sábado, 24 de mayo de 2014

Exteriores analiza la trascendencia política del fútbol

Un informe para altos cargos del Ministerio expone que el éxito alcanzado en el deporte rey puede reforzar la identidad nacional de los españoles, pero lamenta que no afecta a los valores que suele mover a las personas

Artículo publicado originalmente en Estrella Digital.
El ministro de Asuntos Exteriores se encontró el pasado viernes 16 con un informe reservado encima de la mesa: “El Éxito del Fútbol Español: Clave Geopolítica y Potencial Diplomático” (así reza el título, incluida la superpoblación de mayúsculas innecesarias), al que ha tenido acceso Estrella Digital.
Al calor de la final de la Liga de Campeones europea entre Real y Atlético de Madrid, más el reciente triunfo del Sevilla en la Copa de la UEFA, más el próximo mundial de Brasil y los laureles últimos de la selección nacional, el documento es una nota informativa de ocho densas páginas elaborada por la Oficina de Análisis y Previsión de la Secretaría de Estado de Asuntos Exteriores, que se puede considerar como un mini think tank interno del Ministerio (el grande y externo es el Real Instituto Elcano). Los exclusivos destinatarios fueron ministro, secretarios de Estado y directores generales.
Conclusión: “El éxito alcanzado por el fútbol español es resultado de su realidad geopolítica, caracterizada fundamentalmente por su pertenencia a dos grandes áreas regionales, Europa e Iberoamérica, que albergan a las grandes potencias del fútbol. Es un hecho que, debidamente entendido y difundido –añade-, puede ayudar a reforzar la identidad nacional de los españoles sobre la base de su realidad histórica, servir de modelo para el aprovechamiento de este privilegio geopolítico en otras áreas de actuación y proyectar internacionalmente una imagen de España que vincula sus logros con sus raíces”. Se remata afirmando que todo lo anterior “vendría a reforzar la necesaria ‘autoestima’ de los españoles, a la que ha apelado el Príncipe Felipe hace sólo unos días”.
Por las páginas del informe aparece el poeta romano Juvenal (siglo I), como referencia de autoridad para destacar la capacidad del deporte para distraer a la ciudadanía de la acción de gobierno; la conocida como Guerra del fútbol entre El Salvador y Honduras en 1970 (6.000 muertos); aparece la utilización del fútbol por parte del Gobierno militar del argentino Videla en el Mundial de 1978; aparecen ejemplos de diplomacia deportiva, como la extraña relación del jugador de la NBA Rodean con el líder norcoreano Kim Jong Un; y hasta se hace referencia, para que los interesados puedan profundizar en el tema, al libro de Pascual Boniface, fundador y director del francés Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas, titulado Fútbol y mundialización (en este 2014, el mismo Boniface ha publicado otro libro, Geopolítica del deporte, que se le ha escapado al think tank de Exteriores).
Sin embargo, tras al despliegue de erudición futbolística, el informe no se muestra muy optimista: “el fútbol tiene un impacto muy amplio en la sociedad, pero no muy profundo, ya que no afecta a los valores que suelen mover a las personas. Cualquiera que hubiera cifrado sus esperanzas en que la selección española hubiera servido para reforzar el sentimiento de unidad nacional –se lamenta el informe- se habrá visto defraudado al comprobar que las fuerzas centrípetas existentes en España se hayan disparado en los últimos años, precisamente cuando la selección ha llegado a reinar en el fútbol como nunca en su historia”. Centrípetos desagradecidos, le falta añadir.
En otro apartado el autor de la nota se lamenta también de que, “en línea con la histórica capacidad de España de hacer valer sus logros, y su tendencia a dejarse definir desde fuera, el sistema de juego español se conoce mundialmente con la desafortunada expresión de ‘tiqui-taca”, cuando al redactor le parecería mucho más acertada la expresión “fútbol total”.
Mucha historia, algún bajón de ánimo, el redactor tiene también picos de euforia: “la selección española de fútbol tiene en este momento un potencial diplomático comparable a la selección brasileña”. En otro pasaje se afirma con rotundidad que el reconocimiento de la realidad geopolítica de España como factor determinante en el éxito de su fútbol, en referencia a la mezcla euro-iberoamericana que se explica con detenimiento y fichajes, “puede ayudar a los españoles a comprender y asumir plenamente el valor real de la dimensión histórica e internacional de España, y puede servir para proyectar esa imagen al exterior en un ejercicio de diplomacia pública, así como en la promoción de la Marca España”.
Aunque se encuentren algo dispersas por las páginas, el informe contiene también propuestas. Por una parte, se menciona que hace sólo unos meses el ministro francés de Asuntos Exteriores ha decidido crear el cargo especial de embajador para el Deporte, con el triple objetivo de promocionar candidaturas para organizar eventos deportivos, reforzar la presencia nacional en organismos deportivos internacionales y promocionar empresas del país en mercados relacionados con el deporte.
Tras el razonamiento de que para que estos asuntos tengan resultados sería necesario identificar a la selección nacional de fútbol con unos valores, el informe de Exteriores propone también “la colaboración y asociación permanente con algún proyecto nacional exitoso y con significación ética”, como por ejemplo el sistema nacional de transplantes.
Una tercera propuesta, que se añadiría al embajador y a los riñones patrocinados por la selección, podría ser incorporar a jugadores españoles “al plantel de Embajadores Internacionales de Buena Voluntad de UNICEF” (vuelven las mayúsculas), donde “se comprueba con cierta perplejidad que no hay un solo español”. El listado de estos embajadores honoríficos de UNICEF se relacionan en el Anexo I y por allí aparecen Roger Moore, el más rígido agente 007, también Shakira o Messi, que siguiendo la lógica del texto arrastran con su reputación de buena gente la del Reino Unido, Colombia y Argentina. Hasta aquí el informe.
El Boletín Oficial del Estado del pasado 26 de marzo publicó otro texto importante, la Ley 2/2014 de la Acción y del Servicio Exterior del Estado. En su artículo 6 encarga al Gobierno la elaboración de una Estrategia de Acción Exterior con el loable objetivo de contener “la expresión ordenada, sectorial y geográfica, de las prioridades y objetivos a medio plazo de la Acción Exterior” y recoger “el conjunto de actuaciones de los órganos, organismos y entidades públicas en el exterior a las que dota de coherencia interna”. La Estrategia muy probablemente caerá entre las tareas de la Oficina de Análisis y Previsión de la Secretaría de Estado de Asuntos Exteriores. El capítulo sobre “Geopolítica Y Potencial Diplomático Del Deporte” ya lo tienen escrito.

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