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domingo, 23 de junio de 2019

Los vértigos de la defensa militar

Artículo publicado también en el Blog Al revés y al derecho e infoLibre.
Desde la Guerra Civil y el posterior Estado militarizado vigilante de la población local, principal preocupación de cualquier dictadura, la secuencia por la que España ha ido mejorando sus competencias militares -siendo generoso, conformando una política de defensa- pasa por Estados Unidos, la OTAN, decisiones propias y ahora se plantea en el marco de la Unión Europea.
Los convenios de defensa con EEUU a partir de 1953, la integración en la OTAN en 1982 (y en su estructura militar en 1999), la transición militar que no se completa hasta finales de los ochenta, las leyes que organizan la Defensa nacional de comienzos del siglo XXI, el Tratado de Lisboa de la UE de 2007 y los avances en materia de defensa europea de los últimos años son todas decisiones políticas, nivel estratégico, con consecuencias sobre la organización, su personal, los medios y las actuaciones finales con medios militares.
Fueron decisiones políticas ceder soberanía y bases militares a cambio de la reincorporación de la dictadura a la comunidad internacional, y una consecuencia de aquello fue la llegada de material militar norteamericano excedente de la Segunda Guerra Mundial.
La participación en la Alianza Atlántica, referéndum mediante, fue una decisión política de enorme relevancia para modernizar las Fuerzas Armadas y calmar reacciones ultras, objetivo alcanzado en el primer supuesto.
Es pura política que la Unión Europea se plantee hoy una autonomía estratégica en materia de defensa y del mismo carácter la decisión de formar parte o no por cada país miembro de las iniciativas comunitarias.
En este ámbito de la seguridad se habla mucho de operaciones militares, de intervenciones más o menos pacíficas, de operaciones especiales de las que nada se dice porque son especiales, y poco se debate sobre la efectividad de tales intervenciones, si cumplen o no sus objetivos.
En asuntos de defensa y seguridad se habla mucho de lo que dicen los responsable políticos, de declaraciones en cumbres y pre cumbres, se analizan los tuits de Donald Trump con la dedicación de un kremlinólogo hacia las fotografías de la jerarquía soviética, y no rascando mucho aparecen intereses industriales.
En asuntos de defensa y seguridad se habla mucho de presupuestos, de destinar el dos o el cuatro por ciento del PIB, de grandes y pequeños programas de armamento.
Y poco tiempo y esfuerzo se dedica a la estrategia de seguridad que debiera amparar declaraciones, presupuestos y actuaciones.
Lo anterior en cierta forma sobrevoló el reciente seminario celebrado a comienzos de junio en Toledo organizado por la Asociación de Periodistas Europeos de Miguel Ángel Aguilar y Diego Carcedo, bajo el título de "OTAN: el vértigo de la retirada americana".
En este tipo de seminarios se hace un esfuerzo colectivo e individual muy sano por captar la diferente percepción sobre seguridad de aliados como las repúblicas bálticas o Polonia, mientras que se ignora directamente, cuando no se desprecia, la percepción sobre seguridad de los españoles, manifestantes o no contra la invasión de Irak.
Otra peculiaridad es que en estos foros a un profesor universitario ruso lo convertimos inmediatamente en portavoz de Putin, mientras que una investigadora francesa se representa exclusivamente a sí misma y su capacidad de análisis.
Aparte de sensibilidades y generalizaciones, también se escucha mucho y bueno.
Por ejemplo, respuestas a la pregunta, parafraseando a Vargas Llosa, ¿en qué momento se jodieron las relaciones OTAN-Rusia?  Muchos lo sitúan en la anexión rusa de Crimea en 2014, otros lo remontan al bombardeo de Belgrado en 1999, alguno apunta a la extensión de la OTAN hasta las mismas fronteras de Rusia, y la lógica apunta hacia la instalación de un escudo antimisiles norteamericano cuyo componente naval descansa en la base española de Rota, el terrestre por Rumanía y Polonia.
Centra el debate de forma recurrente en la actualidad la disyuntiva de destinar esfuerzos humanos y presupuestarios de los países europeos con la UE o la OTAN. Quien dirigiera la Alianza y la política exterior y de seguridad de la Unión, Javier Solana, afirma tajante que la duda sobre la compatibilidad de ambas organizaciones procede más de la ideología que de la realidad; y se muestra partidario de gastar más en defensa, pero europeamente.
Se dice que la velocidad de los acontecimientos exige reaccionar sin la obligada en otro tiempo reflexión teórica previa. "La OTAN ha hecho teoría desde la práctica", defienden los más atlantistas; la OTAN impone doctrina actuando, opinan conocedores de la organización.
Tengo escuchado a Javier Solana en otros foros decir que las intervenciones militares -pensando en aquellas llamadas operaciones de paz que nadie llama hoy así- tienen la capacidad de detener el reloj del conflicto y dar tiempo a la política para encontrar una solución, la resolución del conflicto no es militar.
Por tanto, todo indica que miramos hoy el instrumento, los medios, el gasto y no su finalidad.
El centro de atención no debiera ser la presencia de un grupo táctico acorazado español en Letonia (con carros de combate Leopardo), la participación intensiva de la Armada en las operaciones navales de la OTAN -incluido el Mar Negro-, la presencia de una batería española de misiles Patriot en Turquía desde hace un lustro, la participación del Eurocuerpo en la República Centroafricana, de militares españoles en Malí, Sahel, Cabo Verde o Túnez.
Más que en su presencia el interés tendría que centrarse en porqué están allí, qué estrategia, legalidad y legitimidad ampara su presencia en esos escenarios, qué se pretende conseguir y cómo se va consiguiendo (cumplimiento de objetivos).
A España, a la Unión Europea y a la OTAN, a Estados Unidos, habrá que pedirles cuál es su estrategia de seguridad, el marco político que ampara sus decisiones en la materia y se entiende que sus adquisiciones de material militar para tener unas determinadas capacidades de actuación.
El llamado concepto estratégico de la OTAN data de 2010, momento anterior a las concentraciones del Maidán de Ucrania y la anexión de Crimea por Rusia, cuando finalizaba la operación ISAF en Afganistán y la Alianza se planteaba su futuro y su área de actuación, todo interrumpido por una simulación de guerra fría que no resiste comparación con el modelo original, entre otros muchos motivos porque no existe alternativa ideológica ni contraparte militar: el presupuesto de defensa sólo de EEUU triplica al de China y es diez veces el de Rusia.
La última estrategia de seguridad de la UE fue aprobada en 2016, su texto sigue pareciendo casi revolucionario ("La UE promoverá un orden mundial basado en normas, con el multilateralismo como principio esencial y las Naciones Unidas como núcleo"), y se mantiene la duda de si los 28 países miembro la firmarían hoy y la aplican en la práctica, en cualquier caso requerirá una actualización en el nuevo periodo que arranca con las recientes elecciones al Parlamento Europeo.
La estrategia española de seguridad es de finales de 2017, Gobierno Rajoy, y la última Directiva de Defensa Nacional en la que cada Gobierno deja escritos sus objetivos data nada menos que de 2012, hace tres elecciones generales.
Un ejercicio de interés sería contrastar en qué coinciden y difieren las estrategias de seguridad de EEUU, la OTAN, la UE y España; en el campo de los intereses comunes de seguridad, que debe ser mayoritario, sirve la situación actual; recordemos que en la OTAN las decisiones se toman por unanimidad; en las áreas y objetivos no compartidos -por ejemplo, acuerdo nuclear con Irán- pues se requiere determinar estrategia y medios propios.
¿Debe la UE quedarse con misiones en defensa que no quiera afrontar la OTAN?
¿Necesita la UE la disuasión nuclear, un arma inútil por no utilizable?
El mundo es más complejo que la división entre aliados y enemigos que nos llega desde Estados Unidos, existen muchos otros estados intermedios, frecuentes en el mundo de la empresa, como la competición y la cooperación, defendió Sylvie Matelly, directora del think tank francés IRIS.
Una parte minoritaria de los reunidos en Toledo se mostraba partidario de que Europa refuerce sus capacidades militares y de mantener una relación de colaboración con la OTAN sin jerarquías, la parte más uniformada y más oficial se muestra acríticamente atlantista.
En cualquier caso, reconociendo el espectáculo de contemplar un tanque de 60 toneladas a 70 kilómetros por hora campo a través, las actuaciones sobre el terreno y el gasto militar no conforman una estrategia de seguridad.
Haciendo un símil con otras disciplinas, el medio ambiente está dejando de ser una opción en materia de desarrollo económico, no es admisible crecimiento a costa del entorno. En asuntos de seguridad quizá pueda ocurrir algo similar con otros elementos como derechos humanos en destino y transparencia, que es debate político y público, en origen, resultado de la voluntad de fijar por escrito que estas cosas no dependan de las personas y las circunstancias, sino del sistema así organizado.
Porque estos asuntos de la seguridad se organizan a nivel estratégico, lo demás llega en cascada, o así tendría que ser si ese tipo de documentos fueran más que un ejercicio elaborado para amparar actuaciones que se van organizando según los acontecimientos.
La ausencia de una estrategia propia es siempre aprovechada por la inercia, por intereses industriales o por la estrategia de terceros que sí la tienen.

martes, 3 de julio de 2018

La Europa no construida

Artículo publicado también en la web del proyecto de
Dos días antes de que una mayoría parlamentaria censurara la competencia profesional de Mariano Rajoy para dirigir el país, con el consiguiente nombramiento de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno español, José Borrell participaba en un acto de la Fundación Alternativas, en la presentación de su análisis anual sobre el estado de salud del continente: "Informe sobre El estado de la Unión Europea 2018. Los Estados europeos ante las reformas de la Unión", dirigido por Diego López Garrido.
Resulta al menos curioso que quien expresara sus opiniones en el marco de un debate organizado por un think tank tuviera en horas la oportunidad de aplicarlas como ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, viaje exprés del poder deliberativo al ejecutivo, siempre con permiso del presidente del Gobierno y de la realidad, a la que llaman tozuda.
Entre las preguntas no formuladas a los intervinientes se encontraba cuán cerca o lejos estaba la Fundación Alternativas de convencer con su análisis y sus argumentos al co-patrocinador del propio informe, nada menos que el Ministerio de Asuntos Exteriores. Uno de sus directores generales allí presentes, mostrando simpatía por el documento, expresó su falta de ambición europea y exceso de euro-escepticismo, y señaló una infinidad de fracturas, entre países del norte y del sur, del este y del oeste, entre países del euro y sin la moneda; dentro de cada país entre generaciones, entre partidos del sistema y antisistema, entre electores y gobernantes... A pesar de lo anterior dijo no querer entrar en política.
El caso es que el hoy ministro Borrell expresó en los últimos momentos de su vida anterior su preocupación por Italia, que el gran problema de la UE hoy se llama Italia, uno de los grandes de la UE hoy gobernado desde el neofascismo. Días después la negativa italiana a acoger algunos refugiados o la voluntad de elaborar un censo de gitanos confirman los temores.
Destacó Borrell de Italia cierta catástrofe social, su desigual distribución de la renta, precariedad, estancamiento económico, la emergencia de partidos políticos que cuestionan el sistema pues los italianos no se sienten ni representados ni protegidos, afirmó, con lo que acabaron votando a un cómico (Beppe Grillo), eso sí, después de varios primeros ministros que fueron nombrados sin pasar por las urnas (tecnocracia y populismo, esta ya no es de Borrell, alternándose en el poder).
En la presentación del informe, el vicepresidente de la Fundación, Nicolás Sartorius, incidió en el absoluto déficit social de la UE: los populismos son el efecto de la crisis de Europa, no su causa, dijo; la UE y los gobiernos nacionales no han protegido a sus ciudadanos en la crisis, que luego han reaccionado electoralmente apoyando soluciones milagrosas barra desastrosas; hay que elegir entre lo social o más nacionalismos; es imprescindible introducir la agenda social en las políticas de la UE, salario mínimo, protección contra el desempleo, pensiones.
Para López Garrido, partidario de reformar hasta los Tratados, la Europa social es el agujero negro de la Unión, ámbito entonces donde avanzar junto con otros como la reforma del euro (seguridad frente a crisis financieras), la armonización fiscal (impuestos de multinacionales tecnológicas y lucha contra paraísos fiscales), avanzar en una política europea de asilo y en otros campos como seguridad y defensa. Sostiene el director del informe la necesidad de reaccionar a amenazas como el nacionalismo populista  y su apuesta identitaria excluyente (aquí incluye Bréxit y Cataluña), ante un hijo de lo anterior que es el proteccionismo (Trump), la amenaza de un renacido autoritarismo, la xenofobia y la agrupación de Estados por afinidades que debilitan el conjunto.
Es este 2018 un año decisivo para diseñar las reformas que Europa necesita y que se deben consolidar en forma de propuestas presupuestarias (2021-2027, ahora en negociación) y debate ante las próximas elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2019.
El documento de Alternativas concluye con una serie de recomendaciones en la línea de avanzar hacia una unión política de naturaleza federal, recomendaciones que firma el Consejo de Asuntos Europeos de la Fundación del que formaba parte Josep Borrell. Se aboga por controlar el respeto a los principios democráticos de los países miembros de la misma forma que se controla el cumplimiento de los criterios económicos; se sugiere una defensa sin fisuras del pacto nuclear con Irán e incrementar la presencia en Oriente Próximo; se recomienda avanzar en un entendimiento a medio plazo con Rusia; en seguridad y defensa la Fundación apoya la declarada autonomía estratégica de la UE y un cuartel general capaz de planear misiones civiles y militares, ejecutivas y no ejecutivas; se insiste y mucho en que frente al avance de los nacionalismos la única alternativa es acentuar las políticas sociales de ámbito nacional y también europeo, aspectos concretos como la calidad en el empleo, derechos sociales y laborales, impulsar políticas activas de empleo, llenar de contenido real y efectivo el pilar social europeo presentado con trompetas tronantes en noviembre de 2017.
Sostiene la Fundación Alternativas en documento publicado en días inmediatamente anteriores a la formación del actual Gobierno de Pedro Sánchez que celebradas ya las elecciones en Francia y Alemania, con Reino Unido retirándose del club e Italia perdiendo influencia, "España debería aprovechar esta ventana de oportunidad para incorporarse al núcleo del liderazgo europeo".
Hace unos años se puso de cierta moda el urbanismo virtual: el Madrid no construido se llamó una exposición; y también la historia alternativa: qué hubiera pasado si Franco no hubiera provocado una guerra civil, si John F. Kennedy hubiera muerto de viejo en la cama, si el general Prim no hubiera sido asesinado, si Aznar no hubiera apoyado la invasión de Irak...
La realidad es una extraña mezcla de lo que se hizo y lo que no llegó a ser por falta de voluntad o porque no se pudo. Veamos cómo continúa la construcción política de Europa, y si no gusta su evolución siempre es posible organizar dentro de un lustro un curso de verano, con el título: "¿Murió el proyecto europeo por falta de política social?". En Jaca.

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martes, 24 de abril de 2018

Teatro en Siria

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Algo se nos ha representado en Siria la madrugada del sábado 14 de abril, con el ataque coordinado de Estados Unidos, Reino Unido y Francia en teórica respuesta al uso previo de armas químicas por parte de Báshar al Ásad que no ha sido certificado por organización independiente alguna.
Todo indica que el reciente lanzamiento y caída sobre Siria de 110 misiles ha sido una representación, sin justificación ni sentido militar, anunciado una semana antes, sin víctimas ni objetivos claros, sin pretensiones de cambiar el régimen ni la relación de fuerzas; juzguémoslo entonces en términos teatrales: público, escenario, actores, libreto, claque.
Públicos. Las personas a las que se ha dirigido este mensaje explosivo no son los sirios, que llevan siete años de guerra, medio millón de muertos y el ataque no varía en ningún sentido sus circunstancias, sino que parece ir destinado a las opiniones públicas de los países atacantes. Este ejercicio de fuerza militar controlada persigue fortalecer la imagen de estadista tanto de Donald Trump, acosado por jueces, actrices porno y hasta un exdirector del FBI; la británica May, en minoría parlamentaria y unas negociaciones del Bréxit muy poco favorables; como de un Macron con la calle revuelta y necesitado de acciones exteriores a la altura de sus discursos.
Libreto. Como en cualquier intervención militar, se ha lanzado también un mensaje relacionado con el comercio de armamento. Entre lo poco que se ha contado figura el uso por parte de EEUU de un avanzado misil más inteligente aún que sus compañeros de arsenal; también Francia diríamos que ha estrenado en combate figurado una fragata invisible; y sobre EEUU ya dejó escrito su presidente que utilizarían "buenos, nuevos e inteligentes" misiles. Un efecto secundario del ataque podría ser además la demanda creciente del sistema ruso de misiles S-400.
Para el público sensible a la economía, el ataque ha contribuido además a mantener el precio del petróleo a precios interesadamente altos.
Actores. Las circunstancias especialmente inaceptables del uso de armas químicas obliga a estos tres países a intervenir en un conflicto... en el que no han dejado de intervenir durante los últimos siete años, los tres bombardean regularmente Irak y Siria en la lucha contra el Estado Islámico, EEUU tiene 2.000 militares sobre el terreno, Francia está presente en la zona desde comienzos del siglo XIX y Reino Unido es la otra expotencia colonial y basta con recordar que tiene en propiedad una parte de la isla de Chipre en formato de base militar. Ningún conflicto en Oriente Próximo tiene exclusivamente actores domésticos, suelen participar junto al Gobierno propio y sus oposiciones los tres del teatro de abril y como novedad la reciente expansión de Rusia e Irán fruto del desastre provocado por la invasión de Irak más en los últimos tiempos el intervencionismo exterior de Arabia Saudí y Turquía.
Escenario. En esta geografía España participa con su mayor contingente militar en el exterior desde 2006 en la misión de Naciones Unidas en el sur del Líbano (700 militares); mantiene desde 2014 en Turquía una batería de misiles en una misión OTAN no está claro con qué objetivo; y va engordando un contingente militar en Irak que ya sobrepasa los 500 militares en una coalición internacional contra el Dáesh que se nos dice ha sido vencido ya en el país. La Armada además despliega medios navales con los destructores norteamericanos domiciliados en Rota y que participaron en el ataque con misiles.
Claque o clac (del francés claque, "bofetada")​ es el nombre que de modo convencional recibe el grupo de individuos pagados para aplaudir en los espectáculos, bien como cuerpo organizado contratado en las salas de teatro y ópera, o figuradamente los que aplauden o animan a alguien de forma incondicional.
España por tanto tiene una importante presencia incluso militar sobre el terreno, aunque no se considera a sí misma un actor. La respuesta oficial al ataque no destaca sobre el coro que lo ha apoyado sin crítica ni aportación alguna.
Los comunicados oficiales tras el ataque con misiles de EEUU, Francia y Reino Unido contra Siria mencionan que no existe solución militar al conflicto, sino política (también aquí, déficit de política); y destacan todos la legitimidad de la acción, no su legalidad inexistente, lo que iguala al trío con quienes viven al margen de la legalidad internacional.
Hay una víctima de calado además en todo este proceso, que es la Defensa europea de la que tanto se viene hablando en el último par de años y que se ve reducida en sus expectativas más ambiciosas a conseguir economías de escala en el desarrollo o adquisición de armamento. Tres días después del teatro sirio, Emmanuel Macron pronunció un discurso rabiosamente europeista en el Parlamento Europeo, que nadie ha puesto en relación con su actuación militar unilateral en Siria al margen de sus socios económicos y políticos.
La Unión Europea y las Naciones Unidas presiden en unos días la segunda Conferencia «Apoyar el futuro de Siria y su región», que se celebra en Bruselas los días 24 y 25 de abril.
Dicen los convocantes que "mientras la guerra de Siria entra en su octavo año, la situación humanitaria sigue empeorando. Más de trece millones de sirios están ahora necesitados de ayuda humanitaria y hay más de cinco millones de refugiados sirios desplazados fuera del país".
En este contexto, la Conferencia se propone movilizar ayuda humanitaria para los sirios que se encuentran en el interior del país y en los países vecinos. "En la Conferencia también se intentará recabar apoyo político para el proceso de paz conducido por las Naciones Unidas".
La Conferencia reunirá a participantes de más de ochenta y cinco países y organizaciones, a nivel ministerial.
"La UE mantiene su empeño en encontrar una solución política duradera al conflicto de Siria dentro del marco vigente acordado por las Naciones Unidas. Como se declara en las Conclusiones del Consejo adoptadas el 3 de abril de 2017, la UE está convencida de que no existe una solución militar para el conflicto y apoya firmemente la labor del enviado especial de las Naciones Unidas y las conversaciones mantenidas entre las partes sirias en Ginebra". Pues eso.
La representación tiene dos acepciones en el diccionario: una es teatro, imagen o idea que sustituye a la realidad; tiene también otra política, la delegación de poder que reciben los cargos electos tras el voto de los ciudadanos. El ejercicio del poder tiene claramente una parte de representación teatral, pero no puede ser la única ni la principal. Las simulaciones con medios militares, aparte del peligro evidente de provocar víctimas humanas, son además tremendamente costosas para el presupuesto y para el prestigio que necesitan cuando son realmente necesarias.
Última hora: imitando el comportamiento de Cristina Cifuentes con el máster regalado que niega que le regalaran, el Gobierno sirio ha devuelto la Legión de Honor que Francia concedió al presidente Báshar al Ásad cinco minutos antes de que se lo quitaran, como ya hizo el Gobierno francés con el ciclista dopado estadounidense Lance Armstrong. La simulación también en la concesión de títulos acaba chirriando ya se produzca en Vicálvaro, París o Damasco.

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martes, 4 de abril de 2017

Operaciones militares al margen del Parlamento

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Carro de combate Leopardo como los que se van a enviar a Letonia, 
en la imagen de maniobras en el campo de San Gregorio (Foto: PND).
Los asuntos de la Defensa corren el riesgo de alejarse del Parlamento, especialmente los relacionados con el despliegue de militares españoles en operaciones en el exterior, las conocidas popularmente como operaciones de paz, que ni hoy ni nunca trabajan en un escenario pacífico, de ahí el envío de fuerzas armadas.
Una de los efectos secundarios positivos de la invasión de Irak de 2003, quizá el único, fue la conciencia generalizada de que la participación española en operaciones militares fuera de la península debiera contar con legalidad, legitimidad y un alto grado de consenso político, y que este tipo de decisiones por su trascendencia pasaran por el Parlamento para que los diputados, y la opinión pública, tuviera conocimiento de objetivos, medios, tiempos, coste económico y soporte legal de cada despliegue.
Lo anterior tuvo su concreción en el artículo 17 de la Ley Orgánica de la Defensa Nacional de 2005: "Para ordenar operaciones en el exterior que no estén directamente relacionadas con
la defensa de España o del interés nacional, el Gobierno realizará una consulta previa y
recabará la autorización del Congreso de los Diputados".
Por tanto, desde la entrada en vigor de la ley, cada nueva operación tendría que pasar por el Parlamento, y no está siendo así. 
En estos momentos España tiene en el exterior 2.684 militares participando en 17 operaciones. Destacan los responsables del Ministerio de Defensa que nunca antes nuestro país ha trabajado militarmente en tantos escenarios. Una interpretación parcial es que las misiones en el exterior han reducido su tamaño y se centran hoy mayoritariamente en adiestramiento de fuerzas locales y operaciones especiales, con contingentes reducidos; y se han multiplicado pequeñas misiones en el África subsahariana.
Las principales operaciones en el exterior en las que participa España son Líbano (cascos azules de Naciones Unidas, 620 militares), Irak (coalición para el caso, 507), Turquía (OTAN, 149 militares), aguas de Somalia (operación de la UE, 148 militares) y Malí (UE, 138).
Las últimas decisiones han estado relacionadas con el incremento del contingente en Irak, que fue autorizado por el Congreso en diciembre, 125 militares y 25 guardias civiles más; y con el envío de 14 observadores militares a Colombia para supervisar el proceso de paz en ese país, que no ha tenido procedimiento parlamentario (Margallo prometió hasta 400 observadores). La Guardia Civil opera desde hace años en Mauritania sin que ni Defensa ni Interior rindas cuentas en el Parlamento.
La previsión a corto plazo es un incremento no menor de militares en dos operaciones en el Báltico, en el marco del despliegue de la OTAN en las cercanías de la frontera rusa con contingentes multinacionales, con la filosofía de que en el caso improbable de un incidente afectaría a diversos países, alguno de ellos de peso, no a una pequeña república del vecindario, con lo que la internacionalización de las consecuencias estaría asegurada.
Por una parte, en mayo está previsto el despliegue de cuatro cazas españoles F-18 para vigilar el espacio aéreo de Estonia, con una duración de seis meses y un centenar de militares desplazados.
El segundo despliegue es único y peculiar: España va a desplazar por primera vez en su historia carros de combate fuera del territorio nacional y se llevan nada menos que a Letonia, seis carros Leopardo más 14 blindados de cadenas Pizarro, con 300 militares para operarlos.
Éste último es un ejemplo de operación militar de envergadura de la que ni el Congreso ni la ciudadanía van a tener noticia. La interpretación en el Ministerio es que se trata de la participación habitual de nuestro país en las actividades de la OTAN que no requieren paso por el Parlamento, lo único es que se produce en Letonia y con carros en lugar de las llanuras de Albacete o el páramo aragonés.
Otro caso similar que escapa al Congreso es buena parte de la actividad internacional de la Armada, sin entrar en los despliegues comerciales en favor de Navantia que se realizan por ejemplo en Australia, como la presencia gran parte de este 2017 en las antípodas de una de las fragatas más modernas de las Fuerzas Armadas. Al parecer el presupuesto australiano paga el gasóleo.
La Armada tiene en estos momentos 12 buques y 2.000 militares en operaciones en el exterior, el mayor despliegue naval militar de la historia reciente, que suma su presencia en el Índico, en el Mediterráneo; pero también -sin Parlamento- en las aguas fronterizas con Rusia tanto en el Báltico como en el Mar Negro (el de Crimea y Ucrania); o en el Golfo de Guinea.
En resumen, las Fuerzas Armadas participan crecientemente en operaciones en el exterior, a menudo en el marco de la OTAN, sin la recomendable autorización del Parlamento y las explicaciones a la ciudadanía. Se cumple la letra de la ley, no su espíritu.
Y se produce cuando sería más necesario que nunca el debate público sobre amenazas, medios y presupuesto destinado a la Defensa militar de España, a tenor de los compromisos más o menos teóricos que la secretaria general del PP, en funciones de ministra de Defensa, va lanzando en el Pentágono o la sede de la Alianza Atlántica y el muy probable incremento del presupuesto, crecimiento cosmético -parte de lo que pagaba Hacienda se incluirá en el presupuesto de Defensa-, pero relevante.
El riesgo del que viene alertando últimamente el expresidente Felipe González, que la gobernanza de los asuntos públicos está quedando en manos de tecnócratas por un lado y desconocedores de los asuntos por otro -"la pinza en la que vivimos entre la arrogancia tecnocrática que menosprecia a la gente y la ignorancia" de algunos responsables políticos- afecta también y directamente a la Defensa.

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martes, 28 de marzo de 2017

Los futuros de Europa

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Europa está de cumpleaños y se replantea su futuro, aparentemente.
Ilustración de Nardi en 
http://www.cartooningforpeace.org/en/
Sumamos 508 millones de personas y 28 países, contando con el Reino Unido; sorprende la rapidez con que toda Europa tras el referéndum del Brexit ha pasado a nombrar ya 27 y sin embargo no ha descontado 64 millones de británicos a la Unión. Se aconseja desde esta columna paciencia sobre el proceso de desconexión británica y no dar por seguro el resultado final hasta ver en el informativo la instalación de la garita policial, el control de pasaportes y la barra fronteriza en el campo de Gibraltar. Douane, customs, zoll, aduana.
Seis décadas se cumplen desde el arranque de la construcción política de Europa tras la segunda guerra mundial. En realidad se conmemora la firma en marzo de 1957 de los Tratados de Roma, por Alemania (entonces Occidental o Federal), Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos.
De seis países a 28, tomando Bélgica como uno y Alemania como otro, no como el medio que firmó el certificado europeo de nacimiento. Este crecimiento numérico sintetiza el éxito del proyecto político de Europa, su expansión permanente, hasta hoy; y explica también muchas de sus dificultades.
Los tratados fueron tres y crearon la Comunidad Económica Europea, algo sobre energía atómica y se incluía el carbón ya acordado seis años antes. Desde Maastricht 1992 hablamos de Unión Europea.
Con motivo de este 60 aniversario la Comisión Europea ha elaborado un documento de prospectiva, ejercicios siempre bienvenidos, siempre interesante: "Libro blanco sobre el futuro de Europa. Reflexiones y escenarios para la Europa de los Veintisiete en 2025".
Lo primero que hay que aclarar es quién hace el documento. La Comisión es el Gobierno de la Administración europea y las políticas comunes, que comparte el mando con los Estados miembros y en menor medida con el Parlamento; junto con otras instituciones como el Banco Central Europeo, que va por libre, el Tribunal Superior de Justicia y otras cosas menores que forman en conjunto la UE.
Con apariencia de falsa objetividad, falsa porque la Comisión es parte del mando y del proceso, plantea cinco escenarios sobre cómo podría evolucionar Europa de aquí a 2025 dependiendo del camino que decida tomar.
Escenario 1: Seguir igual. Uff.
Escenario 2: Solo el mercado único. La UE de los 27 se centra gradualmente en el mercado único al no alcanzar acuerdos los Estados miembros en un número creciente de ámbitos.
Escenario 3: Los que desean hacer más, hacen más. La UE de los 27 sigue funcionando como en la actualidad, pero permite a los Estados miembros que lo deseen una mayor colaboración en ámbitos específicos, como la defensa, la seguridad interior o los asuntos sociales. Surgen una o varias 'coaliciones de voluntades' (esta expresión recuerda a las guerras de Bush junior). Los tiros parece que van por aquí.
Escenario 4: Hacer menos pero de forma más eficiente. La UE de los 27 centra su atención en aumentar y acelerar los logros en los ámbitos de actuación prioritarios que ha elegido, mientras que interviene menos en los que se percibe que no aporta valor añadido. Centra su atención y sus recursos limitados en un número reducido de ámbitos políticos.
La higuera tiene algunos brotes verdes. ¿Se perderán con las heladas?
¿No le hace falta una poda? ¿Se puede podar en primavera?
Escenario 5: Hacer mucho más conjuntamente. Los Estados miembros deciden compartir más competencias, recursos y tomas de decisiones en todos los ámbitos. Las decisiones se adoptan con mayor rapidez a nivel europeo y se aplican con celeridad.
Hay que agradecer que se mencionen aunque dispersas las debilidades, qué ha fallado o a qué se teme: aparecen aquí y allá que "para demasiada gente la UE no estuvo a la altura de sus expectativas al enfrentarse a la peor crisis financiera, económica y social de su historia", cierto.
Se critica la práctica de echar la culpa a Bruselas de los problemas y atribuirse el mérito de los logros en el país respectivo.

"La confianza de los ciudadanos en la UE ha disminuido", reconocen.
"Cerrar la brecha existente entre las promesas y su cumplimiento es un reto constante", que se debe en parte a que "la UE no tiene una arquitectura fácil de entender"; nada se apunta como solución.
"Existe un desfase entre las expectativas y la capacidad de la UE de colmarlas", se reitera.
Todo el que pone algo por escrito arriesga y se expone a la crítica, el documento tiene olvidos y lagunas, agujeros negros que son interpretables independientemente de la voluntad o no de los redactores.
Aquí apunto dos. Por una parte, poco se escribe sobre la Europa social, una clamorosa ausencia cuando es apuntada como obligada salida de una Europa que se ha distanciado del ciudadano cuando peor lo estaba pasando. Habla mucho el documento de comercio, de euro, de unión económica y monetaria, de inmigración y fronteras, nada de empleo, de protección social, de ciudadanía, de derechos, de corrección de desigualdad entre personas o territorios.
La segunda objeción al documento de la Comisión Europea apunta hacia la política exterior y de seguridad: "La OTAN seguirá aportando seguridad militar a la mayoría de los países de la UE, pero Europa no puede ser ingenua y debe velar por su propia seguridad. Ser un 'poder blando' ya no es suficiente cuando la fuerza puede prevalecer sobre la ley", afirma el documento como verdad revelada, no como escenario.
Curiosamente en los cinco futuros imaginados la Comisión Europea incluye que se refuerza la cooperación o el trabajo conjunto en seguridad y defensa (salvo en la reducción al mercado único), algo poco probable a pesar de los anuncios recientes, que probablemente se queden en algún avance en competencia empresarial e incluir el sector de la seguridad en las ayudas de I+D, método ya clásico para financiar programas de armamento. Si hay menos Europa no habrá seguridad y defensa compartida, y si la cosa sigue más o menos igual pues poco se avanzará en un asunto directamente ligado a la soberanía nacional.
Ilustración de Cristina en 
http://www.cartooningforpeace.org/en/
El reciente documento de la Comisión Europea ignora además su propia "estrategia global para la política exterior y de seguridad", que con el título de "Una visión común, una actuación conjunta: una Europa más fuerte", presentó en julio de 2016 la responsable de exteriores y también vicepresidenta de la Comisión Federica Mogherini. Se apunta en ese documento hacia una autonomía estratégica de Europa, un enfoque global de los conflictos, plantea "reforzar nuestra seguridad y defensa en plena conformidad con los derechos humanos y el Estado de derecho". Frente a las guerras preventivas, "diplomacia preventiva", y aparece varias veces en el texto mencionado el acuerdo nuclear con Irán como un ejemplo práctico.
Por tanto, el presidente Juncker no se habla mucho con la vicepresidenta Mogherini.
Un diagnóstico de la actualidad comunitaria podría ser que se ha impuesto la resolución bilateral de los asuntos, la renacionalización de las políticas y el protagonismo exclusivo de la Europa financiera y monetaria.
La Comisión Europea reconoce que los cinco escenarios no son excluyentes, que es engañoso reducir el debate a una elección entre más o menos Europa, aunque así lo presenta para incentivar el debate.
El futuro será una combinación de elementos y dependerá de la iniciativa política por un proyecto común cuando Reino Unido está en el camino de salida y Francia, Alemania e Italia tienen elecciones pendientes que centrarán su foco en asuntos internos.
"Durante generaciones, Europa siempre ha sido el futuro", escribe la Comisión Europea. Que siga siendo así dependerá de la propia Comisión y de los 28 Estados que forman la UE.
La realidad es que las instituciones comunitarias están hoy pilotadas por políticos e ideología de clara orientación liberal-conservadora, que alguna responsabilidad tendrán en la salud del enfermo.
Al ciudadano le toca votar cuando le consultan para cambiar o no la relación de fuerzas y presionar en lo que pueda.

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martes, 14 de marzo de 2017

Casa Árabe, diez años

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
En tiempos de trincheras identitarias -izquierda auténtica, mujeres discriminadas, hombre blanco del medio oeste, soberbios corruptos pop, víctimas de cualquier terror, todos agraviados, todos ofendidos-, Casa Árabe ha sobrevivido diez años, edad que la mayoría de los linces no logra cumplir, normalmente atropellados antes por algún conductor con su identidad muy clara.
Una década ya de actividad desde sus sedes en Madrid (Escuelas Aguirre, edifico neomudéjar a la puerta del Retiro) y Córdoba. Se trata de un consorcio público pilotado por la Administración central (MAEC y AECID) con participación también de la Comunidad de Madrid y los ayuntamientos de Madrid y Córdoba.
"Donde se encuentran España y el mundo árabe", dicen de sí mismos, "un espacio de conocimiento mutuo y de reflexión compartida".
Ofrece clases de árabe moderno y dialectal, tiene una estupenda librería, restaurante, exposiciones, proyecta películas, celebra encuentros y conferencias, edita publicaciones (revista Awraq, casi anual; los primeros años se elaboraba un boletín de actualidad social, política y económica que la crisis fulminó); hasta organiza actividades infantiles.
El centro abre sus puertas en 2006, en tiempos de ZP de presidente y Moratinos de ministro de Exteriores, autores también con el mismo espíritu de aquella Alianza de Civilizaciones que tanto chiste provocó y tanta gracia hacía entre civiles y militares políticamente ultraconservadores. Ante la sorpresa de muchos, la Alianza se convirtió desde 2009 en una iniciativa de Naciones Unidas y viene recibiendo la atención imprescindible por parte del actual Gobierno del Partido Popular, que la ha utilizado sin complejos en su campaña para conseguir el asiento en el consejo de seguridad de la ONU (2015/2016) y mantiene su actividad sin crítica aparente; ni risas.
Casa Árabe ha tenido tres directores de perfil muy diferente, Gema Martín Muñoz (hasta 2012), arabista; Eduardo López Busquets (hasta 2015), diplomático, nombrado embajador de España en Irán; y el actual, Pedro Antonio Villena Pérez, también diplomático y que dejó su puesto en Teherán a su antecesor-sucesor.  Dos enfoques distintos, uno más sociopolítico y especializado, otro que pone más el acento en la diplomacia económica tan del gusto del actual Gobierno, y los dos deberían sumar.
Sin establecer comparaciones, Casa Árabe sería la versión española de iniciativas como el Institut du Monde Arabe de París o The Arab British Center de Londres, el primero con todo el poderío público francés y el segundo con todo el poderío privado británico.
En la misma época que Casa Árabe fueron creadas Casa África, con sede en Las Palmas de Gran Canaria; y Centro Sefarad-Israel, en la calle Mayor de Madrid.
La Red de Casas se inició en los comienzos de los 90 con Casa América (en el palacio de Linares en Madrid, Cibeles, cumple ahora 25 años), continuó con Casa Asia (Barcelona, 2001) y se ha culminado en 2013 con Casa Mediterráneo (Alicante).
Exteriores cuando se pone campanudo habla de "situar al ciudadano en el centro de la política exterior", de "una potente red de diplomacia pública del Gobierno de España orientada a la cooperación política y económica, al diálogo intercultural, al mutuo conocimiento y al fortalecimiento de los lazos entre sociedades civiles en los distintos ámbitos geográficos en los que actúan".
Se pretende establecer una red que favorece conexiones pero de modo distinto, complementario, a la tradicional diplomacia entre responsables estatales, creando una malla de relaciones y de intereses cruzados.
En realidad, la Red de Casas es un híbrido de diplomacias que combina actividades de carácter cultural, científico y económico, con un claro objetivo de llegar a la sociedad civil y sensibilizarla con marcos internacionales en los que el país tiene interés en estrechar lazos.
En época de crisis de mediadores (política, periodismo), de repliegue nacional y construcción de muros, la red ha sobrevivido hasta a los recortes de personal y presupuesto con la excusa de la crisis.
Este tipo de centros se podría decir que pertenecen a la categoría de gasto público que rinde más que el modesto presupuesto que consumen; como las latas de magro, siempre dan más satisfacciones que el precio que cuestan.
Su gran reto no parece otro distinto que sacar Latinoamérica, el mundo árabe, africano, mediterráneo, judío, asiático, de la torre de marfil del mundo académico, de la oscuridad donde se mueven los intereses económicos, de la cordialidad de las nóminas diplomáticas.
Larga vida a los linces y a los gatos en general.

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martes, 8 de noviembre de 2016

Chispas, frustración, Marruecos

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Viñetas de prensa en árabe. Fundación Al Fanar.
Un vendedor ambulante de pescado ha muerto en Alhucemas aplastado en un camión de basura después de que la policía le confiscara la mercancía, cuando el fallecido intentaba evitar su destrucción (media tonelada de pez espada).
El asunto es tan similar al vendedor de fruta que en Túnez se autocombustionó a finales de 2010, tras sufrir una humillación de la policía, que elegimos como inicio de la Primavera Árabe, el asunto ha movilizado a tanta gente en la calle, que la Corona marroquí ha reaccionado, anunciando mano dura o al menos que se investigará; once detenidos.
El suceso ha sido una chispa que ha provocado decenas de manifestaciones en las principales ciudades del país, concentraciones aparentemente espontáneas, convocadas conforme a la conexión instantánea, permanente e inalámbrica que marcan los tiempos en casi todo el planeta (la telefonía móvil alcanza al 80% de la población marroquí y el 60% tiene acceso a internet). Siguiendo también tendencias globales, el suceso de Alhucemas fue grabado con un móvil.
Entre los detenidos se encuentran responsables públicos de pesca, con lo que la revuelta tiene un componente añadido sectorial y la probable corrupción de funcionarios.
Historias como ésta entran como un cañón: árabes-musulmanes protestando (siempre aparecen así, o rezando), la truculenta muerte y la reacción han encontrado hueco en los medios españoles.
Resulta más difícil recordar que en las primaveras árabes los manifestantes pedían, pan, libertad y participación política, ningún contenido religioso, aunque los partidos islamistas han acabado incrementando su poder en una segunda fase fruto de su mejor organización.
Aquella primavera fue también nuestra, el descubrimiento occidental que los ciudadanos árabes tienen similares reivindicaciones políticas que nosotros, despertar intelectual que acabó con la bendición al golpe de Estado en Egipto.
Marruecos como cualquier sociedad está en movimiento y el Estado ha reaccionado en los últimos años con una tímida apertura: nueva Constitución, desarrollo del norte, elecciones más libres como las celebradas este octubre, con muy baja participación.
La edad media en Marruecos es de 27 años (41 en España), la cuarta parte de sus 32 millones de habitantes tiene menos de 14 años,  la emigración parece no ser actualmente una válvula de escape como lo ha sido en el pasado, el ascensor social se encuentra averiado y sucesos como el del pescadero con una carga especial de humillación provocan el estallido social.
Lo sagrado sigue siendo utilizado para maquillar la arbitrariedad e intentar legitimar al poder político o a la Corona (ya decía Mernissi), pero con menor efectividad que en el pasado.
Las chispas sociales se producen con pertinaz insistencia, sea por las subidas del precio del pan o el butano y ahora con la venta ilegal de pescado; pero para que prenda la mecha es necesario algo más.
Quince años después de 1808 un ejército de cien mil hijos de la Francia volvió a entrar en España sin que sintiéramos amenazada la soberanía nacional.
Para canalizar el descontento social hace falta alguien que te represente, alguien que lo represente, que organice políticamente el desencanto.
Ésta es una incógnita en Marruecos, si ese descontento social puede tener una traducción política, en un país donde el rey controla Interior, Defensa, Exteriores y lo intenta con la religión, más parte de la economía como accionista, el primer ministro del Partido Justicia y Desarrollo navega sin sentirse totalmente responsable de cómo marcha el país y otros partidos clásicos como el Istiqlal (nacionalista de derechas) y el Socialista se han hundido tras las últimas elecciones.
En cuanto a España, tras la reelección del presidente Rajoy, habrá que interpretar por su carácter simbólico su primera visita al exterior (acudirá el 15 de noviembre a Marrakech para participar en la Conferencia sobre el Clima que organiza Naciones Unidas, pero ésta no cuenta), la actuación y el bajo perfil político de los nuevos inquilinos en Exteriores y Defensa, el impulso o no a la languideciente política exterior, entre otros lugares en el Mágreb (norte de África) y Máshreq (Oriente Próximo); veremos si la actuación del nuevo Gobierno hacia Marruecos ofrece algo más que colaboración antiterrorista y diplomacia económica.
Marruecos es más que un destino para las exportaciones o la inversión empresarial española. En nuestro país viven 680.000 marroquíes y decenas de miles están consiguiendo la nacionalidad tras una década de residencia (25.000 sólo en 2015).
Hace unos años se hablaba de seguridad humana, concepto que ampliaba el foco y pretendía poner en el centro de la seguridad más a las personas que las fronteras, e incluir en el paquete la seguridad laboral; tras el desplome de la cooperación al desarrollo, en diplomacia haría también falta otro apellido más amplio que el económico o el antiterrorista, dos campos que sin duda se beneficiarían de unas relaciones entre países que profundizasen en conexiones culturales y sociales.
Chispas hay muchas. La frustración acumulada es el mejor combustible para incendiar una sociedad, en Alhucemas o Charlotte (EEUU). La clave está en si un sistema político es capaz de representar y dar respuesta al descontento, y esto es aplicable a ambos lados del Estrecho y del Atlántico.

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lunes, 24 de octubre de 2016

La Armada se enreda, con relativo éxito

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
En esta modernidad que los sociólogos califican de líquida, la Armada navega razonablemente bien; con luces y también algunas sombras.
En los primeros días de enero de 2017 España enviará su buque de guerra más avanzado y moderno, la fragata F-105 Cristóbal Colón, nada menos que a las antípodas, donde permanecerá hasta agosto alquilada a la marina australiana, incluidos sus 200 tripulantes, en un acuerdo entre armadas del que poco sabemos ni ha sido autorizado por el Parlamento ya que no se trata de una participación militar en el exterior al uso. Al parecer, el presupuesto australiano pagará el gasoil, que en expresión del almirantazgo es "mantener su operatividad a coste cero".
La fragata entró en servicio en la Armada en octubre de 2012 tras cinco años de trabajos en los astilleros de Navantia en Ferrol, con un coste de construcción de 800 millones de euros, y cuenta con el sistema de armas Aegis, fabricado por la norteamericana Lockheed Martin, tan avanzado que casi es capaz de integrarse en el escudo antimisiles de EEUU con base en Rota, lo sería en caso de necesidad.
El despliegue de la fragata en Australia, fuera de casa durante ocho meses, no es una novedad absoluta. Durante todo el año 2013 el Ministerio de Defensa permitió o bendijo que la Armada desplegara en el mismo país el buque de aprovisionamieno de combate Cantabria: se trata de un tremendo buque logístico, 170 metros de largo, puede almacenar en su interior líquidos equivalente en volumen a 10 piscinas olímpicas, construido en los astilleros de Navantia en Puerto Real (Cádiz), entró en servicio en 2010 y costó 300 millones de euros.
Un tercer ejemplo de lo que ya es una costumbre se refiere al Patiño, buque antecessor del Cantabria, que estuvo desplegado en Canadá a comienzos de año y en septiembre ha vuelto para allá para integrarse en la Marina Real Canadiense hasta fin de año.
Junto a aquello de mantener la operatividad (la crisis ha reducido días de mar y maniobras), sobrevuela en estos casos los intereses comerciales de Navantia en esos dos países, con concursos en marcha para modernizar su flota.
Una primera interpretación de los casos anteriores ofrece una imagen nada favorable para la Armada, las Fuerzas Armadas en general y el Ministerio de Defensa que las dirige: despilfarro en equipamiento no necesario para nuestra defensa, connivencia entre medios públicos e industria (pública y privada), utilización del equipamiento militar con objetivos de promoción comercial, claro agujero en el planeamiento militar de las capacidades que permite la ausencia durante un año de su principal buque logístico y ocho meses su más moderna fragata, con lo que se deduce que no eran necesarios o que se desprotege la seguridad nacional.
La segunda interpretación suele ser mucho más fina y más benévola.
La modernidad es líquida y el poder se distribuye en redes.
En este sentido hay que recocer la habilidad de la Armada durante las últimas décadas para lograr integrarse, forma parte y aportar valor a dos redes mundiales de influencia.
La primera de ellas es política: la alianza anglosajona, que espía y combate unida. Como ejemplo, los pilotos de caza de la Armada se forman durante dos años en EEUU, no en Talavera la Real (Badajoz), como los pilotos de caza del Ejército del Aire.
La segunda de las redes en la que la Armada forma un nodo importante es la industrial.
Tradicionalmente los tres ejércitos de nuestras Fuerzas Armadas han tenido una relación simbiótica con una empresa pública: la Armada con Navantia, el ejército de Tierra con Santa Bárbara y el Aire con CASA, que sólo se mantiene en el primer caso, tras la privatización de Santa Bárbara y su venta a la norteamericana General Dynamics y la integración de CASA en la multinacional europea Airbus.
La asociación industrial de la Armada con Navantia lo es también con industria norteamericana que integra los equipos de mayor valor añadido de los buques salidos de astilleros españoles. La venta por Navantia de fragatas a Noruega o Australia extiende la red y potencia el nodo español del que forma parte la Armada.
Esta orientación anglobáltica de la parte naval de las Fuerzas Armadas podría explicar incluso el divorcio de Navantia de su pareja francesa DCNS para poner en marcha el proyecto fallido de submarino S-80, con graves fallos de diseño, enorme desfase económico, programa aparentemente reflotado gracias a una asistencia técnica norteamericana.
La Armada mira y se relaciona estrechamente con EEUU, sus aliados anglos y también con la OTAN, alianza principalmente marítima que lleva la A del Atlántico donde estaban llamadas a operar las cinco fragatas antisubmarinos soviéticos con los que contamos; que hoy se integran naturalmente en agrupaciones navales de la OTAN en el cuerno de África, donde ya no hay piratas; en el Mediterráneo, donde son mal instrumento para atender el flujo de refugiados; en el conflictivo mar Negro (que baña Crimea y Ucrania) y hasta en el crecientemente peligroso mar del Norte, donde navega en este momento la F-102 que ha tomado al relevo a la F-104 tras cuatro meses en esas aguas fronterizas con Rusia; todo lo anterior sin autorización del Parlamento, requisito no obligatorio aunque afecte durante meses a cientos de militares españoles en el exterior.
Como contraste, el referente tanto político como industrial para el ejército del Aire es Europa, aunque la Airbus de clara influencia francesa y alemana supone una relación más débil que la de la Armada con Navantia.
La autonomía estratégica de la Armada con su inclusión en dos redes de poder internacionales ha sido una decisión mantenida en el tiempo y beneficiosa para la defensa de sus intereses. La pregunta es si su apuesta internacional e industrial es complementaria con la del resto de las Fuerzas Armadas y el Ministerio de Defensa o independiente.
Reconocida la capacidad de influir, también surge la cuestión de si se considera prioritario extender la voluntad de trabajarse una tercera red, la que comunica lo militar con el ciudadano, fuente este último de toda legitimidad y hasta en ocasiones de legalidad.
El poder y el ciudadano no pueden ya vivir en mundos paralelos, comunicados en red y con la capacidad creciente de emitir mensajes por parte de quien antes solo los recibía.
El poder moderno se ejerce en los medios de comunicación, es su terreno de juego.

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lunes, 26 de septiembre de 2016

Porque yo lo valgo

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
El Ministerio de Asuntos Exterior y Cooperación, en informe no público, sino agitado en medios, acaba de descubrir que ha crecido la irrelevancia internacional de España, pero ha encontrado culpable: que tenemos Gobierno en funciones y los responsables son los que no dejan que Mariano Rajoy vuelva a ser presidente, "los que no nos dejan gobernar".
Pueden encontrase otras razones. Se desconoce la participación española en las largas negociaciones que han fructificado con un acuerdo de paz en Colombia; en el desbloqueo cubano; en el acuerdo nuclear con Irán; nada tampoco sobre Oriente Próximo, Siria, Irak. Desconocidas las aportaciones españolas recientes en la Unión Europea, con reuniones y decisiones trascendentes entre Francia, Alemania e Italia.
Según otra fuente relacionada, el Índice Elcano de Presencial Global, patrocinado por el Ministerio, España ha perdido posiciones... en los últimos años con Rajoy como presidente.
Se agradece el esfuerzo de Exteriores y Elcano por medir, aunque se han metido en terreno pantanoso, intangibles, marcas, influencias.
El ministro de Asuntos Exteriores y Cataluña dirige un Ministerio que tiene un segundo apellido, el que se suele heredar de la propia madre, que es Cooperación, hundida en la última legislatura; eso es poder blando, influencia humanitaria.
La influencia militar, la proyección del país por su participación con tropas en operaciones internacionales de paz, también ha caído, según Elcano.
El último movimiento en Cooperación ha sido el reciente nombramiento del director de la AECID, que el Gobierno no considera cargo político, ni de interés político.
Otra variable que a veces se utiliza habitualmente para calibrar la relevancia internacional es la presencia de españoles ocupando puestos importantes en el exterior.
Estirando el argumento, el prestigio internacional del país descansa sobre los hombros de Miguel Arias Cañete, Juan Ignacio Wert y casi de José Manuel Soria.
Una incógnita; qué habrá pesado más, por ejemplo, en el reciente nombramiento del español Alejandro Alvargonzález como número tres de la estructura civil de la OTAN, procedente del cargo número tres en el Ministerio de Defensa, si el poderío mundial español, la apuesta atlantista del Gobierno Rajoy, su relación con Morenés, la fuerza del cuerpo diplomático o la valía de la persona.
Sucede que en la cúpula de las administraciones y organismos públicos existen puestos de dirección política ocupados por personas que han recibido la confianza política para ser nombrados en tan alta responsabilidad.
Hasta aquí nada anormal.
Sin embargo, si se analiza el perfil de los altos cargos con responsabilidad política aparece que muchos de ellos, mayoría, son empleados públicos, funcionarios de colectivos respetables, cuerpos de élite se autodenominan, como los registradores de la propiedad (Rajoy).
Quizá el caso actual más evidente es la concentración de abogados del Estado en el entorno de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Se podría exagerar un poco diciendo que la mayor parte de ese cuerpo está en Moncloa o en la empresa privada pleiteando contra el Estado (40% del gremio); y alguno en Génova (María Dolores de Cospedal).
La experiencia dicta que los integrantes de cuerpos prestigiosos del funcionariado sitúan por encima de cualquier otra cosa su carrera profesional, que puede coincidir temporalmente con un puesto de confianza política, los más habilidosos con confianza de una orientación y su contraria.
Es decir, que el puesto que ocupo es "porque yo lo valgo", como aquella campaña de L'Oreal, el que te ha nombrado tiene el mérito no pequeño de haberse dado cuenta de tu valía, mientras el compromiso político suele durar un periodo de tiempo milimétricamente igual al tiempo de ejercicio en el cargo político.
El fenómeno tiene sus aspectos negativos, el compromiso político da un plus de entusiasmo laboral.
El reciente caso de José Manuel Soria, ex ministro de Industria entre otros muchos cargos, el ministro del recorte a las renovables y del basurero nuclear, y su truncada marcha como director ejecutivo al Banco Mundial ha puesto de actualidad el triple juego de ciertos personajes que juegan a varias bandas: el amor a la Patria, el corporativismo y la carrera personal.
Diplomáticos, abogados y técnicos comerciales del Estado, jueces, registradores de la propiedad, telecos, administradores civiles del Estado (antes llamados TAC), militares de academia de oficiales, ingenieros varios, todos se benefician en su carrera personal de su cercanía al poder político cuando no lo ocupan directamente, llegando a ese punto de perfección que es el Gobierno de los técnicos, la última etapa en la evolución del mono.
El inconveniente es que no existe prueba científica de la pericia política de estos técnicos que en la última legislatura han incrementado la deuda pública por encima del 100% del PIB.
Y el prestigio de tan prestigiosos cuerpos baja algo cuando conocemos los intentos de colocar al exministro que mintió sobre sus empresas en paraísos fiscales; o cuando leemos que Rodrigo Rato, autor del milagro económico del PP de Aznar, tenía un sueldo en Caja Madrid de 2,7 millones de euros anuales que no le impidieron extraer de cajero 16.000 euros en metálico sólo en los últimos tres meses en el puesto utilizando su tarjeta opaca al fisco.
Miedo dan ciertos técnicos de élite cuando se ponen a gobernar lo público.
Las tarjetas black de las que tanto oiremos hablar en las próximas semanas han sido tan negras como la trayectoria de algunos de estos altos funcionarios si se observan desde fuera del cuerpo que les protege desde la cuna a la jubilación.
Desde dentro la sorpresa es sincera. No pueden entender cómo el 99% de la población en el caso Soria haya visto una mezcla de corporativismo y desfachatez que desmonta cualquier esperanza de regeneración por parte del actual Gobierno.
Más que un problema de politización de las Administraciones públicas, una enfermedad mayor parece ser el corporativismo. Esta gente con tan buen concepto de sí mismos están muy por encima de la política, de la que a menudo se benefician. El compromiso lo tienen con el espejo, que a veces devuelve su imagen empañada.
El sueño de liberales en lo económico, conservadores en lo ideológico, corporativismo profesional y compromiso político interesado produce monstruos.
A ver cómo se mide todo esto, Real Instituto Elcano, a ver cómo, Margallo.

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lunes, 8 de febrero de 2016

Intermediarios en crisis

Columna de opinión publicada originalmente en Estrella Digital.
Tienen mala imagen, se sitúan en mitad de una cadena a la que no aportan valor y suben el precio final a costa de rebajar ingresos al resto de participantes. Desconozco en qué mejoran el producto figuras como los notarios o los registradores de la propiedad -la segunda categoría sólo la he conocido como súbdito-, si se trata de garantizar un acuerdo podría el Estado avalarlo sin coste ni subcontratación. Aunque no siempre es así.
Intermediario es quien recoge la leche en la granja y la acaba poniendo en el punto de venta cerca de mi casa, se triplica el precio pero hay que reconocer un proceso de pasteurización, envasado y transporte que quizá lo valga. El precio final de la cerveza o un perfume es fundamentalmente transporte y promoción, pura intermediación.
Otro misterio es que cuando uno acude al origen no puede comprar un litro de leche a treinta céntimos de euro, aún habiendo eliminado toda la cadena de intermediarios; en este caso el productor asume los beneficios de las fases en las que no participa. Si esto es categoría, no podemos prescindir de la cadena.
La revolución de las telecomunicaciones ha provocado una crisis casi existencial de los intermediarios -mediadores, en término más elegante- en ámbitos como la política y la comunicación.
La democracia directa o el periodismo ciudadano permiten ejercer nuestro voto inmediato en Change.org o transmitir un suceso con nuestro teléfono inteligente -acertada expresión, como la de gas natural- en cualquier momento y lugar.
Reconozcamos que ciertos cambios sociales y tecnológicos han cambiado el escenario en el que tradicionalmente se han desarrollado la política y el periodismo.
Lo que está en crisis sin embargo son modos y formas de comportarse inalteradas en cien años, es decir, estamos en crisis muchos periodistas, no el periodismo; viven al margen de la realidad a la que deben representar muchos diputados, lo que no se arregla dinamitando el Parlamento.
Volviendo al principio, la sociedad pone hoy en cuestión el papel innecesario de muchos comportamientos profesionales, no la imprescindible labor de mediación que debe ejercer un profesional de la comunicación entre lo que ocurre, su interpretación y el ciudadano que no se dedica a estas cosas.
La sociedad pone hoy en cuestión el papel innecesario de muchos comportamientos profesionales
La demagogia de quienes ni creen ni necesitan de la política, muchos en ella instalada, les lleva a utilizar el descontento ciudadano para rebajar número de diputados -empeora la representación-, eliminar incluso el sueldo de parlamentario, recortar en subvenciones y financiación de partidos o grupos parlamentarios, lo que despeja el camino para la actuación de millonarios o corruptos, a veces combinados.
En el caso del periodismo a lo anterior se une que ha crujido el modelo de negocio por el que funcionaba cualquier periódico, y las principales cabeceras han perdido un 15% de venta en papel sólo en el último año cuando vivimos el momento de la historia que más información se lee y consume.
El periodista y el político que no crean valor están condenados a la extinción, no así quien ofrezca lo que exige el ciudadano en la sociedad actual.
Uno sospecha que el futuro pasará también en estos campos por fórmulas de éxito ya comprobadas, una plataforma tecnológica ágil más el trabajo profesional del mediador y que culmina con la colaboración entusiasta del ciudadano aportando contenidos e intereses.
Algo parecido está detrás del éxito de Amazon o eBay, que ha convertido en multimillonarios a sus principales accionistas quienes, curiosamente, han dedicado su patrimonio -en una pequeña proporción- a invertir y hacerse con la propiedad, el primero, de The Washington Post, medio aparentemente tradicional; el segundo a impulsar The Intercept, medio aparentemente innovador.
El comportamiento de Jeff Bezos y Pierre Omidyar sólo puede responder a dos opciones: o les importa un carajo la rentabilidad económica del medio en el que han invertido, se conforman con la influencia; o apuestan por un nuevo modelo de periodismo y de negocio periodístico, que ya está tardando porque su irrupción en casa ajena se produjo hace ya un par de años.
Resumiendo: crisis de intermediarios obsoletos; y a seguir buscando indicios de aquéllos que puedan marcar el futuro de la política y de la comunicación, aunque probablemente ni ellos mismos lo sepan en este instante. Entre la vaca y la nube del cortado hay espacio para la innovación, incluidos los extremos de la cadena.

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sábado, 2 de enero de 2016

Siete temas de 2015 y también de 2016

Durante la mayor parte de 2015 trabajé como periodista en Estrella Digital -donde continúo como columnista de opinión- y allí publiqué originalmente los artículos que luego llegaban a este blog, que cumple ahora tres años.
Como no he sido capaz de conseguir un listado de las entradas más vistas a lo largo del año, y además lo más visto no se corresponde siempre con lo preferido por su autor, a continuación enlazo una selección de textos de 2015 por temas que considero que han sobresalido sobre el resto y tienen trayectoria pendiente; todos marcados por su fecha de publicación, todos continúan vivos en el año que comienza.

España, más que una marca


Identidad nacional


Elecciones, sucesiones y emergencias


Yihadismo exagerado


Operaciones militares en el exterior y el interior


Nuevos retos de seguridad, nuevo sistema, viejas prácticas


Fuerzas Armadas, instrumento sensible


La industria de Defensa busca su sitio