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lunes, 16 de mayo de 2016

De la zona de confort a secuestrado en Siria

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Feliz noticia la liberación de tres periodistas españoles tras diez meses de secuestro en Siria, feliz desenlace de las gestiones públicas y privadas que se han debido desarrollar durante todo este tiempo.
El país donde el azar quiso que naciéramos y al que estamos unidos sentimentalmente y algunos intelectualmente cuenta con un Estado, unas capacidades públicas, denostadas a diario por tierra, mar y aire por gente que probablemente no las ha necesitado, pero que sin duda serían bienvenidas por la mayor parte de la población del planeta (y por los críticos de lo público en caso de necesidad).
Resulta que para lo bueno y para lo malo, no hay acontecimiento internacional en el que actualmente no resulten implicados ciudadanos españoles, sea un terremoto en Ecuador, un secuestro aéreo, una avalancha en un concierto en Alemania, un atentado en París o en Bruselas, poniendo ejemplos negativos. También para lo positivo, hasta en bádminton y patinaje sobre hielo, disciplinas minoritarias para el común, ondea por el mundo la enseña nacional.
En casos que afectan a la seguridad de un ciudadano español en peligro en cualquier lugar del mundo los organismos del Estado se movilizan con profesionalidad y casi siempre resultados.
Existen ejemplos que prueban lo anterior relacionados con cooperantes por Mauritania, latillas de atún por Somalia, periodistas varios.
Y el exitoso desenlace de este último caso permite además intentar avanzar algo y felicitarse también de que nadie hoy desde el ámbito político o mediático haya utilizado el suceso para desgastar al Gobierno, forzando argumentos como que fueron secuestrados por ser españoles, la excesiva prolongación del secuestro durante cerca de un año o la especulación a la que hemos asistido en otras ocasiones sobre el montante del rescate, el origen de esos fondos económicos y si el pago por su liberación podría contribuir a financiar organizaciones terroristas que en el futuro actúen contra ciudadanos de cualquier nacionalidad, también española.
Algunos políticos y tertulianos lo han utilizado en el pasado como símbolo del prestigio internacional de un país, argumentos del estilo "los países serios no lo hacen", las crisis se resuelven a tiros, incluso a costa de la vida de los secuestrados, que ha ocurrido.
Otro motivo de satisfacción es que afortunadamente el valor económico de cambio de los secuestrados ha sido mayor que su valor propagandístico para los captores.
Aparece en la información filtrada algún papel en el proceso de Turquía y Qatar, país este último muy presente en España como accionista nada minoritario de El Corte Inglés, Iberdrola, constructoras varias, Iberia, contratos multimillonarios de publicidad con equipos deportivos, además de albergar en su territorio nacional algunas de las principales bases militares de Oriente Próximo, junto con Bahréin y Emiratos, de frecuente sino permanente uso por parte de los ejércitos de EEUU, Reino Unido, Francia y también España. Qátar alberga la base aérea más importante de EEUU en la zona.
Leemos en El Español que el rey Felipe VI se reunió en privado 48 horas antes de la liberación con el emir de Qátar, jeque Tamim bin Hámad Al Zani, nada menos que en el estadio Santiago Bernabeu durante el descanso de la seminifinal de la Copa de Europa Real Madrid-Manchester City, encuentro político-deportivo en el que se agradeció la colaboración de los respectivos servicios secretos.
Resulta complicado clasificar a Qátar como país cómplice del terrorismo como dicen algunos o benefactor del capitalismo patrio y su seguridad.
El secuestro de periodistas en Siria tiene muchas otras derivadas, por ejemplo la peligrosidad de la profesión en la zona que hace casi imposible que contemos con información suficiente para calibrar el conflicto sirio, salvo alguna escasa que logra en ocasiones circular desde fuentes internas, porque la mayor parte procede normalmente del interés de alguna de las partes por contarnos algo.
Y otra no menor derivada de este secuestro es la precariedad laboral de la profesión,los recortes, regulaciones de empleo y profunda crisis de las empresas periodísticas que han cerrado corresponsalías y gastos de enviados especiales y se dedican hoy a malpagar por pieza a periodistas free lance que pululan por las zonas más peligrosas sin la cobertura -seguridad y economía- de otras épocas.
La información sobre el secuestro a partir de la liberación habrá que recibirla con cuidado: cuanta más épica rodee la precariedad del gremio, de la seguridad y de la zona, más habrá que desconfiar de quien salga engrandecido.
Se mantiene alta la sorpresa por no haber tenido durante meses noticia del secuestro, silencio informativo casi total sobre el asunto, discreción dicen que pedida por las familias y por el Gobierno que extraña por respetada. Se comenta que incluso circularon vídeos de los secuestrados que los medios elegantemente no publicaron, caso extraño digno de figurar en los próximos anuarios de la profesión y en los Premios Ortega y Gasset 2017, nueva modalidad al silencio informativo responsable.
Habitualmente se asocia el riesgo, incluso el peligro, con la excepcionalidad en el trabajo, hasta con la genialidad, algo no confirmado en las pruebas de laboratorio. Habría que reconocer que entre la zona de confort que tanto repiten los entrenadores de cabezas y ser secuestrado por barbudos en Siria existe un amplio campo de actuación. Y hay que observar también que de la zona de confort a menudo uno es expulsado por la precariedad laboral, la inconsciencia juvenil y profesional o el puro azar de un atentado.
"El hombre es el viviente que, existiendo en el modo de la potencia, puede tanto una cosa como su contrario, ya sea hacer como no hacer", dice un filósofo italiano de nombre extraño (Giorgio Agamben). Es decir, que mi gato sólo puede ser gato y hacer cosas de gato, yo puedo en cambio trabajar en Madrid o en Siria. Otra cosa es que las circunstancias no me dejen elección.
Cuando estemos leyendo una crónica, una pieza periodística sobre este caso de periodistas secuestrados, si empezamos a oír violines de fondo no tenga nadie duda de que alguien ha contratado a los músicos (candidatos hay muchos: el CNI, el Gobierno, la vicepresidenta, los medios que les compraban piezas de saldo, diplomáticos y militares que hayan participado en el proceso, el corporativismo del gremio...).
La zona de confort -ansiedad neutral- está muy desprestigiada; al menos la demagogia se ha reducido.

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lunes, 1 de febrero de 2016

Políticos y expertos

Columna de opinión publicada originalmente en Estrella Digital.
Vicente Martínez- Pujalte, en el Congreso el pasado mes
de agosto. Foto: Julián Rojas, en El País, 19-1-2016.
En política se duda, se interpreta, se utiliza la palabra y el debate para convencer, mundo al que se contrapone la objetividad supuestamente indiscutible del experto que no duda, no interpreta ni debate y con palabras las justas se presenta capaz de resolver el problema con rapidez y rotundidad.
Los expertos viven y opinan al margen del calendario y del reloj, no les afecta la oportunidad política, el control o intuición de los tiempos, que sí tuvieron buena parte de los protagonistas de la sacrosanta Transición, independientemente de las decisiones que tomaron, supieron leer el momento y, por ejemplo, firmaron unos Pactos de la Moncloa de contenido fundamentalmente económico que escaso efecto tuvieron sobre la inflación y algo sobre la convivencia.
Los especialistas que se meten a opinar de política pierden de inmediato su categoría de expertos
La recompensa al esfuerzo del opositor, o la seguridad que debe dar un sobresueldo millonario ocupando escaño, tiene como resultado en las siguientes cuatro décadas la certeza de lo que hay que hacer, el monopolio de la interpretación correcta de la realidad, incluso aunque se ocupen puestos de confianza y responsabilidad política.
La verdad revelada y la seguridad de la cuenta corriente frente al argumento, 5 a 1.
Como recogía hace un par de números una revista satírica, el langostino, la Navidad y las elecciones han sido ecosistema favorable al crecimiento y engorde del experto, ya sea profesional o amateur-familiar (no hay pariente al que reconozcamos sabiduría).
Lo bueno es que algo hemos aprendido durante la crisis, que ha tenido entre sus víctimas la infalibilidad del economista y del auditor, hasta hace poco encuadrados en disciplinas de las ciencias exactas y hoy en el apartado de las ciencias sociales, donde interviene el comportamiento humano, algo más imprevisible que el mecanismo de un reloj de cuco.
Gustavo de Arístegui representando al Estado en la India y Federico Trillo en el Reino Unido han sido parlamentarios y ocupan hoy un puesto de confianza política, pero aparentan y se comportan como expertos, especialistas, uno en fontanería empresarial y mundo árabe y el segundo en defensa jurídica del PP y Shakespeare, podría figurar en sus tarjetas.
En la vicepresidenta y en el presidente, ambos pertenecientes a un cuerpo superior del funcionariado, ambos acostumbrados a ser escuchados, se ha comprobado en debates electorales, precampaña y postelecciones su incomodidad al tener que convencer, a persuadir, no lo han practicado durante años, no parecen capaces.
Todo lo anterior se complica con la figura del politólogo, el experto en política, que tiene la rotundidad del matemático y, entendiéndolo todo, parece conocer lo que va a suceder en las próximas semanas, aunque la realidad es que sólo tiene una buena interpretación de lo que ya ha ocurrido, que no es poco.
Los especialistas que dedican su jornada laboral a la seguridad del Estado, sea en el CNI, en las Fuerzas Armadas, la Guardia Civil, la Policía Nacional o el Ministerio de Industria, que también los tiene, evidentemente tendrán que orientar su trabajo a las directrices de la autoridad política que resulte de la formación del próximo Gobierno. Su claridad de ideas seguirá estando al servicio del vicepresidente/a y del Gobierno, sea quien sea el responsable al cargo, se llame Soraya, Pablo, Íñigo o José Enrique.
Los expertos viven y opinan al margen del calendario y del reloj, no les afecta la oportunidad política, el control o intuición de los tiempos
"El Centro Nacional de Inteligencia es el Organismo público -las mayúsculas son del BOE- responsable de facilitar al Presidente del Gobierno de la Nación las informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones", dice la ley reguladora del CNI de mayo de 2002.
La misión del CNI que marca la ley es suficientemente amplia para contemplar una gran variedad de actuaciones, que se podrían resumir en elaborar inteligencia para que el Gobierno reduzca algo la incertidumbre a la hora de tomar decisiones sensibles, normalmente relacionadas con la seguridad en una acepción muy generosa.
El destinatario de su trabajo no lo eligen estos expertos, está fijado por ley, porque otro comportamiento -al margen de obligaciones contractuales- rebajaría su categoría del elevado nivel del especialista técnico al del profesional de las ciencias sociales, al de periodista o analista político, que emite opiniones con apenas una certeza del 53%, es sensible a las corrientes de aire y a los cambios bruscos de temperatura.


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domingo, 14 de junio de 2015

El CNI destaca la división entre sunníes y chiíes como base del terrorismo

AMENAZA TERRORISTA

  • El CNI sitúa en la guerra de religión entre sunníes y chiíes la base del terrorismo yihadista
  • El director de los servicios de inteligencia considera como esencial que el ciudadano se sienta seguro


Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Félix Sanz, en su sexto año como director del Centro Nacional de Inteligencia, ha insistido este miércoles en Toledo en la necesidad de compartir un mismo diagnóstico de la amenaza terrorista y también en sumar esfuerzos dentro de España y a nivel internacional, "la coordinación entre todos aquellos que se dedican a la seguridad de los ciudadanos, en el ámbito interno y externo".
En el marco del Seminario Internacional de Seguridad y Defensa organizado por la Asociación de Periodistas Europeos, centrado en esta 27 edición en el yihadismo, el director del CNI considera esencial "tener una interpretación común del problema".
En este sentido, el máximo responsable de la inteligencia española ha insistido en la conveniencia de compartir como eje de interpretación la lucha entre el mundo sunní y chií, que ha comparado con las guerras de religión en Europa durante ls siglos XVI y XVII entre católicos y protestantes. Los lugares en Oriente Próximo donde está implantado el grupo terrorista Estado Islámico, "es la falla que separa el sunnismo y el chiísmo", considera. De ese conflicto interno del Islam surge, según el CNI, el terrorismo yihadista que afecta a occidente como uno de sus principales efectos secundarios.
Sanz alude también al "interés estratégico divergente entre potencias regionales" y que en algunos casos, sin concretar, algunos países han financiado en sus etapas iniciales a estos grupos terroristas.
Sanz ha recordado que las primeras víctimas del yihadismo son los propios musulmanes en una proporción de mil a uno, cerca de una veintena de víctimas por este tipo de terrorismo desde comienzos de año en occidente frente a 18.000 víctimas mortales en países de religión islámica. "Cuando hablamos de yihad, los musulmanes son los actores principales y las victimas mas numerosas", afirma.
"Si reconocemos que ahí está gran parte del origen de lo que nos preocupa hay que decirle al mundo islámico que ellos tienen también una responsabilidad en resolverlo", señala Sanz sobre el conflicto sunní-chií. En cualquier caso, no se trata de una guerra con un frente definido donde situar cascos azules o fuerzas de interposición, o en la que España o cualquier otro país pueda tomar partido por un bando, es un conflicto con muchos escenarios muy diferentes con muchos actores.

Descripción del fenómeno

En cuanto a la definición del fenómeno yihadista, el director del CNI destaca que vivimos un "momento de gran competencia entre dos grandes organizaciones terroristas", en referencia a Al Qaeda y Estado Islámico, también conocido como Daesh, siglas en árabe que prefieren desde hace poco los responsables españoles de la seguridad para evitar ls términos 'estado' e 'islámico'.
Otra característica destacada de Daesh es que "aprovecha la sofisticación de sus medios de propaganda", y en este aspecto Sanz Roldán ha compartido la profesionalidad del vídeo que reivindicó hace unos meses el asesinato de un teniente jordano, aparentemente quemado vivo; u otra curiosidad, como que en algunas de las reivindicaciones de asesinatos el terrorista se limita a mover la boca y luego es doblado en la post-producción del vídeo.
Esta propaganda así como la atracción por la crueldad de sus acciones han llevado a entre 20.000 y 30.000 personas residentes en occidente a integrarse en el Estado Islámico, movimiento que el director del CNI sitúa ya con alrededor de 90.000 miembros.

Ciclo del yihadismo

Para el responsable del CNI, España cuenta con la ventaja de tener concentrados en ese organismo toda la inteligencia, a diferencia de otros países que tienen dos centros, uno para la inteligencia exterior y otro para la interior, o Estados que cuentan con hasta 16 agencias de espionaje, en alusión no
expresada a Estados Unidos.
Entre las fortalezas del CNI su director añade la experiencia acumulada en zonas como el Sahel, al sur del Sáhara, que cuenta con personal desplazado sobre el terreno, y sobre todo que el centro "participa en todo el ciclo yihadista", desde el inicio de la radicalización de una persona, su captación por una red, su viaje a algún escenario conflictivo y su regreso a España para intentar cometer un atentado.
Félix Sanz insiste en la importancia de esa fase, que calcula en cinco o seis meses al menos, en la que el futuro terrorista viaja a Siria, Irak u otro conflicto para hacer la yihad, etapa en la -informa- mueren más de la mitad de los reclutados. Quienes han conseguido regresar a España tras esa fase de combate "están controlados", afirma el director del CNI sin añadir detalles.

La seguridad es una sensación

El objetivo del CNI, según su responsable, es ante todo facilitar información al Gobierno para que tome sus decisiones, pero ha insistido mucho también que se trata de que los españoles se sientan seguros, para lo que considera clave tener "confianza en quien trabaja por la seguridad".
"Nosotros queremos sentirnos seguros, si no nos sentimos seguros ya esta teniendo éxito el adversario, aunque no haya atentados", como de hecho no se registran en España atentados yihadistas en los últimos años.
"A veces los medios de comunicación generan una situación de inseguridad que no es correcta, hay que atemperar el discurso y ajustarlo más a la realidad", recomienda. "La retórica sí se puede atemperar un poco", añade, en el sentido de evitar alarmismos.
"Si los ciudadanos se sienten seguros lo están, aquel que se sienta seguro está seguro", resume.

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domingo, 6 de abril de 2014

Ciberdefensa - Guerras sin fronteras

  • El ciberespacio rompe los límites de las crisis internacionales
  • Defensa se abre a la Universidad, la empresa privada y al sector público civil para responder a las ciberamenazas

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Cualquier conflicto grave tiene hoy un componente de ciberdefensa, las Fuerzas Armadas lo conocen y están tratando de forma acelerada de coger el paso. Para ello han tendido redes hacia el mundo civil, la Universidad, la empresa. Defensa sale de su burbuja porque el conocimiento está disperso y tiene mucho que aprender del ámbito civil. El ciberespacio se ha convertido en la cuarta dimensión de la guerra y, lo más importante, y a diferencia de las otras tres –tierra, mar y aire/espacio-, la ciberdefensa será escenario seguro del próximo enfrentamiento.
En la primera semana de abril, el Mando Conjunto de Ciberdefensa, el organismo de creación más reciente dentro de las Fuerzas Armadas, ha convocado en Madrid durante cuatro días a todos los agentes implicados en la ciberseguridad: por allí han pasado los tres ejércitos, el CNI (Centro Criptológico Nacional), el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comuniación (Ministerio de Industria), el Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (Interior), la Guardia Civil, universidades, empresas públicas y privadas.
El responsable del nuevo Mando, el general Carlos Gómez, avisa de que “cualquier sistema de información es susceptible de ser ciberatacado”.
Existen ejemplos en Serbia 1999, Irak 2003, Estonia 2007, Afganistán durante una década, Georgia 2008, Israel con sus vecinos y con Irán, Ucrania 2014 más, en cualquier momento y lugar, ciberespionaje. Todo conflicto ya es global, por el alcance de los medios de comunicación y redes sociales, y por los instrumentos de ataque y defensa, cada vez más dependientes del ciberespacio.
Ministro de Defensa, Pedro Morenés (centro),
durante la inauguración de las Jornadas.
La importancia para las Fuerzas Armadas procede de que “dependen de las tecnologías de la información y la comunicación –TIC- para comunicarse, ejercer el mando y control de las operaciones, obtener y distribuir información e inteligencia, realizar labores de vigilancia, reconocimiento o adquisición de objetivos o coordinar los fuegos, con lo que las TIC actúan como multiplicador de la fuerza y optimizan la concepción, planificación y ejecución de las operaciones, pudiendo condicionar el desarrollo y resultado de una contienda”, resume el think tank Thiber, especializado en estos temas.
España se sitúa en un tercer nivel internacional en cuestiones de ciberdefensa, con aquellos países que se hallan en proceso de definición de sus sistemas nacionales de ciberseguridad. El general Gómez, en símil futbolístico, dice que jugamos en la UEFA, no en la Champions. El ministro de Defensa declaró en la inauguración de estas jornadas que “estamos bastante en mantillas” en protección frente a ciberamenazas, que este ciberespacio “puede ser objeto de una de las agresiones más brutales que puede recibir una sociedad” y que un ataque de envergadura que provocara la caída de importantes redes o infraestructuras críticas “no nos devolvería a los años 80, sino a principios del siglo pasado”.
Siguiendo el análisis de Thiber, en una segunda posición internacional se sitúan aquellos países que se encuentran en un proceso formal de construcción de sus sistemas nacionales de ciberseguridad y ciberdefensa. Este grupo estaría formado por países como Australia, Francia e Irán. A la cabeza se sitúan los que disponen de un sistema operativo, formalmente definido y en continúo proceso de evaluación, revisión y mejora, como EE.UU., Rusia, China e Israel.
La ciberdefensa centra por tanto el interés actual del Ministerio de Defensa, que en tan solo un año ha creado y echado a andar el nuevo Mando militar conjunto con una celeridad desconocida, y parece ser además uno de los escasos ámbitos donde está en estos momentos en disposición de invertir.
Pedro Morenés lanzó en el marco de estas jornadas un mensaje al sector empresarial en un campo donde “la tecnología es lo que marca la diferencia”, y ofreció a la empresa tecnológica el apoyo público –se entiende que económico- para desarrollar nuevas capacidades industriales, “nuestros propios mecanismos de ciberseguridad”.
Además de un nuevo mando conjunto y apoyo empresarial, el avance de la ciberdefensa depende también de actuaciones en cada uno de los ejércitos. Los representantes de Tierra, Aire y la Armada que intervinieron en el seminario situaron su trabajo como una evolución del que vienen desarrollando desde hace años en protección de sistemas de información, y reclamaron formación especializada, procedimientos y algún tipo de medida sobre la propia organización de la carrera militar, con continuos cambios de destino incompatibles con  la alta especialización profesional y técnica que requiere la ciberdefensa. Relacionado con lo anterior se situaría, no explicitado por ningún ponente militar, el mayor peso que aún hoy tiene para ascender en la carrera el mando de una unidad sobre cualquier otro destino.
La ciberdefensa, por tanto, provoca un reto tecnológico e industrial, otro de organización del propio Ministerio de Defensa y de las Fuerzas Armadas, y un tercer desafío de carácter legal.
El coronel Roberto Villanueva señaló a los asistentes a las jornadas que la ciberdefensa ya se ha incorporado al planeamiento de las operaciones como una capacidad militar más. Tras su intervención se deduce que las crisis actuales y a futuro no se circunscriben a un escenario concreto y localizado, sino que vía redes de información y telecomunicaciones se pueden extender a cualquier lugar del mundo. El coronel explicó que los indicadores y alertas se pueden materializar a miles de kilómetros de una crisis, y también la respuesta operativa, lo que tiene “implicaciones legales” aún no definidas en el ciberespacio.
En la orden ministerial de febrero de 2013 por la que se crea el Mando Conjunto de Ciberdefensa de las Fuerzas Armadas se concretan sus cometidos, y entre ellos destaca especialmente el encargo de “ejercer la respuesta oportuna, legítima y proporcionada en el ciberespacio ante amenazas o agresiones que puedan afectar a la Defensa Nacional”.
Este Mando tiene por tanto la facultad legal, prácticamente en exclusividad, de ataque en el ciberespacio. El ámbito natural de actuación de las Fuerzas Armadas se localiza hoy en el exterior, en el marco de operaciones amparadas por organizaciones internacionales como Naciones Unidas, la OTAN o la Unión Europea, que establecen el mandato, limitan el uso de la fuerza y fijan las reglas de enfrentamiento en cada operación.
Se puede dar la circunstancia entonces de que la participación militar española en una operación internacional en el centro de África plantee actuaciones en el marco de la ciberdefensa sobre ese territorio pero también sobre servidores informáticos de Estados Unidos, redes de comunicación chinas o un cable de fibra óptica en el Mar Rojo, escenarios distantes del despliegue físico de las tropas y por tanto al margen de la legalidad que regula su actuación.
General Carlos Gómez López de Medina, comandante
jefe del Mando Conjunto de Ciberdefensa.
El Estado nación es la base de las relaciones internacionales. La tecnología ha pulverizado el escenario. En los últimos conflictos se utilizan sistemas aéreos controlados en remoto que no entienden de soberanías, en Crimea aparecen militares sin ejército ni insignias, el ciberespacio tiene difícil sino imposible regulación.
Parecen necesarias nuevas bases legales bien sólidas para tapar las goteras y regular la intervención militar en los conflictos de estos tiempos que los sociólogos califican como líquidos. De no hacerlo, la legitimidad de las operaciones militares internacionales, donde se había avanzado en la última década tras la grave crisis que provocó la invasión de Irak, puede volver a ponerse en cuestión.

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miércoles, 6 de noviembre de 2013

Quién espía en España

El director del CNI, Félix Sanz, da explicaciones sobre el espionaje de la NSA en España, aparentemente en colaboración con los servicios secretos españoles
Soraya Sáenz de Santamaría coordina la heterogénea comunidad de la inteligencia en nuestro país

Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.

El director del Centro Nacional de Inteligencia, Félix Sanz, comparece este miércoles en la Comisión de control de los créditos destinados a gastos reservados del Congreso, a puerta cerrada y con la confidencialidad siempre relativa de los presentes, para informar sobre las actividades de espionaje de EE.UU. en España. El foro es la conocida como comisión de secretos oficiales, que en su largo nombre oficial conserva el recuerdo de otros tiempos en los que el gasto parecía más importante que la actividad que se financia.
Sin llegar a los 16 organismos de inteligencia con que cuenta la administración estadounidense –sólo su Agencia Nacional de Seguridad tiene 35.000 empleados y un presupuesto de 10.800 millones de dólares, una estimación porque ambas cifras son confidenciales-, en España hay mucho profesional público y privado y varios organismos que se dedican a captar una cantidad ingente de  datos, que convierten gran parte de ellos en información y de donde sale ya en menor medida productos de inteligencia para el gobierno del país o de la empresa.
Aquí algunos de ellos, los principales.

  • Centro Nacional de Inteligencia -CNI –:  muy lejos queda la creación por Carrero Blanco en 1972 del embrión de nuestro principal servicio de inteligencia, llamado Servicio Central de Documentación –SECED- y como misión la vigilancia de la oposición a la dictadura de Franco. Ya en democracia, en 1977 se convierte en Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) y en 2002 en CNI. A diferencia de otros países, este organismo integra inteligencia exterior e interior. El Centro ha vivido en los últimos años una transformación completa: en medios, hoy 3.500 profesionales y 240 millones de euros de presupuesto, con un crecimiento espectacular bajo la presidencia de Zapatero desde los 2.000 empleados públicos y 200 millones que encontró; y actividad, un proceso de transformación que parte de los atentados del 11 de marzo y la obsesión de la lucha contra ETA, a la situación actual, cumplidos dos años del fin de ETA y con el terrorismo salafista y la inteligencia económica como prioridades. Desde 2009 su director es Félix Sanz y desde diciembre de 2011 el Centro está adscrito al Ministerio de Presidencia, procedente del Ministerio de Defensa, con la importancia que tiene quién paga las nóminas todos los meses.
  • Centro Criptológico Nacional –CCN-: organismo integrado en el CNI, responsable de coordinar la acción de los diferentes organismos de la Administración que utilicen medios o procedimientos de cifra y de garantizar la seguridad de las tecnologías de la información en ese ámbito.
  • Centro Nacional para la Protección de las Infraestructuras Críticas –CNPIC-: dependiente del Ministerio del Interior. Entre las competencias del CNPIC se encuentra la ciberseguridad: ataques que puedan poner en riesgo las redes informáticas y de telecomunicaciones.
  • Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas –CIFAS-: se da la circunstancia de que el actual director del CNI fue entre 2004 y 2008 como jefe de Estado Mayor de la Defensa responsable también de la inteligencia militar. Ambos servicios trabajan conjuntamente sobre todo en los despliegues de tropas españolas en operaciones internacionales (Afganistán, Líbano, Irak, Malí). Aparentemente el CIFAS es un organismo modesto, las promesas de impulso abundan tanto como las de la reforma del Senado, déficit que muy probablemente las FAS suplen en escenarios exteriores con la ayuda de la inteligencia militar OTAN –es decir, de algunos de sus miembros-. Una importante novedad en el seno de los ejércitos ha sido la creación el pasado mes de febrero del Mando Conjunto de Ciberdefensa.
  • Servicio de Información de la Guardia Civil: a su espalda cuenta con el prestigio ganado durante años en la lucha contra ETA, incluida su actuación en territorio francés. Y la Guardia Civil es importante destacar que opera el Servicio Integrado de Vigilancia Exterior –SIVE-, un complejo sistema nacido modestamente para vigilar la inmigración en el Estrecho en 2002 que hoy abarca con más de 20 estaciones fijas –además de los medios móviles- desde Canarias hasta Tarragona y Baleares, y comienza su implantación en Galicia.
    Estaciones del SIVE (Fuente: www.agrupacionahumada.com).
  • Comisaría General de Información del Cuerpo Nacional de Policía: Ministerio del Interior en estado puro, donde encontramos la lucha contra la delincuencia organizada. Al parecer la normativa que creó y regula esta Comisaría otorgan el carácter de secreto a la estructura, organización, medios y procedimientos operativos específicos de los servicios de información, así como sus fuentes y cuantas informaciones o datos puedan revelarlas. Sus funciones son la captación, recepción, tratamiento y desarrollo de la información de interés para el orden y la seguridad pública, y la utilización operativa de la información, específicamente en materia antiterrorista en el ámbito nacional e internacional.
  • Sector privado: multinacionales tecnológicas o financieras como Indra, Amper, Abertis, Santander y otras hablan naturalmente de inteligencia económica y ciberseguridad. Les va en ello su existencia o el negocio. Aquí el sector público no es que vaya por detrás –que va-, sino que debe apoyarse obligatoriamente en un sector privado avanzado en un doble sentido: para aprovecharse de avances tecnológicos no desarrollados en el ámbito de la Defensa (los videojuegos y la simulación militar son hermanos siameses tecnológicos) y que tradicionalmente, y la tendencia es creciente, los servicios de inteligencia se apoyan en el sector privado, para disimular su actividad y como refuerzo en nichos tecnológicos o localizaciones concretas.

La seguridad interior y exterior hace tiempo que rompieron sus límites. Las fuerzas militares se destinan a combatir el terrorismo –aparentemente- y las policiales actúan cada vez más en el exterior.
La coordinación entre todos los organismos españoles dedicados a la inteligencia es muy cuestionable, no existe de hecho un órgano establecido más allá de la referencia del CNI como coordinador de estos asuntos. Por la vía de los hechos, la integración de la inteligencia conseguida por varias fuentes se produce por relaciones personales, algo siempre ineficaz, y confluye en Moncloa. Sanz Roldán por parte de la oferta y la vicepresidenta y el director del Gabinete de Rajoy, Jorge Moragas –también referente de la Estrategia de Seguridad Nacional-, por parte de la demanda, son las tres personas que debieran estar más al día de los asuntos de inteligencia en nuestro país.
La Ley reguladora del CNI de 2002 dice que “el Centro Nacional de Inteligencia funcionará bajo el principio de coordinación con los demás servicios de información del Estado español. A estos efectos, se crea la Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos de Inteligencia, presidida por el Vicepresidente del Gobierno”, hoy vicepresidenta. Ahí debiera estar la coordinación de la inteligencia española, en esa Comisión que se reúne muy de vez en cuando.
La información en cualquier ámbito circula mal, más aún cuando cuesta conseguirla. Ningún organismo la cederá fácilmente salvo que le interese, o exista una estructura por arriba que no les deje otra salida. Todos los servicios de espionaje son instrumentos de terceros, del Gobierno, de la investigación policial o judicial, de la empresa. La falta de coordinación de estos servicios sólo puede incrementar la autonomía de quien se dedica a elaborar inteligencia. Autonomía del que consigue la información, no de su destinatario oficial.
El supuesto espionaje de EE.UU. en España afecta directamente a las competencias de Sanz Roldán. La línea de acción número nueve de la Estrategia de Seguridad Nacional de 2013 está dedicada a la contrainteligencia: plantea como objetivo el adoptar medidas de contrainteligencia en la defensa de los intereses estratégicos, políticos y económicos de España, para prevenir, detectar y neutralizar las agresiones encubiertas procedentes de otros Estados, de sus servicios de inteligencia y de grupos y personas que estén dirigidas a la obtención ilegal de información.

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domingo, 3 de noviembre de 2013

Cables y conexiones entre el CNI y EEUU

España es un aliado excepcional para la inteligencia y el ejército estadounidenses. Programas de armas, marines asentados en Morón para actuar en África, permiso para que el NCSI y otros servicios secretos actúen libremente y ahora, la colaboración con la NSA. Por el Estrecho de Gibraltar pasan los cables de comunicaciones más importantes del mundo. Unas aguas en las que no cualquier armada o servicio secreto pueden actuar sin llamar la atención

Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Las relaciones entre España y Estados Unidos en materia de seguridad, y muy especialmente en asuntos militares, es de una relevancia excepcional: en implicaciones industriales, en el marco de la OTAN, en operaciones en el exterior, en inteligencia. Por tanto, los avances en las filtraciones de Edward Snowden, antiguo consultor tecnológico de los servicios de inteligencia norteamericanos, y de Glenn Greenwald, periodista del británico The Guardian, ahora por libre, sólo podrán derivar en luz sobre estas relaciones, tensión entre administraciones y sorpresa entre administrados.
Algunos ejemplos concretos: los buques más avanzados de nuestra Armada cuentan con el sistema de combate norteamericano Aegis, capaz del seguimiento y de interceptar 200 blancos móviles a 200 millas, una tecnología de la que únicamente disponen los propios EE.UU., Corea del Sur, Japón, Noruega y en breve Australia, los dos últimos por contratos derivados de la construcción por Navantia de las fragatas F-100.
Otros indicadores de la relación privilegiada en materia de Defensa de España con EE.UU. son las bases de utilización conjunta –cabría decir mejor de utilización vecina, porque españoles y norteamericanos hacen vida independiente, incluso con diferentes contratos de la luz-: España autorizó en 2011 la participación de la base de Rota en el escudo antimisiles de EE.UU., y por ello llegarán cuatro destructores –con el sistema de combate Aegis- a partir de 2014. Las obras realizadas en Rota en los últimos años han permitido duplicar su capacidad de atraque.
Proyecto de logo de la NSA.
En cuanto a Morón, el pasado mes de abril el Gobierno autorizó la llegada de 500 marines, dispuestos al combate en Magreb y Sahel, como prueba de que el comando norteamericano para el continente –Africom- se ha trasladado disimuladamente a suelo español, sin duda alguna desde el punto de vista operativo.
Dicha relación especial España-USA se puede personificar en dos perfiles. Jorge Dezcallar de Mazarredo, director del CESID-CNI entre 2001 y 2004, luego embajador en Washington entre 2008 y 2012. Y del propio Félix Sanz Roldán, actual director del CNI desde 2009, jefe operativo de las Fuerzas Armadas entre 2004 y 2008, con destinos y contactos muy relacionados con EE.UU. y la Alianza Atlántica.
EEUU cuenta con 16 organismos de inteligencia y varios de ellos tienen acreditada su presencia y trabajo en España. Además de la Agencia Nacional de Seguridad –NSA-, que por tamaño y actividades se lleva ahora la actualidad, se podría recordar que en 2007 el Gobierno acordó permitir su trabajo en suelo español a las agencias Air Force Office of Special Investigations –AFOSI- y el Naval Criminal Investigative Service –NCIS-, es decir, los servicios secretos de la Armada y del ejército del Aire de EE.UU. Y quedarían otros 13 organismos dedicados al espionaje.
Una de las estrategias de defensa de EE.UU. para descargar parte de la presión sobre sus actividades de espionaje por medio mundo ha sido apuntar la colaboración del CNI y el espionaje francés con la NSA norteamericana. Insinúa que España capta datos e información sobre el norte de África, África occidental (desde Canarias) y probablemente en operaciones con despliegue militar español (Afganistán, Líbano, Somalia) que traslada a EE.UU. para que lo convierta en inteligencia. El famoso ciclo de la inteligencia –dirección, obtención, elaboración, difusión- situaría en este caso su final y mayor valor añadido en Maryland, no en la cuesta de las Perdices de Madrid, donde el CNI tiene su dirección postal.
El objetivo argumental que se utiliza es que se espía en el extranjero, no a los nacionales (en España y en EE.UU. interceptar comunicaciones individuales o masivas es un delito); que los servicios extranjeros han colaborado con los de EE.UU.; y nada se dice del espionaje a jefes de Estado aliados, del compadreo con las grandes multinacionales de las telecomunicaciones para intercepciones masivas e indiscriminadas –Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, Verizon-, espionaje en este caso donde difícilmente se puede controlar la nacionalidad de los metadatos; y nos olvidamos también de que se utiliza la seguridad y la amenaza terrorista para captar información no relacionada con estos ámbitos sagrados.
Desde la parte española se intenta desviar el foco con una parte de esta colaboración que pueda resultar incontestable para la opinión pública: la aparentemente valiosa contribución del espionaje estadounidense en la lucha contra ETA.
La última revelación por ahora apunta a que el Centro Nacional de Inteligencia desarrolló una estrecha colaboración con la agencia de interceptación de datos de Reino Unido en el campo de las llamadas "Operaciones Encubiertas de Internet" (Covert Internet Ops), según nuevos documentos del extécnico de la Agencia Seguridad Nacional de EE.UU. Edward Snowden, divulgados el pasado viernes por el diario británico The Guardian. Tal colaboración se habría producido a través de una compañía privada intermedia.
Por tanto tendríamos un intenso trabajo conjunto de nuestro CNI con EEUU y también con Reino Unido en el rastreo masivo de Internet y de las telecomunicaciones, que a su vez actuarían por su cuenta en el espionaje gubernamental a aliados y amigos; y nada sabemos aún de espionaje industrial entre aliados, inteligencia económica a la que estos servicios dedican buena parte de su presupuesto y personal.
Arqueología submarina
El interés de la Armada por los pecios históricos que duermen bajo las aguas cercanas a la Península puede tener una derivada menos romántica. Debe resultar poco menos que imposible hacer algo discretamente en el Estrecho de Gibraltar, con el foco militar de todas las potencias del planeta, con bases militares como Rota, Gibraltar y el SIVE que todo lo ve.
Durante años ha estado navegando por el Estrecho buscando monedas de oro y cañones mohosos aquel cazatesoros llamado Odissey, con medios técnicos muy adecuados para trabajar bajo el agua en asuntos de historia más reciente que el siglo XVII.
Por el Estrecho pasan una docena de cables de fibra óptica esenciales para las telecomunicaciones de medio mundo.
Uno de los cables más extensos (28.000 kilómetros) es el FLAG Europe-Asia que va desde Porthcurno (Reino Unido) hasta Miura (Japón) con parada en Estepona, para luego atravesar todo el Mediterráneo, el mar Rojo, el Océano Índico y el mar de la China.
Estepona también tiene conexión submarina con Tetuán, ciudad que enlaza a su vez con otro cable de 39.000 kilómetros  -SeaMeWe-3- que parte de Corea del Sur, conecta con China y Australia, Filipinas, India, Península Arábiga y acaba su recorrido con conexiones en Francia, Reino Unido, Bélgica y Alemania.
Cables de fibra óptica submarinos por la Península
(Fuente: www.submarinecablemap.com).
Entre Rota y Arcila tenemos el cable submarino llamado Loukkos, propiedad de Maroc Telecom. Arcila y Marsella también están conectadas por cable submarino que atraviesa el Estrecho.
La localidad gaditana de Conil cuenta con dos conexiones: un cable de Telefónica hasta Canarias y, mucho más relevante, el Columbus III, 9.800 kilómetros entre Sicilia y Florida, principal enlace trasatlántico con parada en nuestro país.
Gibraltar por su parte tiene conexión con el Europe India Gateway, 15.000 kilómetros de cable submarino desde la India, pasando por el Golfo Pérsico, el Mar Rojo, todo el Mediterráneo, conexión con Mónaco, Lisboa y final en Reino Unido.
En las Canarias tienen parada bastantes cables que siguen hacia el sur bordeando África. En Bilbao existe una conexión con Reino Unido, principal lugar de entrada de los cables transatlánticos. Finalmente Lisboa es el principal punto de enlace en la Península Ibérica con el resto del continente.
Big data
Una de las revelaciones de Snowden es que esta multinacional anglosajona del espionaje que formarían EE.UU., Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda ha pinchado cables de fibra óptica a través de un programa llamado Tempora.
Una de las consecuencias que vienen asociadas al avance e implementación de las tecnologías de la información en todos los ámbitos de la sociedad es la generación de cantidades ingentes de información. Los ratios de crecimiento de la información digital son tan altos que se estima que el 90% de los datos almacenados en el mundo actualmente se han generado en los últimos dos años.
La captura, gestión y proceso de esa cantidad de información, que se ha venido en llamar big data, se ha revelado un objetivo prioritario tanto para empresas privadas como administraciones públicas. Sin embargo, la capacidad de interpretación de esos datos no está al alcance de cualquiera, y se trataría además de una interceptación masiva de información que escapa a los límites legales y nacionales.
Como sucede en otros ámbitos e instrumentos -el espacio, los aviones sin piloto-, el espionaje parece saltarse todos los controles en su actuación. Sorprenderse por las acciones de los servicios de espionaje no es por tanto un asunto de ingenuidad, sino de legalidad. Los poderes sin control tienden a excederse en el uso de herramientas a su disposición.

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