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martes, 22 de noviembre de 2022

Aprender con Qátar

Lamento informar de que no han muerto seis mil inmigrantes semiesclavizados en la construcción de estadios e infraestructuras para el mundial de fútbol en Qátar 2022.

La fuente de esta cifra, que se repite como principal argumento crítico contra el mundial para probar la violación de los derechos humanos en el emirato, procede de un artículo publicado en el periódico británico The Guardian en febrero de 2021: 'Exclusiva: 6.500 trabajadores migrantes han muerto en Qátar desde que ganó la organización de la Copa del Mundo', titularon.

El periódico y el medio -normalmente fiable, no en este caso- juega con muertos y mundial. Sus cuentas son resultado de la suma de los fallecidos en el país durante diez años (desde la designación en 2010) de nacionales procedentes de India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka y Pakistán,  fallecidos sin conocer la causa, circunstancias, profesión y no más países de origen que esos; la lógica dice que alguno moriría atragantado por un hueso de aceituna y que algún egipcio o palestino, o belga, habrá trabajado por allí hasta el fin de sus días.

No enlazo el artículo para no contribuir a la difusión de un caso de información errónea pongamos que no totalmente voluntaria (el inglés distingue entre desinformación, siempre voluntaria -disinformation-, y errores no buscados -misinformation-).

La organización del mundial, por su parte, se defiende contando que la cifra de fallecidos directamente relacionados con las obras del mundial, en accidente laboral o in itinere, es de 37. Nunca lo sabremos, la realidad estará por ahí en medio y nadie duda de las precarias condiciones laborales de los inmigrantes, sobre todo asiáticos.

Relacionado con lo anterior se encuentra la denominada kafala, un sistema de patrocinio/acogimiento vigente en toda la península arábiga por el que el trabajador extranjero necesita y depende de un empresario nacional que controla su pasaporte y sus derechos laborales, y parte del salario, sistema que fue abolido en Qátar en 2020 claramente por influencia del mundial.

Segundo: ¿Qátar o Catar? Existe una letra qaf en el alfabeto árabe, oclusiva ovular sorda, sale de la garganta; distinta a su y nuestro sonido ka, oclusivo velar sordo. En lengua árabe el nombre del país es palabra llana. Qátar sería la transcripción en español de su nombre en árabe tal y como se pronuncia. La RAE recomienda Catar, vaya usted a saber la razón, como se han inventado recientemente Baréin, minúsculo emirato vecino, quitando una hache intercalada antes de la erre que también sale arrastrando por el final del paladar con fuerza y personalidad (la misma hache que Doha).

Tercero: Dua Lipa ha renunciado a actuar en la ceremonia inaugural del mundial de Qátar, lo que me produce sentimientos contrapuestos, por mi querencia a la música británico-kosovar y al mundo árabe.

No se conoce mayor campaña ligada a deporte y derechos humanos como la puesta en marcha en contra de este mundial de fútbol, algo positivo por cuanto refleja una sensibilización internacional hasta ahora desconocida, aunque con la sana sospecha de percibir ingredientes de islamofobia, supremacismo cultural, superioridad moral; no hemos asistido a críticas de este nivel en eventos deportivos celebrados en otras latitudes. La campaña de imagen, poder blando, diplomacia cultural y deportiva qatarí parece estar a la altura de la campaña en contra que recibe el emirato, y sospecho que tan bien financiada está la una como la otra. Recordemos que Qátar se llevó el mundial con EEUU de candidato, y que el canal de televisión Al Jazeera (léase Al Yasira) no gusta a nadie, como prueba el bombardeo de sus instalaciones y ataque a sus periodistas en cualquier conflicto de la zona.

El periodismo deportivo no nos tiene acostumbrados a un tratamiento informativo de este tipo. ¿Qué aprendimos de Ucrania en la Eurocopa de 2012 en la que venció España? Poca cosa. ¿Nos van a ilustrar a partir de ahora sobre derechos humanos desde la sección de deportes? No estaría mal. ¿Vamos a pedir a Alcaraz que no juegue en Dubai? Podríamos boicotear desde este momento todo el circuito internacional de tenis, Fórmula 1 y motociclismo, cuando hagan parada en un país no homologable, aunque habría que elaborar antes una lista de países respetuosos con los derechos humanos, entre los que probablemente no entrarían los que tengan la pena de muerte.

Recientemente se ha celebrado en Sharm el Sheij la cumbre del clima sobre la que se ha escrito bien poco acerca del golpe de Estado en Egipto de 2013, las cárceles repletas de presos políticos, el recorte de libertades en claro contraste a peor con el Gobierno democráticamente elegido y depuesto de los Hermanos Musulmanes.

El mundial es un buen motivo para aprender algo de Qátar y con Qátar, país que mezcla peculiaridades y generalidades compartidas con vecinos y autocracias. Digamos que las peculiaridades que menos nos gustan no son propiedad exclusiva de Qátar y por supuesto son denunciables: discriminación social de la mujer, explotación laboral de inmigrantes, prohibición de partidos políticos y sindicatos. Se podría afirmar que Qátar resiste a su favor en derechos y libertades cualquier comparación con sus vecinos (Kuwait, Bahréin, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Omán) y se sitúa a años luz de cualquier democracia europea.

Sin embargo, con este país parece sentirse la mezcla de atracción y repulsa que provoca el millonario globalizado, donde la nacionalidad no es relevante, y ahí conviven jeques, jequesas poco discriminadas, nuestro rey Juan Carlos, aristocracia británica, yutuberos, futbolistas en retirada, lobistas y buscadores de oro o contratos.

Por lo que nos afecta directamente, el fondo soberano qatarí (Noruega tiene otro aún mayor) es accionista de Iberdrola, Iberia, Prisa, Colonial y El Corte Inglés; aparte de que la selección qatarí tiene un entrenador español. Como precedente no tenido en cuenta, ya en 2015 el emirato pagó a 30 aficionados conquenses como animadores en el mundial de balonmano. Volviendo al fútbol, la mascota del mundial que se paseó por la ceremonia inaugural dicen que procede del metaverso, pero en su materialización física como muñeco ha salido de un taller de Alicante. Digamos finalmente que Qátar es un gran inversor internacional y un gran comprador de armas que no fabrica.

El interesado ya habrá conocido que Qátar es un pequeño país del tamaño de Murcia (quizá la comparación vaya con segundas intenciones, por aquello del acento que no nos gusta, el tamaño es similar a Jamaica o Salamanca, que no tienen acento o nos gustan más), con 300 mil nacionales privilegiados y tres millones de extranjeros.

Independiente desde 1971, hasta entonces era una especie de colonia primero otomana y luego británica, con pasado esclavista en el siglo XIX (la mercancía humana acababa en EEUU) y pesquero; y riqueza muy reciente, petrolera desde la 2GM, sobre todo gas desde los 90, con un gran yacimiento que comparte con Irán, cada uno pincha por un extremo.

Cuidado con los mensajes interesados que nos llegan a través de los medios. Comparto con el lector mi sorpresa al descubrir hace una década una Nissan Vanette en un reportaje sobre Kabul, cuando creía que sus medios de transporte eran el burro y la bicicleta: en el Afganistán post y pretalibán había hoteles de cinco estrellas y BMW, que no nos contaban; en Qátar no nos cuentan otra cosa que los hoteles de cinco estrellas y los BMW, cuando hay tres millones de inmigrantes y expatriados sobre los que no he leído una palabra, y en este momento hay españoles por cualquier lugar del mundo deseando saludar a la familia.

Digamos que la dinastía qatarí no se lleva del todo bien con los vecinos, probablemente detrás de varios intentos de derrocar a la dinastía gobernante Al Thani (léase Al Zani), vecinos que impusieron en 2017 un embargo poco amistoso y bloqueo por tierra (es una península), mar y aire, que duró tres años, justificado supuestamente por sus apoyos a movimientos islamistas y cercanía más que física con Irán. Los bloqueadores no consiguieron cerrar Al Jazeera, parece ser que reivindicación constante, y el mundial ha arrancado con la presencia física del heredero al trono saudí a la vera del emir de Qátar.

Qátar está en un proceso de construcción nacional y diferenciación de sus vecinos, que se ve reforzado por fondos sin freno y por los ataques que reciba, cosa que siempre contribuye a fortalecer la identidad.

Fin. Acabamos de descubrir en Ucrania que las guerras producen muertos; y en Qátar que el fútbol es un negocio y que los campeonatos mundiales son una operación de imagen. Aprendida la lección, movilicémonos contra los conflictos armados, por la práctica del deporte más que por el espectáculo; por los derechos de los trabajadores inmigrantes, empezando por España; por la igualdad entre sexos; contra la desigualdad social. Si la causa es buena, hasta el mundial de Qátar puede ser un buen comienzo.

En cualquier caso, reconozcamos y agradezcamos como poco que la organización ha tenido el cuajo y el detalle de resucitar a aquel Naranjito mascota del mundial de España 82 en la ceremonia inaugural.

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jueves, 12 de noviembre de 2015

Sunníes, chiíes y hematíes

Artículo de opinión publicado también en Estrella Digital.
sunni shia sushiEn el Irak de finales de los 80, donde pasé un semestre como joven profesor de español, abundaba el roce y eran frecuentes los matrimonios mixtos entre sus muy numerosas comunidades, en mucha mayor medida por ejemplo que en la Bélgica de 2015 entre flamencos y valones. Parece que a orillas del Tigris la situación ha cambiado a peor; bajo el rey de los belgas la cosa está estabilizada.

Gran parte del análisis político sobre lo que acontece en el norte de África y Oriente Próximo (Mágreb y Máshreq respectivamente, en árabe) parece anclado en la Edad Media, cuando sus protagonistas utilizan el móvil y las redes sociales casi tanto como nosotros y se transportan más en pick-up Toyota que en burro.

Se lee y escucha defender que una de las causas principales de tanto conflicto en el mundo árabe e islámico es el enfrentamiento entre sunníes (la rama mayoritaria de los 1.500 millones de musulmanes en el mundo) y chiíes (alrededor del 15% de esa confesión religiosa).

A diferencia de la Roma de las Cruzadas (o Aviñón) e incluso el Vaticano actual, no existe en el Islam una jerarquía político-religiosa que represente al colectivo.

No se puede hablar de sunníes globalmente porque no responden a una autoridad única y reconocida, y tan sunníes son los saudíes como los bangladeshíes que forman su fuerza laboral sin ciudadanía, tan shiíes los iraníes como importantes minorías en todo el Golfo árabe.

En la cruenta guerra que provocó Saddam Huseín contra Irán (1980/88), nadie gastó un minuto en comentar que muchos de los combatientes iraquíes eran chiíes.

Mundo religionesEl argumento es una mala interpretación, probablemente interesada, del pulso geopolítico regional entre el Irán mayoritariamente chií y la Arabia Saudí mayoritariamente sunní, olvidando que ambos países tienen población propia de la confesión religiosa de su adversario político. La rivalidad entre ambos países se ha disparado desde la invasión de Irak en 2003, gran fallo de previsión sobre sus consecuencias.

La imagen que se traslada o se pretende es la de un enfrentamiento interno y principalmente confesional, lo que automáticamente contrapone Occidente laico y Oriente religioso, siglo XXI contra siglo XV, la razón contra la fe, el avance contra el estancamiento medieval.

Lo que se nos dice más o menos indirectamente también es que en Irak, Siria, Líbano, Libia, los estados no funcionan porque lo que prima es el comunitarismo. Frente a un Occidente con estados, Oriente funciona con sectas, tribus y comunidades.

Por añadidura, algunos se plantean echar gasolina a la inestabilidad abriendo la puerta a un replanteamiento de fronteras, artificiales nos dicen en esta parte del mundo, al parecer más artificiales que en lugares más cercanos como Olivenza o Trieste.

La gran pregunta es porqué ha resurgido el comunitarismo en el mundo árabe en las últimas dos décadas, y la respuesta más afinada apunta a que ha desaparecido el Estado, en muchos lugares por intervención externa (Irak) o responsabilidad compartida local y foránea (Siria y Libia).

Cuando desaparece la estructura estatal, los ciudadanos buscan una alternativa comunitaria para agruparse y defender intereses o la vida, ya sea la parroquia, el club de fútbol o, si ocurriera en España, también surgirían comunidades unidas por el AMPA o el fuerte pegamento corporativo, como los abogados del Estado que tendrían sin duda su propia milicia.

El aumento del comunitarismo es cierto, la causa generalizada no. Por una parte, refleja el éxito obtenido por los enemigos del Estado, locales y extranjeros.

En segundo lugar, detrás de cada comunidad operativa en el Mágreb y Oriente Próximo se encuentra siempre un apoyo exterior, que a menudo juega sus cartas por agente interpuesto.

Rajoy Merkel SantiagoY se enfrentan, los que lo hacen, por motivos políticos, cualquier terrorismo y también el de apariencia ultra religiosa defiende objetivos políticos.

Por variar y ver el resultado, Europa y aliados anglos podrían probar a apoyar el reforzamientos de los estados en esta zona geográfica, evitar su deslegitimización apoyando golpes de Estado (Egipto) y prever las consecuencias una década después de aprobar una intervención.

Hay que reconocer no obstante que sunníes y chiíes sí que comparten algo digno de destacar: los dos colectivos tienen glóbulos rojos, como el lector que haya llegado hasta aquí.

Y comparten también la forma que tiene el español de formar ciertos gentilicios, tomada del árabe, los adjetivos que utilizamos para indicar origen: decimos sunní y chií como marroquí, yemení o ceutí; y, en cambio, sueco; o belga.

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martes, 12 de noviembre de 2013

¿Inseguridad global?

¿Camina el mundo hacia una violencia creciente, una sucesión de conflictos interminable, una amenaza continua y cada vez más letal? Pues no necesariamente.
En estos momentos se están desarrollando media docena de procesos de clara distensión, de negociación o renuncia a la violencia, desactivación de conflictos enquistados durante décadas y con miles de víctimas a sus espaldas.
Todo conflicto entra por derecho propio en la categoría de lo noticiable y en consecuencia reaccionan habitualmente los medios de comunicación, pero también merecen su espacio estos movimientos, aunque solo fuera por las posibilidades de éxito y que millones de personas pueden dejar de vivir el miedo que les ha perseguido durante una o varias generaciones.
Los que han idealizado la Guerra fría como una etapa histórica de estabilidad, olvidando la carrera nuclear, la destrucción posible del planeta, los ingentes recursos destinados a armamento, las guerras por delegación en medio mundo, alarman hoy sobre una sociedad internacional amenazante. Los siguientes procesos van en contra de esa visión.
  • España – ETA: el 20 de octubre de 2011 la organización terrorista firmó su acta de defunción, dejando atrás cuatro décadas de violencia y cerca de mil asesinatos directos o de la contra. España vive dos años sin ETA y cuatro sin asesinatos, una realidad histórica sin precedentes. Cualquier amenaza hoy planteable palidece en comparación con la violencia etarra que ha marcado el país desde mediados del siglo XX. Hoy debatimos sobre los atajos judiciales puestos en marcha en política antiterrorista, sobre si fue acertado utilizar políticamente el dolor de las víctimas, pero no hay asesinatos.
  • Colombia – FARC: el gobierno colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia negocian desde hace un año en Cuba el fin de la violencia que ha causado desde 1964 más de 220.00 asesinatos documentados y cinco millones de desplazamientos forzosos, según un informe muy serio elaborado por el Centro Nacional de la Memoria Histórica, una especie de comisión de la verdad. Hace unos días se anunció un acuerdo parcial sobre la participación política de los guerrilleros, que se suma a otro de mayo sobre tierras y desarrollo rural.
  • Turquía – PKK: el gobierno turco mantiene negociaciones desde octubre de 2012 con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, guerrilla kurda nacida en 1984 y parte de un conflicto que se ha cobrado más de 40.000 vidas. En mayo el PKK anunció un alto el fuego. El Gobierno turco anunció este octubre un paquete de tímidas reformas democráticas que ampararían un mayor reconocimiento de la lengua e identidad kurda, pendiente en cualquier caso de una reforma constitucional que satisfaga al 20% de la población del país.
  • Israel – Palestina: el pasado mes de julio se reiniciaron negociaciones directas en Washington bajo patrocinio estadounidense, con el objetivo de alcanzar hacia mediados de 2014 un estatuto final que ponga definitivamente fin al conflicto y contemple los asuntos más complicados, como son el retorno de refugiados, fronteras o Jerusalén.
  • Siria: el mes de agosto se cerró con tambores de guerra, con la inminencia de un ataque de EE.UU. que presumiblemente iba a añadir más muerte y destrucción a la guerra civil que ya ha provocado 100.000 muertos y cuatro millones de refugiados. Entonces surgió el asunto de las armas químicas, su probable destrucción y una compleja negociación que debería fructificar en Ginebra en una conferencia a celebrar este año que pactara un Gobierno de transición. De una situación como la de Irak entre 1991 y 2003 (bombardeos, bloqueo, víctimas civiles) a la diplomacia, un gran paso.
  • Irán nuclear: para desconcierto de Israel y Arabia Saudí,  el nuevo presidente Hasan Rohaní ha mostrado desde su toma de posesión en agosto una voluntad clara de negociar el programa nuclear y hacer de algún modo compatible el acceso de su país a esta fuente de energía con garantías de no sumarse al restringido listado de países con armamento nuclear. Negocian con Irán los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania en un proceso que aparenta dar resultados en breve. En juego están sanciones económicas que bloquean fondos iraníes desde hace tres décadas o le impiden hoy exportar petróleo, y un enfrentamiento total con EE.UU. desde la revolución que acabó con el Shah, el secuestro de personal diplomático estadounidense y la guerra que comenzó Saddam Husein en 1980 con apoyo occidental.

¿Tienen algo en común los procesos anteriores? Comparten claramente el momento, éste.
Los profesionales de la seguridad no deberían preocuparse de todo lo anterior. Conflictos quedan muchos y para desactivarlos siempre serán necesarios los expertos en explosivos.


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Han pasado ocho meses desde que conocimos por El País que militares españoles torturaron en Irak. Esas personas o siguen dentro de las Fuerzas Armadas o andan tranquilamente por la calle. Los tiempos de la responsabilidad política, de la reputación de una organización, nada tienen que ver con los judiciales.

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