Mostrando entradas con la etiqueta Omeyas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Omeyas. Mostrar todas las entradas

lunes, 9 de septiembre de 2013

Siria: el escenario y los actores

Si hay un tema sobre política exterior e interior para debatir este verano con un mondadientes en la boca, en bermudas y lanzando perdigones y opiniones con la misma fuerza que velocidad, ése ha sido Gibraltar. Quede claro que hasta de Gibraltar se han escrito y leído comentarios inteligentes, mérito de los autores, no del asunto. Porque el gran tema es Siria. Aquí algunos apuntes.
Merlones escalonados de la Mezquita de Córdoba.
Omeyas. Tras los primeros cuatro califas llamados ortodoxos que gobernaron la comunidad islámica tras la muerte del profeta Mahoma –jalifa en árabe significa sucesor-, tomó el poder durante aproximadamente un siglo la primera dinastía del nuevo imperio, los Omeyas, con sede en Damasco. Hacia el año 750 hubo un cambio cruento a favor de los Abbasíes, que llevaron la capital del imperio a Bagdad, pero de aquel traspaso de poderes a cuchillo consiguió escapar vivo y llegar a estas tierras –desembarcó en Almuñécar- quien conocemos como Abderramán I, emir de Córdoba y primer representante de la dinastía gobernante en suelo hispano que más tiempo ha permanecido en el poder, doscientos setenta y cinco años (del 756 al 1031). Un ejemplo éste, no menor ni único, que une a España con Siria.
Historia. La presión occidental sobre la Siria de los Ásad es anterior al enfrentamiento civil de los últimos dos años, a la primavera árabe, pero no se remonta mucho en el tiempo. La guerra civil libanesa finaliza oficialmente con los acuerdos de Taif de 1989, y entonces se permite a Siria con el beneplácito saudí y de EE.UU. una presencia militar y un protagonismo en Líbano que se rompe a mediados de la década pasada. Hay una decisión deliberada de acosar al régimen sirio y luego se buscan los motivos (asesinato de Hariri, gas mostaza), que estos regímenes autoritarios los ofrecen en abundancia.
Intervenciones occidentales. La reiteración de intervenciones militares de Europa y EE.UU. en Oriente Próximo y norte de África durante los últimos dos siglos –desde la invasión de Egipto por Napoleón en 1798, y su intento frustrado de tomar Siria- es un hecho.  El bombardeo continuado de Yemen con drones, la intervención en Libia en 2011, el ataque israelí sobre Líbano en 2006, la invasión de Irak desde 2003,  la primera guerra del Golfo (respuesta a la invasión de Kuwait) de 1991, todas las guerras árabe-israelíes (invasión de Líbano en 1982, Yom Kippur 1973, guerra de los Seis Días de 1967, crisis de Suez en 1956, retirada británica de Palestina en 1948), todas las guerras de ocupación colonial, todas las intervenciones de comienzos del siglo XX para acabar con el imperio otomano.
Mezquita de los Omeyas en Damasco.
Perroflautas. ¿Dónde han estado los antibelicistas los últimos dos años?, mientras Báshar al Ásad masacraba a los sirios, se preguntan algunos. Si admitimos la etiqueta antibelicista quiere decir que existen también los belicistas, causa curiosa donde las haya. Los antibelicistas han estado –supongo- leyendo el periódico, bebiendo vino tinto con gaseosa, separando la basura orgánica de los envases -siempre que sea posible-, navegando por Internet, mirando a los ojos al euríbor, temiendo por su futuro laboral..., haciendo su vida habitual, pero espantados y sufriendo por los que sufren. Y no quieren que su país participe en ninguna operación que aumente el número de víctimas.
Objetivo.  Obama ha dicho que el objetivo de una intervención militar contra Siria no es el cambio de régimen ni la destrucción de las armas químicas ni desplegar tropas sobre el terreno. El resultado de un ataque aéreo y con misiles contra Siria sería la debilitación del régimen, una situación similar al Irak de Saddam Husein entre 1991 y 2003, con sanciones, bombardeos intermitentes, embargos que en ningún caso sufre la elite gobernante. Por tanto, la consecuencia probable de un ataque será un régimen sirio tocado y vivo, débil con los vecinos y fuerte aún para la represión interna. Se dice del ejército egipcio que no ha ganado una guerra en toda su historia, pero se aplica con oficio de puertas adentro.
Primaveras. Nada volverá a ser igual en los países árabes tras el proceso revolucionario nacido a finales de 2010 y la reivindicación ciudadana de espacios de expresión, participación política y progreso social. La vuelta a la situación anterior es directamente imposible. La reacción de EE.UU. y la UE al golpe de Estado en Egipto, inaceptable. Haciendo un símil imposible con la santísima Transición española, estos países –cada uno con sus peculiaridades- están ahora en el verano de 1978, cuando aquí no había aún Constitución. Tres años después se produjo un golpe de Estado que desde algún ministerio de Exteriores se calificó como asuntos interno hispano-español. Sí aquí indignó esa reacción, en el caso egipcio se está produciendo un apoyo incondicional a los golpistas.
Industria. El mundo anglosajón y la Europa continental no parecen tener una amenaza existencial que provoque su defensa militar. Sí cuentan con una potente industria militar necesitada de clientes. El mayor crecimiento del gasto militar por regiones se produjo en 2012 en Oriente Próximo (+8,3% sobre 2011) y Norte de África (+7,8%). La UE coloca un tercio de sus exportaciones en Oriente Próximo, unos 20.000 millones anuales de euros. EE.UU. ha anunciado este año más de 10.000 millones de euros en venta de material militar principalmente a países del Golfo Árabe o Pérsico. ¿La inestabilidad favorece el comercio o el comercio provoca inestabilidad y mercados?
Refugiados. ACNUR y UNICEF han conseguido este verano trasladar a la opinión pública internacional el terrible dato de un millón de niños refugiados, la mitad de los sirios que han salido de su país. Las agencias de Naciones Unidas tienen gran parte de su presupuesto de donantes voluntarios, Estados o particulares. Diana de Gales en vaqueros con una máscara de metacrilato, Angelina Jolie rodeada de miseria lo que hacen es despertar conciencias sobre una causa humanitaria para aflojar bolsillos que financien estas agencias. Lástima que probablemente en este caso hayan encontrado apoyos mediáticos interesados en otros objetivos menos humanitarios, pero interesa destacar aquí que ACNUR y UNICEF buscan fondos para atender situaciones humanitarias dramáticas, no la intervención militar. Otros buscan argumentos en los refugiados; ACNUR busca fondos para atenderlos. Los dos millones de refugiados sirios se reparten sumando 720.000 en Líbano, 519.000 en Jordania, 463.000 en Turquía, 171.000 en Irak y 111.000 en Egipto. Situación dramática para los refugiados y para los países de acogida.
Armas químicas. ¿Existen formas más o menos dignas de morir o ser asesinado? No para el muerto. Los defensores del garrote vil decían que era más digno que la horca, probablemente por estar sentado. ¿Qué diferente grado de dignidad tiene morir en la silla eléctrica, una inyección letal, un bombardeo, un misil inteligente, un misil torpe, el fusilamiento, un ataque con drones? Hay poca dignidad en el morir asesinado, pero algo hay que decirle a la familia.
Nizar Qabbani. Poeta sirio (1923-1998) que revolucionó en los 50-60 la poesía árabe rompiendo los corsés clásicos que la encerraban en formatos y temas. Fue diplomático destinado un tiempo en España. Y dejó escritos bellos poemas de amor, y otras cosas más políticas como ésta, tras la derrota de junio de 1967:
El escenario ha ardido en sus cimientos.
Pero aún no murieron los actores.

*******

Han pasado unos 170 días desde que conocimos por El País que militares españoles torturaron en Irak. Esas personas o siguen dentro de las Fuerzas Armadas o andan tranquilamente por la calle. Los tiempos de la responsabilidad política, de la reputación de una organización, nada tienen que ver con los judiciales.

Sugerencias

Campo de refugiados sirios de Zaatari, en Jordania, poblado por 130.000 personas (foto Reuters en El País).

domingo, 21 de abril de 2013

Cortesanos de una Monarquía opaca

La dinastía hispánica que más tiempo ha permanecido en el poder ha sido la Omeya, la del emirato y luego califato de Córdoba, doscientos setenta y cinco años (del 756 al 1031).
La segunda dinastía reinante en años de Gobierno de nuestra historia ha sido la Nazarí de Granada, doscientos sesenta y un años (1238-1492).
Los Borbones españoles sobre suelo hispano ocupan inmediatamente después la tercera plaza con doscientos cincuenta y seis años (1701-2013), en este caso descontando los periodos en que su mantenimiento en el trono se interrumpe (la guerra de la Independencia 1808-1814, el sexenio democrático 1868-1874 y la segunda República y Franco 1931-1975).
Mezquita de Córdoba (España).
Hay que reconocer el hallazgo anterior, más que un dato anecdótico, a Pedro Martínez Montávez, maestro de un ramillete de arabistas y de docenas de licenciados en árabe no arabistas que animamos todo tipo de paisajes, profesiones y cafeterías de estaciones de autobús.
Volviendo a las dinastías, los idealizados Trastámara se quedan en ciento cincuenta años (1369-1516); y los Austrias hispanos ciento ochenta y cuatro años (1516-1700).
Y esto sin contar dinastías truncadas o de futuro aún desconocido, como la dinastía de los Aznar-Botella, doce años, dos en la Presidencia de Castilla y León (1987-1989), ocho en el Gobierno central (1996-2004) y dos en el Ayuntamiento de Madrid (2011-2013); y la hasta hoy truncada dinastía Suárez, iniciada por Adolfo padre en la presidencia del Gobierno durante cinco años (1976-1981), aunque su hijo no pudo continuar la saga por tierras manchegas al perder las elecciones autonómicas de 2003 frente a José Bono.
Siendo honesto con Montávez, él menciona este asunto de las dinastías con una clara intención de mostrar la profundidad de Al Ándalus en nuestra historia, largo periodo compartido por árabes e hispanos y perteneciente a ambos.
Pero también se puede ir más allá y sacar como conclusión de lo anterior que todos somos contingentes, como decía José Luis Cuerda en Amanece que no es poco.
La historia es convulsa, todas las dinastías han nacido en algún momento y en otro acaban, a menudo transforman el apellido por pronunciaciones más locales que no delaten otro origen, y claramente hoy se está poniendo difícil el puesto de trabajo indefinido y vitalicio.
Al rey Juan Carlos hay que reconocerle durante el comienzo de su reinado una habilidad política indudable, esa capacidad de saber leer el momento y adelantarse en cierto modo a los acontecimientos, incluido el fichaje de Suárez y su despido fulminante cuando ya no le era útil.
Sin duda, los ejemplos de su cuñado Constantino (II) y de su abuelo Alfonso (XIII, qué bien acompañan los números romanos que extraña Maruja Torres en el Papa Francisco), ambos perdiendo la corona por amparar golpes de Estado, le han servido durante una larga fase para no cometer excesivos errores.
Y si los cometió no nos hemos enterado. Porque en esta monarquía sin Corte todo el país se había convertido en cortesano, y tapaba los excesos y a veces hasta reía su aparente querencia hacia animales de diverso pelaje.
La actualidad nos ofrece hoy raciones diarias de basura y corrupción que tienen su influencia aunque el CIS haya dejado de preguntar sobre la Monarquía.
Y dos conceptos que merecen reflexión y que nos pueden llevar más lejos del paseíllo ante los tribunales: la responsabilidad y la transparencia.

Responsabilidad

"La persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad", dice la Constitución de 1978.
Artículo 64: "Los actos del Rey serán refrendados por el Presidente del Gobierno y, en su caso, por los Ministros competentes (...). De los actos del Rey serán responsables las personas que los refrenden".
Hasta aquí las citas. Cuidado a quienes refrenden. Y no puede haber agujeros en la responsabilidad.

Transparencia

La transparencia y el dinero van de la mano. La Casa Real nos cuenta en su web que tiene un presupuesto anual de 7,9 millones de euros, de donde se paga al Rey una nómina que cuadruplica el sueldo del presidente del Gobierno y al Príncipe la suya que lo duplica.
Si se quiere transparencia, además de en las cuentas de la Casa del Rey, hay que poner los focos también en otros dos sitios.
Sala de oficiales de la Guardia Mora de Franco en el cuartel
de la Guardia Real.  No lejos guardan un Mercedes de seis
ruedas regalo de Hitler a su colega residente en El Pardo.
Patrimonio Nacional: organismo público responsable de los bienes de titularidad del Estado que proceden del legado de la Corona española. La familia real no es propietaria de inmuebles, por tanto sus 1.400 trabajadores y 117 millones de presupuesto en 2012 se destinan al cuidado y servicio del patrimonio histórico y no tan histórico que utiliza la familia. El organismo no desglosa en su presupuesto entre el coste del Palacio Real de Madrid y la Zarzuela, por ejemplo.
Guardia Real: unidad militar al servicio de la Corona, con tareas principalmente protocolarias. 1.600 militares de los tres ejércitos y un coste que ronda los 45 millones de euros al año.
¿Quién paga la factura si se estropea la lavadora del Príncipe de Asturias, de la comida de la hermana de la reina Sofía o del gasóleo del yate Fortuna? Probablemente Patrimonio.

Biografías

Poco aprecian a los españoles quienes piensan que cualquier cambio puede hacer caer el edifico, ya sea la reforma del Senado, de la Constitución o de la Monarquía. En estos momentos el peligro viene del inmovilismo. Y parecen ignorar que ni el jefe del Estado, ni el presidente del Gobierno, ni el secretario general del PSOE controlan hoy los tiempos del país ni los suyos propios.
Probablemente las generaciones que protagonizaron la Transición y que aún siguen en el poder (el ministro de Exteriores Margallo era en 1977 diputado por Melilla; y el presidente del Congreso Jesús Posada, gobernador civil de Huelva) ni pueden ni quieren transformar el edifico que han construido y que consideran su obra vital.
En muchas ocasiones, las declaraciones y actuaciones de las élites gobernantes -no sólo políticas- no defienden lo mejor para los españoles, sino su biografía.

------------

La fecha de mi nacimiento está más cerca de la Segunda Guerra Mundial que la de mi hija del 23-F.

Sugerencias