Bajo los efectos del covid la Europa de la defensa ha continuado avanzando fuera de foco, un último semestre en el que se han producido progresos al calor del protagonismo de los instrumentos militares en la lucha contra la pandemia; también en otros apartados más institucionales y en paralelo a los programas concretos enmarcados en la Cooperación Estructurada Permanente (PESCO).
Varios ejemplos pueden ilustrar el progresivo fortalecimiento de una política de seguridad exterior compartida, con poco protagonismo público y que además difícilmente puede competir en captar el interés ante la evidencia del desencuentro sobre el terreno entre países europeos, por ejemplo, en las mismas aguas del Mediterráneo.
Capítulo importante ha sido el Marco Financiero Plurianual 2021/27 aprobado en el Consejo Europeo de julio, con la llamada 'Rúbrica 5' de Seguridad y Defensa, que contempla la financiación de acciones relacionadas con la seguridad interior y la defensa, y la respuesta a crisis, con un volumen presupuestario de 13.185 millones de euros.
En concreto, la financiación con cargo a Defensa incluye -según el texto de las Conclusiones del Consejo- "una contribución financiera de 7.014 millones de euros para el Fondo Europeo de Defensa —que tiene por objeto promover la competitividad, la eficiencia y la capacidad de innovación de la base industrial y tecnológica europea de la defensa—, mediante ayudas para acciones colaborativas y de cooperación transfronteriza en toda la Unión, en todas las etapas del ciclo industrial de los productos y tecnologías de defensa".
Además de lo anterior, "se destinará una contribución financiera de 1.500 millones de euros al Mecanismo «Conectar Europa» para adecuar las redes transeuropeas de transporte a las necesidades de movilidad militares".
En otro capítulo, el próximo MFP contempla un "Fondo Europeo de Apoyo a la Paz como instrumento extrapresupuestario para financiar acciones en el ámbito de la seguridad y la defensa que podrá decidir el Consejo", con un límite financiero para el periodo 2021-2027 de 5.000 millones de euros, que se financiará mediante contribuciones de los Estados miembros.
Habría que valorar la presencia de la defensa en el presupuesto próximo de la UE no tanto por las expectativas como por la comparación con el anterior del periodo 2014/2020.
En fechas previas a la aprobación del MFP, los ministros de Defensa de Alemania, España, Francia e Italia firmaron a finales de mayo una carta conjunta destinada a sus homólogos de la UE y al Alto Representante para AAEE y Política de Seguridad en la que manifiestan su intención de intensificar significativamente los esfuerzos encaminados a lograr una Unión más integrada y efectiva. En la carta proponen profundizar en el proceso para fortalecer las capacidades de la Unión; así como diversas líneas de actuación para reforzar los valores europeos y proteger a los ciudadanos:
- Mejorar la solidaridad y la resiliencia de la UE y de sus Estados a través de un sistema de gestión de crisis más ambicioso y amplio, y de una estrategia de comunicación que contribuya a contrarrestar las narrativas falsas.
- Fortalecer PESCO como marco político de referencia para la cooperación europea en materia de defensa.
- Reducir dependencias críticas mediante la mejora de las capacidades propias.
- Progresar hacia una mayor comprensión común de las amenazas y desafíos a los que se enfrenta Europa, para lo cual se desarrollará lo que se ha venido en conocer como ‘Strategic Compass’, herramienta que mejorará nuestra habilidad para actuar rápida y decisivamente.
Tiene interés la referencia expresa al denominado Strategic Compass, la brújula estratégica que la presidencia alemana semestral del Consejo se ha tomado con la firmeza antes practicada en otros ámbitos, y que plantea definir los objetivos estratégicos de la UE.
"La brújula estratégica como nuevo documento de política de seguridad debe basarse en un amplio consenso político y una fuerte voluntad política para actuar", señala la presidencia alemana, para lo que "debemos identificar aquellas amenazas y desafíos en particular que se relacionan con todos los europeos y debemos especificar objetivos con los que todos los europeos están comprometidos".
Con una orientación práctica, se nos dice que "estas directrices estratégicas pueden utilizarse como base para determinar qué instrumentos y capacidades necesita la UE".
Para empezar, se desarrollará un análisis conjunto de amenazas, que deberá presentar Borrell a finales de año.
Con base en el análisis de amenazas, los estados miembros entrarán en un diálogo estratégico estructurado y compartirán sus pensamientos sobre los objetivos. Hay cuatro temas principales: gestión de crisis, resiliencia, capacidades y asociaciones.
El compromiso alemán en Defensa sin duda impulsará el de los 27: "deben tomarse más medidas para mejorar la cooperación en el ámbito de la seguridad y la defensa; el objetivo de la brújula estratégica es señalarnos la dirección correcta".