- Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Gales
- Hiperactividad de la Alianza en el Este de Europa, mientras aparca para mejor ocasión replantearse su futuro entre acusaciones de opacidad sobre su gestión económica
- España busca comprometer a la OTAN en África
La OTAN es imprescindible para la seguridad mundial, anda desorientada y su reforma no es el momento de abordarla ante la crisis de Ucrania, que monopoliza la agenda. Éste parece ser el escenario de la cumbre de los 28 jefes de Estado y de Gobierno que la Alianza Atlántica celebra en
Gales (Reino Unido) los días 4 y 5 de septiembre, adonde acuden el presidente del Gobierno y su ministro de Defensa con la intención –complicada- de implicar a la Alianza en África. La financiación de la OTAN ocupa también un lugar destacado de la agenda, entre acusaciones de opacidad.
En palabras del Secretario General de Política de Defensa, Alejandro
Alvargonzález, la OTAN “es una organización absolutamente necesaria para preservar la paz y seguridad mundial, aunque de alguna confusa manera no sepa cómo hacerlo”.
En un artículo publicado en el último número de la
Revista Española de Defensa, órgano de comunicación oficial del Ministerio, Alvargonzález califica la próxima reunión de la OTAN a su máximo nivel como “contaminada de Ucrania”.
Dos de las tres misiones centrales de la OTAN se han visto directamente afectadas por la crisis Ucrania-Rusia, la gestión de crisis y la seguridad cooperativa a través de acuerdos con socios, mientras que la respuesta parece centrada en su tercer eje, la defensa colectiva, que recuerda a inercias y experiencia de la organización de los tiempos de la guerra fría.
La reacción a los acontecimientos en Europa oriental va a impedir de este modo la transformación de la Alianza hacia un nuevo
escenario estratégico diferente a cuando nació hace 65 años y 25 años después de la caída del muro de Berlín. En el limbo parece también situado el futuro de Afganistán, la última gran operación de la OTAN hoy en fase de repliegue casi total (España mantiene tan sólo 180 militares) y sin que se aclare el panorama tras las elecciones afganas que impiden la firma de un acuerdo de seguridad con EEUU. La embajada de EEUU en Madrid daba por segura hace unos días la participación española en la operación de la OTAN en
Afganistán a partir de 2015, de dimensión modesta y centrada en la capacitación de sus fuerzas armadas.
La cumbre de Gales de los próximos días tiene previsto girar en torno a tres conceptos: la solidaridad con los socios que se sienten amenazados en el Este de Europa, la adaptación de las capacidades de la organización y la concreción de la contribución financiera y el esfuerzo presupuestario en Defensa de los socios.
Ante este escenario,
España “ha ofrecido a la OTAN capacidades muy generosas que pueden ser desplegadas en el Este europeo”, afirma el número tres del Ministerio de Defensa. La oferta española incluye cazas Eurofighter para patrullar los países bálticos, una fragata que patrulle también esas aguas, el cuartel general de Bétera y un
batallón mecanizado. Al paquete se incluyó inesperadamente este lunes la donación de material militar no letal por parte de España a las Fuerzas Armadas ucranianas, en concreto 300 cascos y 500 chalecos antifragmentos, una cesión de material que España ha renunciado a realizar en otro escenario como el iraquí, donde el mismo día Alemania anunciaba la entrega a los combatientes kurdos de material militar sí letal por valor de 70 millones de euros (rifles de asalto, granadas, misiles antitanque).
La generosidad española es en cualquier caso interesada pues se realiza
buscando la reciprocidad de la Alianza con un mayor compromiso en África, el Sahel y el Golfo de Guinea, presencia sobre el terreno descartada el pasado julio en Madrid por el mando supremo de la OTAN en Europa. Una eventual operación marítima en el Golfo de Guinea, similar a la exitosa experiencia de la operación de la UE en Somalia, requeriría el compromiso y liderazgo de España con la participación de algunos otros socios y se abonaría en su inmensa mayoría con presupuestos nacionales.
Ucrania, “sin solución militar”
Los 28 países de la OTAN hacen compatible durante las últimas semanas un
discurso duro, con sanciones económicas pero
que evita romper todos los puentes con Rusia, junto con una retórica militar creciente por parte de la OTAN que acusa a Rusia de intervenir directamente sobre el terreno.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, descartó el día 28 de agosto una acción militar contra Rusia por sus acciones en Ucrania.
La canciller alemana, Angela
Merkel, rechazó el pasado fin de semana optar por dar una respuesta militar a Rusia por su papel en la crisis ucraniana y recalcó la importancia de mantener el diálogo.
"No puede haber una solución militar a este conflicto, todos los esfuerzos deben ir dirigidos a mantener los canales de comunicación abiertos", declaró a la prensa al término de la cumbre europea extraordinaria celebrada en Bruselas. Merkel insistió en que los miembros de la UE están de acuerdo en que "una solución militar a este conflicto simplemente no va a darse".
La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton, insistió sobre el mismo mensaje: "No hay una solución militar a la crisis, sino que se debe dar una solución política sostenible que respete la soberanía y la integridad de Ucrania".
Mientras al máximo nivel político se descarta una intervención armada, el secretario general de la Alianza, Anders Fogh
Rasmussen, vive hiperactivo sus últimos días en el cargo, que finaliza el 1 de octubre, entre graves acusaciones de intervención militar rusa en Ucrania, con fotos de satélite incluidas. “Veremos una presencia más visible de la OTAN en el este de Europa”, ha señalado Rasmussen horas antes de una cumbre que tiene como invitado al presidente de Ucrania.
Entre las medidas concretas que los 28 países de la OTAN pueden aprobar en Gales se encuentra la creación de una
fuerza de reacción rápida, desplegable en 48 horas, con medios terrestres, navales y aéreos. La OTAN ya cuenta con una fuerza de este tipo –NFR- de mayor envergadura cuya actuación más relevante se produjo con efectivos españoles en 2005 como respuesta a un terremoto en Pakistán, fórmula que no se ha mostrado muy operativa.
Financiación opaca
Los presupuestos de Defensa a la baja de forma generalizada vuelven a ser un factor de preocupación presente en la cumbre de Gales, con el objetivo reiterado de que los 28 Estados miembros destinen a este capítulo el 2% del PIB, nivel que solo alcanzan EEUU (por encima del 4%), Reino Unido y Grecia (ligeramente por encima del 2%).
Por una parte, no es probable que los países se comprometan con cifras concretas a un mayor gasto en Defensa, con la UE bordeando la recesión y en rojo en algunas de sus principales economías. La retórica sobre la necesidad de un mayor gasto en defensa se matiza y mucho cuando se piden contribuciones concretas.
“No todo puede medirse en porcentaje de PIB dedicado a Defensa”, argumentan en el Ministerio de Defensa, recordando la participación española en operaciones de paz, la oferta de medios mencionada para la crisis de Ucrania y otras contribuciones destacadas como la
participación de la base naval de Rota en el escudo antimisiles de la OTAN –que ha causado no pocos roces con Rusia-, donde ya operan dos de los cuatro destructores norteamericanos previstos.
Por otra parte, en el apartado financiero, las cuentas de
la OTAN han recibido una acusación formal de opacidad por parte del Tribunal de Cuentas holandés, encargado de revisar las aportaciones de su Gobierno a la Alianza y celoso sobre el destino de los euros del contribuyente holandés.
El pasado mes de junio este órgano de fiscalización tomó la excepcional decisión de abrir una web temática con información sobre las finanzas de la OTAN y con acusaciones de falta de transparencia y rendición de cuentas de la organización.
Según esta fuente, la OTAN cuenta con un presupuesto anual de 2.400 millones de euros, de los que
España aporta 115 millones, de ellos 70 millones como contribución al presupuesto militar, 10 millones al civil y 35 a inversiones. Encabezan con un mayor esfuerzo EEUU (523 millones), Alemania (351 millones), Reino Unido y Francia (265 millones cada uno), Italia (206 millones y Canadá (140 millones de euros anuales). Programas de armamento y las operaciones sobre el terreno escapan a esta financiación común y son asumidas por cada Estado. Por ejemplo, España ha gastado más de 3.000 millones de euros en su participación en la operación de la OTAN en Afganistán durante más de una década.
En conjunto, los 28 aliados de la OTAN gastan anualmente en defensa 733.000 millones de euros, Estados Unidos concentra las tres cuartas partes de esa suma, y una cuarta parte los países europeos miembros de la Alianza.
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