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martes, 12 de mayo de 2015

Misión militar contra la piratería sin piratas

OPERACIÓN ATALANTA
  • España vuelve a liderar la operación naval militar de la UE en las aguas de Somalia
  • El control del canal de Suez y el mar Rojo, el conflicto en Yemen y razones geopolíticas justifican una presencia militar que se ha quedado sin piratas a los que combatir, el objetivo con el que nació

Carlos Penedo. Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Militares españoles abordando un esquife en aguas de Somalia
en mayo de 2013. | Ministerio de Defensa
La operación Atalanta contra la piratería se ha quedado sin piratas. La Unión Europea puso en marcha en diciembre de 2008, con un elevado protagonismo español, una operación naval con el objetivo de cortar el secuestro de buques -entre ellos atuneros vascos- y también proteger el transporte del Programa Mundial de Alimentos del que depende buena parte de la población somalí.
Esta misión se considera un éxito por parte de los responsables militares y de Defensa, tanto de España como de la Unión Europea, en primer lugar por haber acabado con el problema y ahora por el papel disuasorio de la importante presencia militar europea para los tentados a asaltar pesqueros o mercantes.
La operación Atalanta se presenta también como un modelo por el carácter integral de la intervención militar, principalmente naval pero con derivadas en tierra para la formación de fuerzas de seguridad somalíes, que comenzaron en Uganda y ahora desarrollan su trabajo en suelo somalí, entre ellos una quincena de militares españoles en Mogadiscio. Atalanta se estudia como modelo para actuaciones militares de la UE en Libia o el Golfo de Guinea.
Todas las potencias mundiales y regionales tienen presencia militar en la zona
Sin embargo, la operación no ha conseguido estabilizar el país, y una muestra es el gran número de refugiados somalíes en la vecina Kenia -más de 600.000 sólo en el campo de Dabaab- y muy presentes entre los inmigrantes que tratan de cruzar a Europa desde las costas de Libia.
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, tras acompañar al presidente del Gobierno este fin de semana a visitar las tropas españoles en Malí y Senegal, se ha trasladado este miércoles a Yibuti, donde ha participado en el acto en el que España asume el mando de la operación Atalanta.
España mantiene en la operación un contingente de alrededor de 300 militares embarcados (en estos momentos de rotación son 500), más un destacamento aéreo de medio centenar de militares con base en la vecina Yibuti, que operan un avión de vigilancia.
Nuestro país vuelve a tomar el mando de esta operación en un momento en el que el número de ataques se encuentra en su nivel más bajo, ya que de hecho desde hace tres años no se ha producido ningún abordaje con éxito.
El ministro se ha se ha dirigido al contingente español desde el buque de asalto anfibio 'Galicia', que relevará en los próximos días a otro barco, el 'Rayo', para patrullar durante un semestre el corredor náutico de 5,2 millones de kilómetros cuadrados demarcado en el Golfo de Adén, al este de las costas de Somalia, para dar seguridad a los barcos que faenan en la zona.
Para llevar a cabo su misión, el 'Galicia' lleva a bordo, además de un contingente de más de un centenar de militares, dos helicópteros y cuatro aviones no tripulados (drones), por lo que será la primera vez que se utilice este tipo de material para la operación antipiratería. Desde el 'Galicia' ejercerá el mando de la operación hasta finales de año. Será la quinta vez que España mande esta misión de la UE.
Además del buque 'Galicia', España aporta a la operación Atalanta el patrullero Infanta Cristina, además de un avión, D-4 VIGMA con su contingente de 56 militares, en el denominado destacamento Orión, para dar apoyo desde el aire a los barcos que patrullan el Golfo de Adén.
España es el país que aporta actualmente mas medios a esta operación europea antipiratería.

Datos Operación Atalanta

"Actualmente el nivel de piratería en la región es bajo, siendo muy probable que el entramado pirata se encuentre en una situación de debilidad", según información del Estado Mayor de la Defensa (EMAD). "Sin embargo, no se puede bajar la guardia, ya que la amenaza persiste al estar aun presente en Somalia las causas de esta actividad delictiva".
El número de barcos secuestrados en la zona ha pasado de 52 en 2009 a 45 en 2010, 24 en 2011, siete en 2012 y ninguno desde entonces. "Esta evolución favorable es debida al mayor compromiso con las medidas de autoprotección del tráfico mercante, fundamentalmente con el embarque de equipos de seguridad privados, y las neutralizaciones de grupos piratas activos en la mar por parte de las unidades navales de las diferentes agrupaciones", argumentan desde Defensa.
Desde 2013 no se ha producido ningún secuestro en la zona
Desde el comienzo de la operación las unidades navales españolas han capturado un total de 168 piratas, de los cuales 50 fueron puestos a disposición judicial (14 en España, siete en Francia, uno en Yibuti, 17 en Kenia y 11 en Seychelles) y 118 liberados en diversos puntos de la costa somalí.
Las horas de vuelo del Destacamento Orión se traducen en la identificación de cerca de 140.000 buques mercantes en tránsito; investigación de más de 3.000 embarcaciones sospechosas; toma de más de 60.000 fotografías e imágenes FLIR (Forward Looking Infra-Red) tanto de buques como de la costa somalí; más 165 enlaces con los pesqueros españoles faenando en el Índico.

Conflicto en Yemen

Más allá de los piratas, la presencia militar de la Unión Europea y España en el cuerno de África y sus aguas tiene una importancia estratégica. En esas mismas aguas hay presencia militar de Estados Unidos, la OTAN, China, Rusia e India. Francia, EE.UU. y Japón disponen de bases militares permanentes en territorio yibutí.
La Alianza Atlántica tiene en la zona la operación ‘Ocean Shield’, a la que España aporta una importante contribución y lideró en 2014 con una fragata F-100 de última generación, con una dotación de 240 militares. La operación de la OTAN se puso en marcha en agosto de 2009 y lleva dos años sin apresar ningún pirata.
La zona vive además en estos momentos un escenario de máxima tensión con la intervención militar liderada por Arabia Saudí sobre Yemen. Más de 1.200 personas han muerto y alrededor de 300.000 han huido de sus viviendas en los casi dos meses de combates desde el inicio de la ofensiva internacional contra los milicianos chiíes para impedir su avance hacia la localidad de Adén (sur).
Naciones Unidas ha informado este martes de que el conflicto en Yemen ha acabado con la vida de al menos 646 civiles desde que Arabia Saudí lanzó una coalición militar para atacar desde el aire las posiciones de los huthis en Yemen el pasado 26 de marzo. De los fallecidos, 131 son niños y hay, además, 1.634 civiles heridos.
Arabia Saudí lidera un ataque militar sobre Yemen desde hace dos meses
Arabia Saudí asumió el liderazgo de la 'Operación Tormenta Definitiva', con el objetivo declarado de repeler a las milicias huthis, Al Qaeda y el Estado Islámico, junto a una decena de países árabes, entre ellos Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Qatar, Kuwait, Egipto y Marruecos.
La crisis política en Yemen, fruto de las disputas internas no resueltas con la caída del Gobierno de Salé, en 2011, se agravó el pasado mes de septiembre con la irrupción en Saná de los rebeldes chiíes. Los huthis, que históricamente han reivindicado mayor autonomía para el norte de Yemen, llevaron al presidente, Abdo Rabbu Mansur Hadi, y su Gobierno a dimitir en bloque el pasado mes de enero, evidenciando así la pugna por el control de un país al borde de la guerra civil.
Se desconoce la participación de los medios de la operación Atalanta tanto en el conflicto yemení como en el gran movimiento irregular de inmigrantes que cruza el mar Rojo en el cuerno de África en ambos sentidos.

jueves, 19 de diciembre de 2013

España reduce en 2013 a la mitad los militares en operaciones en el exterior

El gasto crece hasta 791 millones de euros por el repliegue de Afganistán
Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
Imagen de la Comisión de Defensa, con su presidente, Agustín
Conde (derecha) y el ministro de Defensa (centro).
Foto: pantallazo de ordenador.
El Gobierno ha reducido a la mitad durante 2013 los militares desplegados en operaciones de las Fuerzas Armadas en el exterior, principalmente por la disminución de efectivos en la misión de la OTAN en Afganistán y en la operación de Naciones Unidas en Líbano, aunque el gasto se ha incrementado. La explicación es el costosísimo repliegue de Afganistán.
El ministro de Defensa, Pedro Morenés, tuvo ayer una doble comparecencia en el Congreso de los diputados: por la mañana informó en el pleno a los parlamentarios sobre la decisión del Gobierno de enviar un avión de transporte a la República Centroafricana según acuerdo del consejo de ministros del pasado viernes, que requerirá el despliegue de sesenta militares. La votación se celebrará hoy jueves y contará previsiblemente con el apoyo de toda la Cámara excepto del grupo de la Izquierda Plural.
La segunda comparecencia, más sustancial, se celebró por la tarde para informar sobre las misiones en el exterior durante 2013. El aspecto más destacable es que durante este año la participación militar española en distintas operaciones en el exterior (principalmente Afganistán, Líbano, Somalia y Malí) va a tener un coste de 791 millones de euros, 30 millones más que en 2012, pero lo chocante es que este gasto se produce con la mitad de los militares desplegados.
La reducción de militares en el exterior se ha producido sobre todo en Afganistán, pasando de 1.400 efectivos a finales de 2012 a los actuales 375. En Líbano el contingente español se ha reducido desde 660 militares a 540 hoy. Y en la operación en Somalia se ha producido también una reducción desde cerca de 300 militares a la mitad.
Con la consiguiente disminución de los militares desplegados desde 2.400 a 1.200 el coste de las operaciones debiera haberse reducido, pero no ha sido así. El ministro Morenés ha cifrado en 791 millones de euros la factura de las misiones durante 2013, frente a 766 millones en 2012. La explicación se encuentra en el repliegue parcial de Afganistán: el Ministerio de Defensa ha realizado durante 2013 “la más compleja operación logística de nuestras Fuerzas Armadas en toda su historia”, según palabras de Morenés, la mayor y la más cara. El gasto de esa operación logística ha provocado que el coste total de nuestra presencia en Afganistán alcance este año los 435 millones de euros, cifra muy similar a la de 2012 pero con el contingente reducido a la cuarta parte.
España ha repatriado atravesando medio mundo en una compleja operación por cuatro rutas distintas de transporte más de mil militares y miles de toneladas en equipos valorados en más de 300 millones de euros, poniendo fin a su trabajo en la provincia de Badghis. La presencia española hoy se concentra en la ciudad de Herat, donde gestiona el aeropuerto y un hospital militar y quisiera seguir haciéndolo a partir de 2014. Morenés informó ayer que la continuidad de la presencia internacional en Afganistán se ha visto complicada por la falta de acuerdo entre EE.UU. y el Gobierno afgano, que impide aclarar el próximo escenario y concretar la próxima operación de adiestramiento y apoyo que ya ha sido bautizada, “Apoyo decidido”.
En 2014 España podría tener presencia militar en Somalia, Rep.
Centroafricana, Malí más los planes de la UE en el Golfo de Guinea
(Imagen: ongvivre.org).
Junto con la retirada parcial de Afganistán, la otra novedad de 2013 ha sido la nueva presencia militar española en Malí, con dos componentes: un avión de transporte que apoya las operaciones militares de Francia y de Naciones Unidas desde Senegal; y la participación con 110 militares en una operación de adiestramiento de la Unión Europea en territorio maliense. El ministro de Defensa trasladó ayer su preocupación sobre la seguridad en Malí y compartió la información de un recrudecimiento de la violencia y de una nueva ofensiva francesa a finales de noviembre.
En relación con la operación de Naciones Unidas en Líbano, España ha ido disminuyendo el contingente desde los 1.000 militares entre 2006 y 2011 hasta 660 cascos azules en 2012 y 540 hoy. El conflicto en Siria ha impedido culminar los planes iniciales del Gobierno del repliegue total de la misión y hoy se contempla su estabilización con los números actuales. “Estamos más preocupados que hace un año”, ha reconocido el ministro, y como ejemplo de lo explosivo de la situación ha recordado que Israel ha atacado en dos ocasiones en los últimos meses a Hezbolá en suelo sirio.
La participación militar española en operaciones en el exterior tiene una financiación abierta a través de un crédito ampliable del Ministerio de Hacienda a lo largo del año y por tanto no aparece en el presupuesto inicial del Ministerio de Defensa. Por ejemplo, para 2013 Defensa presupuestó 14 millones de euros y ha acabado gastando 791 millones; para 2014 los presupuestos que se aprobarán en breve contemplan un gasto de 6,8 millones de euros, por lo que algunos grupos parlamentarios minoritarios (sobre todo UPyD y CiU) pidieron ayer acabar con esta ficción presupuestaria.
En los primeros minutos de la Comisión de Defensa del Congreso los portavoces del Grupo Socialista, Manuel Chaves; de UPyD, Irene Lozano; también del PNV e Izquierda Plural y CiU, expresaron su malestar por la no comparecencia del ministro Morenés para informar previamente sobre la posición del Gobierno en el Consejo Europeo que se celebra hoy jueves 19 y el viernes 20, que por primera vez en varios años tratará la política europea de defensa y seguridad.
Junto a este tema, el portavoz del PNV en esta Comisión recordó que su grupo solicitó en marzo la comparecencia del ministro de Defensa para que informara sobre las supuestas torturas realizadas por militares españoles en Irak, según apareció publicado en el diario El País, sin haber recibido respuesta desde entonces.

Sugerencias




martes, 29 de octubre de 2013

Afganistán: el repliegue retrógrado del Ejército español

Los insurgentes afganos lograron detonar solo una bomba contra los 13 convoyes de más de cuatro kilómetros que necesitaron las fuerzas españolas para retirarse de Badghis
Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
C. Penedo / J. Vidal
No estaban solos. Aviones espía, helicópteros de combate españoles, italianos y norteamericanos, apoyo aéreo de la OTAN, elementos de operaciones especiales infiltrados y escondidos en el terreno acompañaron el viaje de Qala i Nau a Herat. Las Fuerzas Armadas españolas se han enfrentado en Afganistán a numerosos problemas, pero uno de los más complejos ha sido el de irse de allí.
Para replegarse desde la remota provincia de Badghis a Herat se necesitaron 13 convoyes y cinco meses. Cada columna ocupaba unos cuatro kilómetros de las infernales carreteras afganas y necesitaba dos días en movimiento para recorrer los 140 kilómetros que separan las dos capitales afganas. Sólo una bomba consiguió explotar al paso de las unidades españolas, activada por un mando a distancia. No hubo daños personales y solo afectó a una plataforma civil afgana.
Ahora que la fase más peligrosa ha pasado, desde el Mando operativo de las Fuerzas Armadas se ofrece algún detalle más sobre el proceso –no finalizado- de trasladar 202 contenedores de material, 141 blindados de gran tonelaje y cerca de 1.000 militares españoles sin novedad significativa del oeste del país a la base multinacional de Herat, desde donde vuelven a España por muy diversas vías.
De hecho, ahora mismo miles de toneladas del material utilizado por los militares españoles está en tránsito por lugares realmente distantes del mundo. Una parte del mismo ha volado a Bakú (Azerbaiyán) en los inmensos Ilushin y Antonov de carga, desde donde viaja por carretera en convoyes civiles rumbo a Georgia y desde aquella república navegar luego a España. Otra parte del material español, el de menos valor, viaja en contenedores por Pakistán, rumbo al puerto de Karachi. Los blindados –material sensible- se trasladan hasta los Emiratos Árabes, para embarcar en cargueros y volver por el Estrecho de Adén y el Canal de Suez a nuestro país.
Una operación logística descomunal que el Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa evalúa en 22 millones de euros, contando sólo el coste directo para el EMAD. Según el almirante López Calderón, jefe del Mando de Operaciones, se ha enviado de regreso a España elementos de valor “que al menos superaran doce veces el coste de su traslado hasta territorio nacional”, lo que traducido indica una cifra superior a los 300 millones de euros.
En este inmenso traslado de bienes y enseres ha sido decisivo el componente civil contratado por el Ministerio de Defensa. Una parte del transporte de contenedores por Pakistán ha sido atacado por la insurgencia, aunque los daños han sido menores. En ocasiones se ha tenido que paralizar el transporte por los precios abusivos de paso de aduanas que se imponía al material de la OTAN que volvía de Afganistán.
Imagen de la ciudad de Herat (Afganistán).
Si este material ha sufrido ataques, en los cinco meses que se han necesitado para desalojar la base Ruy González de Clavijo, en Qala i Nau, los atentados han sido casi inexistentes. “Los aliados se han volcado”, explica el coronel Murga, al mando de esta operación y actualmente de regreso a su puesto en Canarias. UAV norteamericanos, incluso elementos de operaciones especiales han hecho de ángeles de la guarda del contingente español que salía de Badghis, un ejercicio que el militar califica de “basculación”.
En Qala i Nau, para sus más de 1.000 militares, España contaba con una base de más de 100 edificios y 700.000 metros cuadrados, aneja al aeropuerto de la capital de Badghis. La complejidad logística llega a tal extremo que hubo que clasificar y empaquetar unos 20.000 tipos diferentes de piezas de repuesto de todo tipo de sistemas de armas y elementos. La base se ha traspasado, en perfecto estado de uso, a manos del Ejército afgano, que durante años ha sido entrenado por nuestras tropas, “no los sistemas de armas, que todos han vuelto”, explica el almirante López Calderón.
Todo esto ha viajado en interminables convoyes de dos días. Las tropas se recuperaban y preparaban entonces el regreso en Herat y volvían a viajar durante dos días a Qala i Nau. Cada columna de repliegue llevaba unos quinientos militares, de los que la mayor parte formaban la fuerza de protección de una larguísima columna que podía contar con 80 vehículos.
“Unos días antes los aviones no tripulados exploraban la ruta, en busca de cambios de actitudes o movimientos sospechosos de civiles afganos”, explica el coronel José Luis Murga. A la vez se infiltraban elementos de operaciones especiales en lugares  estratégicos, como el terrible paso montañoso de Sabzack, a 2.600 metros de altitud. Blindados, góndolas, plataformas para contenedores y todo tipo de elementos rodantes ocupaban una superficie de cuatro kilómetros en el agotador viaje a poco más de 20 kilómetros por hora, condicionados por el lamentable estado de las carreteras afganas.
Pero no todo ha regresado a España. Unos 550 militares permanecen a día de hoy en Herat, con su material correspondiente y a la espera de decisiones relevantes sobre su futuro. Entre otras cosas trabajan desmontado, para su repatriación, los 12 helicópteros que han llegado a estar desplegados en Afganistán, entre aparatos de transporte, evacuación médica y los ‘Tigre’ de ataque, que han recibido su bautismo de fuego en estos meses. Entre otros elementos de gran valor económico y estratégico se cuenta el hospital de campaña ROLE 2, y la torre de control aéreo blindada de Herat. Allí permanecen a la espera de que se sepa qué va a hacer España, EEUU, la OTAN, la ONU y la comunidad internacional en general con el maltratado país asiático.

Operaciones en 2014

Torre de control del aeropuerto de Herat (Foto: Ejército del Aire).
España no se ha ido de Afganistán, sí ha traspasado a las autoridades afganas la responsabilidad de la seguridad y las instalaciones en la provincia de Badghis, pero nuestro país continúa en la ciudad de Herat, donde opera una base aérea, un hospital militar y aún trabaja un equipo de entrenamiento de la Guardia Civil formando policía aeroportuaria; además de los puestos ocupados en los cuarteles generales de Kabul.
En 2014 la OTAN decidirá el futuro de la misión ISAF que oficialmente finaliza el 31 de diciembre de ese año y la continuidad de la presencia internacional para 2015, fase en la que España ha mostrado su voluntad de continuar operando la base de Herat y que puede suponer un contingente de alrededor de 500 militares.
Nada se decidirá antes de las elecciones presidenciales previstas para abril de 2014 y tras la correspondiente conferencia de generación de fuerzas donde los países ponen sobre la mesa sus capacidades y su voluntad.
Cambiando de escenario, España es candidata también a tomar el mando en 2015 de la operación de la UE Atalanta contra la piratería en aguas de Somalia, que protege el tránsito comercial marítimo, buques del Programa Mundial de Alimentos y la pesca de atún,  y que presenta hoy unos resultados por encima de las expectativas iniciales.
No ocultan desde el Mando de Operaciones de las Fuerzas Armadas el interés creciente del Golfo de Guinea, por la peligrosidad de una piratería hasta ahora más centrada en mercancías que en secuestros de personas, y origen de parte del petróleo que importa nuestro país; y sobre todo por el área del Sahel, la frontera sur del Sáhara que se considera clave por el potencial desestabilizador hacia sus vecinos árabes del norte, éstos ya sí fronterizos con el Mediterráneo y España.
El futuro de las operaciones militares en el exterior parece orientarse a misiones cercanas al modelo integral actualmente desarrollándose en Malí y Somalia por la Unión Europea, con tres brazos: operaciones de adiestramiento y mentorización dirigidas tanto a formar la dirección operativa de fuerzas armadas y policiales locales como al combatiente de a pie; misiones que tendrán un componente civil y de cooperación; y que contarán con la participación de unidades militares de no gran tamaño, de carácter conjunto, actuación discreta y precisa.
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Nota: "retrógrado" se utiliza para definir algunas operaciones militares de repliegue preservando la integridad de la fuerza.