lunes, 9 de diciembre de 2019

Comunicando Europa

Las instituciones y organismos que forman la Unión Europea suman una maquinaria de comunicación institucional de las más potentes del planeta.
El español Mikel Landabaso, responsable desde 2016 de Estrategia y Comunicación Corporativa de la Comisión Europea, recordaba este pasado septiembre en Santander, en el marco de un curso de verano organizado por el Movimiento Europeo, que las ruedas de prensa y web de la Comisión son las mayores del mundo, e insistía además la dificultad de comunicar en tiempos de desinformación.
Landabaso consideraba en aquel foro la comunicación como una conversación interactiva; y afirmaba que los datos y hechos no hablan por si mismos, hay que enmarcarlos en valores; y en esa dirección se dirige la voluntad de las últimas campañas de la Comisión, llegar a la cabeza del ciudadano a través del corazón, contando historias reales de personas reales. De este modo se observa que tras la comunicación empresarial (BMW y la mano por la ventanilla) y la comunicación política (populismos), la comunicación institucional de la UE ha entrado también en buscar la fibra sensible de un ciudadano emocionalmente asediado y que vive al borde del infarto o de la indiferencia por sobredosis.
Otro enfoque para comprender mejor el proceso de comunicación institucional es prestar atención a los profesionales y medios encargados de reproducir los contenidos.
La profesora de Relaciones Internacionales, Unión Europea y Comunicación de la Universidad CEU San Pablo, Marta Hernández Ruiz, acaba de publicar una investigación muy rigurosa sobre cómo se refleja la información sobre asuntos europeos en los medios de comunicación españoles.
El trabajo destaca en cuanto a la metodología y exhaustividad del análisis de lo publicado por cuatro de los principales medios españoles -El País, El Mundo, TVE y Telecinco- durante 2013 y 2014. Asimismo se centra también el estudio en la creación de la opinión pública y cómo se construye la interpretación más extensamente aceptada de la realidad, proceso en el que interaccionan la agenda y los esfuerzos de las instituciones europeas, pero muy poderosamente la agenda de los propios medios y también la agenda política nacional (teoría de la agenda setting).
En las elecciones al Parlamento Europeo de 2014, señala la autora, "en un importante porcentaje no se cubrió como información europea, sino nacional; se buscaba el componente de confrontación, cercanía y entretenimiento que aporta especialmente la información política nacional".
En la publicación aparecen elementos imprescindibles para comprender el proceso de la comunicación en nuestro país, como la alta concentración empresarial, la primacía del infoentretenimiento sobre información más dura como la europea, la debilidad del servicio público y de los medios públicos de comunicación que podrían otorgar mayor cobertura a los temas europeos frente a los privados, entre otros.
Para la autora, "la UE no condiciona la agenda mediática, sino que forma parte de la misma en la medida en que se adapta a las temáticas previamente seleccionadas por los medios como los más importantes".
Desde este punto de vista, la maquinaria institucional más potente del planeta no tendría fuerza suficiente para marcar la actualidad informativa, fijada por los medios con criterios nacionales; otro tema a plantear sería si los medios son autónomos en la fijación de la agenda o responden a intereses económicos de las empresas periodísticas y de los anunciantes.
En este sentido, cualquier acercamiento a la comunicación en España, incluida la tan reiterada desinformación / fake news, está obligado a prestar atención a la debilidad actual del periodismo en un doble sentido, tanto en lo que se refiere a la falta de independencia de las empresas como a la precariedad laboral de los profesionales que elaboran la información.
Otro aspecto interesante del libro es que no existe una relación entre las competencias de la UE y su impacto en los medios, es decir, a más poder de la UE -en política agraria, medioambiental, empresas- no hay mayor cobertura.
La investigación está marcada claramente por los temas que coparon la actualidad durante los años objeto de investigación, especialmente la crisis económica, Ucrania o la crisis migratoria y de refugiados, aunque las principales conclusiones son de gran utilidad para comprender el momento actual.
Bienvenidos análisis sobre cómo funciona la comunicación, casi siempre mucho más que un vehículo intermedio entre instituciones y ciudadanos, con los medios como agentes imprescindibles y con sus propios intereses en el proceso de recopilación y difusión de información. En la comprensión y actuación sobre este proceso se encuentran claves sobre cómo disminuir la distancia entre instituciones y ciudadanos, entre el diseño de políticas y sus beneficiarios.
La cobertura ideal o mejorada de la información relacionada con la UE no sería "incrementar la cobertura de las virtudes del proceso de integración", afirma la autora, "ése no es el cometido de los medios, sino de transferir a la esfera pública nacional un debate serio sobre una organización internacional que , actualmente, cuenta con cuotas de poder muy importantes".
Sobre Europa, también en relación con otros ámbitos, como la seguridad, la defensa o la energía, el ideal informativo ya no sería que hablaran bien de uno / de ellos, objetivo permanente de quienes trabajan en esos sectores y profesionales afines; lo mejor para el ciudadano es que exista debate público sobre temas esenciales para organizar la sociedad y el espacio compartido; y a largo plazo muy probablemente los sectores económicos e institucionales afectados acabarían dándose cuenta de que les interesa una mejora en la percepción del ciudadano como resultado de la confrontación de ideas, que las decisiones no se toman completamente a sus espaldas porque participa o asiste a su discusión.

Marta Hernández Ruiz, La Unión Europea en los medios de comunicación españoles: estudio de primer nivel de la teoría de la Agenda Setting, Pamplona, Aranzadi, 2019.