Hay movimientos lineales que producen consecuencias circulares, por ejemplo el viento que mueve las aspas y la maquinaria de un molino, y este proceso en el mejor de los casos tiene como resultado un polvo conocido como harina.
Desde otro punto de vista existen movimientos circulares con resultados lineales, y éste sería el caso de la bicicleta, que nos permite avanzar hacia algún sitio.
De donde no se puede deducir que el movimiento lineal o circular nos acerque a ningún destino, no está asegurado, podemos desplazarnos en línea recta sin sentido alguno y marearnos en círculos sin resultado aparente.
Tenemos obsesiones que nos pueden llevar al Ártico, estudiar chino, no pegar ojo o dar a luz un ratón.
Y nos dejamos la vida en carreras de velocidad en las que resulta difícil encontrar explicación a tanta prisa.
Quizá la solución esté en el cosmos, la astronomía tiene los suficientes agujeros negros, materias y energías oscuras como para albergar la religión del siglo XXI, para quien la necesite o la vaya buscando.
En un universo que tiene que ser finito, con límites como la cúpula de aquella película donde todo se grababa, navegan cuerpos celestes con movimiento circular y a su vez una trayectoria tan larga que no se tiene consciencia de que el recorrido al cabo de cierto tiempo te acaba situando en el punto de partida, eso sí, en un momento diferente que lo hace todo distinto, con lo que la física será un placer, Antonio Vega, pero me quedo con aquello de remover el tiempo con el café.