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jueves, 15 de agosto de 2024

Humanismo sin apellidos


Resulta sorprendente la alusión del recién nombrado presidente de Cataluña Salvador Illa al humanismo cristiano en la toma de posesión de su Gobierno como uno de los principios ideológicos que decidió destacar expresamente junto con el socialismo democrático.

Es conocida y numerosa la llegada al compromiso social de parte de la izquierda a partir de círculos o creencias religiosas católicas, si bien aquello ocurrió bajo la dictadura de Franco y generacionalmente el president se ha debido formar políticamente ya en democracia.

Quizá Illa quiso hacer una referencia personal, quizá quiso hacer alusión a la parte menos PSC de su Gobierno, un guiño a la democracia cristiana que creíamos desaparecida, víctima del populismo, y alguna vez pudo inspirar CiU.

En cualquier caso las conexiones entre religión y nacionalismo son evidentes en cualquier geografía , responden a parecido pensamiento mágico. En Cataluña, cabría recordar a Marta Ferrusola, política nacionalista catalana y matriarca del clan Pujol, advirtiendo hace décadas de la probable conversión de las muy catalanas iglesias románicas en mezquitas no catalanas; también le molestaba la abundancia de ferias de abril en su territorio.

La evidencia muestra la diversidad indiscutible de la sociedad catalana que tiene hoy a Illa de presidente. Un tercio de la población catalana ha nacido fuera de Cataluña y más de un 20% en el extranjero; parte de ellos de confesión islámica, circunstancia esta última que sería el último problema.

Nada se parece más a una persona religiosa que otra persona religiosa, sean católicos, musulmanes o adventistas del Séptimo Día.

Quizá sean los ateos y personal que vive ajeno a la existencia de dioses los que puedan sentirse excluidos de tamaña declaración de principios políticos, y así se define al menos un 40% de la ciudadanía, condición perfectamente compatible con el apego a festejos y celebraciones de origen religioso que han marcado durante siglos el calendario social y en parte lo siguen haciendo.

Cabría preguntarse si es relevante políticamente en 2024  la confesión religiosa de un ministro de Sanidad, de un alcalde, de un concejal de Hacienda o del presidente de una Comunidad Autonóma. Los caminos por los que uno alcanza conciencia política y compromiso social tienen interés biográfico, quizá sociológico, pero es al menos dudosa su relevancia para calibrar el ejercicio de un cargo de responsabilidad ejecutiva.

Para ser alcalde de Londres o primer ministro británico la confesión religiosa no es un elemento decisivo; ni para ser alcaldesa de París, el lugar de nacimiento.

Habría que destacar que el humanismo cristiano es algo concreto, una filosofía política digna de análisis mas allá de que sea utilizada, por ejemplo, por colegios privados para camuflar su confesionalismo católico.

El humanismo sin apellidos -o con muchos- está muy ligado a la dignidad humana universal y a los derechos individuales, frente al teocentrismo medieval, se podría relacionar hoy con las políticas que amparan una justicia distributiva, el reparto menos desigual de los recursos.

El humanismo cristiano vendría y vino a compatibilizar un humanismo de tendencia laica y social con el contenido solidario del catolicismo y enganchar con una época en la segunda mitad del siglo XX que exigía lo primero con gentes formadas en lo segundo, vino a integrar condiciones materiales en las espirituales católicas.

Entendemos que Illa ha pensado que su adscripción religiosa sería bien recibida por una identidad política catalana ligada simbólicamente al catolicismo. Lo relevante es que Salvador Illa ha decidido destacar el componente religioso en una muy breve intervención a los pocos días de tomar posesión como máxima autoridad política de Cataluña.

La sociedad catalana y española requieren hoy de un sistema político inclusivo de la diversidad de los ciudadanos, más allá de la integración del que no coincida con la tradición o la identidad mayoritaria, que como nos hicieron descubrir Eric Hobsbawm y Julio Caro Baroja, son una construcción política, fechables en el tiempo y el espacio; con Álvarez Junco aprendimos además que la identidad es múltiple y cambiante a lo largo del tiempo.

El gran reto político actual es cómo dar respuesta a la diversidad, la derecha ha apostado por ondear la bandera de una identidad uniforme e inventada, la realidad ciudadana por el contrario es diversa y no solo en origen biológico y geográfico o de creencias religiosas.


martes, 17 de septiembre de 2019

Nuevo ciclo político: ahora toca qué Europa


Artículo publicado también en infoLibre.
Desde que las emociones llegaron como ingrediente principal a los mundos de la política, la comunicación y la comunicación política, no ganamos para sustos: todos nos quieren emocionar, desde la marca integradora de piezas de vehículos al gabinete de prensa de cualquier organización, incluidas las más duras como las policiales y militares, y emocionados vivimos, casi al borde del infarto, en un ay.
Reconozcamos que el caos tiene un atractivo mayor que el argumento racional, de ahí su adicción por parte del periodismo, y también que la proliferación de profecías catastrofistas y apocalipsis no acaban de concretarse en la inmensa mayoría de los casos, sin que se pidan responsabilidades a sus autores por el estrés generado.
Cabría decir que el derrotismo está sobrevalorado; y la inteligencia emocional, también.
Nunca se debería olvidar que detrás de las apelaciones más directas a la emoción hay personas y decisiones perfectamente racionales.
Mientras vivimos con el nudo en la garganta, la barbilla arrugada y la lágrima asomando, por ahí observan algunos responsables de nuestras emociones con mirada de hielo.
Como sucede también con la inteligencia artificial, detrás de comportamientos automatizados hay y habrá humanos y decisiones humanas.
Por tanto, desconfiemos algo de la emoción y del algoritmo, porque no circulan sin conductor.
Buscando el equilibrio en la dieta, algunos seguimos interesados ya desde Altamira hasta la fecha en estimular la parte más racional de la persona, sujetar al mono que llevamos dentro, que la emoción no sea el único ingrediente, aunque luego nos emocionemos con el resultado o el marco.
En esta línea un curso de este verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo analizó en Santander el relanzamiento de la Unión Europea en estos tiempos del brexit.
Su organizador en nombre del Movimiento Europeo que preside, Francisco Aldecoa, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid, insiste en la idea de que la amenaza de brexit no será efectiva hasta que realmente se cumpla (las sociedades tienen mecanismos de autodefensa para evitar hacerse daño), y que hasta entonces ha sido un impulsor de la construcción política del continente: la amenaza británica está siendo un factor de cohesión entre Estados, instituciones y sobre todo ciudadanos. "El brexit se ha convertido en una oportunidad para las transformaciones de la UE pendientes tras años de bloqueo", opina.
Casi en broma reclama que sería justo erigir un monumento tanto al brexit como a Trump en frente de las instituciones comunitarias, junto a los padres fundadores, en reconocimiento a su papel impulsor de la integración europea.
Buena parte de los participantes en Santander recordaron los resultados de las elecciones europeas de este mayo de 2019, en las que la participación subió diez puntos: los antieuropeos que suman la extrema derecha y los populismos varios fracasaron en su intento y además están divididos entre sí, no forman bloque.
Superados muchos de los miedos, la amenaza existencial ha pasado en apenas tres años de la Unión Europea al Reino Unido; los problemas más graves, del proyecto común a algunos de sus Estados miembros.
Y en este punto -ya abandonando Santander- se hace necesario el matiz y la clarificación del proyecto, más allá de Europa sí o no, nos quedamos o nos vamos, blanco o o negro.
Según el último Eurobarómetro publicado en agosto, nada menos que el 87% de los españoles se sienten ciudadanos europeos, el tercer mayor porcentaje continental tras Luxemburgo y Alemania, y por encima de la media también alta del 73%.
Somos Europa, nos sentimos europeos... y se agradece cualquier esfuerzo por definir y explicar hacia dónde vamos.
Porque en esto de Europa aparecen con facilidad dos sesgos que sería conveniente al menos ser conscientes de su existencia.
Uno probablemente generacional incrementa con la edad el apoyo incondicional a Europa,  herencia de cuando España estaba fuera del club político y existía una aspiración mental y democrática hacia el norte. Los ataques al proyecto común de los últimos años han abonado también la simplificación del debate sobre Europa a un salirse-quedarse.
Cierta juventud que observa de forma muy crítica a la UE da por irrenunciable porque no han conocido otra cosa algunos avances como los Erasmus, la moneda única o cruzar fronteras a 120 kmh sin temblar ante el guardia mientras revuelve nuestra ropa interior.
Un segundo sesgo a evitar consiste en aplaudir de forma acrítica cualquier movimiento que se produzca en la construcción política de Europa, con independencia de su dirección.
Fotos del banco de imágenes de la Comisión Europea
EC - Audiovisual Service
Parece sensato pensar que los riesgos globales que afectan a la seguridad se afrontan mejor con instrumentos mancomunados en Defensa; ahora bien, ¿en cualquier sentido? ¿Todo lo aprobado en Defensa europea tiene el mismo peso, relevancia? ¿No sería conveniente un equilibrio entre estrategia de seguridad compartida, actuación conjunta sobre el terreno e intereses industriales? -algo vencido ahora el tema hacia el tercer elemento-.
Parece consensuado y claro el diagnóstico de que las instituciones comunitarias no protegieron los suficiente al ciudadano europeo durante la crisis, y de ahí salió la voluntad de proteger en dos sentidos, el militar y el social (aquí alguna reflexión sobre el asunto).
Siendo los dos ámbitos competencias estrictamente nacionales, ¿han avanzado a la misma velocidad la Europa de la Defensa y el Pilar Social europeo? ¿Puede uno avanzar sin el otro? ¿Existe alguna entidad política autónoma que carezca de estas dos competencias, sumada la fiscal? ¿Se prevé presupuesto para cada una de ellas en el próximo Marco Financiero Plurianual 2021-27? (pregunta retórica, en asuntos de desarrollo de capacidades militares ya está previsto).
¿Existe algún proyecto o posibilidad de restar control al Consejo -primeros ministros-, cuyo poder se ha disparado en la última década?
El interés y compromiso político con Europa no puede ser un cheque en blanco, porque el futuro dependerá de lo que se haga, decisiones políticas racionales, aunque a veces se utilice la emoción para llegar a la cabeza, como reconocen los responsables de la estrategia de Comunicación de la Comisión Europea.
Se agradece en todo este proceso el suministro de materiales. Tanto el MPDL como la Fundación Alternativas han aportado recientemente ingredientes para el análisis y el debate.
El Movimiento por la Paz presidido por Francisca Sauquillo acaba de presentar un monográfico sobre "La Europa que avanza".
La Fundación Alternativas bajo la dirección ejecutiva de Diego López Garrido anuncia para septiembre dos debates sobre propuestas en materia social para la próxima legislatura europea que ahora comienza; y publicó este mes de mayo un documento de análisis sobre el compromiso de los Estados miembros en materia de seguridad y defensa europea.
El funcionamiento de las instituciones europeas favorece una coalición de hecho en políticas de diferente signo, eso sí bajo la dirección en Comisión, Consejo y Parlamento de dirigentes conservadores -así ha ocurrido desde la última década de policrisis-, como se comprueba con la elección de Ursula von der Leyen, conservadora que ha incorporado a su programa de investidura contenidos sociales, verdes y hasta se compromete el año próximo a plantear una conferencia sobre el futuro de Europa e incluso una modificación de los tratados que harían posible esos contenidos sociales.
Sin embargo los acuerdos forzados o voluntarios nunca debieran ocultar el debate sobre la Europa en construcción, y el marco de ese debate ya es secundario, locales institucionales, civiles, públicos, privados, incluso una península de cuento en Santander de uso particular borbónico en origen y hoy de disfrute universitario, turístico y socializado.
Europa es un proyecto político supranacional y utilitario -competencias para alcanzar objetivos-, las apelaciones a los valores son admitidas como aderezo de competencias y avances concretos, y no todo movimiento es un avance.
Dejemos la emoción para el entorno y la pasión de cada uno en la defensa de los argumentos, porque resulta más necesario que nunca debatir sobre contenidos, y ese debate acercará las instituciones al ciudadano.
Política, profesional y personalmente Europa es el proyecto, pero no cualquier proyecto; hay que definirlo entre todos, al menos discutirlo.

Sugerencias

martes, 12 de marzo de 2019

El boquerón ante el espejo


Con todo lo que yo quiero a mi perro he de confesar que no se reconoce en el espejo, no sabe que quien le mira en el ascensor es él mismo; tampoco ladra, no se da por aludido, su interés se centra en el exterior a sí mismo.
Muy pocos animales son capaces de reconocerse en el espejo: sólo los simios con quienes compartimos familia biológica, los elefantes, delfines y mamíferos marinos cercanos, y las urracas.
La cría de los humanos no lo consigue hasta pasados dos años.
Y cabría asegurar que no todos los miembros de las especies citadas son capaces de hacerlo, yo mismo veo un pariente envejecido en algunos escaparates cuando paso por delante.
Hace falta cierta complejidad cerebral para hacer una abstracción del reflejo e identificarlo con uno mismo, cierto alejamiento mental.
Y situar la imagen que vemos reflejada en un contexto, al menos que lo que vemos tiene un giro de 180 grados de la realidad, el ojo izquierdo del que tenemos en frente es nuestro derecho.
Una realidad no se percibe completa si no se está en situación de alejarse, siquiera un poco, de ella, dice algún texto sobre filosofía.
Tenemos entonces que necesitamos capacidad de abstracción y alejar algo el foco.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha tenido que hacer un ejercicio de alejamiento de sí mismo para escribir a cuatro manos (lo habitual, si no más) su manual del resistente, ejercicio imprescindible el de la perspectiva para decidir qué contar y qué pasar por alto, cómo contarlo, convertirse en un personaje literario o libresco, presentarse como David contra Goliat, batallas desiguales contra los medios de comunicación y las encuestas. Aún más si al personaje que todos llevamos dentro se viste de ropajes épicos de caída y recuperación, niños y animales domésticos humanizando al político, viajes iniciáticos por toda España, recursos algunos de clara influencia norteamericana que está por certificar que funcionen en esta península e islas asociadas.
Ejercicio interesante en cualquier caso el de redactar una historia con uno mismo de protagonista.
En términos de panorama político cabe decir que una parte de los actores en este mes de marzo de 2019 no serían capaces de reconocerse en el espejo, o al menos su imagen actual no cuadra con la foto del DNI.
En tiempos de convocatoria de elecciones y elaboración de listas electorales abundan los tránsfugas y paracaidistas. En un pueblo de Toledo, el candidato finalmente electo en 2015 por el Partido Popular se pasó a Ciudadanos a mitad de legislatura y la acaba como militante de VOX.
En éste y otros casos el proyecto político es personal y va cambiando con el tiempo, por lo que es imposible que se reconozca en el espejo de hace uno, dos o cuatro años.
Sostiene Pablo Casado, presidente popular como efecto secundario de aquel enfrentamiento entre María Dolores de Cospedal y Soraya Sáez de Santamaría, que "nadie hizo tanto daño a España nunca en tan poco tiempo", refiriéndose a Sánchez.
Sostiene Albert Rivera, presidente de un partido que nació con la etiqueta socialdemócrata en sus estatutos, que el PSOE ya no forma parte del consenso constitucional, y que "me metí política para que no haya presidentes como usted", refiriéndose a la persona con quien firmó un acuerdo de investidura en el cercano 2015.
Sostiene Ana Pastor, presidenta del Congreso, tercera autoridad del Estado, que la utilización del decreto ley para gobernar es indecente, olvidando que así se ha pagado durante dos décadas los principales programas de armamento (con Aznar, Zapatero y Rajoy), olvidando su trayectoria en el puesto (cuatro sentencias del Tribunal Constitucional censurando el desprecio parlamentario del Gobierno Rajoy, más el torpedeo desde la Mesa del Congreso a las iniciativas parlamentarias).
Un biólogo japonés reconoce haberse caído de la silla (reacción probablemente novelada) cuando contempló en su laboratorio a un pececillo superar la denominada prueba del espejo, una especie de boquerón alargado que vio en su reflejo una mancha en la barriga y corrió al suelo de la pecera a restregarse para quitársela.
No está claro que el pececillo tenga autoconsciencia, no lo creen ni los investigadores, al parecer el sujeto pertenece a una especie que vive de quitarle la mugre a peces más grandes (labroides dimidiatus, también conocido como el pez limpiador).
Y luego se nos cuenta que tiene especiales habilidades sociales. Al parecer esto de reconocerse en el espejo requiere crecer en un entorno social, ya seas mono, elefante, delfín, urraca o boquerón.
Tenemos entonces que necesitamos capacidad de abstracción, alejar algo el foco y vivir en un entorno social.
Trasladando el experimento del boquerón a la política, los tránsfugas recientes (y más veremos, los nuevos partidos tienen necesariamente que pescar de otras peceras) estarían en este momento aislados del grupo social en el que han vivido hasta ahora, el proyecto político como en el caso del alcalde toledano son ellos mismos, unipersonales, por lo que en esta nueva situación no podrían comprender nada mirándose en el espejo.
Y las manchas que detectan pues quizá sea una deformación profesional al pasar años detectándolas en los demás.
El boquerón en el fondo ve algo y se acicala, pero no sabe por qué lo hace ni a quién.

Sugerencias

  • El curioso selfie que muestra a unos gorilas de pie y posando (BBC, 22.4.2019).
  • Tu reflejo en el espejo cree que tú eres el reflejo en el espejo (El Mundo Today, 25.3.2019).

martes, 5 de diciembre de 2017

Europa social y militar, juntas o ninguna

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
En este otoño de 2017 la Unión Europea ha registrado dos avances políticos relevantes, uno en el ámbito militar y otro en el social, dos campos aparentemente desconectados, hoy raquíticos, que de avanzar supondría la consolidación del edificio comunitario.
Con el boato que merecía la ocasión, en la cumbre de Gotemburgo (Suecia) del 17 de noviembre se promulgó el llamado Pilar Social Europeo; firmaron Comisión Europea, Consejo Europeo y Parlamento Europeo, los tres bajo responsables políticos conservadores.
¿Qué ha ocurrido para tamaño consenso? Pues la coincidencia en el diagnóstico: Europa no respondió ante los ciudadanos bajo la crisis financiera, social, política e institucional que ha marcado los últimos años, traducido en desafección hacia Gobiernos nacionales y también hacia Bruselas. La descomunal movilización de recursos públicos no se destinó a proteger a un ciudadano a la intemperie.
En lenguaje comunitario el edificio se sostiene hoy sobre tres pilares: el mercado compartido, la política exterior y los asuntos policiales-judiciales.
Éste sería un cuarto pilar de la UE de derechos sociales a partir de una serie de principios estructurados en tres categorías: igualdad de oportunidades y de acceso al mercado de trabajo (educación y formación, igualdad entre sexos, apoyo activo para el empleo); condiciones de trabajo justas (y de calidad, salarios decentes, respaldo en caso de despido, equilibrio entre las vidas profesional y privada); y protección e inclusión social (educación y asistencia infantil asequibles y de buena calidad, prestaciones por desempleo, renta mínima, pensiones, sanidad, acceso a servicios esenciales como vivienda, transporte, energía o comunicaciones digitales).
En relación con el segundo asunto militar, el pasado 13 de noviembre los ministros de Exteriores y Defensa de 23 Estados miembros firmaron una notificación conjunta sobre la PESCO, siglas que responden a la cooperación estructurada permanente en materia de seguridad y defensa.
Se trata de "mejorar la coordinación e incrementar la inversión en defensa y cooperación en cuanto al desarrollo de las capacidades de defensa".
Entre los compromisos de los que se habla la UE figuran "el aumento constante de los presupuestos de defensa" e iniciativas como incrementar las inversiones materiales, los proyectos de capacidades colectivos e industriales y los gastos dedicados a innovación.
En el documento aparece en 15 ocasiones el término "vinculante" ("binding"), asociado casi siempre a "compromiso", lo que refleja la intención de acabar en este asunto con las declaraciones gaseosas.
Síntoma del estado de ánimo que se ha creado o se quiere transmitir, el editorial de la Revista Española de Defensa (medio oficial del Ministerio), junto con loas algo impúdicas al primer año de De Cospedal al frente de la casa, añade eufórico que "España, junto con Alemania, Francia e Italia, ha liderado en los últimos meses el decidido empeño de la UE por conseguir una auténtica Europa de la defensa".
Hasta el momento tanto el Pilar Social como la PESCO son ya bastante más pero sobre todo una declaración de intenciones que se tendrán que concretar en un plan de acción y en el presupuesto.
Según el funcionamiento de las instituciones comunitarias, nos encontramos en la actualidad bajo el marco financiero plurianual 2014-2020, por lo que hablaríamos ya del siguiente quinquenio y ahí debería figurar con sus dotaciones el nuevo pilar y medio de la UE, supuestamente -hasta que se confirme no será definitiva- con la salida del club y de sus cuentas del Reino Unido y contando con que la comunidad se pueda o se quiera seguir financiando con el actual 1% del PIB, que no parece elevado para afrontar objetivos ambiciosos.
Tanto la Defensa como los servicios sociales son hoy competencias nacionales, ligadas a la soberanía nacional, núcleo de los Gobiernos centrales, cada vez más centrados en un discurso securitario, y en el caso español el Estado social descansa principalmente en las Comunidades Autónomas; en ninguno de los dos casos se habla hasta el momento de ninguna cesión de soberanía.
En el apartado social confiemos en la capacidad demostrada de transformación del capitalismo tras las crisis de la última década, también en la sensibilidad social del conservadurismo centro y noreuropeo, ya que no hay contramodelo -real o sospechado- frente al que reaccionar al otro lado de los Urales ni la socialdemocracia vive su mejor momento electoral para imponer su programa.
Si la Europa política continúa siendo principalmente un mercado no requerirá ni avanzará una política común o coordinada de Defensa, como mucho progresará lo afectado por intereses empresariales, siempre ligados hoy a la innovación y desarrollo tecnológico.
En contra de lo que se escucha en foros sectoriales, la seguridad no garantiza el Estado del bienestar o la convivencia pacífica y el ejercicio de las libertades, sino que es una consecuencia.
La Defensa protege una comunidad política y si ésta no existe no resulta necesaria su protección militar; porque no hay realidad política creíble que carezca de un componente social consistente.
Por paradójico que resulte, la Europa social y militar comparten el mismo futuro; porque sin pilar social compartido no hay Europa ni entonces habrá política común de Defensa.

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martes, 1 de agosto de 2017

Nepote Trump, infalible

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Ilustración de Angus Greig en The New York Times, 21-7-2017.
Flavio Julio Nepote Augusto (Dalmacia, 430-Salona, 480, hoy Croacia) fue emperador del Imperio romano de Occidente en la época en que su caída era ya inminente.
Juro haber leído que la Wikipedia tiene menos errores que la Enciclopedia Británica y yo me fío, aunque carezca del glamur de la imprenta y del polvo acumulado por falta de uso.
Reconozcamos a Nepote, que significa sobrino en latín, porque su tío era el emperador de Oriente, quien entonces mandaba y le puso en el puesto, el haber inspirado al menos el término nepotismo, la práctica de colocar a la familia en puestos públicos.
Sirva el inicio para indicar que el nepotismo es una de las características más principales de Donald Trump en su primer semestre como presidente de Estados Unidos.
En comparación, la práctica de los eurodiputados franceses de contratar a la familia como asesores; el papel florero de los consortes por estas tierras; la Real Federación Española de Fútbol, son aficionados todos.
Un segundo efecto de la presidencia de Trump es que ha fulminado la confianza de algunos en sus vísperas de que el sistema institucional norteamericano iba a limar los aspectos más extremos del personaje. El presidente de EEUU es el cargo político más poderoso del planeta sea quien sea quien ocupe la silla.
La penúltima decisión de Trump parece haber sido pedir informes jurídicos sobre su capacidad de indultar a todo bicho viviente, incluido él mismo, lo que tiene una lógica aplastante, como lo prueba que en España el jefe del Estado es inviolable ("La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad", artículo 56.3 CE) y el Papa infalible, aunque aquí habría que aclarar que este dogma data de 1870, un año antes el Papa era falible; lo que muestra en positivo que estas cosas se pueden decretar de la noche a la mañana.
Otra conclusión también casi automática es que viendo la densidad y cantidad de relaciones de Trump y su equipo con Rusia, cabe interpretar que 40 años de guerra fría no han calado tanto como creíamos en el subconsciente norteamericano, aunque continúe el teatrillo, donde participamos en algún escenario como secundarios.
Tenemos hasta aquí nepotismo, infalibilidad de Trump y ficción rusa.
Para continuar haciendo balance acudamos al propio Gobierno de EEUU, "Seis meses de América Primero", que destaca del semestre haber implantado los niveles éticos más altos para asegurar que su Administración trabaja para la gente de EEUU (se cita que ha donado su nómina, no cobra); la creación de empleo; mucha energía, con la retirada de EEUU del Acuerdo del Clima de París (calculan que les iba a costar tres billones de dólares y 6,5 millones de empleos en la industria), la construcción de gasoductos y oleoductos y el apoyo al carbón; con alguna imprescindible referencia a los veteranos de guerra.
En política exterior, la Casa Blanca destaca "su histórico discurso en Polonia" (?), la creación de un centro contra el extremismo ideológico en Arabia Saudí, carga las tintas contra Irán, da portazo a Cuba y presume de la reconquista de Mósul.
Cartel de un musical de 
Broadway sobre Trump.
Ni una referencia a la OTAN ni a la UE, que se equivocaría si creyera que la Defensa o el repliegue anglosajón le va a solucionar los problemas o abrir salida distinta a reconocer el distanciamiento ciudadano por falta de un pilar social.
Y mucha inmigración, destaca el balance de la Casa Blanca, con la contratación de 10.000 empleados públicos para patrullar fronteras y reforzar aduanas.
Si hubiera que escoger una única medida aprobada por el presidente Trump me quedaría con la creación de la oficina dedicada a las victimas de delitos cometidos por inmigrantes ilegales (Victims of Immigration Crime Engagement Office); "les oímos, les vemos, y ustedes nunca jamás serán ignorados de nuevo", dijo Trump en su inauguración. Por supuesto la oficina no requiere un dólar adicional al presupuesto del Ministerio del Interior; han puesto un teléfono y un formulario electrónico para denunciar supuestos delitos.
Difícilmente superable esta medida, y una prueba de que la comunicación política es una ciencia viva que puede romper su propio techo de cristal traslúcido en cualquier momento.
Dos referencias más a comunicación. Una que se utiliza la presidencia, las ruedas de prensa oficiales -sólo una del propio Trump desde enero- y la propia web de la Casa Blanca como si fuera el departamento de prensa de un partido de extrema derecha extraparlamentaria: "Durante siete años, Obamacare (servicio de atención sanitaria con 20 millones de usuarios, N. del T.) ha causado estragos en la vida de los estadounidenses inocentes y trabajadores. La pregunta para cada senador, republicano o demócrata, es si se unirán a los arquitectos de Obamacare o a sus víctimas olvidadas. El pueblo estadounidense ha esperado lo suficiente, y ahora es el momento de la acción. Debemos derogar y reemplazar el Obamacare" (nota de la Casa Blanca, 25-7-2017).
Coincidiendo con el aniversario del semestre se ha producido la dimisión del portavoz del Gobierno Trump, indicio evidente de crisis política profunda. Cuando un cargo político cambia tan pronto a su responsable de comunicación la causa es más preocupante que la persona cesada. El sustituto apoyó a otro candidato republicano, alabó a Hillary Clinton y ha borrado todo su historial en redes (y ha sido finalmente cesado a los diez días).
La vacuna contra el virus Trump no tiene aún avances significativos. El mayor enemigo que puede acabar con la presidencia de Trump es él mismo, como le ocurre al capitalismo salvaje, no tienen aún alternativa, sumando además que en el sistema político norteamericano la oposición está descabezada hasta que se acerca una cita electoral.
Nepote es considerado el último emperador romano de Occidente. Gobernó en un pequeño territorio que incluía la península itálica, algo de la actual Francia y los balcanes. Tuvo que pelear con unos milicianos belicosos de la época que hoy conocemos como Vándalos y Visigodos.
A Julio Nepote le asesinaron sus propias tropas; duró en el puesto cinco años.

Sugerencias


martes, 20 de junio de 2017

¿Norma o excepción?

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.

La normalidad es una cosa muy frágil, en seguida se quiebra, aunque necesitamos cierta sensación de que existe una sucesión natural de acontecimientos que sólo muy de vez en cuando se ve alterada.
El problema está en identificar y cómo reaccionar a la anormalidad.
Con bastante lógica, algún estudio reciente defiende que las dos guerras mundiales y los genocidios nazis forman parte nuclear de nuestra historia, que solemos definir como racional, civilizada y democrática, pero hemos ido apartando como algo extraño a nosotros "la iniciación increíblemente brutal del propio Occidente en la modernidad política y económica", un proceso marcado por la "violencia, desarraigo y destrucción a gran escala". No solo, pero el colonialismo pasado y presente están ahí.
En esta línea de pensamiento Trump no sería una excepción, un extraterrestre multimillonario salido de la teletienda e instalado en la Casa Blanca, sino que representa a una parte no menor del Partido Republicano.
Las crisis financieras, ¿son una excepción al buen funcionamiento de la economía o una parte consustancial?
En poco más de una semana hemos asistido al derrumbe del sexto banco español -mi hija, diez años, me preguntó si el Banco Popular era del Partido Popular, no supe qué decirle, no supe explicar nada coherente que enlazara al Opus, Pau Gasol y Rafael Hernando-, quiebra que se produce tras superar todo tipo de pruebas de resistencia, supervisión pública y auditorías privadas, mientras sus dos últimos y máximos responsables se embolsan unos 30 millones de euros.
El ministro de Economía difunde un mensaje tranquilizador en el sentido de que la quiebra no costará un céntimo público, pero también dijo lo mismo al comienzo de la crisis y la factura pública para salvar la banca se eleva hoy a 48.228 millones de euros. El caso Popular, ¿es norma o excepción de la banca española?
Como en un ejercicio matemático, han salido dos trenes de Madrid y Barcelona en sentido contrario y por la misma vía a toda velocidad, si sabemos que los maquinistas no han movido un dedo por evitarlo y el choque se producirá a finales del verano de 2017, ¿no habrá que pensar que la situación beneficia a las dos partes, que el PP es una fábrica de independentistas que se lo cobra en votos en el resto de España y los independentistas necesitan al PP como el oxígenos para respirar?
Si un partido político tiene imputados a todos los responsables de finanzas que lo han sido en las últimas tres décadas y los procesados militantes y excargos públicos su acumulan por centenares, esto sería ¿norma o excepción?
Se dice que nuestros militares, no se sabe si aprendido en la Academia o cosa genética, encarnan unos principios y valores excelsos y un comportamiento sin tacha, ya los 125.000 en activo ya las quince decenas de miles que han participado desde finales de los 80 en operaciones internacionales por medio mundo (muchos han repetido, no ha salido tanta gente). Sin embargo también conocemos fraudes de los oficiales del Aire cargando al presupuesto público mudanzas inexistentes, irregularidades en la gestión del Hospital Central de la Defensa, en la base aérea de Getafe, en las zonas oscuras de los grandes contratos de armamento, menudeo de hachís entre la tropa. ¿Cuál es la norma?
La normalidad es una ficción que nos permite levantarnos todas las mañanas. Pero para mantenerla es imprescindible revelarse contra lo que llamamos excepción, porque si no los genocidios, las ruinas retribuidas, el descontrol celular, el robo de dinero público, entran dentro de la normalidad e incluso la protagonizan.
Y en este caso cada vez más gente se sumará a las tendencias más peligrosas de la época: odio intenso a supuestos enemigos, intentos de reconstruir una edad de oro perdida -e inventada- y la autoafirmación a través de una violencia cruel y espectacular (esta última frase, desde los dos puntos, tomada de la solapa trasera del libro "La edad de la ira", del analista indio Pankaj Mishra, Barcelona, Galaxia Gutemberg, marzo de 2017 en su edición digital; las comillas del principio proceden también del libro).
Ante una crisis que parece generalizada, lo más sensato parece dejar de hacer lo que hemos comprobado que no funciona. Si todas las intervenciones militares occidentales en Oriente Próximo y Medio han sido en lo que va de siglo un fracaso, quizá no sepamos lo que hay que hacer, pero sí tenemos ejemplos propios a evitar.
"La única solución es dejar de hacer lo que venimos haciendo y dejar de destruir el planeta. Asumamos el pensamiento apocalíptico y démonos cuenta de que lo que estamos haciendo nos conduce inexorablemente al final", dice Mishra.
"Creo que tiene que haber un esfuerzo concertado -añade- no sólo de los pensadores, de los economistas y de los políticos, sino también de la sociedad entera, de las instituciones y de las ONG, para ir más allá de la noción del homo economicus que ha prevalecido durante el último siglo y que nos ha llevado al callejón sin salida donde estamos".
El remedio vendrá no por quienes han demostrado su incompetencia o su competencia extrema en contra del interés general.
La salud de nuestra normalidad depende de cómo se trata lo excepcional. Si no recibe trato de excepción pasa a la norma que queda contaminada de su falta de credibilidad y de expectativas.


Sugerencias


martes, 16 de mayo de 2017

Personas, sucesos, ideas

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
En tiempos de incertidumbre se simplifica la realidad, se esquematiza para que el consumidor confuso encuentre respuesta rápida.
Ya sea en las elecciones francesas, el triunfo del fascismo en EEUU, el cambio de líder de un partido político, la explicación tiende a sintetizar el resultado como el triunfo o derrota entre una pareja de elementos opuestos.
Una variante de moda de lo anterior es la querencia de los populismos a identificar un enemigo claro, que es exactamente el opuesto al amigo.
De este modo nos rodean dicotomías, divisiones en dos partes, oposiciones binarias: pasado-futuro, élites-pueblo, militante-aparato, tropa-oficiales, civilización-terrorismo, razón-emociones, globalizados-parados, urbano-rural, jóvenes-jubilados, nativos digitales-analfabetos tecnológicos, formados-desinformados, agresores-víctimas.
Curiosamente de todas las parejas en circulación la más cuestionada es la de izquierda-derecha, que sin embargo sigue explicando gran parte de lo que ocurre en política, sin abarcarlo todo, como ninguna.
Como subproducto de la pareja nuevo-viejo, los partidos políticos corren el riesgo de convertirse en un producto del pasado.
Contra las simplificaciones cabe decir que con Álvarez Junco aprendimos que la identidad nacional, la colectiva y probablemente la individual es múltiple, cambiante y construida.
Entre el blanco y el negro vamos perdiendo los grises.
En la noche de la segunda vuelta de las presidenciales francesas, sin acabar aún el escrutinio, el ganador Macron anunció la conversión de su partido ¡En Marcha!, de un año de vida (las iniciales coinciden con su apellido) por La República En Marcha; la candidata Le Pen anunció la misma noche una profunda transformación del Frente Nacional, que se verá si incluye un cambio de denominación; los conservadores franceses se adelantaron al proceso y convirtieron meses antes la UMP en Los Republicanos (en línea con el populares que acompaña el logo del PP). Tres días después de las elecciones el candidato socialista Hamon anuncia que creará su propio movimiento para "regenerar la izquierda", al parecer sin abandonar del todo el PS.
Asistimos al nacimiento apresurado de nuevos partidos sin estructura (véase la dificultad de Podemos y Ciudadanos para funcionar en un clima de normalidad) contra partidos tradicionales a la baja dirigidos por políticos salidos de primarias contra los aparatos.
Los partidos parecen en proceso acelerado de convertirse en estructuras obsoletas a punto de acabar en el desván de las antiguallas inservibles, aunque los ejemplos franceses parecen más plataformas electorales personales que partidos al uso.
La única solución encontrada en los partidos hasta el momento en una actualización imprescindible ha sido organizar consultas donde se pregunta a los militantes lo obvio (como las recientes en Podemos sobre mociones de censura) o la convocatoria de primarias para elegir al líder, que elimina la intermediación de la estructura del partido y cuyos resultados han sido electoralmente nefastos en España, Reino Unido y Francia.
La antigüedad de los partidos con historia no parece motivo suficiente para abandonarlos, la gente se agarra a asuntos más viejos que los partidos para reforzar su identidad: un pasado inventado; la Semana Santa (dos mil años, aunque su auge actual tiene dos décadas), cantar la Internacional (un siglo, seis meses en algunos casos), la Nación (dos siglos).
El partido es un instrumento para la participación política y directamente imprescindible en nuestro actual sistema electoral y parlamentario. El recambio no está nada claro, y la prueba es que los descontentos con los partidos lo que deciden es... crear otro o algo parecido.
Dos tendencias claras, sin binomio: lo nuevo atrae, que puede ser realmente novedoso o presentado como novedoso; y el rechazo goza de buena salud, continúa el voto de protesta.
La lógica nos indica que lo nuevo va perdiendo lustre con el paso del tiempo y el camino natural de la indignación ciudadana podría ser la abstención, si no encuentra destinatario a su altura.
Una posible salida al enredo es elaborar un algoritmo infalible, instrumento matemático difícil de entender aunque al parecer está detrás de todo lo que nos rodea, desde las búsquedas de Google al espionaje de las comunicaciones electrónicas.
En este caso al informático habría que decirle cuánto pesan cada una de las dicotomías de arriba, la fórmula no lo resuelve; y tener en cuenta las carambolas políticas, que en el caso de Macron suman cuatro (las que ha provocado Hollande, Fillon, Hamon y Le Pen).
Se puede establecer que una conversación, un razonamiento, se complica progresivamente en la secuencia personas-sucesos-ideas.
Lo más sencillo es hablar de personas, de fulano y mengano, que se parece a zutano; aquí entra reducir el discurso constantemente a uno mismo, los chismes y rumores.
Un paso más allá es tratar de lo que ha ocurrido o ha pasado; acontecimientos.
La abstracción crece cuando la conversación es de ideas, en este estadio se amontonan las preguntas y las respuestas, sin resultados contundentes.
La política se centra hoy crecientemente en personas, a las que por supuesto les pasan y cuentan cosas y tienen ideas, pero el peso de la secuencia es decreciente.
Lo que me recuerda una larga cuña radiofónica, sin que haya retenido la marca que la financiaba, que decía algo así: "Fulana se ha emparejado, ¿sabes con quién? ¿Te acuerdas del director de la sucursal de ahí arriba?, pues con el que le robó la moto".
El humor y la publicidad siguen sin competencia solvente para interpretar la realidad.

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martes, 21 de marzo de 2017

La trama de Podemos

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
La formación política liderada por Pablo Iglesias ha puesto en circulación un nuevo concepto político: la trama.
Escuchando a Irene Montero, la recientemente nombrada portavoz parlamentaria, en una entrevista radiofónica de quince minutos lo menciona media docena de veces, lo que indica la unidad de acción y concentración del tiro que caracteriza a Podemos en comunicación.
La trama vendría a sustituir a la casta que tanto circuló y que ha perdido gas a causa del éxito electoral de la formación y su entrada en los parlamentos nacional y autonómicos y en el Gobierno de los principales ayuntamientos del país, ya han pasado a formar parte de esa supuesta minoría política privilegiada que actúa al margen de los intereses del ciudadano.
Por tanto, toca introducir un nuevo marco conceptual, siguiendo a Lakoff y su elefante.
La novedad del concepto es relativa aunque su contenido sea acertado. El sociólogo albaceteño Manuel Castells ya dedicó 679 páginas hace una década para este tema en compañía de otros (Comunicación y poder).
La difusión del término ha coincidido con la votación en el Congreso para endurecer o no las incompatibilidades de los señores diputados, la autorización para que se dediquen a lo que han sido elegidos. Sorprendentemente el PSOE se ha quedado solo defendiéndolo, con Podemos y PP a favor de dobles sueldos o actividades.
Lo de la trama tendrá varios padres, aunque es un hecho que el responsable del discurso de Podemos, Jorge Moruno, cercano a Íñigo Errejón, ha sido prejubilado mientras resurge Manuel Monereo, cercano a Iglesias, procedente de IU y el PCE.
Monereo ya firmaba en noviembre de 2015 un artículo sobre la trama de marras: "La clave siempre de un discurso político es la definición clara y precisa del enemigo. No hay política sin enemigo", escribía. Los enemigos están identificados, son las clases dominantes, los que explotan al resto, ahora bien, esto hay que conseguir trasladarlo a "las clases subalternas".
Así trasladaba Monereo el mensaje: "Sería bueno, no será fácil, popularizar el término trama, la trama. Con esto (en Bolivia se habló antes de 1952 de la rosca) se quiere señalar que existe un mecanismo único que organiza una matriz de poder (para hablar con rigor) entre el capitalismo monopolista-financiero, los poderes mediáticos y una clase bipartidista corrupta y dependiente del capital"; un poco oscuro el asunto, difícil de entender para alguien perteneciente a la clase subalterna e incluso para la casta periodística.
Algo más claro: "El Estado español ha sido forjado por una oligarquía política, económica y social especialmente cerrada, marginando a la inmensa mayoría de la población y aplastando invariablemente cualquier expresión política orientada a la consecución de los derechos democráticos y nacionales".
Ya está explicado, definición del enemigo y todo sintetizado en la trama.
Un problema que surge es que el término tiene hasta un triple significado. Por una parte, trama es la red de oligarcas entrelazados, que se manifiesta por ejemplo con De Guindos pasando de responsable nacional de Lehman Brothers a ministro de Economía y en el futuro a Europa o la empresa privada; Agustín Conde de diputado a consejero de Red Eléctrica (cien mil euros en siete meses) y ahora de secretario de Estado de Defensa; De Arístegui de portavoz de Exteriores del PP, con sobresueldo de empresas, sospechas de soborno a empleados públicos, negocios norteafricanos siendo diputado, a embajador luego en la India.
La trama existe, lo que no implica que sean 12 personas que se reúnen en un zulo en la Casa de Campo con entrada por un árbol hueco.
Pero el término tiene un segundo significado, una urdimbre de hilos cruzados, que en el caso de Podemos parece hoy menos densa que hace un par de meses.
Trama es también argumento, el enredo de una obra dramática o novelesca, y ahí no se encuentra gran cosa, el contenido político en forma de propuestas que Podemos plantea para desmantelarla.
Existen las redes de poder y siempre es sano denunciar conexiones delictivas; hasta señalarlas con el dedo.
Lo más complicado en el discurso político es su equilibrio con el contenido, a menudo parece que van cada uno por su cuenta, comunicación sin contenidos y contenidos sin comunicación. Lo difícil es ponerlos de acuerdo.
"Amar la trama más que el desenlace", cantaba Jorge Drexler.

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martes, 14 de febrero de 2017

El montaje del director

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Mariano Rajoy durante la clausura del 18 Congreso del PP
(Fuente: web PP).
La política española corre el riesgo de perder interés del cinéfilo si acaba reducida en cada partido al montaje del director.
En el mundo del cine así se llama a la película tal y como el director la hubiera concebido, sin condicionantes económicos, sin imposiciones de los productores o del calendario, sin disponibilidad o caprichos de los actores, cosa que raramente ocurre. Casablanca se cuenta que fue el resultado de la casualidad, ni el nombre se corresponde con el Tánger en la que se inspiraba, tuvo media docena de guionistas, estaba basada en una obra de teatro que nunca se estrenó, se rodó íntegramente en decorados, algunos ajenos, el avión del final era de cartón e Ingrid Bergman sacaba un palmo a Bogart que se tenía que subir en cajones para estar a la altura.
Cuando se permite al director de cine dar rienda suelta a su proyecto normalmente es para estirar el chicle del márketing, y el resultado casi nunca funciona. Si Troya, El Padrino o La Guerra de las Galaxias duran tres horas cada una, en la versión del director duran cuatro, hay que adivinar qué ha añadido y no se acaba de encontrar justificación al exceso.
En el rosario de congresos que tienen en marcha, los partidos políticos españoles corren el riesgo de dejar la película exclusivamente en manos del líder máximo, y la ficción pierde interés, porque se empobrece.
Parte del guión de estos congresos está escrito en las ponencias que se elaboran previamente, donde el aparato o los críticos se ven obligados a poner por escrito lo que piensan, lo que siempre tiene interés, aunque probablemente este tipo de documentos no se los leen enteros ni todos los que los redactan, tampoco los que proponen enmiendas, pero están llenos de hallazgos.
Ciudadanos ha mostrado el primero el personalismo de la formación que le hace parecerse cada vez más a la UPyD de Rosa Díez (quien compitió antes por la secretaría general del PSOE). En su congreso han cometido el inmenso fallo de quitar la socialdemocracia de los estatutos, referencia que era pura literatura, disparaba la contradicción y la imaginación naranja del curioso. Han quedado Rivera y sus amigos, cuya creatividad se ha reducido a una frase, buena pero de vuelo corto y gallináceo: "los liberales de Cádiz han vuelto para gobernar España".
Podemos decidió emitir su película en las mismas fechas que el Partido Popular y ya se han debido de arrepentir, les queman los focos. Se enfrentan a la gran decisión de dejar el partido en manos del televisivo director o hacer algo más colectivo. La diversidad del movimiento morado aconsejaría que incluyeran los tres documentos elaborados por las tres patas del partido. Mientras que Pablo Iglesias escribe su ponencia en primera persona, como si fuera un larguísimo guión de La Tuerka, Errejón y sus muchachos han elaborado un sólido tratado lleno de sorpresas: "¿Techo de gasto? ¡Suelo de ingresos!", escriben. Por su parte, los Anticapitalistas utilizan un lenguaje propio ("clases subalternas") y a veces hasta inventado, con términos asombrosos como deudocracia y austeritarismo. Dice el líder de estos últimos: "Hay que acabar con la telenovela de machos alfa en la que yo también participo".
Sin duda Podemos podría ser un manantial de imaginación política si consiguiera aglutinar a sus numerosas corrientes, si se impone una de ellas perderá interés.
En cuanto al Partido Popular, gobernando carece de cualquier incentivo para innovar. Con la primera condena a Correa, financiación ilegal reconocida por empresarios y Rato concediéndose subvenciones a sí mismo, los papeles de su congreso hablan de "perspectiva humanista cristiana", de "haber dado respuestas contundentes ante el daño de la corrupción"; de haber "incorporado los conceptos de honorabilidad e idoneidad para los cargos tanto orgánicos como públicos"; "reivindicamos el indeclinable principio democrático de la alternancia política", añaden. Rajoy es como un galápago de Florida, si le pinchas se mueve (como hizo Pedro José en 2008; o cuando el fantasma de Aznar se manifiesta en el vaho del espejo al salir de la ducha) y si no hace falta puede estar enterrado un año sin comer, como mucho ofreciéndose a mediar entre EEUU, Eurasia, África y Oceanía.
El PSOE ha decidido no presentarse a concurso en estos festivales de febrero de 2017 y apuntarse al cine de verano. Se verá entonces si consigue la hazaña de hacer una película sin director, solo con guionistas, o el que se elija puede levantar el guión que le pongan sobre la mesa, guión adaptado sería, también hay un premio para eso.
Como vemos en los Goya y los Óscar, rodar una película es una labor coral en la que intervienen decenas de profesionales, aunque para simplificar personalicemos el mérito en el director; recordemos que el galardón a la mejor película lo recogen los productores.
Pero sin guionistas, sin robo de joyas en los camerinos, sin trajes prestados o alquilados, sin el recuerdo de los meses o años en paro, sin peluqueros, sin música, montadores, sin actores secundarios, el director poco podría hacer.
Al margen de la realidad que les rodea, en solitario, exclusivamente con su proyecto personal, los caudillos pierden interés. Si les dejas sueltos te construyen el Arco de la Victoria o el Valle de los Caídos y luego dinamitarlos parece revanchista.
Lo mismo se podría aplicar hasta al director de un periódico: el producto que sólo él tiene en la cabeza quizá no lo leería nadie.

martes, 7 de febrero de 2017

Militares en política

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
La presencia de exmilitares en puestos de gestión política y en listas electorales es cada vez más frecuente, también en España. En países avanzados la relación de lo militar con el golpismo o el extremismo, también aquello de destacar la ejemplar evolución democrática de los militares, suele estar relacionada con despistados ajenos o recién llegados a este campo, más allá de los estudios históricos donde el asunto siempre tiene interés.
Hablamos de exmilitares, en la reserva o retiro, que acumulan una formación y experiencia profesional valiosa, en muchos casos habiendo tenido responsabilidades de alto nivel y experiencia internacional, que deciden cambiar de profesión y dedicarse a la política.
El nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acaba de nombrar a un militar retirado como ministro de Defensa, James Mattis, apodado "Perro loco" cuando estaba en activo y dirigía la presencia militar de su país en Oriente Próximo y Asia central entre 2010 y 2013.
Trump ha tenido que saltarse la ley que prohíbe que un militar retirado pueda ser nombrado ministro hasta pasados siete años, como es el caso de Mattis; ha sido necesaria una especie de indulto presidencial para colocarlo.
Leemos que Mattis es el primer militar de carrera en ocupar el cargo de secretario de Defensa desde 1951, cuando fue nombrado el general George Marshall bajo la presidencia de Harry Truman. Sin embargo, no es extraño en ese país ver a exmilitares en altos cargos políticos, como Colin Powell, quien fue primero máximo mando militar en tiempos tormentosos de Bush padre y llegó a ministro de Exteriores en tiempos ya huracanados de Bush hijo.
Se observa también que el PP en España o el Partido Republicano en EEUU se muestran más favorables a nombrar militares en altos cargos de sus ministerios de Defensa que la izquierda suele ocupar con civiles, como el actual secretario general de Política de Defensa, almirante Juan Francisco Martínez, número tres en el Ministerio español.
En España los cuatro principales partidos políticos tienen o han tenido muy recientemente militares en sus filas en cargos electos o de gestión, normalidad que contrasta con la sobreactuación pública y publicada de muchos con un fichaje de Podemos en 2015.
Ése fue el conocido caso de Julio Rodríguez,  jefe de Estado Mayor de la Defensa en tiempos de Zapatero y Carme Chacón de ministra, entre 2008 y 2011. Candidato al Congreso en dos ocasiones en las listas de Podemos, no resultó finalmente elegido ni en 2015 (por Zaragoza) ni en 2016 (por Almería), aunque sigue comprometido como prueba que figura en la candidatura de Pablo Iglesias para la próxima asamblea en Vistalegre. Desde su fichaje por Podemos el partido morado no ha vuelto a decir una extravagancia extrema en asuntos de Defensa: es más, al lado de Mattis este Rodríguez es un ejemplo de moderación.
Por su parte, Ciudadanos tiene entre sus padres fundadores a un exmilitar, Matías Alonso se llama, que ha sido desde 2009 y hasta este mes de enero nada menos que secretario general del partido. Sigue en la Ejecutiva de Ciudadanos ahora como responsable del área de Defensa. Oficial de Artillería, nos cuenta la formación política de su paso por el Ejército, sin mucho detalle, es desde 2012 diputado autonómico por Tarragona en el Parlamento de Cataluña.
En relación con el Partido Popular tenemos, entre otros reservistas voluntarios, a Luis Alejandre, exgeneral que llegó por nombramiento de Federico Trillo a jefe de Estado Mayor del Ejército (de Tierra), donde estuvo año y medio escaso pero intenso, con el Irak invadido y el accidente del Yak-42 ("los militares no organizamos viajes de novios a Cancún", dijo pocos días después). Menos conocido es que Alejandre ha sido entre 2011 y 2015 consejero de Movilidad y Proyectos (?) en el Consell de Menorca por el Partido Popular, responsable de transportes podríamos decir, y actualmente se le puede leer en La Razón o escuchar como tertuliano en Radio Nacional de España lanzando sus opiniones sobre asuntos de actualidad, por ejemplo el renacido Yak-42.
Un último ejemplo alude al PSOE y a Zaida Cantera, conocida por sufrir y denunciar un delito sentenciado de acoso sexual en su etapa militar en el Ejército (de Tierra), ahora militante y diputada socialista por Madrid desde 2015 y muy comprometida con la candidatura de Pedro Sánchez para secretario general del partido.
Cuatro casos, seis contando con los dos norteamericanos, símbolo de normalidad democrática de militares que deciden cambiar de profesión cuando acaba su carrera profesional o la abandonan por diversos motivos.
La normalidad militar española ha llegado hasta las llamadas puertas giratorias, la industria de Defensa está llena de exmilitares que gestionaron estos asuntos desde el otro lado de la barrera, el público.
Es importante destacar que un exmilitar en primera línea política ejerce funciones de dirección política, no militares ni de defensa de intereses corporativos.
Y un segundo aspecto de interés es que los primeros jefes de los tres ejércitos y de la Defensa ocupan una responsabilidad militar y son militares en activo, pero están encuadrados en un equipo de dirección política, cosa que nunca ninguno ha reconocido a excepción del mencionado Julio Rodríguez.
Los cuatro políticos españoles de pasado militar han ampliado horizontes, seguro que han ganado en perspectiva, los cuatro sentían de uniforme un compromiso con lo público que ahora se manifiesta de otra forma, ligado a un proyecto y un partido que lo representa.
Todos los que en esta columna han aparecido tienen el mérito de haber roto barreras, se han expuesto a la crítica sin la protección del uniforme y la bandera, han superado obstáculos como los legales de Mattis, Powell rompió las fronteras que limitan a veces la violencia, Julio Rodríguez parece convencido de que puede haber una reunión de vecinos sensata, Alonso lucha por patentar el sentido común como ideología política, Alejandre se rebeló contra la insularidad de una isla, Cantera se impuso al corporativismo que en ocasiones tapa hasta el delito.
Bienvenidos todos.

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miércoles, 18 de enero de 2017

Metapolítica

Columna de opinión publicada también en Estrella Digital.
Huyendo de la crítica, de Pere Borrell y del Caso (1874).
El Museo del Prado tiene una recomendable exposición temporal visitable hasta mediados de febrero: "Metapintura. Un viaje a la idea del arte".
Se nos propone a través de un centenar de obras un recorrido desde la Edad Media con el denominador común de la pintura dentro de la pintura, un ejercicio de reflexión interna que en los mejores casos sale disparado de los límites del cuadro y golpea la cabeza del espectador.
Entre otras muchas cosas, con la exposición se vuelve a comprobar que esto del nacionalismo es una imaginativa creación política de poco más de dos siglos, precisamente el Museo del Prado que nace en 1819 es un grito de apropiación y exhibición del arte hispano-español, la tradición hasta el siglo anterior era más internacionalista.
El mismo título de la exposición juega con un prefijo que se utiliza más habitualmente para referirse a la metaliteratura, la literatura dentro de la literatura, con ejemplos entre muchos otros en Borges, Unamuno y el mismo Cervantes encontrando por las calles de Toledo el manuscrito original en árabe del Quijote, con alusiones a la segunda parte de Avellaneda o dialogando los personajes sobre el propio libro con sus aventuras.
Hace referencia el Museo a Cervantes y también a Velázquez como autores destacados en nuestro Siglo de Oro de estos ejercicios de carácter autorreflexivo, en el segundo caso con las Hilanderas o las Meninas, una "pintura sobre la pintura", en la que vemos al autor "representándose en plena acción, y que, entre otras cosas, contiene una importante reflexión sobre los principios de la pintura, los honores que merece este arte, sus servidumbres o las leyes de la representación", nos cuenta el comisario.
La historia de la creación artística está llena de ejemplos donde el creador reflexiona sobre sí mismo y lo que hace.
El archiduque Leopoldo Guillermo en su galería de pinturas
en Bruselas, de David Teniers (1647-1651). 
En el caso de esta exposición las derivadas son apabullantes: la religión, la mitología, la muerte, en muchos casos se intenta prestigiar la actividad artística o la figura del pintor, se quiere también trascender el soporte y en casos abandonar las dos dimensiones.
Existe un límite difuso de genialidad donde la reflexión sobre lo que a uno le pasa o su caso particular trasciende e interesa al común incluso a través de los siglos, cosa nada fácil.
Pasando al arte de la representación y participación en los asuntos públicos, 2017 nace marcado por la metapolítica, la política dentro de la política, ensimismados los partidos en su situación interna.
Por una parte, Podemos preparando su Vistalegre II, que debía ser el tercero, algunos recordamos un gran mitin de Zapatero en esa plaza en tiempos anteriores a la nueva política. Pablo Iglesias con sus perdones y el leño de Twin Peaks, Íñigo Errejón traduciendo el populismo del español latinoamericano al español peninsular, y luego ese chico tan simpático de Anticapitalistas del que no recuerdo el nombre.
Ciudadanos anda intentando eliminar de sus estatutos la referencia a la socialdemocracia que nadie se explica cómo entró ni quién la incluyó, y alguna de sus cabezas más mediáticas asegura, con un aire de que no se dedica a la política, que trabajan mucho y hasta han llegado algún día a comer pizza sin salir del despacho.
El PSOE confía que su labor de oposición acabe dando frutos mientras espera hasta junio para el cambio de dirección; y el PP tiene todos los números para perder una bonita ocasión de renovarse manteniendo el Gobierno central, mientras los jóvenes vicesecretarios adoptan el mismo discurso viejuno de sus mayores sin su seguridad ni sus colmillos. Al menos se aclarará la mezcla actual de PP y militares, la continuidad o no de la ministra de defensa de su secretaría general.
Conclusión: vivimos de resaca electoral y ante una nueva amenaza de profundizar la desconexión entre política y ciudadanos. La salida sería que en este proceso interno los partidos consiguieran elaborar algo cercano al Quijote o las Meninas, que sus cuitas internas consiguieran despertar el interés generalizado.
También es cierto que la grandeza de Cervantes o Velázquez se ven mejor con cuatro siglos de perspectiva, el tiempo favorece, la excepción son Aznar y Trillo, cada segundo que pasa más chiquitos en la comparación entre lo que hicieron y sus aires de grandeza.
Ante la introspección de partidos, de EEUU o Gran Bretaña con el falso sueño de recuperar las riendas, de la UE, propongo agarrarse al marco y salirnos del cuadro.
Con cuidado, porque ahí fuera hace frío.

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