lunes, 25 de julio de 2016

¿Está en nómina el soldado del Dáesh?

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Sin duda es terror, pero algo le falta al atentado criminal de Niza para calificarlo de terrorismo, en concreto vínculos estrechos con una organización y un objetivo político.
Recordemos que un camionero de Niza atropella mortalmente el 14 de julio a 84 personas que celebraban en el paseo marítimo la fiesta nacional francesa.
Al día siguiente, el primer ministro Manuel Vals declara que el autor es "un terrorista, sin duda, vinculado con el islamismo radical de una forma u otra". En realidad el momento de la declaración era demasiado temprano para despejar la forma de la vinculación, pero no se dudaba de su existencia.
Cinco días después del atentado el ministro del Interior francés reconoce no tener pruebas de conexión del conductor con organización yihadista alguna.
Aunque no siempre se produzca, lo habitual es que la organización terrorista saque provecho propagandístico del atentado, el objetivo de un acto terrorista va mucho más allá de los muertos directos, es toda la sociedad a través de los medios de comunicación.
La reivindicación  de Niza llega a las 48 horas del atropello mortal a través de la agencia de noticias Amaq, "voz autorizada de la organización terrorista", signifique lo que signifique "voz autorizada".
El autor "es uno de los soldados del Estado Islámico" y el atentado "es una respuesta al llamamiento a atacar los objetivos de la coalición" que bombardea por la zona de Oriente Próximo.
La reivindicación es calcada de la difundida por esa agencia con motivo del asesinato de 50 personas en un club nocturno de ambiente homosexual en Orlando (EEUU) el pasado mes de junio (comete el error de duplicar los muertos, la tal agencia no es muy fiable).
No aparece Amaq en la autoría del coche bomba contra una heladería en Bagdad el 3 de julio que dejó 250 muertos, se nos dice que mayoritariamente chiíes, aunque no existen aún estudios concluyentes sobre un gusto diferente por los helados entre las dos ramas del Islam; en ese caso se reivindica desde redes sociales sin concretar y el comunicado rebaja la cifra de muertos hasta 40, caso éste insólito en la historia del terrorismo.
Amaq sí es el vehículo donde aparece la reivindicación del atentado contra el aeropuerto de Bruselas en marzo, dos textos de cuatro folios llenos de retórica pseudorreligiosa, no cuatro líneas.
Acudamos al diccionario de la Real Academia, terrorismo:
1. Dominación por el terror.
2. Sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror.
3. Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos.
En síntesis, tenemos la voluntad de infundir terror, con cierta continuidad, e interviene algún tipo de organización con el objetivo de presionar e influir hacia un cambio por parte de responsables políticos. Nada de esto se da en Niza.
Entre las reacciones aparece Rajoy, que ha estado rápido al dirigirse a la nación a las 9 horas del día siguiente al atentado, aún más que sus correligionarios franceses acusando al Gobierno Hollande de no haber hecho lo suficiente para evitar lo ocurrido. El presidente español -en funciones de repetir en el puesto- anunció una reunión policial para calibrar el nivel de alerta y otra del pacto antiyihadista.
El Gobierno PP ha perdido una nueva ocasión para convocar con causa directa el Consejo de Seguridad Nacional, o su comité de situación sin ministros, a pesar del atentado en Niza y el golpe de Estado en Turquía en 48 horas, aliado éste de la OTAN donde además España tiene desplegados 150 militares operando una batería de misiles Patriot instalada allí no está claro si pensando en Siria, Rusia, en todos o en nadie.
Niza más Turquía no han sido motivos suficientes para convocar el máximo órgano de decisión y coordinación del país en materia de seguridad.
Resulta arriesgado opinar sobre terrorismo, más allá del moralismo improductivo del mal contra el bien, porque se intenta analizar con datos escasos y porque en esto de la seguridad se manejan realidades -fruto de una investigación que lleva su tiempo-, pero también abundan las ficciones para que la población se sienta segura (o insegura).
Con la información disponible, se puede destacar que el camionero no se suicidó; nada de su comportamiento anterior lo relacionaba con el extremismo religioso ni con la la religión; todo apunta a que sufrió un proceso de muy rápida radicalización, tenemos sus búsquedas en internet ("horribles accidentes mortales", escribía el sujeto en Google) y sabemos que se dejó la barba una semana antes del crimen como signo futuro de radicalismo que no llegó a culminar, una buena barba yihadista o hipster tarda bastante más tiempo en cuajar.
La conclusión provisional de todo lo anterior es que asistimos y asistiremos a variadas formas de atentados y actos criminales, difíciles de encuadrar, manadas de lobos, lobos en parejas, lobos solitarios y hasta perros asilvestrados; el uso de estos términos animalizados no es nunca casualidad (lobos, alimañas, cazar, madrigueras...), dan fuerza al discurso.
Oslo en 2011 (77 jóvenes socialistas asesinados por un extremista cristiano), Niza, Orlando y el ataque de un joven con un hacha en un tren alemán de Cercanías no parecen tener relación entre sí ni con organización alguna, aunque sí comportamiento.
Lo anterior puede parecer una reflexión bizantina sobre terrorismo, del que no hay una definición internacionalmente aceptada (el terrorismo de estado se resiste a ser clasificado), pero es que si no se afina en el diagnóstico difícilmente acertarán las respuestas.
Un matiz de interés es que en el mundo hay muchos radicales y extremistas que no ponen bombas, el objetivo sería detectar y en lo posible con antelación la decisión que lleva al radical a utilizar la violencia.
Junto con la actuación policial, va cobrando peso la prevención, donde hay mucho de servicios sociales y educación a nivel local que se escucha infinitamente menos que la decisión de bombardear con mayor intensidad el antaño conocido como Creciente Fértil.
La conclusión acumulada es que la religión extrema y violenta se ha convertido actualmente en la ideología antisistema o su paraguas, milite el destructor en una organización terrorista o sea él su único miembro.
Y que hay mucho oportunismo en la reivindicación.
En periodismo es frecuente que una plataforma te ofrezca una colaboración no remunerada con el argumento de que ellos ganan contenido y tú, visibilidad, pero sería complicado encontrar un juez que eso lo definiera como una relación laboral. El acuerdo refleja la debilidad de las dos partes.
Terroristas, militaristas y pacifistas vamos a acabar todos autónomos, presentando la declaración trimestral del IVA e imitando en el logo a alguna multinacional sin que se note mucho, cadenas que pese a su imagen global funcionan con franquicias locales.

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lunes, 18 de julio de 2016

Nanas desde el eje del mal

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.


Los conflictos bélicos marcan la biografía personal. Las Malvinas en los ochenta, Corea se llaman informalmente algunos barrios, la guerra civil española, que aún ocupa el callejero que rodea al Ministerio de Defensa (nombres del bando golpista), la invasión de Irak... Esta última sacó a la calle en manifestación un millón de personas en Madrid en febrero de 2003, volumen de gente no superado desde entonces en una protesta política pese a la generosidad del recuento de los organizadores de las concentraciones que después se han producido.
Para el discurso sobre el estado de la nación de 2002, el equipo del presidente de EEUU inventó la expresión "eje del mal": el eje recordaba a la Segunda Guerra Mundial, el mal era lo suficientemente difuso para despertar rechazo irracional y amparar todo tipo de desmanes, los componentes eran Irak, Corea del Norte e Irán.
Los tríos funcionan, desde la Santísima Trinidad, los Tres Sudamericanos, hasta los Bee Gees.
El resultado fue la invasión de Irak, que generó otro trío, el de las Azores, con Barroso de anfitrión que no fue reconocido ya que la expresión "cuarteto de las Azores" tiene menos fuerza, aunque el político portugués fue recompensado con la presidencia de la Comisión Europea y ahora con el fichaje de Goldman Sachs por cinco millones de euros al año.
Finalmente el balance de la invasión y ocupación de Irak es hasta el momento de 251.000 muertos documentados, según contabiliza el Iraq Body Count; ha sido placenta y alimento para el yihadismo, destrucción del país durante generaciones y algún negocio no pequeño para los participantes.
"El 20 de marzo de 2003 una coalición internacional liderada por Estados Unidos y Reino Unido invadió Irak con el objetivo de recuperar la libertad de los iraquíes mediante el derrocamiento del régimen de Sadam Husein, acusado de apoyar a la organización terrorista Al Qaeda, responsable de los atentados del 11-S. Otro de los objetivos de la invasión fue encontrar el armamento de destrucción masiva que pudiera poseer el régimen", dice aun hoy el Ministerio de Defensa español en su página web sin explicar nada.
Del peor de los desastres es importante aprender algo y algunos países lo intentan.
En los últimos días se han conocido las conclusiones de dos procedimientos puestos en marcha por países vecinos, amigos, socios y aliados para intentar extraer mejoras institucionales de asuntos como el terrorismo o la guerra.
El Parlamento francés ha desarrollado durante seis meses una comisión de estudio y análisis como consecuencia de los atentados terroristas de París en noviembre de 2015: 200 horas de audiencias, 300 páginas, mil anexos, ocho meses de trabajo y una cuarentena de propuestas. El trabajo finaliza con una serie de recomendaciones con la intención de superar los fallos en los servicios de socorro, la descoordinación de las tres fuerzas policiales de intervención antiterrorista que por allí aparecieron, que todos los terroristas estuvieses fichados, controlados y escuchados.
La comisión de investigación parlamentaria francesa sugiere también la creación de una única agencia de inteligencia a partir de las varias hoy existentes.
Por otra parte, se acaban de conocer las conclusiones de la comisión de investigación promovida por el Gobierno británico para analizar la participación del Reino Unido en la invasión de Irak.
El informe Chilcot, oficialmente, Iraq Inquiry, es el resultado de una comisión de investigación independiente creada en junio de 2009 por el entonces primer ministro británico Gordon Brown.
En este documento se afirma que Saddam Husein no suponía una amenaza urgente a los intereses británicos, que la inteligencia respecto a las armas de destrucción masiva fue presentada con demasiada certidumbre, que no se habían agotado las alternativas pacíficas a la guerra, que el Reino Unido y Estados Unidos habían socavado la autoridad del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que el proceso para la identificación de la base jurídica era "lejos de ser satisfactoria", y que la guerra en marzo de 2003 fue innecesaria.
Al hilo del seguidismo de Blair y Aznar tras las aventuras imperiales de Bush, el informe afirma que "la influencia no debería establecerse como un objetivo en sí mismo. El ejercicio de la influencia es un medio para un fin".
Los números de esta investigación son ocho años de trabajo, el esfuerzo ha costado diez millones de libras (explicada en detalle cada partida en la página web), la información ocupa 12 volúmenes, se han consultado 150.000 documentos, se ha entrevistado a militares, civiles, familias de víctimas, se ha radiografiado la política exterior y de defensa británica desde entonces y las decisiones tomadas.
Inspirado en lo anterior, el Parlamento portugués ha aprobado abrir una comisión de investigación sobre la implicación del país en la guerra de Irak, por donde deberá comparecer el nuevo empleado de Goldman Sachs.
"Viviré con la decisión de ir a la guerra y sus catastróficas consecuencias el resto de mi vida", ha declarado quien en aquel momento era viceprimer ministro del Reino Unido, John Prescott, explicando su postura en un artículo publicado en la prensa británica, reconociendo que aquella guerra fue ilegal. En aquellas mismas fechas de 2003 el vicepresidente en España se llamaba Mariano Rajoy, que preguntado hoy por el contenido del informe Chilcot ha declarado que no lo había leído.
Sería bueno que el sistema institucional español avanzara para hacer posible iniciativas como estas comisiones francesa y británica, y en cualquier caso hasta que eso ocurra tampoco estaría mal aprovechar los instrumentos existentes, que no se utilizan por falta de voluntad política.
Hace 19 meses que el Gobierno de Mariano Rajoy y Pedro Morenés no informa al Parlamento de las operaciones en el exterior de las Fuerzas Armadas en cumplimiento de la vigente Ley orgánica de la defensa nacional. Parece un lujo pedir además explicaciones por los militares desplegados (incluida la Guardia Civil), cada vez en mayor número, sin autorización del Congreso.
Volviendo a Irak, no se trata de dudas sobre la interpretación de vagos informes de inteligencia; ni de pedir perdón o mostrar arrepentimiento, sino de ver si el sistema político ha fallado y si al amparo de la legalidad internacional existiría una responsabilidad penal de quienes intervinieron en aquella invasión y ocupación.
El mal y el perdón y la Biblia y el Corán son mala guía para las relaciones internacionales y la responsabilidad política. En sentido contrario, la UE acaba de elaborar una estrategia de seguridad que habla de extender un mundo regido por normas, las que se saltaron en 2003.
La respuesta política más poderosa a la invasión de Irak ha sido musical, "Nanas desde el eje del mal". De ese trío de países donde se decía que vivía el demonio (también de Siria, Libia, Palestina, Cuba y Afganistán), a un noruego se le ocurrió producir una recopilación de canciones infantiles que las madres que han tenido la semilla del diablo en su vientre cantan a bebés con los tres seises en la cabeza.
¿Cuántos bebés, cuántas madres y padres ha costado las relaciones internacionales no basadas en normas?
¿Cuántas nanas no se han cantado por los 251.000 muertos documentados en Irak desde la invasión?

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lunes, 11 de julio de 2016

Europa se rearma

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Rearme europeo en términos de nueva estrategia en política exterior y de seguridad, no de cantidad de explosivos.
La literatura científica, expresión que utilizo para dar un aire elevado a toda la columna desde su inicio, no acaba de ponerse de acuerdo si los niños crecen cuando están enfermos o enferman cuando el metabolismo les fuerza un estirón, si añaden centímetros por la cama o caen temporalmente en horizontal porque están creciendo.
Sirva el símil con Europa: no se acaba de ver si el proyecto de unión política está en crisis por la ampliación exagerada-acelerada hasta 28 estados y le tira la sisa o bien vive realmente una crisis existencial que la mantiene postrada y en este caso menguando, a partir de cierta edad es raro crecer.
Los síntomas en cualquier caso apuntan hacia un ejercicio de irresponsabilidad generalizado: irresponsabilidad de los Gobiernos presentando la UE como algo ajeno y distante, cuando la Unión es lo que los 28 acuerdan hacer; irresponsabilidad de las instituciones europeas en su respuesta a la crisis financiero-económica-política imponiendo recortes en servicios sociales y concediendo créditos a coste cero al sistema bancario; irresponsabilidad, ésta compartida, en la no respuesta a la crisis de refugiados; irresponsabilidad del Gobierno conservador del Reino Unido convocando un referéndum por motivos partidistas que además pierde sin plan B; irresponsabilidad de los ciudadanos que se van de puente en elecciones o votan sin pensar en las consecuencias de su voto, en Londres o en Valdemoro.
Culpas generalizadas es igual a nadie responsable, aunque una pista da que los Gobiernos estatales y las instituciones comunitarias aplican políticas, y en este mercado hay alternativas, no recetas únicas de obligado cumplimiento por altos funcionarios que nadie ha elegido, los hombres de negro aplican un recetario determinado.
Algunas de las interpretaciones de una reciente encuesta del norteamericano Pew Research Center no han destacado lo suficiente que los españoles sobresalen como los más partidarios de ayudar a otros países, mientras que el resto de los vecinos comunitarios parece más proclive a encerrarse a resolver sus problemas internos; que un nada desdeñable 30% de nuestros compatriotas son favorables incluso a transferir más competencias a la UE; que los europeos más jóvenes son más partidarios de la UE que sus mayores.
Lo preocupante de esa encuesta es que el apoyo a la UE ha pasado en España del 80% al 47% en diez años; y alguna influencia habrá tenido el tipo de políticas ejecutadas cuando hoy la derecha nacional se muestra más europeista que la izquierda patria.
En estas estamos cuando la UE acaba de presentar nada menos que su "estrategia global para la política exterior y de seguridad", con el título de "Una visión común, una actuación conjunta: una Europa más fuerte", sin excesiva repercusión. Sorprende ciertamente el momento de crisis existencial; la anterior estrategia fue aprobada en 2003, con Javier Solana como responsable exterior de la Europa política, año de invasiones en Oriente Próximo y documento que consiguió presentar una alternativa más racional a la guerra contra todo del pequeño de los Bush.
Sucede a aquel "documento Solana" el "documento Mogherini", por la responsable actual de acción exterior, de nombre Federica, y la estrategia no es otra cosa distinta que la expresión escrita de lo que Europa quiere hacer en el mundo.
Superando el atractivo de la aparente inteligencia de quien desconfía, afirmo que este documento es novedoso, renovador, optimista, europeísta, diferente; reconociendo que los Estados son los soberanos en sus decisiones de política exterior y de defensa -y en industria asociada-, se apunta hacia una autonomía estratégica de Europa, un enfoque global de los conflictos, plantea "reforzar nuestra seguridad y defensa en plena conformidad con los derechos humanos y el Estado de derecho". Frente a las guerras preventivas, "diplomacia preventiva", y aparece varias veces en el texto mencionado el acuerdo nuclear con Irán como un ejemplo práctico.
Se puede interpretar que Europa sale de esta crisis política o hacia la irrelevancia o se fortalece: "Los objetivos e incluso la propia existencia de nuestra Unión están en entredicho. Y, sin embargo, nunca tanto como ahora han necesitado nuestros ciudadanos y el resto del mundo una UE fuerte", dice la responsable de Exteriores y de Seguridad.
Se apuesta por un orden mundial basado en el derecho internacional, la interdependencia, un enfoque integrado de los conflictos, unas Naciones Unidas también fuertes.
"No es momento de indecisiones", añade Mogherini, con abundantes referencias a los ciudadanos.
La UE apuesta en este documento por un pragmatismo basado en principios que le aleje tanto del aislacionismo como de un intervencionismo precipitado que marcan la política exterior y de seguridad de los últimos años. "No es el momento de policías globales ni de guerreros solitarios", escribe gráficamente la que es también vicepresidenta de la Comisión Europea.
"La UE promoverá un orden mundial basado en normas, con el multilateralismo como principio esencial y las Naciones Unidas como núcleo", se puede leer y la frase sube inmediatamente los niveles en sangre de europeísmo del lector, incluso por encima del telespectador medio de Eurovisión. Se llega incluso a mencionar en el documento la necesidad de reconstruir el "contrato social entre el Estado y los ciudadanos", en referencia a países en conflicto y se podría extender hasta a la propia UE y sus miembros -esto último lo añade el intérprete-.
"Vivimos es un mundo de previsible imprevisibilidad", por lo que la Unión debiera aumentar su capacidad de respuesta y hacerlo de forma más rápida y eficaz.
Habrá quienes recelen de este tipo de documentos, de las buenas intenciones escritas, y sigan con el foco en uno de los instrumentos, el militar, reclamando presupuesto y equipamiento sin cuestionarse el objetivo o las amenazas.
Inútil en cualquier caso hacer arqueo de medicinas o pedir incremento del gasto farmacéutico si no sabemos qué le pasa al chaval.
Queda ahora el reto de aplicar sobre el mundo real la nueva estrategia, pero que esté escrita es positivo, en sentido contrario la invasión de Irak o la solución final nazi también descansaban en textos previos.
Nunca despreciemos el valor de un documento escrito, puede servir hasta para quitar el frío en la bajada de un puerto de montaña.

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lunes, 4 de julio de 2016

Entre micrófonos y alcachofas

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
A Pablo Iglesias le ha fallado esta vez el poder de la palabra para construir la realidad política.
En la isla griega de Patmos se puede visitar la gruta donde la palabra de Dios dejó su huella, una roca partida por donde Juan el evangelista oyó lo que se viene en llamar un vozarrón: "Caí en éxtasis y oí detrás de mí una gran voz, como de trompeta, que decía: 'Lo que veas escríbelo en un libro y envíalo a las siete Iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea".
El apóstol, anciano de 90 años, andaba por allí desterrado a finales del siglo I, cuando recibió la revelación y escribió el Apocalipsis que cierra desde entonces el Nuevo Testamento.
Como el mensaje suele ir perdiendo con el tiempo, cinco siglos más tarde, no demasiado lejos, Dios se volvió a manifestar a un comerciante de La Meca y le dijo: "¡Recita!".
Los dioses y sus representantes siempre han estado interesados en la comunicación y en la palabra.
Ha dicho Pablo Iglesias en la reciente campaña electoral: "Creo mucho en la capacidad performativa del lenguaje y del discurso. No digamos cuando habla el jefe de la Iglesia católica. Lo que dice el Papa, hace, produce realidad. Y en política ocurre lo mismo. Podemos ya ha contribuido a hacer cambios estructurales en España. Y eso sin haber tocado el Gobierno. Cuando lo toquemos...”.
Es decir, poder transformador de la palabra y de la imagen, por ejemplo con el buen trabajo que hacen en redes sociales tras un debate en televisión, independientemente de lo que allí haya ocurrido.
Éste es el marco en el que surge "la remontada" en la campaña electoral de diciembre y "el sorpasso" en la de junio, con suerte distinta.
Ya sea desde la religión (evangelio significa 'buena noticia'), de la política o el periodismo, la palabra es la materia prima.
Hace una década tuvo gran difusión "No pienses en un elefante", del lingüista George Lakoff, centrado en el lenguaje político y en el dominio de la comunicación por parte de los conservadores en EEUU. Ahí se encuentra el ejemplo de la feliz expresión "guerra contra el terror", una maravilla lingüística, convierte un problema de seguridad interior en asunto militar y la guerra elimina frenos presupuestarios y de libertades; lo de "combatiente ilegal" para escaparse de los prisioneros de guerra, protegidos por el derecho internacional, tampoco estuvo nada mal; o el "alivio fiscal" para referirse a la bajada de impuestos, y todo lo que es susceptible de ser aliviado es porque es pesado, molesto o doloroso.
Junto con los aciertos terminológicos siempre viene bien invertir millones de dólares durante décadas, así lo ha hecho la derecha norteamericana, en think tanks que elaboran y difunden mensajes, para sembrar en tiempos malos y aplicar cuando llega la ocasión, sea un atentado criminal o un cataclismo financiero.
La última incorporación a este tema viene de las manos del politólogo argentino Ernesto Laclau y su mujer Chantal Mouffe, al parecer de gran predicamento entre la dirección de Podemos, partidarios de la elaboración de un nuevo populismo que contrarreste al de derechas.
Podemos planteó en origen un nuevo marco político donde las etiquetas clásicas de identificación ideológica han perdido significado (clases sociales, izquierda, derecha), y donde se incorporan alusiones al pueblo, antielitismo y dosis de liderazgo habitualmente relacionadas con el populismo; más cierto gusto por las dicotomías, entre personas (Rajoy-Iglesias), pueblo-oligarquía, masa trabajadora-explotadores.
El gremio periodístico denomina alcachofa a este tipo de micrófono
con espuma para cortar ruidos no deseados como el viento.
Sin negar nunca la fuerza de la palabra, conviene no olvidar que la alcachofa no está dentro de la palabra alcachofa, es una convención, un acuerdo, un sonido que hemos acordado para designar a la alcachofa, que se dice de forma distinta en diferentes idiomas, mientras la verdura sigue en su mata o en la nevera.
Lo anterior quiere indicar que el márketin entendido como promoción no es mágico, requiere producto a la altura.
Otra forma de expresarlo sería que entre la retórica y la ideología debe existir una conexión fuerte, aunque Laclau pone en cuestión la distinción entre ambos conceptos: "la retórica sería de hecho la anatomía del mundo ideológico".
Sobre un buen producto previo, en los últimos meses Podemos ha mezclado la cal viva con el modelo ZP, han sumado patriotismo al nacionalismo periférico, comunismo y socialdemocracia, zarpazos y acuerdos... y tanto ingrediente que el guiso se ha hecho irreconocible y no ha sido reconocido.
Más que la palabra y su poderío, ha podido fallar la credibilidad de lo que se dice, la calidad de la alcachofa.
Estrategas de campaña, medios, encuestas y politólogos presentaron el 26 de junio a los españoles la falsa elección entre un candidato que se emociona con las alcachofas y renuncia a articular un discurso político añadido a la fórmula austeridad + corrupción (el movimiento lo demuestra andando) y otro candidato que identifica alcachofa con micrófono. Ganó el primero.

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