jueves, 10 de marzo de 2022

'No a la guerra' casi 20 años después de Irak

Extractos de artículo de Fernando Varela publicado en infoLibre.


La batalla que libran los habitantes de Ucrania contra los invasores rusos ha abierto un intenso debate entre los partidarios de suministrar armas a los agredidos para defenderse de las tropas enviadas por Vladímir Putin y quienes se oponen a hacerlo porque, aseguran, sólo conseguirá alimentar una escalada militar que amenaza con derivar en una nueva guerra mundial. 

Los primeros, que afirman estar en contra de la guerra, pero invocan el derecho a la legítima defensa, son acusados por los segundos de haberse puesto al servicio de la OTAN. Los segundos, que rechazan el uso de armas para resolver los conflictos, son retratados por los primeros como buenistas o ingenuos, cuando no de quintacolumnistas de Putin (...).

infoLibre ha pedido opinión a cuatro expertos en la materia para tratar de añadir argumentos a un debate que, en muchos casos, ha derivado en una descalificación global de las posiciones contrarias. ¿Qué ha cambiado de Irak a Ucrania para que la izquierda se haya dividido en la respuesta a la guerra? (...).

Carlos Penedo, analista de Defensa y Seguridad, periodista y vicepresidente de IDAPS, defiende que en las últimas dos décadas “ha cambiado mucho todo, el escenario internacional, la naturaleza de los conflictos” y hasta “el armamento”. Y “probablemente también la sociedad española, de izquierdas y derechas, consciente más hoy de la importancia de la seguridad”. “Ha avanzado también el reconocimiento profesional a las Fuerzas Armadas” después de verlos “actuando en situaciones críticas recientes, como Filomena y el covid, además de las misiones internacionales de estabilización”.

En su opinión, lo que permanece en el tiempo entre Irak y Ucrania es “la posición mayoritaria antiviolencia de la sociedad española. Quizá el término ‘antimilitarista’ suene antiguo, pero antimilitarismo no significa estar en contra de lo militar, sino contra el predominio de lo militar en la política y sobre el Gobierno, de larga tradición en España hasta muy recientemente. Hoy no se declaran militaristas ni los propios militares”, sostiene.

Y “ha cambiado claramente”, añade, “la posición del Gobierno español ante un conflicto armado: en 2003 estaba en la coalición de apoyo a la invasión de Irak en una guerra inventada; hoy está en contra de otra invasión, la de Ucrania. Entonces el Gobierno español apoyaba al agresor y hoy a la víctima”.

También ha mudado la sociedad española, y especialmente la izquierda, afirma Penedo. “Se declara abiertamente europeísta en cuanto a seguridad. Una reciente encuesta de la Fundación Alternativas dejaba claro que confiamos en primer lugar en la Unión Europea para protegernos de las amenazas a nuestra seguridad, por encima de la OTAN e incluso de nuestras propias capacidades nacionales en solitario”.

Es es algo a lo que está contribuyendo de manera decisiva el conflicto en Ucrania: esta semana la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, decía en el Parlamento Europeo que la UE ha avanzado más en materia de seguridad y defensa común “en seis días que en las últimas dos décadas”, recuerda.

¿Tienen sentido, entonces, los discursos que apelan exclusivamente a la diplomacia y rechazan el envío de armas? (...).

Penedo, por su parte, apunta que “el instrumento militar jamás resuelve ningún conflicto. Como mucho permite ganar tiempo, pensando en una fuerza de interposición como la que tiene España en el sur de Líbano desde 2006”. Eso significa que “la resolución siempre será diplomática y política. Toda guerra es el fracaso de la negociación y la política, el triunfo de la irracionalidad y del lenguaje de la violencia”. Eso significa que “la salida del conflicto en Ucrania solo puede ser negociada”, pero eso es algo que en su opinión tardará aún en llegar.

¿Qué temen los que se oponen a enviar armas? El vicepresidente de IDAPS sospecha que tiene miedo de pasar de “país ayudante a parte beligerante”. A su juicio, “se puede discutir y defender o no la apelación a la diplomacia, apoyar o rechazar el envío de armas”. Pero hay que tener cuidado: “En las situaciones de conflicto como las que vivimos se reduce el espacio del contraste de opiniones, enseguida se forman frentes y se acusa al discrepante de traidor, se generaliza el brochazo y la división entre buenos y malos, sin espacio para el matiz o la argumentación”. Exactamente lo que está pasando en la izquierda. Conviene recordar que, en cualquier caso, el contraste de opiniones y el debate “es una fortaleza de nuestro país y nuestro sistema democrático, no una debilidad: en Rusia este debate público es imposible”.

¿Hay alternativa? (...).

Penedo afirma que tanto el ‘no a la guerra’ de hoy como el de 2003 representan “un rechazo frontal a la fuerza militar para la resolución de conflictos internacionales”. En ese sentido “siempre es bueno recordar que la guerra está prohibida por Naciones Unidas desde 1948, salvo en caso de legítima defensa, individual o colectiva, ante una agresión armada”. Por eso el derecho de Ucrania a defenderse está amparado por la Carta de Naciones Unidas, recuerda en línea con el resto de voces expertas consultadas por infoLibre. 

Pero “también debiera ser compatible oponerse a la invasión de Ucrania y cuestionar cómo apoyamos” a ese país, argumenta. Discutir “si la OTAN es hoy el instrumento de seguridad de su nacimiento”, si “es el mejor para la seguridad de nuestro país o si es necesario un nuevo sistema de seguridad internacional que hoy no existe”.

El papel de la ONU

En relación con España, señala Penedo, “de la invasión de Irak se extrajeron lecciones valiosas, como la necesidad, ante una intervención armada, de contar con el mayor grado de legalidad y legitimidad”. De ahí nació, “con ciertas limitaciones”, la Ley Orgánica de la Defensa Nacional de 2005. Pero “hay que reconocer que ese espíritu de implicar a la sociedad española en las intervenciones militares de España en el exterior ha caído con el tiempo”.

Las limitaciones, explica, vienen, por ejemplo, de que las operaciones en el exterior de las Fuerzas Armadas españolas no requieren la autorización del Parlamento si se producen en el marco de la OTAN, como es este caso. En su opinión habría que reformar el papel del Congreso en este tipo de crisis y decisiones. “Nunca son bastantes los esfuerzos para reforzar la legalidad, legitimidad y el debate público sobre la participación de nuestro país en un conflicto armado” (...).

lunes, 14 de febrero de 2022

Preguntas sobre Defensa

Artículo publicado también en Blog IDAPS.

La seguridad, la defensa, los asuntos militares revisten tanta importancia que muy a menudo las decisiones y actuaciones pierden el contacto con el ciudadano defendido -a veces incluso con el país protegido-, se desconoce qué opina y cuáles son sus inquietudes, como mucho se critica a ciudadanos y sociedad por su desconocimiento de los asuntos geoestratégicos, se echa en falta una sociedad con el sentimiento patriótico de la República Popular Socialista de Albania de Enver Hoxha (1946-1992), la querencia hacia el himno nacional de los franceses con la Marsellesa (ligada al antifascismo y al cine, todo sea dicho); no logra comprender mucho especialista cómo es posible que los españoles no planten mástil y bandera en el jardín como hacen nuestros aliados norteamericanos, o en la maceta del balcón de su piso; no se entiende que el ciudadano no respalde acríticamente, sin debate público ni información, el multimillonario presupuesto destinado a seguridad interior y exterior.

Afortunadamente traemos aquí una excepción. La Fundación Alternativas ha presentado este mes de enero el estudio ‘¿Qué amenazas enfrenta la seguridad de España y quién la protege? Cultura de la defensa en España’, en el marco de una colaboración estable con el Ministerio de Defensa y realizada por la empresa 40db que dirige la socióloga Belén Barreiro, quien fue presidenta del Centro de Investigaciones Sociológicas allá al comienzo de siglo, por su segundo lustro. Esta encuesta se realizó entre diciembre de 2021 y enero de 2022, entrevistas asistidas por ordenador a 800 ciudadanos.

La encuesta es novedosa por existir y por su contenido.

Uno de los asuntos que los encuestadores destacan de la investigación es que seis de cada diez españoles se consideran poco o nada informados sobre asuntos de defensa y de seguridad nacional. Este grupo poblacional representa el 61,4% de la ciudadanía, mientras que el 36,7% opina estar bastante (31,2%) o muy (5,5%) informado en este apartado. Las mismas cifras se pueden interpretar en sentido contrario, que más de un tercio de los españoles se considera informado y por tanto interesado sobre asuntos de defensa (la información a uno le llega, y también se busca si le interesa), porcentaje similar al de población que en otros estudios aparece como interesada e informada sobre asuntos internacionales y política exterior, lo que supone una parte de la ciudadanía bastante considerable.

En cuanto al contenido, cabe interpretar -entre otros muchos- tres aspectos de la percepción ciudadana y la cultura de defensa en España: europeísmo, transversalidad de las amenazas y diversidad de enfoques.

Europeísmo

En lo que se refiere a las instituciones, una cuarta parte de los ciudadanos (24,9%) opina que la UE es el organismo con más capacidad de protección frente a las amenazas, con un 39% ente los jóvenes de 18 a 24 años y un 34,7% entre los de 25 a 34 años; mientras que la OTAN obtiene un 17,8% de las respuestas y los recursos exclusivamente nacionales alcanzan un 12,6%.

Existe un amplio apoyo a la creación de una brigada común europea (First Entry Force): dos tercios están a favor. En la misma línea, una mayoría amplia (68,1%) se muestra a favor de la idea de una mayor autonomía estratégica de la UE con respecto a EEUU. Asimismo, un 74,4% está de acuerdo con que España abogue por una Europa de la defensa.

Transversalidad

Los riesgos y amenazas saltan las fronteras de los organismos clásicos destinados a estos menesteres e incluso en ámbitos tradicionales ya no pueden actuar en solitario.

Entre las principales amenazas para la seguridad de España, la propagación de enfermedades infecciosas ocupa el primer lugar, con un 44,4%, seguida del terrorismo internacional (42%); el cambio climático y los desastres naturales (40,8); los ciberataques a sistemas (32,8%); los flujos migratorios (31%); y la desinformación y la polarización política a nivel nacional. El poder y la influencia de Rusia y Estados Unidos no son percibidos por los españoles como una amenaza, ya que menos del 6% así lo considera.

En lo que respecta a los actores internacionales, más de la mitad de los encuestados (53,5%) cree que el ISIS y los grupos yihadistas del Sahel representan un riesgo alto para España. Sobre una hipotética amenaza de China, el 20,2% ve un riesgo alto; el 33,9% medio; el 33,3% bajo. Acerca de los países del norte de África, el 40,6% de los encuestados cree que el riesgo de sufrir un ataque procedente de esa zona es medio; el 25,5% bajo y el 21,4% alto. Si la ofensiva llegara desde Rusia, el 37,4% ve un riesgo medio, mientras que un 19,7% opina que es alto y un 29,1% bajo. Por su parte, un supuesto ataque de Estados Unidos a España se valora en la encuesta con 55,3% de riesgo bajo, 22,8% medio, y tan sólo el 9,5% ve un riesgo alto.

Diversidad

Destaca en la encuesta la diferente opinión del ciudadano que se sitúa a izquierda o derecha, con lo que se percibe claramente que como cualquier otra política pública, existe variedad de visiones y opiniones sobre seguridad y defensa, diversidad en el enfoque por supuesto ideológica, también generacional e incluso entre mujeres y hombres. 

Sobre amenazas, los desastres naturales preocupan a una amplia mayoría de votantes de UP (el triple que a los simpatizantes de la derecha extrema). Por su parte, los votantes de VOX se muestran muy sensibilizados hacia la hipotética amenaza que proceda de los flujos migratorios o de países del norte de África y la zona al sur del Sáhara.

Que se reclame como política de Estado un área de la actuación del Gobierno, sea la Exterior, Defensa u otra, puede tener dos explicaciones: que estemos haciendo frente a una emergencia nacional y se requiera unidad de acción (conflicto armado con un vecino; o imaginemos una situación disparatada como una pandemia que llegara hasta a la reclusión de los españoles en sus casas), en cuyo caso podría estar justificada; o la segunda opción, que se exija unanimidad para aislar al discrepante. 

La realidad es diversa incluso sobre asuntos de defensa y seguridad, y existen diversos enfoques y matices, más allá de la defensa del atlantismo o la reclamación de mayor presupuesto sin mayor explicación de estrategia y medios necesarios.

CIS aparcado

En relación con su existencia, esta encuesta de Alternativas-40db se trata del mejor acercamiento (conocido) entre opinión pública y demoscopia y seguridad desde que el Centro de Investigaciones Sociológicas preguntaba a los españoles sobre Defensa y Fuerzas Armadas, costumbre abandonada hacia 2017 (cuando el CIS no era criticado). 

El CIS ha venido realizando una encuesta cada dos años, en coordinación con el Ministerio de Defensa, desde 1997. Aquellas encuestas permitían hacer comparaciones y evolución de la opinión pública en un plazo prolongado.

El CIS / Ministerio de Defensa incluía en aquellas encuestas preguntas sobre la cantidad de orgullo de ser español, la emoción del encuestado al contemplar la bandera o escuchar el himno, con resultados bastante elevados, referencias simbólicas de la conciencia nacional (una determinada conciencia nacional), que con mucha frecuencia se mezclan interesadamente con la seguridad. No sabemos si no gustaron las respuestas de los españoles, si el cuestionario había quedado algo desfasado u otro motivo, el caso es que aquellos estudios (clicando aquí, artículos propios glosando estas encuestas) revelaban que lo que más valora la sociedad española de sus Fuerzas Armadas es la profesionalidad de sus integrantes y actuaciones, más allá de valores difusos de gran éxito interno como la disciplina o el espíritu de sacrificio.

El estudio de Alternativas revela hoy ciertas inercias del presente (pandemias), del pasado (Estado Islámico, hoy objetivamente a la baja) y probablemente la opinión ciudadana sobre Rusia sería en este momento diferente y aparecería con mayor preocupación, por el clima de opinión creado durante las últimas semanas por todas las partes (excepto la amenazada Ucrania, que ha hecho varios llamamientos a evitar la sobreactuación).

Seguridad objetiva y subjetiva

Cabe destacar también que en asuntos de seguridad influyen factores objetivos (asesinatos por habitante, plantillas de la Guardia Civil y Policía, ahora recuperando los niveles de 2008) y subjetivos (cómo nos sentimos de seguros), y en las decisiones a veces se busca incidir en una variable más que en otra.

Por mencionar un ejemplo, el ayuntamiento de Majadahonda (70.000 habitantes, periferia residencial de Madrid, Gobierno de coalición PP-VOX) acaba de anunciar la instalación de 118 cámaras por las calles del municipio, con una inversión de cuatro millones de euros, despliegue que muy probablemente se dirija a la sensación subjetiva de seguridad de los vecinos y al negocio de los proveedores, más que a reducir los índices de criminalidad. Se persigue controlar incluso la entrada y salida de ciudadanos del municipio para detectar posibles delincuentes, de donde se induce lectura generalizada de matrículas e incluso reconocimiento facial.

El ciudadano interesado en seguridad, defensa, Fuerzas Armadas o política exterior, debería estar alerta sobre esta distinción entre seguridad objetiva y subjetiva; reclamar de sus responsables públicos (también privados) debate y explicación sobre decisiones y recursos (hace pocas semanas se aprobó en Consejo de Ministros cerca de dos mil millones de euros en un programa de drones que no mereció una simple rueda de prensa); y exigir que sea consultado cada cierto tiempo. Porque la seguridad es un instrumento público al servicio del ciudadano, no una fe que deba ser catequizada entre una feligresía descreída.

Sugerencias



martes, 18 de enero de 2022

Nostalgia de futuro


Vivimos tiempos de incertidumbre, en muchos casos biográfica, por edad, salud amenazada, por la extrañeza ante un escenario que no se acaba de comprender o no se comparte; por la pereza de tener que adaptarse a un cambio acelerado; incertidumbre también económica, social y política, con crisis sistémicas -se dice- que alteran profundamente la realidad cada poco tiempo, además de las transformaciones radicales en marcha, como la igualdad entre sexos o culturas, la transformación digital y verde. Echamos mano de instrumentos de seguridad por su aparente eficacia sin tener del todo claro de qué nos defendemos.

La respuesta, una de ellas o una muy visible, es la búsqueda de certezas en el pasado, rememorando y la mayor parte de las veces inventando directamente un escenario idealizado que dibuja una Transición sin violencia, la dictadura edulcorada, un colonialismo sin colonos, colonizadores ni población local. Se ha llegado a idealizar hasta la Guerra Fría, con la amenaza muy cierta de destrucción mutua asegurada, sus guerras por delegación, una carrera de armamento enloquecida, golpes de Estado patrocinados, presentada como una etapa hoy envidiable de estabilidad, quizá por eso algunos se empeñan en reeditarla; se repite con la seguridad de no encontrar respuesta que nuestros hijos van a vivir peor que nosotros, y hasta parte de la muchachada parece que se ha creído el disparate.

Pasamos los días mirando constantemente por el retrovisor, celebrando aniversarios y conmemoraciones y fechas históricas; mucho pasado y poco futuro.

El pasado muestra una capacidad de empuje envidiable, sumado a las fricciones del presente (quienes se resisten al cambio), a menudo neutralizan la atracción del futuro.

Un enfoque de interés intermedio, nostalgia prospectiva podríamos llamarlo, lo ha encontrado la Fundación Telefónica con la muy recomendable exposición "La gran imaginación. Historias del futuro", en el edificio histórico de la compañía en Madrid (hasta abril de 2022), con la que se propone una reflexión sobre los diferentes futuros imaginados durante los últimos tres siglos.

La muestra es una invitación a plantearnos cómo cada época ha imaginado el porvenir, ejercicio que se ha ido intensificando al calor de la revolución industrial y tecnológica desde el siglo XVIII, aunque uno sospecha que la literatura medieval de viajes ('rihla' en la cultura árabe, presente también en otras muchas) era el canal en la época para inventar mundos posibles.

Uno de los hallazgos de la exposición es que categoriza en cuatro grandes apartados los futuros inventados por nuestra especie en los últimos siglos. Siguiendo los trabajos del especialista Jim Dator, las diferentes visiones prospectivas pueden agruparse en cuatro arquetipos de futuro: Crecimiento / Continuidad, Colapso, Disciplina y Transformación. Pensemos en literatura o cine, ciencia ficción, incluso ensayos sesudos de prospectiva y sin mucho esfuerzo los podríamos ir clasificando en alguna de esas cuatro categorías, que no son excluyentes.

El crecimiento ininterrumpido ha sido tradicionalmente uno de los motores deseados de la humanidad, el más frecuente de los cuatro futuros; 'viva el progreso', gritaban en las celebraciones del paso del siglo XIX al XX; el crecimiento constante está en la base de la triunfante economía de mercado y hasta hoy alguno se atreve a cuestionarlo, por el reparto desigual de los beneficios, y hay incluso quienes defienden un decrecimiento, ya inventado por los amish y otros retrógados. Continuidad de tendencias actuales sería este apartado, proyección lineal de lo conocido.

El colapso centra como gran amenaza muchos de los ejercicios de prospectiva actuales, si bien parecen influidos por el hecho de que normalmente están financiados por el amplio sector de la seguridad y la defensa, y curiosamente las predicciones resultan repletas de escenarios catastrofistas. En el colapso coinciden quienes buscan financiación para evitarlo y muchos otros que de buena fe (con buenos propósitos) tratan así de conseguir el carísimo minuto de atención de un ciudadano sobre estimulado que hoy se disputan anunciantes y profetas, planteando un apocalipsis medioambiental, demográfico (nunca se cumplen), ideológico o cultural. Al cajón de este futuro catastrófico hay que introducir todo el cine de meteoritos y marcianos invasores, metáfora muy practicada de invasiones más cercanas, y marco ideal para el surgimiento de héroes salvadores, que dan mucho juego en la ficción. El colapso puede ser también germen de una nueva sociedad distinta o mejor, implica un nuevo comienzo, estas categorías propuestas no determinan la bondad o maldad del futurible.

La disciplina está detrás de futuros imaginados como 1984 de George Orwell (a los intransigentes les gusta mucho utilizar la novela para denunciar la normalidad), sociedades controladas por Gobiernos autoritarios, también en otras versiones que auguran un planeta globalizado de uniformidad. La ficción televisiva sitúa aquí criadas y calamares. 

Sorprende que a pesar de sociedades crecientemente diversas y mejor formadas, se imaginen escenarios de control absoluto y ciudadanía uniforme, objetivo complicado viendo que hasta los regímenes autoritarios gustan de simulacros electorales.

Y habría que incluir también variadas formas de disciplina a partir de obediencias voluntarias a grandes causas, causas superiores para sus creyentes.

La transformación resulta más difícil de encontrar en este cuarteto de arquetipos futuros. En la actualidad abunda un futuro alternativo basado en el poder transformador de la tecnología, algoritmos que controlan nuestras vidas (al parecer, sin que nadie los programe), robots autónomos (incluidos los encargados de matar humanos), inteligencia artificial, ingeniería genética. Hemos pasado en poco tiempo de la fascinación tecnológica a la amenaza digital. "La difusión de las tecnologías actuales y la creación y difusión de nuevas tecnologías cambian comportamientos, que, a su vez, cambian las creencias", afirma el referido Dator.

Hemos imaginado futuros tecnológicos, algunos muy cercanos a la previsión de unos locos (viaje a la  luna, comunicación permanente, volar). Aunque no se han logrado adivinar transformaciones sociales, muchas de ellas en marcha, poca previsión encontramos en la transformación del pensamiento mágico desde la naturaleza en la prehistoria, la religión organizada durante milenios, a la nación en los últimos dos siglos y también hacia el fútbol y el deporte de élite en la actualidad (algunos ambiciosos le dan a todos los palos, especialmente a los tres últimos -Dios, patria y deporte-).

Ningún ejercicio de prospectiva del siglo XX pudo imaginar la reducción planetaria de la pobreza extrema y el incremento espectacular de la alfabetización de las últimas décadas; o los tres cuartos de siglo si un enfrentamiento armado directo entre las grandes potencias, una anomalía histórica comparable a un lapso de tiempo similar de España sin participar en un conflicto militar; o la generación eléctrica a partir de fuentes renovables (principalmente la eólica, por encima ya en España de la generación nuclear; la fotovoltaica es el próximo futuro ya llegando al presente); o la intolerancia absoluta hacia la pederastia.

El pesimismo reinante tiene una alta capacidad de movilización, pero un prestigio intelectual algo sobrevalorado.

Animemos al resto y a nosotros mismos a imaginar futuros deseables, proyectando anhelos de mejora. Imaginemos y equivoquémonos imaginando futuros. y recordemos que quien no duda se convierte en un peligro para los demás.

Julio Verne escribió un relato breve con el título "La jornada de un periodista norteamericano en 2889", un tanto ladrillo pero con un buen arranque: "Los hombres de este siglo XXIX viven en medio de un espectáculo de magia continua, sin que parezcan darse cuenta de ello. Hastiados de las maravillas, permanecen indiferentes ante lo que el progreso les aporta cada día".

Cualquier futuro imaginado deberá partir de un análisis fino del presente, porque es el origen y el destino último de cualquier prospectiva.

jueves, 9 de diciembre de 2021

Desinformando sobre desinformación

En la pequeña e intensa historia -bien reciente- de la lucha contra la circulación masiva de contenidos digitales manipulados, acaba de pasar poco apercibido un ejemplo muy claro de desinformación sobre desinformación. Contemos la historia al revés, así adelantamos conclusiones y desenlace.

Epílogo

Imaginemos que un referente moral, ético, profesional sea inmoral, antiético, inepto, o directamente un delincuente, como un cura o un docente pederasta, un médico que ataca al paciente, un militar golpista, un juez prevaricador, el mundo al revés. En estos casos ni el nivel estadístico de degradación media es admisible, la tolerancia debe ser cero. En asuntos relacionados con la información averiada ocurre a menudo y si se considera material sensible habría que ser intransigente en los casos en que quien nos alerta sobre la desinformación nos está desinformando.

Desenlace

Nota de Europa Press de 22 de octubre de 2021, "El Tribunal Supremo avala el procedimiento de las 'fake news' impulsado por el Gobierno y señala que no se excedió en sus funciones". 

Agradezcamos a esta agencia privada de noticias la cobertura de la sentencia, lo que tiene dos implicaciones: que llegó a la mayor parte de los medios de comunicación del país, que tienen sus servicios contratados, y que muy pocos la recogieron.

Dice la agencia: "El Tribunal Supremo ha avalado el Procedimiento de Actuación contra la Desinformación aprobado por el Gobierno para luchar contra las 'fake news' recordando que el Ejecutivo cumplía con directrices de la Unión Europea y señalando que no se excedió en sus funciones".

En realidad las sentencias han sido dos, inadmitiendo sendos recursos presentados por un medio de noticias jurídicas llamada Confilegal y una entidad llamada Club Liberal Español, asociación que tiene "como único fin la defensa de la libertad en todos sus ámbitos y manifestaciones, la profundización en el pensamiento liberal y la promoción y difusión del conocimiento del liberalismo como ideología política y como sistema de organización y comportamiento social", dicen de sí mismos; y que tiene entre sus vicepresidentes a un tal Pablo Casado Blanco.

Nudo

Ante la supuesta gravedad del contenido del Procedimiento de actuación contra la desinformación aprobado por el Consejo de Seguridad Nacional el 30 de octubre de 2020 y publicado en forma de Orden Ministerial en el BOE del 5 de noviembre (aquí enlace del BOE), el Partido Popular anunció la interposición de un recurso ante la Audiencia Nacional para que "estudie, valore y desmonte" el llamado 'ministerio de la verdad' de Sánchez.

Campaña en Twitter del Partido Popular.
En una entrevista televisiva de diciembre de 2020, Teodoro García Egea, diputado por Murcia y secretario general del Partido Popular, declaraba rotundo que “éste es el Gobierno de la mentira, el que más mentiras por minuto ha lanzado en la historia de la democracia”. Anunciaba García Egea una campaña en Twitter sobre el asunto, con el hashtag #MinisterioDeLaVerdad, con imágenes del dirigente venezolano Nicolás Maduro mezcladas con Sánchez y Pablo Iglesias, y gente con esparadrapo en la boca para denunciar el ataque del Gobierno a la libertad de información.

Pablo Casado, en enero de 2021, escribía en Twitter: "Jefferson decía que es preferible un país con prensa sin gobierno que con gobierno sin prensa. En España sufrimos el peor gobierno de la democracia que encima señala a periodistas críticos. Llevaremos a la UE el “ministerio de la verdad” y los ataques a la libertad de información".

La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, tildó en noviembre de 2020 de "cacicada" que "el Gobierno de las mentiras" quisiera llevar a cabo un plan contra la desinformación y anticipó que su partido lo denunciaría en Europa. El jefe de Ciudadanos en el Parlamento Europeo, Luis Garicano, advirtió de que era un “mazazo a la democracia” que además podía poner en riesgo la llegada de los fondos de recuperación y pedía a la Comisión que interviniera (aquí nota del partido naranja).

En febrero de 2021, Macarena Olona, diputada por Granada, portavoz y secretaria general del grupo parlamentario VOX en el Congreso de los Diputados y abogada del Estado en una vida anterior, declaraba rotunda que el objetivo del Gobierno era "controlar la opinión pública, controlar los medios de comunicación a través del Ministerio de la Verdad".

Se pudo escuchar sobre este asunto a algún periodista de referencia (Carlos Herrera, COPE, 6.11.2020) que dejó dicho: "¿Existen las 'fake news'? Claro que sí. ¿Existen los bulos? Claro que sí. Pero, oiga, para eso no hace falta crear un comité antidesinformación. Para eso que trabaje el CNI y que después, cuando el Gobierno tenga todos los datos, actúe en consecuencia (...). El Gobierno más mentiroso que ha habido en España en toda su historia, con el presidente más embustero que ha habido, que no dice la verdad ni al médico (...). Tiene a la mayoría de los medios casi sodomizados y a su servicio, pero quiere más (...). ¿Desde cuándo el Gobierno es juez y parte de la verdad? ¿Desde cuándo puede poseer la verdad absoluta, especialmente uno que está presidido por un embustero cósmico? Aquí, oiga, no se trata de proteger a los ciudadanos de mentiras, de lo que se trata es de proteger a Sánchez de verdades (...). Este Gobierno sueña con la censura previa. Los bulos y la pandemia son una coartada para blindarse ante las críticas". 

Presentación

Como consecuencia de la publicación en el BOE de 5 de noviembre de 2020 del llamado Procedimiento de actuación contra la desinformación, se generó una seria polémica en España en ámbitos políticos y periodísticos con consecuencias jurídicas. 

El mencionado Protocolo fue una iniciativa del Gobierno central, que decide crear desde Moncloa en el marco del sistema de seguridad nacional y de las iniciativas de la Unión Europea en este sentido una serie de mecanismos relacionados con la desinformación, en concreto la elaboración de una estrategia y la constitución de una comisión permanente (aquí enlace a un artículo del autor explicando en caliente el Protocolo).

Acabaron presentando denuncia o recurso ante los tribunales PP ante la Audiencia Nacional, VOX ante el Supremo y Ciudadanos ante la Unión Europea; más los recursos citados de Confilegal y el Club Liberal Español.

Con una rapidez digna de destacarse, la Asociación de la Prensa de Madrid redactó y difundió un comunicado el mismo día de la publicación en el BOE del Protocolo: "La APM alerta de que el plan del Gobierno contra la desinformación puede convertirse en censura. Los derechos fundamentales de la libertad de expresión y de información pueden quedar coartados y sometidos a un control de los poderes públicos". Nada ha dicho sobre el archivo de los recursos.

El 15 de febrero de 2021, tras analizar la Orden Ministerial, la Comisión Europea se pronunció oficialmente señalando que el procedimiento "actualiza el sistema español existente para prevenir, detectar y responder a las campañas de desinformación y para establecer estructuras de coordinación"; y, por otro lado, "no constituye una base jurídica para decidir sobre el contenido de la información facilitada por los medios de comunicación".

A juicio de la Comisión, "el Comité Permanente se encarga de supervisar y evaluar las campañas de desinformación en línea, investigar su origen y determinar si el caso debe elevarse al Consejo de Seguridad Nacional para que se adopte una respuesta política, como actuaciones diplomáticas o medidas de represalia cuando el autor sea un Estado extranjero".

La labor respecto a las referidas campañas de desinformación "es responsabilidad del Gobierno central y está en consonancia con el Plan de Acción contra la Desinformación de 2018 (de la propia UE), en el que se pedía a los Estados miembros que reforzaran sus capacidades en la lucha contra la desinformación".

Con esta respuesta, la Comisión Europea avala oficialmente que el Procedimiento de Actuación contra la desinformación aprobado por el Gobierno de España no supone ninguna merma de la libertad de prensa ni intento alguno de control sobre los medios de comunicación, sino que tiene el único cometido de investigar y evaluar las campañas de desinformación.

Prefacio

En unos días del otoño de 2020, un viento de libertad y denuncia recorrió España, bueno, una ráfaga, un calambre de libertad. En el otoño de 2021 descubrimos que se había tratado de un simple catarro, no el tsunami democrático que nos prometieron los denunciantes de las supuestas barrabasadas del Gobierno social-comunista. Como en tantas ocasiones, mucho ruido, mucha denuncia engolada que quedó en nada y un silencio significativo sobre su resolución. 

Ninguno de los defensores de Jefferson se ha retractado de sus declaraciones.

Por aprender algo del cuento: hay vida desinformativa más allá de Rusia y a menudo la tenemos muy cerca. Segundo aprendizaje: las metáforas y referencias a 1984 de George Orwell quedaron antiguas hace ya 38 años. Y ni el mismísimo Orwell podría haber imaginado el desparpajo de algunos al hablar de la libertad de expresión.


Artículo publicado también en infoLibre, blog Al revés y al derecho.

domingo, 7 de noviembre de 2021

En ocasiones recibo mensajes sobre fondos europeos

¿Qué fue del niño del Sexto Sentido?; podría ser una pregunta típica pseudoperiodística en esos faldones extraños y omnipresentes que buscan captar nuestra atención y nuestro clic. 

Podemos imaginar que, veinte años después de la película, el personaje ya es treintañero, ha salido de debajo de la camilla, ha soltado la toquilla y ya sentado en la banca, dice: "En ocasiones leo, veo y escucho mensajes contradictorios sobre la Unión Europea y sus fondos de recuperación".

Nos llegan mensajes, parcialmente ciertos, parcialmente falsos; casi todos interesados, algunos más espontáneos y otros más dirigidos. Ayuda algo identificar la fuente, su trayectoria, su enfoque. Aquí algunos ejemplos.

  • Abundan las alusiones a aquel Plan Marshall puesto en marcha por Estados Unidos tras la segunda de las guerras mundiales, Programa de Reconstrucción Europea, se llamaba además en realidad: resulta acertado el símil con los nuevos fondos europeos en cuanto a movilización de recursos públicos sin precedentes para reactivar la economía después de un desastre; resulta sin embargo engañosa la asociación porque aquél no fue un plan europeo, vino de fuera, y nunca llegó además a España (más allá de servir de argumento para una buena película).
  • Se utiliza el mensaje de una lluvia de fondos: acertado por su volumen y distribución esperamos que repartida, no en cuanto a que la lluvia no se provoca (más allá de algunos cohetes que intercepta la Guardia Civil de dudosa efectividad). Estos fondos europeos no son un fenómeno natural, sino político, que se han propuesto (protagonismo de España en esa fase primera), se han negociado, se han aprobado y tienen prioridades políticas, verde, digital, igualdad territorial o sexual.
  • Nos alertan sobre el peligro de despilfarro: el más interesado de los mensajes que circulan, en boca además de quienes están siendo juzgados por casos de corrupción. Siendo positivos, detrás puede haber una sensata petición de transparencia, y el reconocimiento de que los fondos traen consigo un importante reto de gestión que implica el refuerzo de equipos. Además, estos recursos se liberarán para financiar proyectos concretos, con sus requisitos; y quien se haya acercado a un euro público conoce el riguroso proceso de fiscalización en la ejecución de fondos europeos que complica y mucho la posibilidad de reparto sectario. 
  • Recibimos el mensaje de la lentitud de la UE en su funcionamiento, a veces por la falta de actuación en asuntos en los que la UE no tiene competencias: estos fondos de recuperación son ejemplo de lo contrario. La UE es un conjunto de mecanismos e instituciones diseñados para acordar lentamente, entre niveles técnicos y políticos, entre fuerzas parlamentarias diversas, entre países, entre Gobiernos nacionales y estructuras federales, sistema que la covid ha dinamitado, en esta ocasión se ha reaccionado a tiempo.
  • Nos llega el mensaje de las ayudas europeas concretas: cierto que somos receptores de fondos, falso que solo seamos receptores de fondos. España y cada una de las comunidades autónomas somos la UE, agentes activos.
  • Son mayoría los mensajes en circulación sobre el destino, el empleo de fondos públicos, el gasto, y es real; pero oculta en parte el debate internacional, tan relevante como el anterior, sobre financiación del Estado del bienestar, la necesidad de nuevas fuentes financieras, la urgencia por modernizar impuestos, probablemente en la dirección verde y digital que se ha marcado en casi todo; junto con la revisión de los impuestos que hoy han quedado obsoletos por ineficaces. En cualquier caso, no parece que apunten los tiempos hacia reducciones radicales de impuestos, sino todo lo contrario, lo público ha sido quien ha acudido al rescate ciudadano y empresarial en esta última crisis y así ha sido reclamado con fuerza por los partidarios más firmes del libre mercado.

Sobre estos asuntos, también sobre la Conferencia sobre el Futuro de Europa y la manera de implicar a jóvenes y universitarios con la UE, se ha celebrado este comienzo de noviembre una jornada de información y debate organizada por el Movimiento Europeo y el Colegio de Economistas en la Universidad de Castilla-La Mancha (campus de Ciudad Real).

Cómo se financia la Unión Europea, cómo organizar un sistema justo y equitativo de reparto de cargas fiscales, fueron elementos señalados por Juan José Rubio Guerrero, catedrático de Hacienda Pública de la UCLM, especialista en financiación autonómica y local, y en federalismo fiscal, muy de actualidad. Rubio señaló la armonización fiscal entre los 27 como necesidad, y la lucha imprescindible contra la competencia fiscal dañina, el fraude y el blanqueo.

Por su parte, Miguel Ángel Collado, catedrático de Derecho Financiero de la UCLM, anterior rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, apuntó hacia dos problemas: que la unanimidad en las decisiones fiscales es ya hoy inviable; y que el Parlamento Europeo debiera ser reforzado con capacidades más allá de las consultivas en materia fiscal. Collado denunció también la existencia de paraísos fiscales en la propia Europa.

Sobre Europa muchas de las referencias que llegan al ciudadano son excesivamente abstractas (valores europeos, por ejemplo, sin especificar) o excesivamente concretas (ayudas al olivar tradicional, pongamos por caso).

En este tema de Europa y sus fondos se aconseja más allá de la reflexión facilitar al interesado recursos prácticos. Entre ellos, conectarse con redes de información y actuación, como el Movimiento Europeo hace desde la sociedad civil. Las propias administraciones se esfuerzan por centralizar el acceso a la información europea y sus convocatorias (aquí web de la Administración central; aquí web de la Junta de Castilla-La Mancha sobre fondos; aquí web Europe Direct, con un enfoque más amplio).

Participante también en la jornada de Ciudad Real, José María Aznar Martín, presidente del Observatorio sobre Unión Europea del Colegio de Economistas de Madrid, es autor de publicación reciente y gratuita: Guía sobre los fondos europeos (descargar aquí).

La UE está más viva que nunca, y resulta que somos parte de ella, de sus decisiones, sus recursos. Aparte de más Europa, tratemos de influir en su orientación. Desconfiemos de quienes nos quieran asustar con la escasez de ginebra en Navidad o con un gran apagón eléctrico. A lo que podríamos temer es a un apagón informativo o la ausencia de debate sobre cómo se responde a escala europea o respondemos desde lo público (y lo privado) a los retos que la actualidad pone encima de la mesa.