media distancia. La seguridad disimulada descubrí tiempo después que incluía servicios de inteligencia y privados. Por su parte, la revolución del transporte motorizado sobre dos ruedas ha acabado llegando a nuestras ciudades y sus usuarios pues tienen que guardar en algún sitio la tartera con el filete empanado o el sushi, el cargador del móvil y el propio casco.

La intuición primera de aquellos viajes en aquellos autobuses azules de Madrid, algunos el doble de largo con dos cuerpos unidos en el centro por una goma negra, 'articulados' los llamaban, esa primera intuición se ha confirmado bastante con el paso del tiempo: la realidad hoy está marcada por el transporte de mercancías y otras cosas; y la inseguridad está omnipresente en medios de comunicación y circunstancias personales, la seguridad camuflada de inseguridad.

Reconozcamos pues la importancia de la seguridad hoy por indicadores como el voluminoso presupuesto público destinado a estas políticas y recursos, tanto seguridad exterior como interior, y en crecimiento. Asistimos a un rosario de acuerdos del Consejo de Ministros sobre la materia, 300 millones de euros en el último, 1.200 en el penúltimo, alrededor de 15.000 millones en compromisos de gasto en el último año.

Importancia de la seguridad por indicadores como el número de empleados destinados a tal fin en España, más de 500.000 profesionales públicos de la seguridad uniformados, entre militares y policías, a los que habría que añadir los privados.

Reconozcamos el 'complejo militar-industrial' que denunciaba el presidente de EEUU Eisenhower en 1961 y algunos analistas continúan denunciando en la actualidad. Entre los artículos no escritos figura uno que analice el peso de la industria de Defensa, más el sector público dedicado en relación con el PIB en países como Estados Unidos, Arabia Saudí y España, por ejemplo.

Añadamos a la importancia de la seguridad los conflictos armados actualmente activos, principalmente en Ucrania e Israel, especialmente amenazantes cuando se nos presentan sin perspectiva pasada ni futura.

La relevancia de la logística ha llegado sorprendentemente de la globalización y la digitalización, cuando se desmaterializa la conexión física entre personas se produce una explosión de naves logísticas especialmente a una distancia cercana a la gran ciudad aunque con precios de suelo asequibles. No olvidemos además que empresas como Amazon concentran buena parte de su negocio no solo en hacerme llegar pequeña paquetería, sino almacenando datos en la nube, y acaba de firmar un acuerdo con Telefónica en este sentido. El transporte es hoy de datos. Y veremos la globalización transformada cómo transforma la logística.

Doy por acertado entonces aquel pensamiento infantil del bus, la importancia presente y futura del transporte de mercancías y datos, también su almacenamiento e interpretación; y la seguridad omnipresente en muy variadas variantes, entre ellas la activación de 300 cámaras en un partido de fútbol que no enfocan al césped. Lo que nunca he llegado a comprender es lo de culpar de toda la basura pegada a las paredes a "la empresa anunciadora", porque son muchas las empresas, porque es evidente la responsabilidad y porque no ha servido la advertencia para nada.

Siendo sinceros, lo que no vi llegar en estas últimas décadas fue la vuelta del cartón, el mismo del bonobús, del bonometro y el de las hueveras, material enviado por mi parte al rincón de la historia por anticuado e inútil cuando llegó a nuestras vidas el plástico de burbujas a ocupar su lugar (film alveolar,  nombre técnico), situémoslo hacia el cambio de siglo, como mucho alrededor de la invasión de Irak.

Ha vuelto con fuerza el cartón, y su reciclaje. Lo encontramos en pequeña y gran paquetería; lo encontramos en el transporte de contenidos digitales, lo llaman desinformación; lo encontramos en foros y políticas de seguridad y defensa, cartón es la falta de transparencia, la no rendición de cuentas, el discurso del miedo no justificado, el fantasma del ruso y del moro.

La doble moral con Ucrania y Palestina, con Rusia e Israel, es cartoncillo.

El regreso del cartón no lo vi llegar; aunque haré todo lo que esté en mi mano para que me dé de comer.


Artículo publicado también en La Hora Digital.


sábado, 13 de abril de 2024

Galletas y limpiezas étnicas

Cuando uno tiene a su padre en la UVI, pongamos por caso, se obsesiona con las galletas que se come o deja de comer, hoy dos, ayer una, tres cucharadas de sopa seguro que le sientan bien, la compota de manzana parece que le ha gustado, y mientras el cáncer o la medicación hacen su vida paralela, seguimos mirando fijamente a los ojos del gotero sin que nos devuelva la mirada, ni un mísero side eye.

Sirva el símil para la limpieza étnica en marcha en Palestina no desde octubre sino desde hace un siglo, y no es acusación, sino descripción de un tipo de colonialismo anglosajón allí practicado que busca desplazar o eliminar al colonizado.

Un ejercicio de distracción utilizado con generosidad consiste en convertir un conflicto político, la violación del derecho internacional, crímenes de guerra, asesinatos colectivos y ejecuciones extrajudiciales en un problema humanitario, que lo es, pero como consecuencia.

Discutimos y nos preocupamos por la entrada o no de camiones por Ráfah, por el lanzamiento de raciones desde el aire (con decenas de muertos), por las rutas humanitarias marítimas desde Chipre, por la construcción o no de un dique, y así andamos entretenidos hasta sumar 33.000 muertos a día catorce del mes de abril del año dos mil y veinte y cuatro.

El asesinato premeditado por el ejército israelí de siete cooperantes de nacionalidades occidentales de una ONG pilotada por un cocinero español de gran inteligencia mediática en EEUU ha contribuido a asentar el contenido humanitario secundario sobre todos los demás. Además ha añadido cercanía a quien no sintiera el asunto como cercano; y ha roto la costumbre mediática de únicamente mostrar muertos palestinos, nunca israelíes (en torno a 600 militares fallecidos desde octubre), europeos o norteamericanos.

Qué más dará el grado de delgadez de un niño palestino si en diez minutos le puede caer un misil teledirigido o una bomba menos inteligente a su edificio o a su hospital o a su abuelo con el que viajaba en un coche.

Hemos descubierto además distintos tipos de alto el fuego, derivados en pausa humanitaria, solicitud de mejora de puntería, precaución con víctimas civiles (¿quién establece la diferencia combatiente-civil?), siempre con condiciones imposibles de cumplir. Además, ¿y después de la pausa qué espera?

Ni la ayuda humanitaria ni las operaciones militares internacionales de interposición o imposición de la paz acaban con ningún conflicto armado, sino que en el mejor de los casos dan tiempo para su negociación política.

La operación de cascos azules de la ONU -600 españoles- en el sur del Líbano tiene una letra P en su acrónimo español de provisional, que es una I en inglés y francés de interinidad, y así han transcurrido 46 años de provisionalidad.

La agencia de la ONU para los refugiados palestinos -UNRWA- tiene distinta categoría al común de las ONG, porque pertenece al sistema de Naciones Unidas, porque es responsable de asistencia humanitaria, pero también de la educación y sanidad de seis millones de palestinos en Cisjordania, Gaza, Líbano, Jordania y Siria; porque nos recuerda todos los días con su trabajo a las víctimas de un conflicto político y de una ocupación colonial. Su importancia explica su consideración como objetivo militar y la gravedad de la retirada de fondos -no por España- a una Agencia que contrata por miles personal local.

Algún responsable político militar israelí mencionó en octubre de 2023 el plazo temporal de ocho meses para realizar la operación que sea y desconocemos.

Ya han pasado más de seis y podría quedar lo peor, en matanzas, terrorismo no estatal, respuesta de algún vecino a las provocaciones constantes, expulsión de un millón de palestinos al Sinaí egipcio.

Sigamos mirando entretanto la galleta o el paracaídas, entretenidos con la logística humanitaria, y observando al tiempo cómo el gotero de legitimidad moral del que Israel ha disfrutado durante tres cuartos de siglo por los crímenes recibidos en el pasado pues se va acabando, y no habrá enfermero o enfermera que lo sustituya por uno nuevo en el futuro.


Artículo publicado también en La Hora Digital, Rebelión e infoLibre.

Is Spain at war?


We are witnessing a war language and a mobilization of economic and military resources at a level that should lead us to ask ourselves if Spain is at war in March 2024.

We should begin by pointing out that countries no longer declare war. The truth is that war is forbidden as a way of resolving conflicts between States, the date is around 1945, with the planet frightened with the second great European and then world war, when the United Nations bets in its Charter for the peaceful settlement of differences: "The parties to a dispute, the continuance of which is likely to endanger the maintenance of international peace and security, shall, first of all, seek a solution by negotiation, inquiry, mediation, conciliation, arbitration, judicial settlement, resort to regional agencies or arrangements, or other peaceful means of their own choice".

It adds that "nothing in the present Charter shall impair the inherent right of individual or collective self-defense if an armed attack occurs against a Member of the United Nations, until the Security Council has taken measures necessary to maintain international peace and security".

The use of force, which we understand to be military, is thus reduced to self-defense, to civil wars appearing elsewhere (internal affairs) and to force approved by the Security Council. Few exceptions can be added, except for the right of a colonized people to liberate itself, which took shape in the following decades; and at the turn of the century, humanitarian interference appeared, the responsibility to protect, which has not come to fruition after the bad Libyan experience.

Despite what international law and the UN say, the reality is that wars exist and today we are witnessing live two particularly close ones in Ukraine and Palestine-Israel, both conflicts coincide with us at this time, another thing is that we are finding out what is happening.

In this context, the Spanish Minister of Defense, Margarita Robles, declared in mid-March 2024 in an interview in La Vanguardia that "the threat of war is absolute and society is not fully aware". The message of an imminent danger and an unconcerned citizenship is launched, which, if both factors are true, would require a permanent pedagogy from the areas responsible for our security.

It is often insisted on an underage citizenship, unaware of the dangers that lie in wait for us, the vision is also applied to Europe -an infantile political entity, apparently, formed by very mature States-, to which it would be necessary to respond with respect and information; the alternative would be an understandable discourse for a 14-year-old teenager, as it has been concluded from Trump's messages, with variants such as 'the bad guys' that truffle also here many of the public interventions of our uniformed men and women.

"The threat is total and absolute", we are told, "Europe has to be aware that the danger is very close; it is not a pure hypothesis, it is real, civilization can be attacked by unscrupulous people like Putin".

In military terms related to the war in Ukraine the position of Spain is coordinated and indistinguishable from the international organizations of which we are part and with whose members we are united by the commitment of mutual military assistance, by Article 42(7) of the EU Treaty and Article 5 of the Washington Treaty (NATO), in the case of receiving an armed aggression, it is understood, explicitly or not, an attack against the territory.

In view of the public statements and the reaction in practice, in Spain, the EU and NATO we have apparently decided that the Russian aggression against Ukraine in February 2022 is an existential threat, only in this way can the actions put in place be explained; and it turns out that a hostile Ukraine is also perceived in Russia as an existential threat. With this scenario, and taking into account the nuclear capability of both sides, military victory is impossible and the objective is to wear down the opponent in the long term.

War in many cases can be a term used in a broad sense, just as it is used to refer to the war against tobacco, obesity or diabetes. Although not even in this metaphorical sense it would be convenient to relax, since that self-styled war on terror, the use of terrorism as a framework to justify military operations, has since the beginning of the century covered armed conflicts whose toll has far exceeded one million dead, mainly in Iraq, Afghanistan and Syria.

Spain currently has 622 military personnel deployed in Latvia, a country bordering Russia, a contingent that includes tanks; and the deployment of 700 military personnel and 250 Army vehicles in Slovakia has just been completed.

Spain also plans to deploy eight fighters in Latvia and Romania during 2024, in four-month rotations involving the transfer of 150 military personnel. In addition to the above, 40 Spanish military personnel will operate a radar in Romania, a country bordering Ukraine and the Black Sea.

As for the Navy, Spain assumed command this January of NATO's permanent Naval Group number 1, which mobilizes at least another 400 Spanish military personnel and operates in the North Sea.

The economic effort in defense, support to Ukraine, own weapons systems and spending commitments are also being intense. Just to mention that under President Sanchez the budget of the Ministry of Defense has increased by about 50% in just five years; plus a long series of agreements of the Council of Ministers for the acquisition of new weapons systems that can add up to about 20,000 million euros to be paid in the medium and long term. The silence of the conservative opposition makes it probably the biggest unspoken political agreement in the country, since the PP has decided to dynamite Europe as a shared space.

In view of what has been seen, to the initial question it would be necessary to answer provisionally that yes, Spain is actively participating in a war, although delegated, 'proxy war', which they call, we support with all the economic and armament means, we even train Ukrainian military on national territory, but the front line of combat and the mortal victims are put by someone else.

Spain is at war, taking into account economic, armament and military resources deployed, also according to the dialectic, rhetorical resources; and the leap to a conventional war would be marked by our own deaths, which could be caused by combats with Spanish troops on the ground in Ukraine (not contemplated until today, although it is recognized that there are already military personnel from NATO member countries), by attacks received in waters or countries neighboring Russia where we operate, by Russian attacks on military targets in Spain in case of an escalation that could occur by conscious decision of the parties or by accidental spark.

In view of the scenario described above, it is necessary to convey complex messages to the public, to promote public and parliamentary debate, ingredients not often used in matters related to Defense, security and the Armed Forces, which usually live more comfortably in the absence of explanations and without accountability for decisions taken.

The permanent minority of age of the Spanish society in security matters could be faced with citizen education, training and political and technical responsibility, to try it out, and then we will analyze the results.

Until it happens we are left with some certainties: the certainty that we are asking ourselves questions, the rising public expenditure, the impossible military victory over Russia; we have certainties such as the absence of declaration of war, the absence of debate and own deaths; and that the situation is so explosive that the current balance could explode at any moment.

The great unknown is the amount of resources that are being devoted to the day after, to advance alternative scenarios or to build the future neighborly relationship between the EU and Russia.


Original text in Spanish. Translation is courtesy of Atalayar magazine, 

a journalistic bridge between shores and cultures where this article was also published.