viernes, 21 de marzo de 2014

Rajoy pone en marcha un 'Plan África' militar

  • Defensa traslada el despliegue español al centro de África
  • El Congreso autoriza al Gobierno a enviar 85 militares a la República Centroafricana

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Letrero en las cercanías del aeropuerto de la capital
centroafricana (Foto: AFP).
En poco más de un año el peso de la participación militar española en operaciones en el exterior se ha trasladado de Oriente Próximo (Líbano) y Medio (Afganistán) al centro de África. Más de 600 soldados españoles (un millar contando con todo el personal embarcado) se despliegan hoy desde el Atlántico al Mar Rojo, desde Gabón a Somalia. África recupera protagonismo para la política exterior española, una atención de carácter casi exclusivamente militar hasta el momento. Desde el punto de vista operativo, las últimas misiones africanas marcan tendencia.
El pleno del Congreso de los diputados ha aprobado este jueves (con comparecencia del ministro y minidebate el miércoles) el despliegue de 85 militares en el marco de la operación de la Unión Europea en la República Centroafricana. Junto con la operación en Malí que ahora cumple un año, éste se trata del último movimiento de un cambio de foco de la política exterior y de defensa del Gobierno Rajoy, con diversas intervenciones que van conformando una especie de Plan África militar que ya cuenta con presencia uniformada española de diversa naturaleza en Senegal, Mauritania, Malí, Gabón, República Centroafricana, Uganda, Yibuti, aguas y capital de Somalia.
La Revista Española de Defensa, órgano oficial y la mejor de la veintena de publicaciones periódicas que edita el Ministerio, dedicaba precisamente su último número casi monográficamente a África, con un entusiasmo hasta ahora sólo mostrado hacia el mundo árabe-islámico y el terrorismo yihadista.
En su comparecencia en el Congreso, el ministro de Defensa ha alertado sobre “la amenaza de creación de un segundo gran cinturón de inestabilidad africana”, que pudiera incluir Sudán del Sur, la República Centroafricana y también Nigeria. El primer cinturón al que también se refiere Morenés es el Sahel, la frontera sur del Sáhara, “donde sí tenemos un peligro inminente”, área de especial interés por su potencial poder desestabilizador de nuestros vecinos del norte de África, el Mágreb, y donde ya estamos en Malí desde comienzos de 2013.
Hotel Ledger Plaza en Bangui.
El ministro Morenés insiste en su discurso que España interviene en África sin un interés material ni específico, a diferencia de otros países como Francia, aunque subyace en sus palabras un interés bien interesado que tiene su origen en temas como el suministro energético, la amenaza del terrorismo o las redes de inmigración. Como ejemplo, de Nigeria procede el 15% del petróleo y el 10% del gas que importa España.
“No podemos permanecer ciegos a un desastre humanitario de tal magnitud, ni podemos permitir que la crisis humanitaria y inestabilidad se extienda a nivel regional”, dice el ministro.
Concretando algo más, Morenés menciona cuatro objetivos: “la protección de la población, la restauración del orden público, el restablecimiento del poder del Estado, la facilitación de la ayuda humanitaria y el apoyo a la reforma del sector de la seguridad”.

República Centroafricana

La República Centroafricana ocupaba antes de la última crisis el puesto 180 sobre 188 países en el índice de desarrollo humano de Naciones Unidas. Aunque los últimos conflictos proceden de un golpe de Estado hace justamente un año, la situación de inestabilidad se remonta a una década y desde diciembre ha saltado por los aires. “Es imprescindible que comencemos por imponer la paz”, dice Morenés, como primer paso de un trabajo ingente que debe empezar por garantizar la seguridad.
Con una superficie mayor que España, la mitad de sus cinco millones de habitantes necesita ayuda humanitaria, el conflicto civil ha generado 600.000 desplazados internos y cerca de 300.000 refugiados en países vecinos. Se puede decir que el Estado no existe.
Lo que ha hecho el Congreso este jueves es ratificar la decisión del Consejo de Ministros del pasado 7 de marzo, que aprobó el despliegue y la participación de una Fuerza de Operaciones Especiales de 50 efectivos, una sección de la Guardia Civil hasta un máximo de 25 agentes (“bajo el mando del JEMAD”, quiso dejar claro Morenés) y diversos oficiales para los Cuarteles Generales de la operación militar de la Unión Europea en la República Centroafricana. En principio la UE monta esta operación por un plazo de seis meses y con un número total de 900 militares, a la espera de una próxima operación de Naciones Unidas.
Infografía en la revista del Ministerio de Defensa.
El país no tiene ejército, sus 8.500 integrantes lo han abandonado, y únicamente permanece un tercio de las fuerzas policiales, por lo que la seguridad del país la mantiene hoy las tropas francesas (2.000), que iniciaron el pasado 6 de diciembre la operación Sangaris; y la misión de la Unión Africana MISCA (alrededor de 6.000 uniformados), en proceso de transformarse en una operación de paz de NN.UU., que a duras penas consiguen mantener cierto control sobre la capital. El resto del país está fuera de control.
El despliegue español ahora autorizado no es el primero para la República Centroafricana. Desde hace tres meses opera un avión de transporte Hércules C-130 (con los 50 militares necesarios) dedicado a apoyar la operación francesa. A partir de finales de marzo este avión operará desde bases francesas en el vecino Gabón.
En el breve debate celebrado el miércoles en el Congreso todos los grupos parlamentarios mostraron su apoyo a la misión, excepto la Izquierda Plural, que criticó este tipo de operaciones por su fracaso hasta el momento para estabilizar o democratizar los países donde actúan y por encubrir la avaricia occidental por controlar los recursos naturales. El diputado Centella recordó que en el presupuesto del Ministerio de Asuntos Exteriores para 2014 no aparece ni un euro destinado a la República Centroafricana, “la ayuda humanitaria se reduce y se aumenta la participación militar”, criticó.
El portavoz del PP, Vicente Ferrer, trató de responder preguntándose por el “fabuloso El Dorado que vamos a saquear en Líbano, Afganistán, Malí o Yibuti, lo único que hay en esos países son grandes cantidades de arena, alimañas ponzoñosas y balas”, afirmó.
El portavoz del Grupo Socialista, Luis Tudanca, mostró un apoyo crítico a la operación y recordó que “la solución al conflicto no está ni estará únicamente en estas misiones”, sino en una “estrategia de apoyo sostenida, de cooperación, de prevención de conflictos”, y en este contexto señaló que España ha reducido en tres años a la mitad la ayuda al desarrollo y en un 75% la ayuda humanitaria.

Malí, un año

Soldado francés en la República Centroafricana
el pasado mes de enero (Foto: AFP).
España participa desde hace poco más de un año con un contingente de 110 militares en la operación de la Unión Europea en Malí, que ha finalizado la formación de cuatro batallones malienses. Por las instalaciones de EUTM habrán pasado un total de 2.900 militares malienses, siendo todos ellos desplegados en el norte del país.
La misión está basada en dos pilares, por un lado el entrenamiento de los batallones malienses, que se lleva a cabo en el campo de Koulikoro, a unos 60 kilómetros al noreste de Bamako, la capital maliense, y por otro, el pilar de asesoramiento para la reforma global de sus Fuerzas Armadas, que se lleva a cabo mayoritariamente en la capital.
La participación española comenzó también poniendo a disposición francesa –operación Serval- un avión de transporte C-295 que opera desde Dakar (Senegal), con un contingente de medio centenar de militares. Desde el inicio del despliegue en enero de 2013, se han desarrollado 166 misiones, con un total de 407 vuelos, transportando más de 3.000 pasajeros y 625.000 kilos de carga.
Cruzando el continente, España mantiene un protagonismo indiscutible y creciente en aguas de Somalia. Además de la participación en la operación Atalanta contra la piratería con un Buque de Acción Marítima y otros medios aéreos que suman más de 200 efectivos, una fragata F-100 de la Armada se encuentra actualmente al mando en la operación Ocean Shield de la OTAN en el cuerno de África (otros 250 militares de tripulación).
En este contexto cabría mencionar también que la UE aprobó este 17 de marzo una estrategia para el Golfo de Guinea, con el objetivo de luchar contra la inseguridad marítima y el crimen organizado, posible avance de alguna actuación militar sobre el terreno, o sobre el agua.

Nuevo modelo de intervención militar

Las dos operaciones actualmente en marcha en Malí y la República Centroafricana han seguido el mismo esquema: Francia interviene, España apoya rápidamente con medios de transporte con o sin aval parlamentario, el Congreso legitima a posteriori, luego la Unión Europea o Naciones Unidas bendicen la intervención militar, España amplía su participación y la comunidad internacional trata de movilizar fuerzas africanas.
Se observa con estas operaciones una tendencia a la formación de alianzas bilaterales en Defensa (en estos casos, España persigue claramente la alianza francesa), actuaciones de pequeña envergadura (en torno a un centenar de efectivos), con horizonte temporal limitado, que combina elementos aéreos (incluso sin piloto) y fuerzas especiales, con querencia hacia la formación de fuerzas locales y la combinación de elementos militares y civiles, aunque lo militar se acaba imponiendo su mayor coste-presupuesto y número de profesionales.
Como reacción a la grave crisis migratoria de llegada de cayucos a Canarias, el Gobierno de Zapatero puso en marcha un conjunto de actuaciones a mediados de la década pasada en el continente africano –Plan África 2006-2009 y 2009-2012-, principalmente en los países de la costa occidental, que combinaba actuaciones en cooperación y seguridad. Por la vía de los hechos Rajoy parece estar conformando otro Plan África, éste exclusivamente militar, aparentemente más contundente y efectivo. A corto plazo.

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